jueves, 25 de febrero de 2010

AMÓS DE ESCALANTE (Santander, 1831-1902)
El olivo

Vense mis hojas tristes, y apagado
Su brillante matiz desde que yerto
Y angustiado Jesús dejó en el huerto
mi tronco en sangre y en sudor bañado.

Mas del santo rocío penetrado,
A eterna vida en nuevo ser despierto;
Y cuando el campo palidece muerto,
Soy de verdor perenne coronado.

Fecundizada en el temprano brote
Por lágrimas de un Dios la savia mía,
Unge al monarca y unge al sacerdote,

Y dejóme del huerto la agonía,
Paz en mis ramos, que la guerra acote;
Luz en mis frutos, que dilate el día.

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