21 diciembre 2017

YURI MILLARES
Secretos del bosque canario y sus árboles
El cuadro 'Pinar quemado' de Lucas de Saá, acrílico y óleo sobre lienzo, creado para el proyecto Nisfade de identificación y protección de los pinos singulares de El Hierro.| FOTO: JAVIER PÉREZ MATO

     El archipiélago canario tiene, en este siglo XXI por el que ya nos adentramos, 130 mil hectáreas de bosque y aún dispone de capacidad en su suelo para albergar otras 90 mil hectáreas más. Y aunque el ritmo de las repoblaciones varía de año en año (en función de las posibilidades presupuestarias de las administraciones públicas en cada ciclo económico), técnicos forestales consultados por PELLAGOFIO estiman que “esas 90 mil hectáreas las podríamos conseguir en 70 años”, algo que, en cualquier caso, “deberíamos intentar acortar, haciendo un esfuerzo en los próximos 30 ó 40 años para repoblarlas con ayuda del proceso natural que está en marcha”. 
      La mayor parte de los bosques canarios son pinares (unas 70 mil ha.), siendo el monteverde (nuestra exuberante y relicta laurisilva) el que ocupa el segundo lugar en extensión (unas 25 mil ha.) y el bosque termófilo el tercero en este ranking, con los palmerales, que tienen sus mayores extensiones en Gran Canaria y La Gomera.
Pinar de Pilancones, en Gran Canaria.| FOTO: TATO GONÇALVES
     Estas cifras contrastan con la realidad de cien años atrás (por ejemplo, los bosques de Gran Canaria apenas tenían a principios del siglo XX una superficie de 6 mil hectáreas). Ya a finales del XIX el navegante, naturalista y explorador francés Dumont d’Urville (Viaje pintoresco alrededor del mundo) escribía entre alarmado y sorprendido:  
El mayor error de la administración española es no haber velado por la conservación de los bosques, que son para estas islas el gran alambique de la destilación pluvial. (…) Hoy en día la expansión de este suelo pelado es tan fuerte que la nubes no hacen más que pasar sobre las islas”.

     Lo cierto es que los gobiernos españoles empezaron a tomar sus primeras medidas por esa época, enviando a conservadores de montes en una labor muy poco eficaz que el antropólogo, también francés, René Verneau explicaba porque el campesino, que “se queja de la sequía”, sigue talando “los maravillosos bosques del país en las propias barbas de los guardas”.

Monumento a la bombona
     La primera mitad del siglo XX, con sus guerras mundiales y la propia guerra civil en España, no hizo sino agravar la situación de los bosques. Con el comercio portuario bajo mínimos, los escasos recursos forestales eran lo único de que disponía la población para tener leña y carbón con la que cocinar, o los puertos para suministrar a los barcos. “A la bombona había que hacerle un monumento, porque cuando vino el gas butano la gente dejó de hacer los cortes clandestinos”, solía decir Jaime O’Shanahan, figura clave en el inicio de las grandes repoblaciones forestales que dieron la vuelta a esta dramática situación a partir de 1951.
     Las leyes que, por esa época, se dictaron en España tuvieron su efecto sobre las reforestaciones emprendidas en Canarias, aunque no exentas de sus controversias. “La ley estatal decía que todas las superficies por encima de los 900 metros debían ser forestales. En Canarias, por encima de esa altura, había agricultura y pastoreo y supuso un cambio radical en el uso del territorio. Y por eso, de alguna forma, hoy todavía se mantiene esa aversión a los pinos”, señala uno de los técnicos forestales consultados. “Pero, objetivamente –añade–, las Canarias necesitaban bosque. Gran Canaria especialmente”. El progresivo abandono de algunas actividades tradicionales, “como el pastoreo intensivo o la siega de monte de forma superficial”, tuvo como resultado que a partir de los años 70 del siglo XX, el territorio entrase en un proceso que los técnicos forestales llaman “de cicatrización”: se produce una regeneración natural tanto de los antiguos pinares, como de los relictos de monteverde e, incluso, de los palmerales. “Ayudados por el viento y sobre todo por las aves (especialmente el mirlo), las semillas viajan fuera de la superficie ocupada por el bosque, incrementando de una forma considerable la superficie forestal”, que se extiende por territorios en los que se ha abandonado la agricultura o ya no se practica el pastoreo.

Frutales forestales, también
     
Las repoblaciones forestales refuerzan notablemente esa regeneración y ampliación de los bosques canarios que, aunque en los años 50, 60 y 70 eran mayoritariamente con pino (sobre todo Pinus canariensis, pero también insigne, halepensis y pinea), a partir de los años 80 se añaden a las repoblaciones otra serie de especies: palmeras, laurisilva e incluso frutales forestales, “que es importantísimo, porque son mucho más aceptados por la población rural”, reconocen los técnicos. Se refieren a castaños, nogales, álamos negros (olmos, como son más conocidos popularmente), higueras… “Toda esa lista de especies la Administración también los ha fomentado, sabiendo que es una forma de crear ecosistema porque la fauna los necesita”, añaden.
     Llegados a este punto del artículo, puede que al lector le asalte la pregunta: ¿para qué tanto pino en vez de frutales? Los técnicos forestales lo tienen claro: “No hay que plantearse qué nos genera el pinar, sino ¿qué pasaría si no estuviese ese pinar? Es uno de los mejores usos del territorio, porque si hay un incendio el pino canario rebrota otra vez; en zonas accesibles nos produce una madera de muy buena calidad (tenemos que ser pacientes y esperar 200 años hasta que nos produzca tea, pero es un factor importante); también produce leña y pinocha (para cama de ganado, para hacer estiércol)”.
Son unos beneficios que, hasta hace poco, habían estado muchas veces vetados, de ahí esa aversión de la población rural al no permitírsele pastorear, disponer de leña o ni siquiera recoger pinocha. Incluso se multaba por cortar pasto.

Las multas: “leyenda urbana”
      Eso es hoy algo impensable (“Hace 15 años que no se tramita una multa. Lo que queda son leyendas urbanas”, aseguran en el Cabildo de Gran Canaria), pues todos reconocen ya que esas son labores (junto a los tratamientos selvícolas para sanear el bosque, con talas selectivas) que benefician al propio bosque y evitan incendios: “El pastoreo controlado es un uso sostenible muy adecuado, porque mantiene el sotobosque a raya y allá donde crece el pino muchas veces no te crece otra cosa. Lo que no tiene sentido es plantar pinos donde podemos plantar laurisilva, castaños u olmos”, reconocen hoy los técnicos que cuidan nuestro patrimonio forestal.
     Y sean de pinos o de cualquier otra especie, los bosques son –más allá de un recurso paisajístico para disfrute de la población urbana, o de un sostenedor de actividades rurales tradicionales– una necesidad para el territorio y su clima. Entre las funciones fundamentales del bosque están la producción de agua, la protección de suelos y, especialmente, la fijación de CO2 tan necesaria ante el uso y abuso de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón. “Tenemos que pertrecharnos contra el cambio climático, y la mejor defensa es tener mucha superficie arbolada porque mejora el microclima y podemos hacerle frente, de forma mucha más óptima, al desgraciado cambio climático que nos espera”, insisten.
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NOTA
*El contenido de esta página se basa en entrevistas con los técnicos forestales Carlos Velázquez, Alejandro Melián y Juan Guzmán, además de la consulta de diversa documentación a la que PELLAGOFIO ha tenido acceso y datos de investigaciones propias.

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19 diciembre 2017

CHRISTOPHE D'YVOIRE (Francia)
Histoires d'arbres: Les sacrés 2

44 MINUTOS
Disponible : 01/12/2017 al 07/01/2018

"Histoires d’arbres" nous entraîne à la découverte d’arbres remarquables, à travers celles et ceux qui les protègent. Ce volet présente deux arbres devenus sacrés : un figuier sycomore qui trône depuis près de deux cents ans dans la légendaire ville d’Aksoum, en Éthiopie, et un immense figuier des banians, dans l'État indien du Pendjab.
Dans le nord de l’Éthiopie, dans la légendaire ville d’Aksoum, un figuier sycomore trône depuis près de deux cents ans. Jadis divinisé, il est aujourd’hui le témoin immobile des rites orthodoxes des croyants, non loin de la chapelle où reposerait l’Arche d’alliance. À 4 000 kilomètres de là, dans l'État indien du Pendjab, les habitants du village de Cholti Kheri vénèrent un immense figuier des banians. Surnommé "le sage", il présente un gigantesque réseau racinaire qui couvre plusieurs hectares. Devenus sacrés, ces deux arbres, proches cousins, portent l’espérance des hommes.
 
https://latina.tv5monde.com/es/guia-de-tv/documentales/histoires-d-arbres/les-sacres-253138

Han realizado seis películas...  aquí
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17 diciembre 2017

YANNICK CHEREL, (Francia)
Histoires d'arbres, Les vénérables

44 min.  Année: 2017
Disponible : 27/11/2017 au 04/01/2018
Prochaine diffusion : mardi 9 janvier à 07h40

"Histoires d’arbres" nous entraîne à la découverte d’arbres remarquables, à travers celles et ceux qui les protègent. Gardiens d’une culture millénaire, l’araucaria au Chili et le baobab au Sénégal sont des arbres vénérables et vénérés. Refuges des génies ou incarnations d’un esprit, ils représentent un lien fort à la nature et aux ancêtres.
 
https://www.imdb.com/title/tt10850800/

Han realizado seis películas...  aquí
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15 diciembre 2017

Para distinguir los olmos

OLMOS: APRENDE A DISTINGUIRLOS
De "Olmos Vivos"

     No es infrecuente confundir a los olmos con otras especies de porte arbóreo y arbustivo con las que comparte el hábitat. Primero, por tanto, hay que saber si la planta es o no un olmo para luego distinguir, entre ellos, si se trata del olmo común (Ulmus minor), el ciliado (Ulmus laevis), el de montaña (Ulmus glabra) o el siberiano (Ulmus pumila).

¿ES UN OLMO?

     Las hojas son el carácter más robusto para distinguir a los olmos de otras especies. No obstante, la gran variedad de formas que presentan requiere a veces analizar alguna otra característica para afirmar con seguridad que se trata de un olmo. Las especies con las que es más frecuente confundirlas son el avellano, el tilo, el almez, el carpe y, en ocasiones, el chopo o incluso los Prunus.
     El carácter que mejor diferencia al olmo entre todas ellas es la asimetría en la base del limbo (un lado más desarrollado que otro), aunque sea pequeña pues solo lo comparte con el almez del que es fácil diferenciarlo por la forma de la hoja, mucho más alargada.
     Además, mientras que el limbo del olmo se aprecia un único nervio principal del que salen, a ambos lados, nervios secundarios más o menos paralelos (hoja pinnada o forma de peine); si de la base del limbo salen tres nervios principales sería un almez.
     También el tilo presenta hojas asimétricas pero tiene el peciolo más largo.
     Si aún existen dudas, pues no siempre es clara la asimetría de su hoja, o la simetría de alguno de los otros géneros, estos son algunos de los caracteres que permitirán confirmar que se trata de un olmo:
  1. Las hojas se disponen alternas. Es decir, que en el lugar de unión a la rama sólo se encuentra una hoja, no en parejas (opuestas) o en mayor número (verticiladas).
  2. El peciolo es muy corto. El rabillo que une la hoja a la es de longitud muy reducida en relación con la longitud del limbo.
  3.  El borde del limbo es irregularmente aserrado. Los bordes externos tienen que estar recorridos por una línea poligonal que forma generalmente una sucesión de dientes grandes y pequeños.
  4. Los nervios secundarios numerosos, más o menos rectos y prolongados hasta el borde.
     No obstante, dada la precoz floración del olmo, no es infrecuente encontrar olmos sin hojas pero con flores, carácter que también los diferencia. Las flores del olmo son muy pequeñas (menores de 5 mm) y poco vistosas, de color variable, pero siempre agrupadas en glomérulos que, a su vez, están dispuestos de forma alterna en la ramilla. El rabillo que los une a la rama es de tamaño variable según la especie de olmo de que se trate.
     Finalmente, si te encuentras un olmo con hojas y frutos será muy fácil identificarlos. Los frutos son sámaras pequeñas, redondeadas u ovoideas. Son frutos secos cuando están maduros, pequeños (menos de 3 cm el eje mayor), de aspecto laminar y de forma redondeada u ovada, con un pequeño corte en el extremo superior.

¿QUÉ OLMO ES?  La época del año, así como las condiciones en las que vegetan los olmos, son los factores que determinan las características a las que recurrir para identificar la especie de olmo.

Cuando sólo tienen hojas

     No siempre es concluyente el tipo de hoja para diferenciarlos debido a su gran variabilidad morfológica dentro de la misma especie. En el cuadro adjunto se detallan algunos caracteres que mejor los distinguen:

CARÁCTER

Ulmus minor

Ulmus glabra

Ulmus laevis

  Ulmus pumila

Presencia de costillas en las ramillas frecuente no no no
Longitud del limbo < 8 cm < 18 cm < 8 cm < 7 cm
Base del limbo  claramente asimétrica claramente asimétrica claramente asimétrica poco o muy poco asimétrica
Desfase entre lados en la base del limbo generalmente menor que el peciolo menor que el peciolo generalmente mayor que el peciolo mucho menor que el peciolo
Dientes del margen pronunciados pronunciados muy pronunciados pronunciados
Nervios secundarios bifurcados algunos a lo largo del limbo algunos a lo largo del limbo algunos en la base del limbo algunos a lo largo del limbo

Superficie del haz

áspera o suave

áspera o suave

suave

áspera o suave