domingo, 3 de noviembre de 2024

Thuja plicata, del narrador de historias

Tomás Casal Pita
Thuja plicata

El árbol que nosotros conocemos como Tuya (Thuja plicata) es comúnmente llamado en EEUU cedro rojo occidental, cedro rojo del Pacífico, cedro gigante, tejas, y a saber cuántas cosas más. Se trata de una conífera siempre verde, pariente de los cipreses y nativa del oeste de América del Norte, pero no tiene nada que ver con los auténticos Cedros (y hace unos días decía yo por aquí, que los nombres comerciales de la madera se las traen). En nuestro país su uso es decorativo y como cierre en verde para setos. Según la Wikipedia, el más alto de estos árboles en la actualidad mide 59 metros, así que la foto de 1906 (si lo que pone era verdad) debía ser un espectáculo. Traducido y pasado a metros dice: 
"Cedro gigante, 87 metros de altura y 4, 46 metros de diámetro, se le supone unos mil años de edad”.

     Por último ese recorte de prensa, publicado en The Mason County Journal, (Shelton, W.T.) el día 14/09/1894 en la página 3, dice más o menos lo siguiente: G. A. Dyer de Tacoma tiene en exhibición el árbol más grande jamás mostrado en el estado. Es un cedro cortado cerca de Ocosta, Washington. Ocho hombres tardaron veinticuatro días en cortarlo y cargar los carros. La parte expuesta consta de unos 4,2 m de la base, junto con secciones de las raíces. La característica  base hinchada. Después de talarlo, se dividió en secciones que podían manipularse y se quitó el centro. Ahora está configurado de modo que desde el exterior parece en su estado original, pero por dentro es hueco, y se entra a través de una puerta. El señor Dyer dice que el árbol tenía 124 m de altura y que mide 21,33 m de circunferencia (esto son 6,8 metros de diámetro). Esto incluye los "entresijos" de la base, mientras que a una altura de 10 m su diámetro era de 4,25 m. Había 18,25 metros hasta la primera rama, que se dice que tenía 2,1 m de diámetro. Los primeros 91,5 m tenían 4,5 m de diámetro, disminuyendo desde ahí hasta los 30 cm. en la parte superior. Este árbol se llevará al este para su exhibición cuando cierre la feria.- West Coast Lumberman.
     Naturalmente después de estos datos, y suponiendo que los americanos de la época no nos hayan tomado el pelo, queda claro que los grandes tuyas ya se extinguieron por obra del hombre y de la sierra y nunca se volverá a ver otra tuya en todo su esplendor y magnificencia.

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jueves, 31 de octubre de 2024

 FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975)
Árbol dorado

En mi tierra hay un árbol de oro y espinas,
-oro y espinas, todo un símbolo de América-;
oro de buen olor, yo me enriquezco de él
como un moderno conquistador.

Dando mezquina sombra vive años y años,
sin leyendas que lo hagan ni mejor ni peor;
el invierno lo deja desnudo
y el buen tiempo lo viste con borlitas de sol.

Bien florecido alumbra; yo me encandilo en él;
parece un candelabro de mil luces doradas
que se ilumina solo, como de adentro afuera,
para la velada de la primavera.

Es tan maravilloso que al verlo amanecer
así encendido, pienso que la noche anterior
los bichitos de luz han estado de fiesta,
durmiéndose olvidados de apagar su farol

Raro destino el suyo, ser bello y luego útil;
muerto para el paisaje, nacer para el fogón,
y arder en brasas toda una faz de la luna...
¡envidiable destino, ser cada vez mejor!

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lunes, 28 de octubre de 2024

El eucalipto "Arco iris"

El Eucalyptus deglupta

El eucalipto arcoíris -Eucalyptus deglupta- es un árbol de gran altura que tiene la particularidad de ser el único eucalipto que crece en la selva tropical y una de cuatro especies que no se encuentra en Australia, donde se calcula que hay 700 especies. 
      Este árbol crece en Filipinas, Indonesia y Papúa Nueva Guinea, donde puede alcanzar una altura de hasta 76 metros. Y aunque su tamaño es impresionante, lo que lo convierte en un árbol verdaderamente excepcional es su corteza multicolor.
      Cada cierto tiempo, y como sucede a toda la especie, tiras de corteza del eucalipto se desprenden, dejando ver una corteza interior de color verde brillante. Con el paso del tiempo, la corteza expuesta madura, se oxida y adquiere diferentes colores —azul, púrpura, naranja y granate
. Diferentes tiras de capa se caen lentamente con el tiempo, mientras que otras áreas expuestas ya han comenzado a madurar; este proceso produce una coloración espectacular creando un árbol de mil colores. 
      A pesar de que su hábitat natural está en la selva, el Eucalyptus deglupta ha demostrado ser increíblemente adaptable a otros ecosistemas. Por ello, jardines botánicos en todo el mundo han logrado que la especie crezca en santuarios especializados, utilizándose como planta ornamental en parques públicos alrededor del mundo.  
      Además de la impresionante gama de colores que el árbol presenta en la corteza, tiene un gran valor comercial ya que es una excelente fuente de pulpa para producir papel blanco.
 
Fotos de Matthias Haker...... (sospecho que se han retocado las imágenes)

 Imágenes de la Revista National Geographic....

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viernes, 25 de octubre de 2024

Takihashi en Yamagata, el cronista de Japón (122)

TAKIHASHI HIROSHI (1960, Japón)
El Gran Katsura de Gongenyama (prefectura de Yamagata)


Especie: Katsura (Cercidiphyllum japonicum), familia Cercidiphyllaceae, género Cercidiphyllum
Dirección: Hōden, Mogami-machi, Mogami-gun, Yamagata-ken 999-6213
Perímetro del tronco: 18,4 m.
Altura: 38 m.
Edad: 1.000 años
Tamaño ★★★★★         Vigor ★★★           Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★           Majestuosidad ★★★★★

     Este katsura se alza solitario en la parte alta de la ladera suroriental del monte Gongenyama, situado en la zona norte del término municipal de Mogamimachi. El camino forestal se hace muy empinado ya desde su arranque. Hay que ascender durante unos 45 minutos siguiendo el lecho seco de un arroyo hasta llegar a un punto donde el paisaje se ensancha, dejándonos contemplar el gigantesco árbol.
     El tamaño es para dejar pasmado a cualquiera. El paso de los años ha dejado la superficie de su tronco cubierta de profundas grietas y, según el ángulo desde el que lo miremos, hay en él algo que recuerda vivamente al milenario cedro (sugi) de Yakushima conocido como Jōmonsugi. Por lo que a tamaño se refiere, este supera con creces al famoso cedro. El perímetro de su tronco rondará los 20 metros y su porte es realmente imponente. El que otrora fuera tronco principal está ya totalmente descompuesto y ha dejado en el centro un hueco por el que puede pasar una persona adulta. Es muy posible que sea un ejemplar todavía joven, pues apenas presenta la división en varios troncos de una misma cepa ni los hikobae (brotes que nacen alrededor de un árbol o tocón) que caracterizan a su especie. No habrá problema en otorgarle el segundo puesto entre los katsura más grandes de Japón, a la zaga solo del Gran Katsura de Itoi, en la prefectura de Hyōgo.
     El árbol está situado en un paraje montañoso al que no llega el ruido de los pueblos y donde no se advierten indicios de presencia humana. Mi visita, además, se vio amenizada por una fina lluvia y una densa niebla. Pero estas condiciones atmosféricas se aliaron para escenificar un espectáculo fantástico que perdura en mi mente como un recuerdo imborrable.
     Al parecer, este árbol ha sido conocido por los cazadores del área desde tiempos muy antiguos, pero su fama se extendió sobre todo a raíz de su inclusión en una base de datos del Ministerio de Medio Ambiente. Acceder al lugar es ahora más fácil que antes, pues un grupo local de aficionados a la naturaleza ha abierto una senda hasta allí, pero aun así los 45 minutos de ascensión directa resultan muy duros.
     Desde luego, lo ideal es llevar un guía. Podría ser muy divertido contratar uno y hacer un recorrido por los numerosos katsura gigantes de perímetro troncal superior a los 10 metros que se encuentran en el área de Mogami (prefectura de Yamagata).

Número 122

 

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martes, 22 de octubre de 2024

JOAQUÍN ELCACHO, en La Vanguardia, Sept 2023
Descubren ejemplares de un pequeño árbol cuya especie ha sido considerada extinguida 185 años

El ilex de Pernanbuco fue descubierto en 1838 en Brasil pero desde entonces no se conocía ningún ejemplar

Detalle de uno de los árboles encontrados y bosque en el que fue localizado ..

Una expedición científica liderada por el biólogo brasileño Gustavo Martinelli y patrocinada por la organización internacional Re:wild (que cuenta con la colaboración y financiación del actor y mecenas ambiental Leonardo DiCaprio) ha descubierto en un bosque de Igarassu, en la región metropolitana de Recife (Brasil), cuatro ejemplares del árbol conocido como ilex o acebo de Pernambuco (Ilex sapiiformis), una especie de la que no se tenía información de su supervivencia desde 1838, año en que fueron descubiertos los primeros y hasta ahora únicos ejemplares conocidos.
     El redescubrimiento de esta especie ha sido posible tras una larga investigación que forma parte del proyecto Search for Lost Species (Búsqueda de Especies Perdidas) impulsado por Global Wildlife Conservation y Re-wild. El acebo de Pernanbuco forma parte, en este sentido, de la lista de 25 especies supuestamente extinguidas que, desde 2017, pretende localizar y recuperar este proyecto, de las que ya han sido encontradas 9 (incluyendo ahora el ilex de Pernanbuco).

Restos de un antiguo gran bosque

     El lugar donde el equipo encontró el árbol de Pernanbuco era antiguamente un denso bosque tropical atlántico, pero ahora son restos de arboledas aisladas rodeadas de plantaciones de caña de azúcar, edificaciones e infraestructuras.
     El equipo responsable del redescubrimiento trabajó durante meses en el seguimiento de documentación y muestras en diversos museos. La expedición que completó el trabajo, liderada por Gustavo Martinelli, ecólogo de la empresa especializada Navia Bioviva, profesor de universidad y cordinador del Centro Nacional de Conservação da Flora, pasó seis días buscando en diferentes áreas del área de Recife y el 22 de marzo encontró los cuatro de los árboles ahora presentados.
     Pese al redescubrimiento, "el acebo de Pernambuco se encuentra ahora en una situación de emergencia", destaca Martinelli en una nota difundida por Re:wild. “Podría estar al borde de la extinción porque, hasta donde sabemos, solo existen cuatro individuos de la especie. Y estos individuos se encuentran en una zona de bosque ribereño degradado, a pesar de estar protegidos por ley”, advierte el líder de la expedición.
Detalle de uno de los ejemplares descubiertos, cerca de Recife, (Brasil)

     El acebo de Pernambuco fue recolectado por primera vez para la ciencia occidental por el naturalista George Gardner en 1838 en una expedición. La especie fue descrita oficialmente por Siegfried Reissek en 1861. Hasta el reciente redescubrimiento, la colección de muestras tomadas por George Gardner era el único avistamiento confirmado conocido.
     "Durante varios meses, antes de salir al campo en busca del acebo de Pernambuco, Martinelli trabajó con un pequeño equipo de investigadores para rastrear meticulosamente las colecciones de herbarios, jardines botánicos, museos e instituciones académicas en busca de muestras del árbol", detalla ahora Re:wild. Con la ayuda de Juliana Alencar, investigadora local y asistente del proyecto de la expedición, y Milton Groppo, investigador de la Universidad de São Paulo, Martinelli buscó en bases de datos virtuales, revisando 12.000 muestras de todo el mundo, pero no pudo encontrar un partido.
     Después de buscar colecciones virtuales sin resultados, visitaron colecciones de herbarios en Brasil que no habían sido digitalizadas. Ese esfuerzo produjo más éxito. Encontraron dos ejemplares no identificados de acebo de Pernambuco: uno que fue recolectado en 1962 y otro en 2007. El ejemplar de 2007 tenía información mucho más precisa y útil sobre dónde fue recolectado, lo que ayudó en la búsqueda de campo.  

Rastreo minucioso

     El equipo de expedición finalmente identificó cuatro áreas en la región metropolitana de Recife para buscar el acebo de Pernambuco. Hay muchas especies diferentes dentro del grupo de acebos al que pertenece el acebo de Pernambuco e identificarlas es sumamente difícil. Cada planta de acebo de Pernambuco es masculina o femenina, lo que significa que tiene estambres (partes reproductivas masculinas) o pistilos (partes productivas femeninas). Los especialistas del equipo lograron identificar el acebo de Pernambuco por sus diminutas flores verdes. Encontraron cuatro de los árboles (dos machos y dos hembras) en una zona boscosa a orillas de un pequeño río.
     "En el momento en que encontramos Ilex sapiiformis, pareció que el mundo había dejado de girar", dijo Alencar. "La naturaleza nos sorprende. Encontrar una especie de la que no se ha oído hablar desde hace casi dos siglos no ocurre todos los días. Fue un momento increíble y la emoción se sintió en todo el equipo. Cuando miré al profesor Milton Groppo, vi que tenía lágrimas en los ojos". 

Seguimiento de los supervivientes

     Un equipo del Jardim Botânico de Recife está monitoreando los cuatro acebos de Pernambuco que encontró el equipo de expedición y regresa al sitio semanalmente para ver si los árboles están dando frutos. El equipo espera recolectar semillas del árbol y germinarlas.
     "Todos estábamos ansiosos por encontrar la planta", dijo Groppo. "Y fue emocionante cuando encontramos el primer individuo de Ilex sapiiformis, gracias a los ojos atentos del Sr. Lenilson, quien pudo encontrar algunas flores blancas en un árbol junto al camino de tierra. Fue como encontrar un pariente perdido y esperado que sólo se conoce por retratos antiguos. Ahora, podremos estudiar mejor la especie y pensar en acciones para protegerla y propagarla dado que ahora sabemos que no está extinto en la naturaleza”.

Muestra en el Museo Botánico Kew, Reino Unido
     La búsqueda de más acebos de Pernambuco aún no ha terminado. Martinelli espera organizar búsquedas adicionales con el Jardim Botânico de Recife y otros socios locales en Recife para encontrar más individuos de la especie. También espera trabajar con socios para proteger mejor el bosque en Recife donde se encontró el acebo de Pernambuco y establecer un programa de cría en cautiverio para el árbol.
     "Es increíble que el acebo de Pernambuco haya sido redescubierto en un área metropolitana que alberga a casi seis millones de personas", dijo Christina Biggs, responsable del programa de especies perdidas de Re:wild. “No solemos pensar que las plantas están perdidas para la ciencia, porque no se mueven como animales, pero son igualmente parte integral de los ecosistemas de los que son nativas. Incluso si una planta no ha tenido un avistamiento confirmado en 186 años, todavía podría estar en algún lugar como los últimos vestigios de la naturaleza, y este árbol es un ejemplo perfecto de por qué es importante seguir buscando”.
 Lo hemos leído aquí
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sábado, 19 de octubre de 2024

ÁLVARO BAYÓN, en "Muy Interesante", enero24
¿Cuál es el árbol con la reproducción más extraña? El secreto de Ginkgo biloba


Descubre la reproducción única del misterioso Ginkgo biloba, un auténtico fósil viviente con la forma de reproducción más extraña del reino vegetal.

La reproducción de los árboles es un proceso fascinante y complejo que involucra diferentes mecanismos biológicos. Por un lado, la mayoría se reproduce vegetativamente, a través de rebrotes desde la raíz o de ramas que emiten nuevas raíces. Estos sistemas, de hecho, se aprovechan en jardinería y en la producción de frutales para obtener muchos clones de un solo individuo, mediante esquejes o acodos.
     Pero sin duda, la forma más habitual de reproducción en árboles es la sexual, mediante las flores. Una de las piezas florales, el estambre, produce los granos de polen, que contienen en su interior los gametos masculinos —normalmente dos por cada grano de polen—. Esta estructura, que en botánica se denomina gametofito masculino, es transportada por la acción del viento o los animales desde las flores masculinas a las femeninas. A su llegada, el grano de polen emite un tubo polínico que se adentra en el interior de la flor, e introduce los gametos femeninos destinados a fertilizar los óvulos. El resultado del proceso es la formación de semillas, que se desarrollarán dentro de los frutos.

      Pero existe un árbol cuya reproducción es completamente distinta: no forma frutos, no dispone de flores y, de hecho, no siempre la polinización sucede en el propio árbol. Hablamos de Ginkgo biloba

Un legado de millones de años

     Originario de China, Ginkgo biloba es un superviviente de un pequeño valle en este país, donde ha persistido durante eones. Considerado como árbol sagrado para la cultura china, sus hojas en forma de abanico y únicas en el reino vegetal, son símbolo de longevidad y resistencia, y se le atribuyen propiedades medicinales —que no han sido científicamente comprobadas—.
     Ginkgo biloba es el último representante vivo del grupo de los ginkgoales, una división de gimnospermas que alguna vez se diversificó en abundancia. Este árbol es notable por su condición de "fósil viviente": el árbol más antiguo conocido, con un linaje que se remonta al período Pérmico, hace unos 300 millones de años, mucho antes de la aparición de los dinosaurios. Aunque el género Ginkgo aparece en el registro fósil hace unos 170 millones de años, y la especie G. biloba tiene, según datos de la investigadora Dana L. Royer y sus colaboradores, en torno a 51 millones de años, lo cierto es que este linaje ha mantenido una morfología muy estable desde su aparición, sobreviviendo a dos eventos de extinción masiva.

  Un árbol sin flores ni frutos

     Como se ha dicho, muchos árboles pueden propagarse vegetativamente, mediante acodos o esquejes. No es difícil obtener con estos métodos un pequeño ejemplar de ginkgo a partir de una rama viva de otro. Pero en lo que se refiere a la reproducción sexual, que involucra el polen y las semillas, con el ginkgo todo se complica.
     Ginkgo biloba es un árbol dioico, con árboles machos y hembras separados —como el kiwi o el pistacho–. El árbol macho produce granos de polen y, como es habitual, son transferidos a su destino, en este caso, por el viento. Pero los puntos en común con cualquier otra planta terminan aquí.
     La hembra también produce óvulos, pero no en el interior de flores, como las angiospermas, ni en conos, como las gimnospermas, sino que se mantienen en una estructura denominada arquegonio. Madura pronto formando un cuerpo esférico semejante a un fruto, pero en el ginkgo no es un fruto auténtico, sino una semilla desnuda y sin fecundar, cuyas capas externas, carnosas y jugosas, le dan un aspecto parecido a una ciruela pequeña. Pero su apetitosa apariencia no debe llevar a error: produce altas concentraciones de ácido butírico, causante de un olor y sabor a mantequilla rancia, e incluso a vómito cuando está suficientemente maduro. 

Arquegonios de Ginkgo biloba, un sitema de fecundación único

Un sistema de fecundación único

     Al arquegonio es donde llega el polen destinado a fecundar la semilla. Pero el gametofito masculino no emite un tubo polínico para depositar los gametos en el interior. Los gametos masculinos del ginkgo son flagelados, como los espermatozoides de los animales, un rasgo común en algas, pero que en las plantas con semilla solo existe en otro grupo: las cícadas. Cuando el grano de polen llega al óvulo, este segrega una gota de fluido que facilita que los espermatozoides naden buscando fertilizar, gracias a su flagelo.
     Pero tal vez, el suceso más fascinante de todos es que no es necesario que el arquegonio esté en el árbol para que se produzca la fertilización. Antiguamente se pensaba que era necesario que el arquegonio cayera del árbol y sus capas externas comenzaran a pudrirse para ser fertilizado, y que por lo tanto, Ginkgo biloba era un árbol ‘vivíparo’. Hoy, gracias a la investigación de Ben F. Holt y Gar W. Rothwell, de la Universidad de Ohio, se sabe que no es necesario, y que la fertilización puede suceder en el árbol. Pero también es cierto que, si las condiciones lo requieren, el espermatozoide puede unirse a la semilla y desarrollarse el embrión después de que esta caiga al suelo, desprendiendo su inconfundible hedor.

Referencias:
Holt, B. F. et al. 1997. Is Ginkgo biloba (Ginkgoaceae) really an oviparous plant? American Journal of Botany, 84(6), 870-872. DOI: 10.2307/2445823
Huh, H. et al. 1992. The Botany and Chemistry of Ginkgo biloba L. Journal of Herbs, Spices & Medicinal Plants, 1, 91-124. DOI: 10.1300/J044V01N01_10
Mao, D. et al. 2022. Uncovering the Secrets of Secretory Fluids During the Reproductive Process in Ginkgo biloba. Critical Reviews in Plant Sciences, 41, 161-175. DOI: 10.1080/07352689.2022.2066805
Pérez Morales, C. 1999. Morfología de espermatófitos. Ed. Celarayn.
Rothwell, G. et al. 1997. Fossils and Phenology in the Evolution of Ginkgo biloba. 223-230. DOI: 10.1007/978-4-431-68416-9_17
Royer, D. L. et al. 2003. Ecological conservatism in the “living fossil” Ginkgo. Paleobiology, 29(1), 84-104. DOI: 10.1666/0094-8373(2003)029<0084:ECITLF>2.0.CO; 

Fotos de Álvaro Bayón - Lo hemos leído aquí

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miércoles, 16 de octubre de 2024

LUCÍA VALERO, en "Hoy Aragón", Oct-24
El fin de un icono enfermo desde hace años por la sal de la carretera

Las ramas de este árbol monumental, todo un símbolo de la localidad, han sido taladas por seguridad.

La secuoya de Cerler, con las ramas taladas. / HOY ARAGÓN
La secuoya de Cerler, con las ramas taladas. / HOY ARAGÓN
     La expresión cortar por lo sano nunca tuvo tanto sentido como en esta historia. Esta semana los vecinos de Cerler se han despertado con una triste noticia. Las ramas de la secuoya monumental que durante décadas ha sido un icono en la localidad se han talado, acabando así con un símbolo para muchos.
     Según el Ayuntamiento de Benasque, al que pertenece este núcleo del Pirineo Aragonés, la acción se ha llevado a cabo por petición de los propios vecinos. La secuoya estaba enferma. Al parecer, la sal que se esparce en la carretera con las heladas había afectado a la raíz de este monumental árbol.
     A consecuencia de ello, las ramas estaban muy deterioradas y suponían una amenaza para la seguridad de los viandantes en una zona muy transitada de Cerler.
     La Asociación de Vecinos y Amigos de Cerler Pico Sarllé solicitó al Ayuntamiento de Benasque una solución para esta situación provocada por una secuoya que, al parecer, llevaba años muerta. Otras voces locales con las que ha hablado HOY ARAGÓN señalan, por contra, que quizás se podría haber curado antes de darla por perdida y acabar así con un icono.
     La situación era especialmente delicada ya que la secuoya está en una zona de fuertes vientos. En cualquier caso, el árbol seguirá estando presente en Cerler y, tras cortar las ramas, se le va a dar una segunda vida. El tronco de la secuoya se ha mantenido y se convertirá en una escultura.
     Las secuoyas son árboles que, de forma natural, crecen en bosques de California. Por eso, las que aparecen en otras zonas se consideran excepcionales y algunas de ellas están protegidas. En el caso de Aragón, solo una forma parte del catálogo de Árboles Singulares y está en Daroca. Tiene un perímetro en la base de 1.130 centímetros y una altura de 40 metros, aunque era más alta, hasta 1988, cuando un rayo la redujo 14 metros.
     En Cerler, además de la protagonista de esta historia, hay otra, bien conservada, en una zona de apartamentos. También hay una secuoya en las inmediaciones de Teruel capital, y otra en la localidad ribagorzana de Seira.

domingo, 13 de octubre de 2024

Premio AEMO 2010, Olivera de Gorga

LA OLIVERA DE GORGA, ALICANTE
Se trata de un tesoro ubicado en las estribaciones de la Sierra de Aitana, en el paraje conocido como Racó de Felip o Sobirà, término municipal de Gorga, en un olivar del Valle de Travadell. Dicen que tienen más de 2.000 años, su tronco tiene un perímetro de 13 metros y una altura superior a los 7 metros. Este olivo es la esencia milenaria del árbol mediterráneo siendo medio de vida y hogar para una familia.
      El olivo es propiedad de D. Juan Ferrándiz Soriano, y fue galardonado por la asociación española de Municipios del Olivo (AEMO) con el premio al mejor olivo de España del año 2010. Sin lugar a dudas, este Olivo Monumental es una de las joyas de la cultura y paisaje alicantino.

     Para los vecinos es un árbol mágico, impresionante por su porte y su leyenda. Está acostado a un bancal de tal forma que el talud y el árbol forman una oquedad que siglos atrás acogió a una familia. Aún hoy esa estancia tiene su puerta y sus ventanas, un refugio para pastores, un espacio que alimenta la imaginación con cuentos y fábulas sobre quienes habitaron en un tronco. Se amplió con algunas estancias más y allí vivió una familia durante años.
      Cada árbol en general y cada olivo en particular, son los hermanos que nos han acompañado durante siglos. Y no hay árbol como el olivo acompañándonos, siendo las diferentes generaciones las que han modelado a un mismo árbol durante siglos. Plantar un olivo es un compromiso que dejas a otras muchas generaciones. Estás aportando a la tierra algo que va a seguir siendo productivo mucho tiempo después de que no estés presente, y cada generación lo modelará conforme a su conocimiento.
      Estar dentro del corazón del árbol modelado para acogerte, apreciar su techo de raíces, sus brotes nuevos y su frescor mientras vislumbras por la ventana el verdor del Valle del Travadell... es algo especial y una experiencia única.
Fotos del Ayuntamiento de Gorga

Información:
https://www.aemo.es/page/historial-de-premios-olivos
https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/olivera-bimilenaria-de-gorga-93791853
https://www.facebook.com/RuralFilmFest/posts/2738437943106101/
 
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jueves, 10 de octubre de 2024

De "CUENTOS DIARIOS"
El cuento del árbol sabio que contaba historias cuando llegaba el otoño


En un bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos y las hojas trazaban senderos dorados bajo sus pies, vivía un árbol más antiguo y sabio que todos los demás. Le llamaban El Gran Cuentacuentos. Su tronco grueso y retorcido estaba lleno de marcas y símbolos que solo él conocía; sus ramas se extendían hacia el cielo como los brazos de un anciano dispuesto a contar una historia. Cada otoño, cuando sus hojas adoptaban tonos de oro y cobre, susurraba historias que capturaban la imaginación de todos en el bosque.
     Era una fresca tarde de octubre cuando Martín y Clara, dos hermanos aventureros, decidieron adentrarse en el bosque en busca del Cuentacuentos. Habían oído historias sobre sus relatos desde que eran muy pequeños, pero nunca habían sido testigos de sus maravillas. «Hoy encontraremos al árbol y escucharemos sus historias,» dijo Clara, llena de determinación. Martín, igual de entusiasmado, asintió, y juntos, con pasos cuidadosos para no perturbar la paz del bosque, comenzaron su búsqueda.
     No habían caminado mucho cuando un zorro de pelaje rojo como las hojas otoñales apareció en su camino. «Buscamos al Gran Cuentacuentos,» le explicaron, y el zorro, con un brillo de complicidad en sus ojos, asintió. «Sigan las mariposas de cobre, ellas les mostrarán el camino,» dijo antes de desaparecer entre los árboles.
     Siguiendo el consejo del zorro, los niños se encontraron rodeados de mariposas de un brillante color cobrizo que parecían danzar a su alrededor, guiándolos a través del bosque. El camino se volvía cada vez más intrigante, con criaturas del bosque asomándose curiosas y hojas crujientes bajo sus pies.
     Finalmente, los niños llegaron a un claro donde se erguía majestuoso el árbol más imponente que jamás habían visto. Sus ramas se mecían suavemente, como si les diera la bienvenida. «Soy El Gran Cuentacuentos,» resonó una voz profunda y cálida, «y ya era hora de que nuestros caminos se cruzaran.»
     Fascinados, Martín y Clara escucharon atentamente mientras el árbol comenzaba a narrar su primera historia: la de un valiente caballero que liberó al bosque de un hechizo maligno. Las hojas brillaban bajo el sol otoñal, creando patrones de luces y sombras que daban vida a la narración.
     La historia fue seguida por otras, cada una más emocionante y misteriosa: un pueblo escondido que solo aparecía con la primera luna llena del otoño, una fuente mágica cuyas aguas podían cambiar los colores de las hojas, y una princesa que encontró su verdadero amor en un joven aldeano con el corazón tan puro como el cristal.
     Mientras el árbol contaba sus historias, sucesos extraordinarios comenzaron a suceder a su alrededor. Animales del bosque, atraídos por la magia de las narraciones, se acercaban y formaban un círculo alrededor del claro, escuchando con una atención que solo los seres mágicos pueden ofrecer. Las mariposas de cobre revoloteaban, creando formas y figuras que ilustraban las historias, y las flores del otoño se abrían de par en par, llenando el aire con sus dulces perfumes.
     Martín y Clara se dieron cuenta de que el Cuentacuentos no solo conocía historias: él era el corazón de todas ellas, el enlace entre la magia del bosque y las criaturas que en él habitaban. Cada palabra que pronunciaba, cada historia que tejía, era un hilo dorado que unía aún más a todos los seres del bosque.
     Al caer la noche, y tras muchas historias, el Gran Cuentacuentos concluyó su relato final, una historia sobre la importancia de la amistad y la aventura, y cómo cada cambio de estación trae consigo nuevas historias por vivir y contar. Los niños, embelesados y llenos de maravillas, sabían que era hora de regresar a casa.
     «Volved cuando deseéis,» dijo el árbol con una voz que parecía una caricia, «las historias nunca se acaban en el bosque, y siempre estaré aquí para compartirlas con quienes tengan corazón de aventurero.»
     Con el corazón ligero y la promesa de volver, Martín y Clara se despidieron del árbol y de sus nuevos amigos del bosque. A medida que se alejaban, las mariposas de cobre los acompañaron hasta el borde del bosque, asegurándose de que encontraran su camino de regreso a casa bajo el manto estrellado de la noche.
     Aquel otoño, y muchos otros después, los niños regresaron al bosque, y cada vez, el Gran Cuentacuentos los recibía con nuevas historias que despertaban su imaginación y los llenaban de asombro. El bosque se convirtió en su lugar secreto, un refugio lleno de magia, amistad y aventuras sin fin. 

Moraleja: La verdadera magia reside en las historias que compartimos y en la conexión que estas crean entre nosotros y el mundo que nos rodea. Cada historia nos invita a mirar con ojos de asombro, a explorar lo desconocido con corazón valiente y a creer en la posibilidad de lo imposible. Como las hojas que cambian con cada otoño, cada historia nos transforma y nos invita a crecer.

Lo hemos leído aquí

---Fin--- 

lunes, 7 de octubre de 2024

Los árboles muertos, nueva vida...

LEAH WORTHINGTON, en National Geographic (mayo 2024)
Árboles muertos

Fotografía de Cody Cobb
No los tales: dejar que los árboles muertos se pudran puede ayudar a crear nueva vida. Desde microbios hasta bichos de cuatro patas, los árboles muertos desempeñan un papel esencial en el ecosistema de un bosque. Los expertos dicen que es raro que sea necesaria la eliminación.  
     A primera vista, un árbol muerto puede parecer poco más que un tronco estéril y desmoronado. Pero mira más de cerca. Debajo de la corteza astillada, la madera rebosa vida. Desde escarabajos excavadores hasta hongos que pudren la madera y murciélagos que se posan, se ha asentado toda una comunidad de bichos, cuya supervivencia a menudo depende de la desaparición del árbol. Los árboles muertos se están convirtiendo en un punto central de la gestión forestal. Las últimas décadas han aportado una mayor comprensión de la función vital que cumplen los árboles muertos para sustentar la biodiversidad y la regeneración de los bosques y, con ello, un creciente movimiento para preservarlos. 
      “Déjenlos ahí”, dice David Lindenmayer, ecólogo forestal y profesor de ecología y biología de la conservación en la Universidad Nacional de Australia. "Los grandes árboles muertos desempeñan un papel muy, muy importante a la hora de almacenar carbono, proporcionar hábitat y reciclar nutrientes".
Pájaro carpintero
     A pesar de sus numerosos beneficios, los árboles muertos pueden suponer un riesgo para la seguridad en algunas circunstancias. Los expertos explican su función ecológica y cómo tomar la decisión de permitir que se descompongan de forma natural.
     
La otra vida de un árbol muerto  
     La muerte de un árbol no es el final. En cambio, comienza una rápida transformación que trae nueva vitalidad a las ramas sin vida. Tras su muerte, las tuberías herméticamente selladas del árbol, utilizadas anteriormente para canalizar nutrientes y agua, se vuelven vacías y permeables, según Matteo Garbelotto, profesor de patología forestal en la Universidad de California, Berkeley. Estos esqueletos ahuecados, todavía en pie, también se conocen como troncos o árboles silvestres. Debido a su verticalidad, los troncos pueden albergar una gran diversidad de especies que varía de arriba a abajo. 
Un hongo, iluminado por luz ultravioleta, crece del tronco de un pino muerto en la cordillera Cascade de Washington.
     Los árboles caídos, a menudo llamados troncos, también son hábitats valiosos, aunque para un grupo diferente de especies de menor escala, dice Garbelotto. Ambos son como imanes para todo tipo de vida, empezando por los hongos.
     "Los basidiomicetos que pudren la madera son inusuales porque pueden descomponer un compuesto importante de la madera llamado lignina", dice Gregory Gilbert, profesor de estudios ambientales en la Universidad de California, Santa Cruz. "Una vez que se descompone, la celulosa, más fácil de comer, queda disponible para otros hongos, insectos y bacterias".
     Los hongos hacen gran parte del trabajo duro de acelerar el proceso de descomposición, suavizando el tronco duro hasta convertirlo en algo poroso y penetrable. Esto permite que una gran cantidad de colonizadores busquen refugio y sustento seguros: los escarabajos excavan para poner huevos, los anfibios y roedores anidan bajo la corteza desprendida y las aves insectívoras construyen nidos dentro del propio tronco. El conjunto de vida silvestre cambia a lo largo de la descomposición del árbol, y cada nueva especie contribuye y se beneficia de su desmoronamiento. Los troncos generalmente aumentan las oportunidades para los insectos, anfibios y reptiles y son "complementarios" de los troncos, dice Gilbert. Mientras que algunos organismos como los escarabajos de la corteza y los pájaros carpinteros prefieren fuertemente la madera muerta o podrida para anidar, otros, incluidos los hongos que pudren la madera, solo pueden sobrevivir en la madera muerta.
     En Estados Unidos, más de 1200 especies de vida silvestre dependen de árboles muertos o moribundos para refugiarse y alimentarse. La supervivencia de estos llamados “organismos saproxílicos”, que viven en la madera en descomposición, se ve amenazada por la tala excesiva de troncos y troncos, dice Lindenmayer. "En el hemisferio norte, en lugares como Suecia, Noruega, Finlandia... hay un gran número de especies incluidas en la Lista Roja que están asociadas con la madera muerta", añade. Los escarabajos violetas y el musgo nudoso, por ejemplo, están considerados en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
     Y no son sólo los animales los que dependen de los árboles en descomposición. Proporcionan protección natural y sustento para que las plántulas jóvenes broten de forma segura, según Lindenmayer. A medida que los árboles se descomponen, las reservas de carbono y nitrógeno se reabsorben lentamente en el suelo, un paso crítico en el reciclaje de nutrientes, tanto para los árboles jóvenes como para el ecosistema en general. Desde una perspectiva climática, dejar que los árboles se pudran es fundamental, afirma Lindenmayer. Los árboles grandes, en particular, actúan como importantes sumideros de carbono y permitirles que se descompongan de forma natural prolonga el proceso de secuestro de carbono, reduciendo la cantidad de dióxido de carbono (y, por tanto, de calor) en la atmósfera. ¿Qué hacer con los árboles muertos? Siempre que es posible, los expertos forestales prefieren dejar intactos los árboles muertos. “En las zonas boscosas, normalmente recomendaríamos dejar así los árboles en pie”, dice Kevin Rohling, especialista en gestión forestal y ecología de la Universidad de Illinois.
 
Lo hemos leído aquí
https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2024/06/arboles-podridos-muertos-incendios-forestales-excelente-fuente-nueva-vida
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viernes, 4 de octubre de 2024

Clavel de aire, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Clavel del aire 

Es una planta de las llamadas epífitas; plantas que se desarrollan sobre un soporte sin que las raíces toquen el suelo y sin parasitar a su huésped. Lo mismo pueden vivir sobre un árbol que sobre un cable, porque lo único que necesitan es un apoyo, no que las alimente otro ser vivo.
     Si la tenemos en una posición más o menos fija, sujeta para que no la mueva el viento, acabará por echar raíces, que sólo sirven como sujeción, sin función alimentaria. Una vez sujeta estas raíces se secan, formando solo el soporte de la planta. Normalmente se conocen como plantas o claveles del aire, su nombre científico es Tillandsia bergeri y procede del centro-este de Argentina, en la provincia de Buenos Aires. De crecimiento muy lento, una planta vieja está formada por cientos de rosetas muy apretadas unas contra otras. Cada una de estas rosetas, vistas de cerca, pueden recordarnos por su estructura una hierba pita en pequeño, pero sin espinas ni dientes o también las de los verdaderos claveles. Si miramos con una lupa las hojas de estas rosetas, vemos que están cubiertas de escamas plateadas (en realidad, son pelos transformados). Estas escamas son capaces de absorber el agua y las sales minerales que escurren por la planta cuando llueve o se moja (riego, heladas, nieblas, etc...) Viendo que come lo que pueden recoger sus hojas es fácil entender que crezcan muy lentamente. En los períodos de sequía estas mismas escamas también tienen una labor de protección contra la desecación, limitando la transpiración y reflejando parte de los rayos del sol.
     Las flores nacen en forma de espiga terminal en las rosetas más viejas y tienen pétalos de color azul o violeta claro. Nunca tienen nada de rojo, lo que la diferencia de un pariente próximo, la Tillandia aeranthos. Se siente bien en zonas húmedas, donde tiene garantizada la humedad ambiental, pero también se da en otras zonas más secas, si están cerca del mar, donde pueden llegar a aguantar sin problemas hasta –10ºC. Si queremos reproducirla, nada mejor y más fácil que tomar unas rosetas de una de las plantas viejas y ponerlas a crecer en una zona alta. ¡Cuidado con ponerlas en tierra!, acaban por pudrirse si las dejamos allí mucho tiempo. A veces podemos querer que crezcan deprisa e intentar fertilizarlas. No es necesario, y menos abono del empleado en huertas y jardines. En todo caso una ligerísima proporción de fertilizante foliar muy diluido. Más bien sería una poca de agua “sucia”. Porque ¿para qué quiere fertilizarse una planta que vive del aire?. Disfrutad de ella.  

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martes, 1 de octubre de 2024

NÂZIM HIKMET (Turquía, 1901-1963)
Sofía 

Je suis entré à Sofia par un jour de printemps, mon amour.

La ville où tu naquis fleure le parfum du tilleul.

Je parcours un monde sans toi

Telle est ma destinée

Je n’y puis rien changer.

A Sofia l’arbre vient avant la pierre, l’arbre est plus beau que la pierre

A Sofia l’arbre et l’homme sont mêlés l’un à l’autre

Le peuplier surtout

Toujours sur le point de pénétrer dans votre chambre

de s’asseoir sur le tapis rouge...

Est-ce une grande ville que Sofia, me demandes-tu ?

Les villes, mon amour, sont grandes non par leurs rues

Mais par les poètes dont elles ont dressé la statue

                               Sofia est une grande ville...

Ici quand vient le soir tout le monde se répand dans les rues

Femmes, enfants, vieillards et jeunes gens

Des rires, des bruits, un bourdonnement,

                                une rumeur de long en large

Côte à côte, bras dessus, bras dessous, la main dans la main...

A Istanbul, à Chehsadebachi, les soirs de ramadan

- Tu n’as point connu ce temps-là, Munevver –

On se promenait ainsi, jadis.

Mais ces jours-là sont révolus

Si j’étais à Istanbul maintenant

                               y songerait-je seulement ?

Mais loin d’Istanbul

                               Tout est pour moi prétexte à nostalgie,

Même le parloir de la prison d’Uskudar.

Je suis entré à Sofia par un jour de printemps, mon amour

La ville où tu naquis fleure le parfum de tilleul

Je ne saurais te décrire l’accueil de tes concitoyens,

La ville où tu naquis est pour moi la maison d’un frère.

Mais la maison d’un frère ne saurait vous faire

                                                oublier votre propre maison

C’est un dur métier que l’exil, bien dur.

 

Varna, 24 Mai 1957

Traduit du turc par Hasan Gureh In, «Nâzim Hikmet, anthologie poétique» Scandéditions, 1993

 

Sofía

Entré en Sofía un día de primavera, mi amor.

La ciudad donde naciste huele a tilo.

Recorro un mundo sin ti

Este es mi destino

No puedo cambiar nada.

En Sofía el árbol viene antes que la piedra, el árbol es más hermoso que la piedra

En Sofia el árbol y el hombre se mezclan

El álamo especialmente

Siempre a punto de entrar en tu habitación

sentarse en la alfombra roja ...

¿Es Sofía una gran ciudad, me preguntas?

Las ciudades, mi amor, son grandes no por sus calles

Son por los poetas cuya estatua erigieron

                               Sofía es una gran ciudad ...

Aquí cuando llega la noche todos se derraman en las calles

Mujeres, niños, ancianos y jóvenes

Risas, ruidos, un zumbido

                                un rumor de ida y vuelta

Uno al lado del otro, del brazo, de la mano ...

En Estambul, en Chehsadebachi, en las noches de Ramadán

- No has conocido esa época, Munevver -

Solíamos caminar así.

Pero esos días terminaron

Si estuviera en Estambul ahora

                               ¿siquiera lo pensaría?

Pero lejos de Estambul

                               Todo para mí es un pretexto para la nostalgia,

Incluso la sala de visitas de la prisión de Uskudar.

Entré a Sofía un día de primavera, mi amor

La ciudad donde naciste huele a tila

No podría describirte la recepción de tus conciudadanos,

La ciudad donde naciste es para mí la casa de un hermano.

Pero la casa de un hermano no te haría

                                                olvidar tu propia casa

El exilio es un trabajo duro, muy duro.

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