SERVICIO DE DIFUSIÓN DE LA CULTURA CIENTÍFICA DE LA UEx, Badajoz
El tejo, una especie en peligro de extinción con cerca de 200 ejemplares en Cáceres
El tejo, una especie en peligro de extinción con cerca de 200 ejemplares en Cáceres
Los
incendios, el pastoreo y las altas temperaturas han propiciado la
fragmentación de las poblaciones de tejos y las dificultades para la
polinización. Además, se ha demostrado que la germinación en estos
ambientes marginales se ve afectada porque los roedores consumen casi la
totalidad de las semillas.
Muchos árboles acompañan cuentos y
leyendas populares. El tejo es una de estas especies, considerada
sagrada para los celtas y envuelta en un especial halo de misterio
gracias a su longevidad, puede vivir hasta 2.000 años, y las propiedades
medicinales de algunos de sus componentes, el taxol, un alcaloide
utilizado en el diseño de fármacos anticancerígenos.
El tejo, Taxus baccata L, es el único árbol catalogado como especie en peligro de extinción por el Gobierno de Extremadura, según el Decreto 37/2001. Esta especie ha sido objeto de investigación por parte del Grupo Investigación Forestal
de la Universidad de Extremadura en el marco de su línea de
investigación relativa a la biología y conservación de especies
relictas. El objetivo, iniciado en 2002, ha permitido al grupo estudiar la conservación de más de veinte especies arbóreas amenazadas,
con la finalidad de remediar el estado de conservación desfavorable, a
través de proyectos financiados en una primer etapa por el Gobierno de
Extremadura y desde 2006 mediante convocatorias del Plan Nacional de
I+D.
Los resultados del estudio advierten que el tejo vive en un ambiente marginal y en condiciones desfavorables en Extremadura. Son poblaciones fragmentadas, separadas por largas distancias que impiden la polinización
necesaria para la regeneración de la especie. “El tejo es una especie
relativamente común en el nordeste de Europa. En el sur de Europa y
Norte de África se hace cada vez más raro debido a las sequías, los
incendios forestales y el pastoreo excesivo. Todo ello ha acentuado el
declive y aislamiento de la especie”, afirma el experto de la UEx, Fernando Pulido,
responsable de esta investigación. En la Península Ibérica y en
Extremadura, el tejo habita en zonas húmedas de montaña cerca de
arroyos. “En este sentido, su inaccesibilidad se convierte en su mejor
protección frente a la amenaza del fuego y pastoreo”, sugiere Pulido.
En
un primer momento de la investigación, los expertos de la UEx han
identificado y localizado en torno a 200 ejemplares en un inventario y
mapa de esta especie en Extremadura. Esta localización previa ha
permitido llevar a cabo el estudio en las tres zonas con una densidad de
población relativamente alta, en torno a 20 y 30 árboles: Nuñomoral en
las Hurdes, que acoge la reserva más grande de tejos, Garganta de
Cuartos en Losar de la Vera y Garganta de los Papúos en el Valle del
Jerte.
Enemigos del tejo
“La
peculiaridad del tejo es que hay árboles “machos” que generan polen
pero no frutos, y árboles “hembras” que producen sólo frutos”, explica
Pulido. Para que la especie se reproduzca, el polen tiene que llegar
hasta los ejemplares productores de frutos y polinizarlos. Sin embargo,
y así lo ha demostrado el equipo de la UEx, las grandes distancias
entre los ejemplares obstaculizan la polinización. Para llegar a esta
conclusión dividieron los árboles en dos grupos, el primero polinizado
de manera natural y el segundo polinizado artificialmente. Esta
metodología ha permitido a los investigadores comprobar que los tejos
polinizados de forma artificial multiplicaron por tres la producción de
frutos. Así, queda probado que es la ausencia de polen y no otros
factores, la causa detrás de la disminución de frutos.
Además,
los investigadores han encontrado otro problema añadido a la
polinización y que afecta también a la regeneración de la especie en
ambientes marginales. Los frutos del tejo están formados por un arilo
rojo que envuelve la semilla. Su vistoso color atrae a los pájaros y
mamíferos que comen la parte carnosa y blanda del fruto, expulsando así
la semilla. De esta manera, los animales favorecen la diseminación de
las semillas y su germinación, ya que se trata de una especie
gimnosperma, como los pinos y abetos. Sin embargo, los investigadores han comprobado que el consumo de las semillas por parte de los roedores impide en muchos casos la germinación de estas.
Así es el caso sobre todo en poblaciones marginales de tejos donde las
tasas de recogida de semillas por los roedores ascienden hasta un 92,5%,
mientras que en grandes concentraciones los valores registrados son de
65,4%.
La
consecuencia de la marginación ecológica es evidente. Sin polinización
no hay frutos, y por tanto, tampoco semillas, y sin semillas no se
produce la regeneración y nacimiento de nuevos árboles. “Los tejos que
sobreviven en Extremadura son ejemplares viejos, se están muriendo y la
población no se regenera, de manera similar a lo que está ocurriendo a
las encinas en la dehesa extremeña”, señala Fernando Pulido. Ahora sólo
falta aplicar las medidas de mitigación propuestas por los expertos
para favorecer la regeneración de la especie.
Referencia:
R. Sanz & F. Pulido. “Pollen
limitation and fruit abortion in a declining rare tree, the Eurasian
yew (Taxus baccata L.): A reproductive cost of ecological marginality”. Plant Biosystems (2014) doi: 10.1080/11263504.2014.976290
R. Sanz & F. Pulido. Post-dispersal
seed depletion by rodents in marginal populations of yew (Taxus
baccata): consequences at geographical and local scales. Plan Species Biology (2014) doi: 10.1111/1442-1984.12030
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