30 agosto 2016

PIERRE PELLEGRINI (Suiza, 1968)


PIERRE dice: “Para mí, la fotografía representa un maravilloso medio para comunicarme y al mismo tiempo, para dar a los espectadores la oportunidad de sentir emociones. No estoy demasiado seguro de si soy yo quien busca los temas o si son los mismos temas los que me buscan a mí. Sin embargo, cada vez que ocurre un encuentro así, surge una imagen, perfectamente en sintonía conmigo mismo y con mi personalidad”.


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26 agosto 2016

STEFANO MANCUSO (Italia, 1965) 
Neurobiólogo de la Universidad de Florencia: “Las plantas tienen nuestros cinco sentidos y quince más”

Publicado en La Vanguardia

Es neurobiólogo vegetal de la Universidad de Florencia, fundó y hoy dirige el Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal.
Las plantas sienten?
Mucho más de lo que sentimos los animales. Y no es mi opinión o percepción, es una evidencia científica.

No es usted un iluminado.
No. Sabemos que perciben los cambios eléctricos, el campo magnético, el gradiente químico, la presencia de patógenos...

¿Oyen, ven...?
Las plantas tienen nuestros cinco sentidos y quince más. No tienen ojos y oídos como nosotros, pero perciben todas las gradaciones de la luz y las vibraciones sonoras.

¿Y les gusta la música?
Ciertas frecuencias, sobre todo las bajas (entre los 100 Hz y los 500 Hz), favorecen la germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas hacia la fuente de ese sonido, que equivale a frecuencias naturales como la del agua que corre, pero hablar o cantar a las plantas es perder el tiempo.

¿Hay sonidos bajo tierra?
Se ha descubierto que las raíces producen sonido y son capaces de percibirlo. Eso sugiere la existencia de una vía de comunicación subterránea.

Tampoco tienen nariz.
Su olfato y gusto son muy sensibles. Perciben las moléculas químicas, es su modo de comunicación, cada olor es un mensaje. Y tienen tacto, basta ver a cámara rápida cómo palpa una planta trepadora.

¿Y dice que se comunican?
Se comunican con otras plantas de la misma especie a través de moléculas químicas volátiles, mandan por ejemplo mensajes de peligro. Si un insecto se le está comiendo las hojas, la planta produce al instante determinadas moléculas que se difunden kilómetros y que avisan de que hay un ataque en curso.

¿Y cómo se defienden?
De muchas maneras. Pueden aumentar sus moléculas venenosas o producir proteínas indigeribles para el insecto. Muchas plantas al ser comidas por un insecto emiten determinadas sustancias para atraer a otros insectos que lo depreden.

Eso es comunicación entre especies.
Las plantas producen muchas moléculas químicas cuyo único objeto es manipular el cerebro de los animales, en ese contexto se inscriben las drogas.

Un ejemplo...
Estudios recientes demuestran que un naranjo o un limonero en flor actúa de diferente manera según la cantidad de polen que lleve el insecto. Si lleva mucho polen, aumenta en el néctar la cantidad de cafeína para activar su cerebro, para que se acuerde de esa planta y vuelva. Si lleva poco polen, corta la cafeína.

¿Inteligencia vegetal?
Si inteligencia es la capacidad para resolver problemas, las plantas son capaces de responder de manera adecuada a estímulos externos e internos, es decir: son conscientes de lo que son y de lo que las rodea.

¡Eso es mucho!
Hemos ignorado cómo funciona el 99,7% de la vida en el planeta y no podemos permitírnoslo porque nuestra dependencia del reino vegetal incluye -además del aire, la comida y los fármacos- la energía (los combustibles fósiles son depósitos orgánicos).

Desconocemos el 90 por ciento de las plantas.
En su evolución las plantas han producido millones de soluciones que son muy distintas de las que han producido los animales. Hasta ahora el hombre ha basado su tecnología en cómo estamos hechos nosotros: un centro de mando y una jerarquía de órganos, y así se organizan nuestras sociedades, gobiernos, máquinas...

Hay otro mundo en el que inspirarnos.
Estudiar las plantas nos dará una cantidad ingente de posibilidades tecnológicas. Por ejemplo, las redes: una red de internet y un conjunto de raíces son muy similares. Pero las plantas son redes vivas, imagine lo que podemos llegar a aprender de ellas.

¿Son altruistas?
Compiten con otras especies y cooperan si son del mismo clan. Pero hay algunos ejemplos extraordinarios en los que podemos hablar de un alto grado de altruismo. Hay una investigación muy hermosa que se hizo hace cuatro años en Canadá.

Cuénteme.
Se aisló a un gran abeto del acceso al agua, y los abetos de alrededor le pasaron sus nutrientes durante años para que no muriera. Las plantas son organismos sociales tan sofisticados y evolucionados como nosotros.

¿Cuidan de su prole?
En las plantas observamos el cuidado parental que observamos en los animales más evolucionados. En un bosque denso, para que un árbol recién nacido adquiera cierta altura para poder hacer la fotosíntesis y ser autosuficiente han de pasar al menos diez o quince años durante los cuales será alimentado y cuidado por su familia.

¿Dónde tienen el cerebro?
Las neuronas son las únicas células en los animales que producen y transmiten señales eléctricas. En las plantas, la mayor parte de las células de su cuerpo lo hacen, y en la punta de las raíces tienen muchísimas. Podríamos decir que toda la planta es cerebro.

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22 agosto 2016

OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV (Bulgaria, 1900-1986) 
Cuando entres en un bosque...

Cuando entres en un bosque toma conciencia de que una multitud de criaturas están ahí de un lado para otro, ocupadas en diferentes actividades, y que te observan...
     Trata de buscar tu lugar en relación con ellas, e incluso dirígeles la palabra para demostrarles que aprecias su trabajo…  Acércate a un árbol, por ejemplo, y dile: «¡Qué hermoso eres! ¡Qué fuerte, resistente y sólido! ¡Oh! ¡Si pudiera tener yo también tu resistencia y tu solidez! Te encargo de decirles a todos los árboles del bosque que son magníficos, que los amo; saluda a cada uno de mi parte, y transmíteles mi beso».
      Únete al árbol, y entonces, las entidades que viven en él transmitirán vuestro amor a todo el bosque. Así, mientras continúes paseando, las otras entidades que han recibido vuestro mensaje salen de los árboles para contemplarte… se sienten maravilladas y danzan a vuestro paso.
     Y cuando regreses a casa, te sentirás feliz, sentirás que saboreaste algo de la vida verdadera.
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Información : www.bosquedeolivos.com

18 agosto 2016

FEDERICO GARCÍA LORCA (Granada, 1898 - 18-8-1936)
Los álamos de plata
(80 años de ausencia)

                                                        Mayo de 1919

Los álamos de plata
se inclinan sobre el agua,
ellos todo lo saben, pero nunca hablarán.

El lirio de la fuente
no grita su tristeza.
¡Todo es más digno que la Humanidad!

La ciencia del silencio frente al cielo estrellado,
la posee la flor y el insecto no más.
La ciencia de los cantos por los cantos la tienen
los bosques rumorosos
y las aguas del mar.

El silencio profundo de la vida en la tierra,
nos lo enseña la rosa
abierta en el rosal.

¡Hay que dar el perfume
que encierran nuestras almas!
Hay que ser todo cantos,
todo luz y bondad.
¡Hay que abrirse del todo
frente a la noche negra,
para que nos llenemos de rocío inmortal!

¡Hay que acostar al cuerpo
dentro del alma inquieta!
Hay que cegar los ojos con luz de más allá,
a la sombra del pecho,
y arrancar las estrellas que nos puso Satán.

¡Hay que ser como el árbol
que siempre está rezando,
como el agua del cauce
fija en la eternidad!

¡Hay que arañarse el alma con garras de tristeza
para que entren las llamas
del horizonte astral!

Brotaría en la sombra del amor carcomido
una fuente de aurora
tranquila y maternal.
Desaparecerían ciudades en el viento.
Y a Dios en una nube
veríamos pasar.

Acuarela de Carmen Jiménez
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11 agosto 2016

CUANDO LOS ÁRBOLES MATAN

El mismo lenguaje que parece aclarar los conceptos... puede confundir nuestro pensamiento...

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08 agosto 2016

DENITH URANGO TUIRAN (Colombia, 1951)
A los árboles caídos

Los que sostienen la armonía de la tierra,
los que alzan sosteniendo combates con el viento
y atajando el furor del fuego
se yerguen indomables.

Los que le dieron majestad a la tierra Zenú,
cayeron una mañana o una tarde
bajo un hacha sin piedad
y no tuvieron ni uñas ni garras
ni dientes ni amigos.

El poder depredador
más fuerte que su longevidad;
y la guerra contra la armonía fue cruel.
Acaso supieron los hombres
qué los troncos lloraban a cada corte
Qué la tierra gemía
cuando caía un hijo suyo.

Han caído los que formaron la tierra,
los que le dieron consistencia y vigor,
han caído
y quién su semilla ha plantado
para verlos de nuevo crecer.

Está la tierra sin ellos,
sin sus aires, sin sus juegos, sin sus aguas,
sin sus ritos hacia el cielo.
Dónde sus elementales descansan
Los hombres saben eso

Ahora lloran las ninfas del bosque,
porque no tienen frondas para sus rondas,
ahora ya un venado
no juega al escondite,
esos tiempos de primaverales árboles se han ido.

La tristeza está sin árboles,
la alegría no tiene ramas ni corolas,
sólo el recuerdo de la tierra los tiene
y alguien que los vio morir una tarde.
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05 agosto 2016

JORGE CARRIÓN
La memoria de los árboles


La naturaleza lleva una contabilidad exacta del tiempo

     El cuerpo humano no registra la fecha de sus heridas. Examinando la cicatriz de tu pierna, la ciencia no puede determinar en qué año te caíste de la bicicleta; la biopsia no revela la antigüedad de un cáncer. Los cuerpos de los árboles, en cambio, recuerdan las glaciaciones, las plagas, los incendios o terremotos: todos y cada uno de los intentos de invasión que han sufrido a lo largo de sus vidas. Esa información está grabada con precisión en sus anillas concéntricas. La dendrocronología es la ciencia que estudia esas fiables bases de datos. Fue fijada como disciplina académica por A. E. Douglass, fundador en 1937 del Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Árboles en la Universidad de Arizona, que todavía sigue siendo el más importante del mundo.
     Pero que un árbol no nos impida ver el bosque: lo importante es que Douglass creó escuela. Sus métodos enseguida se expandieron hacia la arqueología (muchas construcciones primitivas estaban hechas con madera), la hidrología (los árboles también registran los flujos de agua) y sobre todo la climatología (las plantas son puertas de acceso a las cuatro estaciones de cada uno de los últimos cientos o miles de años pasados). Son muchas las universidades norteamericanas y del resto del mundo con departamentos especializados en dendrocronología. En el Cono Sur hay dos de gran prestigio: el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, con sede en Mendoza, Argentina, y el Laboratorio de Dendrocronología de la Universidad Austral de Chile. Allí se descubrió que, tras la norteamericana Pinus longaeva, con hasta 4.500 años de vida, el alerce es la especie más antigua del mundo: les permitió reconstruir las temperaturas en la zona de los últimos 3.622 años.
     ¿Son los árboles la piedra Rosetta que permite traducir el idioma de la naturaleza? En Suiza –territorio neutral– se encuentra el Instituto Federal para la Investigación en Bosques, Nieve y Paisaje, que impulsa diversos archivos, como la Bibliografía de dendrocronología, que indexa más de 11.000 referencias en la materia, y el Glosario multilingüe de dendrocronología, que traduce 351 términos especializados a media docena de idiomas. Le pregunto a su creadora, Michèle Kaennel, cómo fue la gestación de ese diccionario: “Por cada idioma reuní equipos de hasta 50 profesionales de distintas disciplinas y trabajamos en red, asesorados por los máximos expertos internacionales”, explica. El año pasado fue comisaria de una exposición sobre el bosque fósil que se ha encontrado en plena ciudad de Zúrich: “Con 13.000 años, justo tras el retiro de los grandes glaciares alpinos, es el más antiguo y mejor conservado de este tipo”.
     Observando microscópicamente esas anillas congeladas en el tiempo se puede acceder a un registro anual de la historia y de la prehistoria. “Próximamente, vamos a publicar en Nature un artículo con datos muy sorprendentes sobre un acontecimiento de la historia de Europa que nos han revelado las anillas de los árboles”, comenta entusiasmada. La escritura tiene unos 5.000 años de vida. Pero mucho antes de que los seres humanos inventáramos alfabetos, la naturaleza llevaba una contabilidad exacta del tiempo dibujando círculos en la leña y la savia. En ese idioma está escrito el auténtico Antiguo Testamento: cada una de las antiguas glaciaciones y diluvios e incendios.

INFORMCIÓN: http://elpais.com/elpais/2016/03/11/eps/1457701994_780018.html
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02 agosto 2016

JOSÉ ANTONIO LABORDETA SUBÍAS (Zaragoza, 1935-2010)
Planta un árbol

Planta un árbol sobre la tierra yerma
y ayúdale a crecer, ayúdale a crecer
igual al socialismo que tenemos que hacer,
igual al socialismo que tenemos que hacer.


Hubo un tiempo de árboles partidos
de voces acalladas, de miedos y de gritos.
Hubo un tiempo hoy ya casi vencido
que sólo las raíces crecieron al olvido.

Nadie pudo romper esas raíces,
nadie pudo matar la libertad,
nadie pudo impedir que ellas crecieran
contra el viento, la sangre y la impiedad.

Hoy están a flor de nuestras pieles
para formar un bosque sobre el mar,
la vida es implacable con el hombre,
la historia no se puede parar.
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CINCO AÑOS DE AUSENCIA...