sábado, 7 de septiembre de 2024

Historia de un rosal, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Un rosal en el desierto de Arizona

Esta no es la historia de un árbol, si no de un arbusto, pero creo que bien merece la pena que sea contada. Se trata de un rosal de Banks que crece en Tombstone (Arizona, EEUU). Pero antes de hablar de este ejemplar en concreto, veamos antes un par de circunstancias para ponernos en situación.
     El rosal de Banks (Rosa banksiae), al que los anglosajones denominan “Lady Banks rose”, es un arbusto semitrepador originario del centro y oeste de China, a altitudes de entre 500 y 2.200 m.s.n.m. Se considera que crece hasta unos seis metros de altura y, a diferencia de la mayoría de las rosas, prácticamente no tiene espinas. Sólo en brotes jóvenes y fuertes puede presentar algunas pequeñas espinas. Las flores tienen sobre unos dos centímetros de diámetro y un color que va del blanco al amarillo pálido, pasando por un color crema, dependiendo de la variedad. Todas ellas huelen a violetas y el número de pétalos varía, desde las formas simples, con cinco pétalos, a las semidobles o las dobles, con un número amplísimo de pétalos, obtenidos por la transformación de los estambres en pétalos.
     Tombstone es llamada popularmente, «la ciudad demasiado dura para morir», no tiene más de 1500 habitantes. Situada al sur del estado de Arizona, muy próxima a la frontera con México, su estación seca dura diez meses. Según se dice, el nombre procede de lo que un soldado dijo a un minero que encontraría allí: la lápida de su tumba (tombstone). Y así bautizó a la mina que en 1878 el minero que la halló, de ahí el nombre de la ciudad. 
     Tan solo tres años después tenía 8.000 residentes, además de una escuela, un periódico, cuatro iglesias, dos bancos y una sala de ópera. Tombstone se ganó la justa fama de ser de los pueblos más violentos del suroeste de los Estados Unidos (y posiblemente de los más inmundos). En la década de 1890 llegaron a residir allí hasta 15.000 personas, en un paraje semidesértico donde veinte años antes no había nada. 
      La inundación de algunas minas por un río subterráneo marcó el inicio de su declive y en la actualidad vive del turismo, con hasta 400.000 visitantes al año. A fin de cuentas, el famoso duelo tantas veces llevado al cine, del O.K. Corral (Duelo de titanes), tuvo lugar allí.
     Es momento de hablar del protagonista, del rosal más grande del mundo, según el Libro Guinness de los Records. La historia comienza en Escocia en 1884 cuando el matrimonio entre Henry Gee y Mary, al día siguiente de su boda, emigraron a Tombstone al olor de las minas. Hasta poder construirse una casa residieron en la pensión Cochise, donde al año siguiente les llegó una gran caja desde Escocia, en la que les enviaron plantas, bulbos y esquejes. Entre los esquejes había varios de un rosal blanco de Banks que Mary había plantado siendo niña. Uno de los esquejes se lo regaló a Amelia Adamson, la mujer que dirigía la pensión y con la que había hecho amistad. Juntas lo plantaron en el patio trasero, cerca de la leñera, donde sorprendentemente, aquel esqueje de rosal de origen chino procedente de Escocia, arraigó y floreció en el desierto de Arizona.
     En 1920, cuando ya habían pasado 35 años de la plantación, el matrimonio de James y Ethel Macia compraron la pensión y derribaron la antigua leñera, creando un soporte de enrejado de postes de madera y tubos de metal que podría ampliarse a medida que el rosal fuese creciendo. El sombreado del patio en el clima de Arizona, era algo que los huéspedes apreciaban y comentaban, junto a la enormidad del rosal. 
      Sería en 1933 cuando, por vez primera, una columna de periódico le diera el título de “el rosal más grande del mundo”. Tres años más tarde la pensión pasaría a llamarse “The Rose Tree Inn” (la pensión del rosal). Allí se alojó durante una semana un conocido caricaturista y empresario, Robert Ripley, conocido por sus columnas y programas sobre hechos curiosos (Ripley ¡aunque no lo crea!). Ripley llevó la noticia del rosal a sus programas y a partir de ahí, el rosal se hizo definitivamente famoso. 
     En 1953 el edificio dejó de ser pensión y pasó a domicilio privado, pero aún así el patio permaneció abierto al público para que el rosal pudiese ser contemplado. Finalmente, en 1964 los hijos y nietos de los Macia crearon el Rose Tree Museum en la antigua pensión (que aún sigue ofreciendo un par de “suites”) donde pueden admirarse fotos, libros y todo tipo de objetos relacionados con la historia de Tombstone y, por supuesto, del gran rosal que le da nombre. 
     El rosal florece, normalmente, de mediados de marzo a finales de abril, época en la que se celebra el “festival de la rosa”. Aunque nadie ha logrado explicar su increíble supervivencia, se supone que ha logrado llegar con sus raíces a alguna filtración subterránea de agua de la que, en parte, se alimenta. Aquel esqueje llegado de Escocia hace 136 años, tiene hoy un nudoso tronco que sobrepasa los cuatro metros de perímetro y una copa, soportada sobre columnas, que cubre unos 840 m2. No está mal, para vivir casi en el desierto…
 
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2 comentarios:

El tejón dijo...

Sorprendente y fantástica historia.
Saludos.

VENERABLES ÁRBOLES dijo...

Saludos, en próximos días otro rosal en el oeste americano