26 noviembre 2020

Documental: Bajo los bosques

VÍCTOR CASAS
Bajo los bosques

Un viaje de norte a sur a través de las relaciones entre bosques, animales y personas; a la sombra de grandes árboles centenarios. Recolectando la belleza de estos vínculos en forma de imágenes, sonidos y palabras, por viejos y nuevos caminos que avanzan desde Galicia a Extremadura, junto a la Raya de Portugal.
      Árboles que forman parte de paisajes creados gracias al trabajo y los conocimientos de muchas generaciones humanas, en busca de alimento, leña, madera y corcho en las diferentes partes de su anatomía vegetal. Árboles de los que se aprovecha todo, que se levantan a la distancia justa de sus vecinos y se podan fomentando la longevidad, la producción de frutos y la sombra generosa en verano, protectora de hierbas y ganados.

Duración: 47 min, Fundación Entretantos

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23 noviembre 2020

La sabina de la Hoya de la Cruz, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA Ing. Téc. Forestal
Viento y lava contra la tenaz Sabina de la Hoya de la Cruz

«Antaño la sabina fue muy apreciada como leña. Desconocemos, y a la vez agradecemos, que esta pieza viva del museo libre de la biodiversidad canaria haya subsistido hasta nuestros días», escribe Juan Guzmán en esta entrega, la número 32 de la serie “Árboles de Canarias”.

Entre los múltiples paisajes de la que fuera la isla-cuna de los benahoritas, La Palma, llaman especialmente la atención aquellos que mezclan el verde forestal con las tonalidades oscuras de la actividad volcánica reciente. La isla ofrece espectaculares panorámicas en las que el poderoso pino canario (Pinus canariensis) profundiza poco a poco entre la corteza lávica. Resulta curioso observar cómo cambian de coloración los pinos: amarillentos en edades juveniles para luego, una vez alcanzan los nutrientes del antiguo suelo, adquirir su color verde habitual.
     Pero el pino canario, maravillosamente representado en la isla de La Palma, no es el único árbol canario con capacidad de adaptación a las condiciones de los malpaíses. Entre las antiguas coladas de los volcanes del Parque Natural de Cumbre Vieja, la sabina canaria (Juniperus turbinata) también logró encontrar un hábitat ecológico extremo pero, al fin y al cabo, favorable. 

 

A 4 km del volcán Teneguía
      Nos trasladamos al sur de La Palma, en concreto al municipio de Fuencaliente. Apenas a cuatro kilómetros de donde se produjo la actividad volcánica terrestre más reciente del archipiélago (Teneguía, en octubre-noviembre de 1971), se encuentra la zona de Las Caletas, un área salpicada por viviendas, pinos y contados ejemplares de viejas sabinas canarias. Desgraciadamente, el incendio forestal de 2009 acabó con varias de ellas, sobre todo las que habitaban junto a la pista forestal de Lomo Alto. 
      En esta ocasión el lugar de culto y admiración forestal se localiza sobre la coordenada 28º 30´ 9.30″ N y 17º 49´ 37.10″ W. Allí, a 590 metros sobre el nivel de un cercano mar –apenas un kilómetro y medio en proyección horizontal– se encuentra postrada la Sabina de la Hoya de la Cruz. Junto a ella se hallan los restos derruidos de una casa que en su día se construyera con materiales volcánicos.      Las limitaciones estacionales creadas por los vientos costeros han modelado un árbol de poca talla, pero no así en anchura. Este atractivo ejemplar consta de dos troncos principales, uno hacia arriba con escasa altura y otro que se extiende ampliamente en paralelo con el inclinado terreno.

Formas caprichosas

      Las características que más resaltan de esta singular sabina son, sin duda, las formas caprichosas que trazan sus troncos y ramas, sus partes planas, quiebros, entrelazadas y hasta bucles parecen el perfecto dibujo resultante de la fusión del viento y la lava. Las ondulaciones del suelo volcánico se confunden con los engrosamientos de la retorcida madera. Algunas partes recuerdan a las grandes cornamentas de los alces.
     Junto a su base, una maraña de gruesas y retorcidas raíces se disponen de manera aérea, dejando entrever las finas fibras rojizas de la corteza. Entre los huecos apreciamos numerosas semillas de tamaño casi diminuto, lo que nos concede una idea tanto de la alta longevidad como de la dureza estacional.

      Su posición solitaria la habrá librado muchas veces de los voraces incendios que suelen azotar los sures palmeros. En la actualidad, especies invasoras como el circundante rabo de gato (Pennisetum setaceum) suponen una grave amenaza en caso de que el fuego se aproximara.
     
Antaño la sabina fue muy apreciada por su poder calorífico como leña. Desconocemos, y a la vez agradecemos, que esta pieza viva del museo libre de la biodiversidad canaria haya subsistido hasta nuestros días. Pueden ser muchas las razones que evitaran su corta, quien sabe, quizás fuera para ocultar del sol de la mañana a la vivienda o, por qué no, por el antagonismo surgido entre el hacha y el respeto a su delicada  beleza.

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20 noviembre 2020

El ailanto, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El Ailanto

El ailanto (Ailanthus altissima) es un árbol de origen chino, incluido en el catálogo de plantas invasoras, que se reproduce por semillas (hasta 350.000 por árbol) y por vía asexual, con rebrotes de raíz y de tronco. Tolera prácticamente todas las condiciones ambientales, elimina por alelopatía la competencia vegetal, es muy resistente a los herbicidas y su madera es pésima. Lo que se dice toda una "joya", pese a lo cual aún hay gente que lo aprecia.
     No existe unanimidad acerca su llegada a Europa, de la que existen diversas versiones, una de las cuales achaca su llegada al botánico inglés Peter Collinson en 1751. En Italia se conoce, en palabras de Stella, al menos desde 1855 (posiblemente mucho antes). Según este autor, el 4 de noviembre de 1856, dos investigadores de la Academia de Agricultura de Turín (Griseri y Comba) recibieron del misionero piamontés Annibale Fantoni unos capullos del bombícido Samia cynthia, enviados desde la actual provincia de Shandong, en la costa china. Los bombícidos son insectos lepidópteros, generalmente nocturnos, cuyas larvas tejen capullos de seda de diferentes calidades. La especie más conocida es Bombyx mori, o gusano de seda, que se alimenta de morera. El bombícido Samia cynthia, produce la llamada "seda eri", a partir de las hojas del ailanto. Esta seda en el Japón feudal, anterior a la apertura a occidente (sobre 1867), estaba reservada exclusivamente a la familia imperial, y así mismo, tenía prohibida su exportación.
      En 1858, la segunda generación obtenida de aquellos capullos de Samia cynthia, estaba formada por miles de huevos, parte de los cuales Griseri envió a París a Guérin-Meneville, fundador y secretario de la Sociedad Imperial de Plantas y profesor de zoología aplicada. En 1860, éste consiguió convencer a Napoleón III para promover plantaciones de ailanto en Francia. Conseguir seda eri era casi un juego: el ailanto proliferaba, la mariposa no padecía las plagas de la otra, y casi se criaba sola, únicamente había que recoger los capullos y producir el hilo. Como contrapartida esta seda, del grupo de las llamadas "sedas salvajes", tenía una textura más áspera y era difícil de teñir. A finales del siglo XIX la seda europea comenzó su declive y la seda eri fue la primera en caer, junto a la producida por la Samia cynthia ricini, (una subespecie que se alimenta de ricino y que se criaba en Sicilia) y la de algunos satúrnidos asiáticos (Antheraea sp.) A principios del siglo XX, con el declive de la seda en marcha, aún se intentó en Barcelona la cría de Samia cynthia y la de Antheraea pernyi, que produce la seda "tussah". La experiencia terminó en fracaso, pero a resultas de esta iniciativa, aún se encontraron durante años ejemplares de Samia en los ailantos barceloneses (población que se da por desaparecida) y en la actualidad, al aparecer, sobrevive alguna Antheraea en Mallorca y Menorca. Cuando la Samia no dispone de su planta nutricia, se alimenta de aligustre, y también se le ha visto sobrer Prunus sp. y algunas otras plantas. Al salir del huevo, miden unos milímetros y llegan a tamaños de 7 u 8 cm (el adulto tiene una envergadura de alas de hasta 15 cm.), su temperatura ambiental óptima está entre los 20 y 25 ºC con una humedad ambiental de un 65 %. En estas condiciones pueden existir hasta cuatro generaciones al año. A la vista de la proliferación descontrolada del ailanto en muchas zonas del país, no es ninguna insensatez pensar en recuperar a esta mariposa que ya estuvo entre nosotros, tal vez no para conseguir seda, sino como plaga que controle el ailanto. Tal recuperación no puede ser una cuestión de la voluntad de algunos y, en caso de hacerse, deberá ser mediante un estudioso riguroso en las universidades oportunas.
     (...) No hay fecha conocida para la llegada del ailanto (Ailanthus altissima) a España, aunque a Europa parece ser que llegó a mediados del siglo XVIII. (...)  No estaba todavía en el listado de plantas invasoras, ni se concebía aún este concepto. 
     En esta foto de 1903, que me ha autorizado a compartir D. Juan Álvarez Mon desde la página Recuerdos de Madrid, vemos un grupo de hombres delante de unos ailantos y algunas plantas más indistinguibles. Como curiosidad decir que detrás de esos ailantos se hallaba la fuente de la Cibeles.

Samia cynthia
Antheraea pernyi
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17 noviembre 2020

Takahashi en Saitama, el cronista de Japón (012)

TAKAHASHI HIROSHI (Yamagata, 1960)
El kominekaede del templo de Saizenji, en Saitama
Especie: Kominekaede (Acer micranthum Sieb. et Zucc., familia Aceraceae, género Acer) *Algunos lo consideran de la especie irohamomiji (Acer palmatum).
Dirección: Yokoze 598, Yokoze-machi, Chichibu-shi, Saitama-ken 368-0072
Perímetro del tronco: 3,8 m.     Altura: 7,2 m.       Edad: 600 años.
Designado Monumento Natural de la Prefectura de Saitama.
Tamaño: ★★★   Vigor: ★★★★   Porte: ★★★★★   Calidad del ramaje: ★★★★★
Majestuosidad: ★★★★
 
El Saizenji es un templo budista de larga historia (fue erigido en 1429) que está situado en una suave pendiente al pie del monte Bukō, en su ladera norte. Desde su emplazamiento se divisa toda la cuenca de Chichibu. Octava escala en la ruta de peregrinación de las 34 Kannon de Chichibu, el Saizenji es muy visitado, por lo que su ambiente suele ser de gran animación. La trinidad budista venerada en el pabellón principal del templo se ha ganado la fe de quienes aspiran a tener una larga vida, siendo conocida desde tiempo inmemorial por el sobrenombre de Bokefūji (“Libradora de la senilidad”). 
      Pero su fama, más que a su condición de templo que acredita con un sello oficial el paso de los peregrinos, se debe al árbol de la especie kominekaede (Acer micranthum Sieb. et Zucc.) que se alza en su recinto. Visible apenas atravesada la puerta principal del templo, extiende su ramaje a todo lo ancho del jardín delantero del hondō o edificio principal. La suya es una copa tan grande que cuesta creer que se trate de una de las variedades de arce japonés (momiji), que colorean de intenso rojo los bosques otoñales del país. Su ramaje tiene una envergadura de 18,9 m Norte-Sur y de 20,6 m Este-Oeste, con un perímetro de copa de 56,3 m, medidas que hacen de este ejemplar uno de los mayores de su especie en el país.
     Como si el propio diseño del templo se hubiera hecho pensando en el famoso árbol, desde la fachada del hondō se obtiene una vista frontal del mismo, con toda la riqueza de sus variaciones estacionales. Durante la temporada de lluvias que precede al verano cuando el árbol ofrece un espectáculo más original, pues el musgo que lo recubre por completo cobra un matiz verde especialmente intenso. Si visitan la zona, no dejen de ver el singular aspecto que adquiere el árbol bajo esta aterciopelada cubierta, que extendiéndose a sus pies como una alfombra, crea una atmósfera de misterio.
Número 012 del mapa

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14 noviembre 2020

El naranjo navelina

ABEL DOMÍNGUEZ
El Naranjo Navelina

Yo calificaría las variedades de naranja navel como uno de esos tesoros que de vez en cuando nos regala la Naturaleza, pues su obtención ha sido fruto de un hecho espontáneo, debido a una mutación, y que fue documentado por primera vez en 1820 en el huerto de un monasterio de San Salvador de Bahía (Brasil). Entre las características de esta mutación natural se halla su ombligo, de ahí el término "navel", que signfica ombligo en inglés. Ese ombligo es como una especie de embrión de una segunda naranja que permanece atrofiado en el interior del fruto ya maduro, y que podemos observar al desgajar una naranja navel.
      En 1870, informado el Departamento de Agricultura de EEUU, se interesó por esa nueva variedad de naranja obtenida en Brasil, que además de muy dulce, sabrosa y sin semillas, tenía una corteza fácil de pelar, llevándose material genético a Washington, y tres años más tarde involucrando a los agricultores de Florida y California para que comenzaran a cultivarla. Todavía hoy en día es conocida esa variedad como Washington navel.
      De la original navel surgieron otras variedades. Así, en Riverside (California) tuvo lugar en 1910 otra mutación espontánea de la Washington navel, que se demostró altamente productiva. La Universidad de California introdujo esta nueva variedad de navel en Valencia (España) y fue ahí cuando se le bautizó como Navelina. Debieron transcurrir unos 35 años hasta que el centro de investigaciones agrarias de España
accediera a que los viveros comenzasen a distribuir la navelina, extendiéndose rápidamente por el Mediterráneo español y Andalucía.
      En Valencia también se consiguieron otras variedades que triunfan hoy en el mercado. Así, en 1952 un agricultor de Vinarós observó que una rama de un naranjo Navel presentaba unos frutos diferentes al resto del árbol; se había producido otra mutación espontánea. El agricultor decidió injertar esa nueva naranja en otros pies; en pocos años multiplicó el número de plantas y a partir de 1957 salieron al mercado, triunfando plenamente. Esta variedad fue llamada Navelate (de Navel y late -tarde, en inglés-), ya que los frutos maduran más tarde que las otras variedades de navel.

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