En algún momento del siglo
XIX que no he podido precisar, de la Magnolia grandiflora de Xubia se hizo un acodo, para
llevarlo a otra casa de sus propietarios. Como curiosidad puedo decir
que el sobrino de la entonces propietaria (y posteriormente su heredero)
se casó con la hija de los inquilinos que habitaban en la casa donde
estaba la magnolia, así que no sería extraño que ellos mismos, después de
mocear bajo el árbol, decidiesen llevarlo a la otra casa a donde fueron a
vivir en la década de 1870 y donde nacieron tres de sus cuatro hijos.
Una vez arraigado el nuevo árbol, de sus ramas basales se hicieron seis
acodos y con ellos una especie de glorieta que funcionaba como
merendero-cenador, destinado a celebraciones familiares. La situación del merenero en la parte trasera y elevado sobre la casa (aunque en la foto se
ve sólo como una mancha oscura) permitía la contemplación, sin ser
vistos, de lo que sucedía en la carretera. Por las numerosas visitas que
se recibían en la fábrica (ahora textil, antes de cobre, de armas y de
moneda) el lugar debió ser un sitio muy demandado por quienes no
acudiesen a los actos, como la visita real de 1900. En la década de
1960, cuando ya los autores habían desaparecido y la casa estaba habitada
por nietos y bisnietos, un trabajador, cortó
los lazos de unión de cinco de los árboles (...) Uno de los
bisnietos, ya fallecido, me contó personalmente el hecho, citando que el
mirador-cenador tenía incluso puerta de entrada y salida. El tronco principal medía, la última vez que fue medido, 2,75 m de perímetro, los árboles separados crecieron a su aire, desarrollándose notablemente, no así el adherido a la planta madre, que se quedó menor.
Hoy, tanto la casa como el mirador, llevan años deshabitados y deteriorándose.
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