23 noviembre 2025

JOSÉ DOMINGO MÉNDEZ, en "El Día", nov-2025
El Parque Nacional del Teide recupera su población de cedros

En febrero culmina la plantación de los últimos 7.000 ejemplares de los 17.000 que contempla el proyecto con unos 30 por hectárea

Ejemplar del 'Patriarca', cedro (Juniperus cedrus)milenario y símbolo del Parque Nacional del Teide / El Día

La repoblación de 17.000 cedros en el Parque Nacional del Teide entra en su última fase con la plantación de los 7.000 ejemplares que restan, trabajo iniciado hace unos días cuya conclusión está prevista para el próximo febrero. El biólogo del espacio natural José Luis Martín Esquivel analiza el proceso y expone que la decisión de iniciar la repoblación hace un año y medio se sustentó en que «los estudios confirmaban que existieron muchos más cedros en las cumbres de Tenerife que los mil ejemplares registrados en la actualidad». Las investigaciones descubrieron árboles milenarios, «lo cual indica que hubo un bosque de cedros».

"El proyecto va muy bien"
José Luis Martín explica que la plantación de nuevos ejemplares de cedros –hasta ahora llevan unos 10.000 ejemplares– se realiza en lugares como las Siete Cañadas. «El proyecto va muy bien», pese al gran problema que supone la sequía. Ahonda en que 2023 y 2024 fueron los años más secos en el Parque Nacional del Teide desde que hay registros, con precipitaciones por debajo de 100 litros por metro cuadrado cuando lo normal es que caigan 400. Lo grave es que «este año va por el mismo camino, porque hasta ahora han caído únicamente 89 litros».

Crisis en los retamares
Otra razón fundamental para plantar cedros ahora es «la crisis de los retamares que sufren y se están muriendo». Los modelos climáticos del futuro apuntan a que «pueden llegar a ser prácticamente testimoniales». Por eso, recuperar ese bosque del pasado puede ser también una medida de adaptación al cambio climático. Se trata de cambiar una especie por otra, en ambos casos dominantes. El cedro también estaba presente en el pasado y es más resistente a las condiciones climáticas extremas, por lo que «pueden cubrir ese vacío que se va a producir», apostilla Esquivel.

Ejemplares dispersos

El biólogo del parque nacional llama la atención sobre que «utilizamos la expresión bosque de cedros, pero no es exacta, porque están muy dispersos. Estamos plantando 30 árboles por hectárea, cuando en el pinar que llega a Las Cañadas son más de mil».

Censados
Antes del inicio de la campaña, en el Parque Nacional del Teide estaban censados unos 700 ejemplares que nacieron en el lugar. El proyecto replantará otros 17.000 y, a largo plazo, será posible recuperar en parte, al menos, el bosque de cedros de la época aborigen, reducido por la acción humana y la fauna asociada de herbívoros, básicamente cabras. Este es el motivo de que aparezcan en lugares de accesibilidad muy complicada.

Alianza institucional
El Cabildo de Tenerife, la Fundación Endesa y la Universidad de Valladolid constituyeron en febrero una alianza institucional, empresarial y académica para proteger la biodiversidad del Parque Nacional del Teide y, en concreto, los cedros.

Encomienda a Gesplan
Además de la encomienda a la empresa pública Gesplan para replantar estos árboles milenarios que se encuentran en zonas de difícil acceso, la investigación contempla nuevos ejemplares mediante el uso de carbono 14.

Milenarios
Teniendo en cuenta la textura de su porte o el grosor del tronco, no se descarta que incluso sean más viejos que los descubiertos en 2022 o 2019, llamados Bárbol (1.400 años) y el Patriarca (1.100), respectivamente. Este último es un símbolo viviente de resistencia y memoria natural. De sexo femenino, ha sobrevivido siglos frente a la tala, el pastoreo, las erupciones volcánicas y las duras condiciones climáticas de las cumbres de Tenerife. Representa un testimonio del ecosistema original, cuando los cedros eran mucho más abundantes.

José Luis Martín Esquivel, biólogo en el Parque Nacional del Teide

Aves de Europa
El biólogo del espacio natural José Luis Martín Esquivel expone el conocimiento que los científicos tienen desde su óptica profesional acerca de que «los dispersores de estos árboles son aves que proceden del norte de Europa y vienen cada años en invierno, a partir de octubre». Esto indica «que tienen genéticamente grabada esa especie vegetal».

Expansión dentro del Parque
Por otro lado, subraya que «comprobamos que los cedros más viejos no estaban solo en acantilados, sino en expansión dentro del parque y con los más jóvenes en el llano». Considera que esa expansión «comenzó después de que se declarara al Teide parque nacional (1954) y se retiró la cabra del espacio protegido». La hipótesis que se maneja es que la presencia de la cabra no se remonta al periodo de la Conquista, sino a época anterior.

Más abundantes
«Hace más de 1.700 años, la cabra estaba en auge como un factor que hizo retroceder a los cedros hasta los acantilados», sostiene Martín Esquivel . Este factor junto a estudios realizados referidos a cómo se relaciona el cedro con otras especies «nos lleva a concluir que en el pasado debieron abundar más». Sin olvidar los compendios de muchos investigadores que visitaron Tenerife desde el siglo XVIII. Por si no fuera poco, «se trata de una especie amenazada que vamos a recuperar con este proyecto a punto de finalizar».

El factor meteorológico
El factor meteorológico adverso obligó a hacer un sobreesfuerzo en el riego de los asientos de las plantas a través del empleo de camiones cisterna, por lo que «más o menos han aguantado». El biólogo espera que la lluvia de la borrasca Claudia contribuya a salir de la situación de emergencia. José Luis Martín Esquivel destaca la fortaleza del cedro como «plantas que resisten bien la sequía» y a las que las rachas fuertes de viento tampoco deben afectar en exceso, ya que «son de pequeñas dimensiones, tiene apenas 25 centímetros de alto y están entre rocas».

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20 noviembre 2025

NATXO GUTIÉRREZ, en Diario de Navarra enero-2025
El ballenero de piel navarra
El casco de la réplica de nao San Juan descansa en el astillero para ser botado.
     El primer modelo de transatlántico mercante del mundo fue construido sin planos en Pasajes (Guipúzcoa) en 1563. La experiencia de carpinteros de ribera, armadores y marinos de la pródiga empresa de aceite de ballena -el sain, como el conocido el petroleo de la época- compensó carencias documentales. A los dos años de su botadura, atracado en Red Bay, en la península canadiense de Labrador, no soportó los embates de una intensa tempestad y acabó en el fondo. Hasta ser descubierto en 1978, sus restos permanecieron en el lecho marino. Con su hallazgo surgió la historia de la nao San Juan.
     Ahora, vuelve a ser noticia por la intención de Albaola-La Factoría Marítima Vasca de poner a flote el casco de su réplica en una fecha aún por decidir a lo largo de este año. Su botadura simbólica ofrecerá al público la posibilidad de conocer su interior en un remanso de Pasajes, junto a Albaola. Será un nuevo paso en difusión dada a la construcción naval con artes tradicionales de carpintería de ribera, reproducidos en la última década por estudiantes y artesanos.
     Abandonar el astillero y fondear a su abrigo abrirá una nueva fase en el proceso de construcción antes de hacerse a la mar. Por las dimensiones del taller, la instalación de la arboladura, con el entramado de mástiles y velas, deberá realizarse al aire libre. Sobre un elemento inestable, protegido del oleaje cambiante en un recodo del puerto, los 29 m. de eslora y los 7,9 m de manga del barco para ir tomando forma. Su imagen, elegida como emblema del Patrimonio Subacuático de la Unesco, ayudará a retroceder con la imaginación a una época de esplendor en la construcción naval. Cuando los montes de Euskadi fueron esquilmándose, Navarra pasó a primera línea en el abastecimiento de madera.

Robles de Sakana
     En cierta ocasión, el presidente de Albaola, Xabier Agote, recurrió a una expresión poética para estrechar cabos entre la historia del San Juan y Navarra, "Mirar el barco es mirar Navarra", dijo.
     Por la fidelidad en la reproducción del original y utilizar los mismos recursos, Albaola -la misma que se ocupará de reponer la puerta de San Miguel de Aralar tras sufrir un acto vandálico- alcanzó un acuerdo hace una década con ayuntamientos de Sakana para empleo de 270 robles de sus tierras.
     En el robledal de Dantzaleku, en Alsasua, un gráfico da fe de la colaboración sellada junto con ilustraciones de piezas de barco obtenidas a partir de distintas ramas y troncos. El aporte navarro al San Juan se verá reforzado con 19 abetos de la Selva de Irati. Navarra navegará en sus singladuras.
 
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17 noviembre 2025

Los bonsais en primer plano

ANDREA SAVINI (Italia, 1964) en EL PAÍS, dic-2024
Cuando los árboles tienen geometrías bellas, inquietantes o mostruosas...

Andrea Savini se ha pasado la vida persiguiendo la esencia de los árboles retratándolos desde arriba al natural, sin retoques. Lo ha logrado a través de los bonsáis. El resultado: imágenes entre el realismo y el surrealismo

Tejo japonés ('Taxus cuspidata'). Un ejemplar centenario, procedente del vivero del maestro del bonsái Masahiko Kimura, en Japón. Andrea Savini





     Rara vez podemos observar un árbol desde arriba. El fotógrafo Andrea Savini (Milán, 61 años) capturó esa perspectiva cenital por primera vez siendo adolescente, desde el octavo piso en el que vivía con sus padres en Madrid. “Cada vez que miraba esa imagen, pensaba en la belleza de ese árbol visto desde arriba, e imaginaba que, si pudiera fotografiarlo sin la acera y el asfalto, se vería aún más hermoso”. A partir de aquí se inicia uno de esos procesos latentes que te acompañan toda la vida, sin urgencia. Hasta que dio con la forma de retratar esa belleza como él pretendía: exuberante, nítida, con texturas que parecen tener volumen y salirse de la foto. Y, sobre todo, en su esencia, sin retoque, como licencia a su trabajo diario.
     Con árboles a tamaño natural, los detalles se perdían. Por eso, decidió probar con la densidad y escala de un bonsái: arces, olmos, pinos, tejos, acebos, ginkgos, granados, membrilleros, caquis o manzanos cedidos por el Museo del Bonsái Luis Vallejo y el centro Verdecora de Alcobendas (Madrid). Fueron ocho años capturando ejemplares en diferentes momentos, pues en pleno esplendor no se aprecia el patrón fractal de las ramas, los distintos colores de las hojas, los frutos o el romper de las yemas. Siempre intentando ocultar el tronco: ese minucioso ángulo que dispara el carácter monstruoso, imposible o surrealista en ciertas imágenes, más allá de las intricadas formas o texturas.

Arce japonés (Acer palmatum). Destaca por la delicadeza de sus hojas palmeadas cuando se despliegan en primavera. A.Savini

Membrillero japonés (Chaenomeles japonica). Al acabar el invierno, cobra vida con un delicado estallido de flores. A. Savini

Árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica). Figuras geométricas a diferente escala se repiten en la naturaleza: un árbol, unos ríos confluyendo, o un minúsculo insecto.
Manzano (Malus pumila). A medida que este árbol envejece, la corteza se vuelve más texturizada, con fisuras profundas y un tronco retorcido, creando un aspecto a veces monstruoso.A.Savini
Caqui (Diospyros kaki). Cuando cayeron sus hojas, este caqui del vivero del maestro del bonsái Shinji Suzuki dejó relucir la pequeña cosecha de sus frutos. A. Savini

Almez (Celtis sinensis). Con su techo arbóreo a medio crecer, todavía se intuye la delicada estructura del almez. A. Savini
Pino blanco japonés (Pinus parviflora). A pesar de ser perenne, su verde dosel permite intuir su estructura. A.S.

14 noviembre 2025

Takahashi en Kumamoto, el cronista de Japón (083)

TAKAHASHI HIROSHI (1960, Japón)
El Cedro de Takamoridon (prefectura de Kumamoto)



Especie: Sugi (Cryptomeria japonica, familia de las cuprasáceas, subfamilia Taxodiaceae, género Cryptomeria).
Dirección: Takamori 3341-1, Takamori-machi, Aso-gun, Kumamoto-ken 869-1602.
Perímetro del tronco: 10,46 m. aprox.      Altura: 38 m.             Edad: 400 años
Designado Monumento Natural Municipal
Tamaño ★★★                  Vigor ★★★★★                  Porte ★★★★★
Calidad del ramaje ★★★★               Majestuosidad ★★★★★

La ladera suroriental de la majestuosa caldera volcánica del monte Aso está recorrida por la carretera nacional 265, que conduce hacia el puerto de Takamori. Tomando la desviación hacia el puerto de Kuroiwa por otra carretera más estrecha, aparece de pronto ante nuestros ojos una gran extensión de pastos tachonados de vacas, un plácido paisaje que parece obrar sobre el visitante un efecto purificador.
     Bajaremos de nuestro vehículo, traspasaremos la valla del pastizal y seguiremos hacia adelante, hasta que veamos, en una hondonada a mano derecha, lo que parece ser un bosquecillo. Se trata, en realidad, del Cedro de Takamoridon, que con tan solo dos troncos desarrolla una copa de proporciones gigantescas.
     El Cedro de Takamoridon consta de dos cepas, una masculina y otra femenina, ambas de forma muy peculiar, que crean un ambiente tan inquietante que algunas personas dicen, incluso, que prefieren no pasar demasiado tiempo en el paraje. No son totalmente injustificados estos temores, pues la tradición dice que fue aquí donde se quitaron la vida Takamori Korenao, castellano de Takamori, y su vasallo Mimori Nōin, un hecho legendario que parece confirmado por la lápida elevada a los pies del árbol.

     La cepa femenina, situada al Este de la otra (derecha, en la fotografía), da la impresión de llevar varios otros cedros pegados por la raíz y su figura transmite, como corresponde a su sexo, una sensación de amabilidad. La cepa macho, situada al Oeste, es menor en grosor, pero las ramas que se desarrollan en todas las direcciones a unos tres metros por encima del suelo alcanzan una enorme anchura. Diríase que ese caótico ramaje está agitado por un íntimo rencor, como si en él anidara el alma de aquel castellano que se dio muerte sin haber podido desquitarse del mundo. Entre las ramas, algunas han llegado hasta el suelo y, transformadas en nuevos troncos en ese punto, han comenzado a apuntar hacia arriba, mostrando una tenacidad sin límites. Y esto redunda también en ese ambiente inquietante al que me refería.
     Dos cedros de formas tan diferentes que no parecen crecidos en un mismo lugar. No hay forma de saber qué ha ocurrido en sus respectivos pasados, pero el ambiente que se respira a su vera hace pensar que cada uno de ellos arrastra su propio karma. Durante la toma de fotografías, el cielo se nubló súbitamente y comenzó a ventisquear. Sabía que la caldera volcánica del monte Aso es una zona de considerables nevadas, pero no imaginaba que iba a verme envuelto en semejante tormenta de nieve.
 
Número 083

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