27 julio 2017

DINASTÍA ZHOU (Siglos XI-VII a J.C.)
En el monte hay olmos espinosos


En el monte hay olmos espinosos

y en la vega, olmos blancos.
Tienes túnicas, tienes faldones
y no los arrastras, no los levantas;
tienes carruajes, tienes caballos
y no los galopas, no los cabalgas.
Te irás apagando, te morirás
y otros los disfrutarán.

En el monte hay ailantos
y en la vega, encinas.
Tienes patios, tienes salones
y no los riegas, no los barres;
tienes campanas, tienes tambores
y no los tañes, no los tocas.
Te irás apagando, te morirás
y otros los poseerán.

En el monte hay zumaques
y en la vega, castaños.
Tienes comida, tienes bebida
y no tienes cítaras y tambores.
Goza la música
alarga con ella el día.
Te irás apagando, te morirás
y otros entrarán en tus alcobas.
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24 julio 2017

JOSÉ MARÍA LOPERA (Jaén)
Yo nací entre las raíces del olivo

Yo nací en las raíces del olivo,
ascendí por la savia de su tronco,
me hice hombre de trama en su ramaje,
y me ungí con su bálsamo purísimo
hasta quedar lucerna en luz de alma.
Ahora voy por su savia retorcido,
anudado en inviernos por las ramas,
con muchas cicatrices dolorosas
que el hacha cercenó de mi albedrío.
Como un olivo más puesto en hilera.
Y me siento fecundo, sol de soles,
hecho de tierra y agua en mi estructura,
puro soplo del cosmos nebuloso
por la esencia creativa que derramo
en el óleo divino de mis genes. 
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21 julio 2017


OLAVO BILAC (Brasil, 1865-1918)
Crepúsculo na mata

Na tarde tropical, arfa e pesa a atmosfera.
A vida, na floresta abafada e sonora,
Úmida exalação de aromas evapora,
E no sangre, na seiva e no húmus acelera.

Tudo, entre sombras, -o ar e o chão, a fauna e a flora,
A erva e o pássaro, a pedra e o tronco, os ninhos e a hera,
A água e o réptil, a folha e o insecto, a flor e a fera,
-Tudo vozeia e estala em estos de pletora.

O amor apresta o gozo e o sacrifício na ara:
Guinchos, berros, zenir, silvar, ululos de ira,
Ruflos, chilros, frufrus, balidos de ternura...

Súbito, a excitação declina, a febre pára:
E misteriosamente, em gemido que expira,
Um surdo beijo mormo alquebra a mata escura...
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18 julio 2017

América, la leyenda de iriko...

NATALIA BOLIVAR
La leyenda de iroko sobre el cielo y la tierra


Recogido por Ignacio Abella
Hasta hace unas pocas décadas, los negros de Cuba mantenían en secreto la cultura y las creencias de su extraordinaria religión afrocubana, tan sólo los iniciados podían acceder al caudal de sus rituales y conocimientos. Fueron dos mujeres blancas, Lydia Cabrera y Natalia Bolívar quienes recogieron de los ancianos el testigo de esta tradición y lo han transmitido al mundo occidental.


De Natalia Bolívar
En el principio reinaba un perfecto entendimiento entre la Tierra y el Cielo. El Cielo velaba sobre la Tierra. La vida era feliz y la muerte venía sin dolor. Todo pertenecía a todos y nadie tenía que gobernar o conquistar. Pero la Tierra comenzó un día a discutir con el Cielo y dijo que ella era más vieja y poderosa, la creadora y sostenedora: “Sin mí el Cielo no tendría apoyo y se desmoronaría, yo creo a todos los seres vivos y los alimento. Todo nace de mí y todo vuelve a mí.” Oba Olorun, el rey Sol, no respondió pero hizo al Cielo una seña y el Cielo se alejó murmurando: “Tu castigo será tan grande como tu orgullo”. Iroko, la Ceiba, comenzó a meditar en medio del gran silencio que sobrevino. Ella tenía sus raíces hundidas en las entrañas de la Tierra, mientras sus ramas se extendían en lo profundo del cielo. Comprendió entonces que había desaparecido la armonía y sobrevendría una gran desgracia. El Cielo dejó de velar sobre la Tierra, paró de llover y un sol implacable hizo desaparecer toda la vegetación.

Así aparecieron sobre el mundo la fealdad y la angustia, la enfermedad, el miedo y la miseria. Tan solo la Ceiba, que desde tiempos inmemoriales había reverenciado al Cielo, permaneció verde y saludable y sirvió de refugio a aquellos que habían podido penetrar el secreto que estaba en sus raíces. Ellos se purificaron a los pies de la Ceiba. Hicieron ruegos y sacrificios y el Cielo al fin se conmovió y envió grandes lluvias sobre la Tierra. Lo que quedaba vivo en ella se salvó gracias al refugio que les ofreció Iroko. Pero desde entonces, aunque todo reverdeció de nuevo, el Cielo ya no es amigo, permanece indiferente. Iroko salvó a la Tierra y, si la vida no es más feliz, la culpa hay que echársela al orgullo...

Este mito coincide con muchos otros por todo el mundo que hablan de los árboles y el bosque como guardianes de la armonía y de la salud física y psíquica del ser humano. Los bosques son incansables tejedores de los delicados equilibrios atmosféricos y climáticos de este planeta, nos alimentan y nos protegen de mil modos distintos. Aún hoy los santeros cubanos se internan en la manigua como quien entra a un templo para recuperar su salud y recoger remedios medicinales para el cuerpo y el espíritu. Las bienaventuranzas del árbol alcanzan todas las dimensiones del ser humano y su entorno.

---Fin---

15 julio 2017

SUSANA RODRÍGUEZ-ECHEVERRÍA Mimosas una plaga en España


     La invasión de acacias australianas como la Acacia dealbata, más conocida como Mimosa, puede causar graves daños en los suelos de los bosques nativos españoles “si no se apuesta por la prevención y erradicación de estas especies en cuanto se detectan”, según alertan la investigadoras Susana Rodríguez-Echeverría y Paula Lorenzo del Centro de Ecología Funcional de la Universidad de Coimbra, autoras del estudio Cambios provocados en el suelo por la invasión de acacias australianas publicado en la revista Ecosistemas de la Asociación Española de Ecología Terrestre. “Los resultados que presentamos en esta investigación muestran que una vez que se ha producido la invasión es muy costoso y difícil volver al estado original”, explican.

     Rodríguez-Echeverría advierte de la importancia de tener en cuenta este estudio en un país como España, donde la Mimosa es la especie de acacia australiana más extendida. “La Mimosa es una de las invasoras más preocupantes a nivel mundial y aparece naturalizada en diversos puntos de España como la Cornisa Cantábrica, Cataluña, oeste de Castilla y León, Extremadura, Andalucía occidental, Valencia y las Canarias orientales, siendo una invasora preocupante solo en Galicia”, apunta. La autora de esta investigación insiste en que “aunque la Mimosa todavía no constituya una amenaza seria en estas zonas su erradicación sólo es posible en este momento, antes de que se convierta en invasora, ya que esta especie puede convertirse rápidamente en un problema según datos extraídos de otras zonas del mundo”. Este estudio también señala la amenaza que representan otras especies de acacias australianas como la Acacia longifolia, Acacia melanoxylon Acacia saligna  presentes sobre todo en puntos de la costa y en los márgenes de autovías en zonas como Andalucía, Valencia y Cataluña.

El suelo, ese gran olvidado
     En este estudio, las investigadoras Rodríguez-Echeverría y Paula Lorenzo hacen una revisión completa de toda la información científica disponible sobre el impacto de las acacias australianas en los suelos invadidos. “El suelo es muchas veces el gran olvidado en las noticias y programas sobre conservación, sin embargo, tiene un papel esencial en el funcionamiento de los ecosistemas”, destaca.
Uno de los principales riesgos asociados a la invasión por acacias australianas es el aumento de la frecuencia e intensidad de los incendios debido a que estas especies producen una gran cantidad de hojarasca altamente inflamable que se acumula en el suelo de los bosques. Este hecho provoca un doble riesgo para la recuperación de los ecosistemas nativos donde el suelo juega un papel protagonista ya que, según explica la investigadora, “las acacias australianas producen un gran número de semillas que pueden permanecer viables en el suelo durante 40 años y la existencia de fuego actúa como un estimulante para la germinación de las semillas de esta especie que tras un incendio pueden invadir rápidamente el espacio abierto”. Esto hace que la recuperación de una zona invadida por acacias bien establecidas se convierta en una tarea muy complicada, en palabras de Rodríguez-Echeverría “no basta con una intervención que elimine los árboles existentes sino que depende de acciones regulares para destruir las nuevas acacias que se establecen en estos espacios”. Además, según muestra este estudio, las consecuencias de las acacias invasoras en los bosques nativos van mas allá de los incendios, esta especie altera la fertilidad de suelo y disminuye la disponibilidad de agua para otras plantas, cultivos agrícolas o forestales, e introducen bacterias nuevas en los suelos invadidos que pueden tener un efecto negativo sobre las plantas nativas.

La “macdonaldización de la biosfera”
     Durante las últimas décadas el ser humano ha roto muchas barreras geográficas que han permitido la dispersión de numerosas especies invasoras como las acacias australianas, causando graves impactos en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas nativos, según apuntan los investigadores Alvaro Alonso y Pilar Castro-Díez en su estudio "Las invasiones biológicas y su impacto en los ecosistemas". Estas invasiones biológicas han sido definidas por algunos autores como la “macdonaldización de la biosfera” y son consideradas como una parte importante, aunque menos conocida, del llamado “cambio global” que sufre nuestro planeta.
     En el caso de España, el coste directo destinado a las medidas de gestión de especies invasoras durante la primera década de este siglo asciende a unos 50.5 millones de euros, según datos recogidos por la investigadora Jara Andreu (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, CREAF), Monserrat Vila (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC) y Philip E.Hulme (Centro de Protección Biológica en Lincoln University) en su estudio sobre la percepción de los perjuicios de las plantas exóticas en España. “Estas cifras nos dan una idea de la magnitud del problema ecológico y económico al que nos enfrentamos”, señalan Alvaro Alonso y Pilar Castro-Díez.
     La investigadora Rodríguez-Echeverría concluye que para evitar graves daños en los bosques nativos de España, se debe hacer una mayor inversión en este campo así como en la erradicación de nuevos focos de invasión y, sobre todo, en el control o eliminación de poblaciones invasoras establecidas en áreas protegidas debido al alto riesgo que suponen para estas zonas. Rodríguez-Echeverría considera además que “la mayor apuesta debe hacerse en la prevención a través de la educación y la sensibilización ciudadana, del mantenimiento de los bosques autóctonos en buen estado y también en la prohibición de vender y plantar estas especies”.
     Otro dato sobre la importancia de este problema, es que cada vez son más los miembros de la comunidad científica que van tomando conciencia al respecto, prueba de ello es el auge de las publicaciones científicas en las últimas décadas sobre las evidencias de impactos de las especies exóticas invasoras en diferentes ecosistemas del planeta, según recoge el estudio de Alvaro Alonso y Pilar Castro-Díez.

Mas información:
"Artigo convidado de Susana Rodríguez-Echeverría"
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