ÁNGEL MARÍA GARIBAY (México, 1892-1967)
El Aile
Yo soy el árbol que a la orilla crece
del ondulante y querelloso río;
yo, sin cesar, mi imagen le confío,
él, sin cesar, la copia y desaparece.
Cuando el sol meridiano lo adormece,
bajo a besarlo y sufro su desvío,
cuanto más a mis pies atarlo ansío,
tanto mejor fugaz se desvanece.
¡Así la vida es! Eterna lucha
del amante al amado dura estalla:
cuanto más le persigue, más se aleja.
Cuando el ardor de su pasión escucha,
del amante en el fondo apenas halla
que ama su imagen que el amor refleja.
El Aile
Yo soy el árbol que a la orilla crece
del ondulante y querelloso río;
yo, sin cesar, mi imagen le confío,
él, sin cesar, la copia y desaparece.
Cuando el sol meridiano lo adormece,
bajo a besarlo y sufro su desvío,
cuanto más a mis pies atarlo ansío,
tanto mejor fugaz se desvanece.
¡Así la vida es! Eterna lucha
del amante al amado dura estalla:
cuanto más le persigue, más se aleja.
Cuando el ardor de su pasión escucha,
del amante en el fondo apenas halla
que ama su imagen que el amor refleja.
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