"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti.
A los amantes de los árboles,... localización, poesía, cuentos/leyendas, etc.
viernes, 29 de abril de 2016
OAK ALLEY PLANTATION TREE TUNNEL, Louisiana, EE.UU.
Es una plantación histórica situada en el río Mississippi en la comunidad de Vacherie, Louisiana. Está protegido como Monumento Histórico Nacional.
Lleva el nombre de su rasgo distintivo, un callejón (túnel de árboles) creado por una doble hilera de robles de 240 metros de largo, que fue plantada en el siglo XVIII, mucho antes de que la casa actual fuera construida. El túnel del árboles enlaza la casa y el río Mississippi.
La Plantación de Bon Séjour ("buen vivir"), como se le denominó en un principio, se estableció para cultivar caña de azúcar. La presente mansión fue construida bajo la supervisión de George Swainy, utilizando mano de obra esclava en su mayoría, entre 1837 y 1839 por Jacques Telésforo Roman. El abuelo de Roman, Joseph Pilie, fue un arquitecto y probablemente diseñó la casa. El diseño es arquitectura del renacimiento griego, con algunas facetas de la arquitectura criolla francesa, que fue fuertemente influenciada por la arquitectura de las plantaciones del Caribe.
Higuera de Hilario. Esta foto de Parque Nacional de Timanfaya es cortesía de TripAdvisor
Cansado del mundo, decide vivir en el infierno. Ya lo conocía en parte, pues cuentan que este hombre enjuto venía de la guerra de Filipinas. Agarra a su camella y deja atrás su pueblo natal de Tinajo. Las dos siluetas surcan el mar de fuego, petrificado e hiriente. Alcanzan lo alto de una montaña. La bestia se tuche. Una de las primeras cosas que hace Hilario es plantar el esqueje de higuera que trae en el morral. Y es aquí, o quizás incluso antes, cuando historia y leyenda empiezan a confundirse, calcinada por el fuego su línea divisoria. El corazón de la bestia, dormida pero ni mucho menos muerta, palpita aquí con fuerza. Basta con escarbar un palmo y enterrar una papa para sancocharla en
minutos y a cinco metros por debajo del ardiente picón se alcanzan los quinientos grados centígrados. Pero dicen que el árbol 'pegó' y creció, aunque nunca dio fruto "porque la flor no se podía alimentar de la llama". Esto ocurrió hace un siglo. O no.... "1 de septiembre de 1730. Entre nueve y diez de la noche la tierra se
abrió de pronto cerca de Timanfaya, a dos leguas de Yaiza". Con estas
palabras mezcla de acta notarial y crónica del apocalipsis arranca el
relato del párroco local Andrés Lorenzo Curbelo, fedatario de la
irrupción nocturna del monstruo. El vómito de fuego se prolongó hasta
abril de 1736. (...)
Unos ciento setenta años después, nuestro Hilario se mudó al corazón de
este reino de escorias. Unos decían de él que era una suerte de eremita,
otros que "ruin como carne de pescuezo". Hoy en día se rinde homenaje a
su figura legendaria. Una higuera y los huesos de un dromedario
presiden el interior del restaurante El Diablo (proyectado por el
arquitecto Eduardo Cáceres con ideas del artista César Manrique), en el
Islote de Hilario, donde cada año 1'7 millones de turistas inician su
recorrido por las entrañas de esta tierra quemada y silenciosa que quedó
declarada Parque Nacional en 1974. (...)
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jueves, 21 de abril de 2016
MARTA PEÑA HERNÁNDEZ
Higueras de Lanzarote
De la Revista "Rincones del Atlántico", nº 2
(...) En Lanzarote, los despedregamientos realizados en los campos fueron de tal magnitud que desde nuestra óptica actual no es posible siquiera imaginar un trabajo tan desmesurado llevado a cabo en un mundo sin maquinaria, a fuerza de cargar cestos de piedras al hombro o a lomos de algún animal. El traslado de grandes volúmenes de arena volcánica (lapilli) hasta las tierras de cultivo para mejorar sus cualidades agrológicas mediante su transformación en arenados supuso una intervención sobre el medio de tal magnitud que cambió la apariencia de la isla. La plantación de miles de parras y árboles frutales en el fondo de hoyos abiertos en los inmensos depósitos de arena originados por la erupción de Timanfaya y la construcción de igual número de socos de piedras para abrigarlos del viento dio lugar a una de las actuaciones humanas de mayor envergadura y belleza de cuantas se hayan efectuado nunca en el Archipiélago. La rehabilitación de multitud de terrenos de cultivo sepultados por las arenas de la erupción de 1730, mediante la retirada y acumulación a su alrededor de parte de las mismas, ha constituido, igualmente, una buena muestra del empeño de las gentes de la isla por recuperar para la agricultura aquello que la naturaleza inutilizó. La construcción de pareones en las laderas de elevada pendiente, de traveseros en los cauces de los barrancos y de gavias para aprovechar las lluvias torrenciales que estacionalmente tienen lugar en Lanzarote es una muestra del trabajo ingente desarrollado para obtener suelo de cultivo en ámbitos donde predominaban los procesos de destrucción del mismo (...)
La M-119, en Michigan, también se llema el Túnel de los Árboles. Es toda una atracción turística, en una estrecha carretera sobre el lago Michigan. En el pueblo de Harbor Springs encontrará señales inequívocas que nos guían hasta esta ruta (scenic heritage route). La M-199 tiene su página en Wikipedia, donde se describen detalladamente los 44 kilómetros de este camino de árboles pintorescos.
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sábado, 9 de abril de 2016
ALEXADRE DESPLAT (Francia, 1961) El árbol de la vida (banda sonora)
Es un compositor que ha sido nominado ocho veces a los Premios Óscar, ganando uno por El Gran Hotel Budapest, siete veces a los Globos de Oro, ganando uno por The Painted Veil (película de 2006), y otras siete a los BAFTA, ganando dos por El Gran Hotel Budapest y El discurso del rey.
En el folclore vasco es muy conocido
este ser mitológico, un genio, que, como su nombre indica es euskera, es el
señor de los bosques, el señor salvaje dueño de los bosques de
Vasconia. Es el protector del bosque y de la naturaleza en general.
Su morada está en lo más profundo de los bosques o en cavernas
situadas en lugares prominentes. Tiene un enorme cuerpo de forma
humana, cubierto de pelo. Su larga cabellera le llega hasta las
rodillas, cubriendo casi todo su rostro, su pecho y su vientre. Uno
de los pies es de forma humana, pero el otro tiene planta circular,
como una gran pezuña. Algunas tradiciones orales también se
refieren a la Basandere, compañera femenina del Basajaun y de
similar aspecto y comportamiento.
Este ser mitológico tiene su
correspondiente réplica a lo largo del Pirineo, concretamente en los
valles de Tena, Ansó y Broto, donde recibe los nombres de Basajarau,
Bonjarau o Bosnerau.
Basajaun cuida también de los
rebaños, por lo que, cuando se acerca la tormenta da enormes
aullidos para que los pastores pongan a resguardo sus animales.
También los protege de los lobos. Cuando las ovejas perciben que el
genio está cerca hacen sonar sus cencerros, y así los pastores
pueden estar tranquilos porque ese día, o esa noche, saben que el
rebaño estará protegido de los lobos. A cambio, los Basajaun
reciben como tributo un trozo de pan que recogen mientras los
pastores duermen.
A veces es representado como un ser
terrorífico, de carácter maligno, dotado de fuerza colosal y
agilidad extraordinaria.
Esta versión terrorífica es la que
se refleja en la novela "El guardián" de Lourdes Redondo. En la novela los
periodistas dan ese nombre al asesino en serie que aterroriza al
valle del Baztán. Amaia, la inspectora de policía, la heroína,
nunca ha estado de acuerdo con ese nombre que se le da al asesino
porque contradice la mayoría de las versiones que se dan de
Basajaun como ser protector. Ella incluso llega a vislumbrar a Besajaun, por quien es
ayudada. A lo largo de las tres novelas es repetidamente nombrado y el concepto de benefactor y protector tanto del hombre como del bosque se va acentuando.
En otros relatos populares los basajaun aparecen como los primeros agricultores, herreros y como los primeros molineros, son maestros en
todos estos oficios y fue el civilizador
Martintxiki o San Martinico quien, mediante argucias, les arrebató
los secretos para divulgarlo a la humanidad.
"En efecto, los basajaun
cultivaban el trigo en la montaña de Muskia, sita en Atáun. Un
hombre valeroso -San Martinico-, amigo de ellos, fue a visitarlos en
su caverna. Llevaba calzado muy ancho con toda intención. Como viese
allí montones de trigo apilado, apostó con los basajaunes a ver
quién los atravesaba mejor, de un salto, sin tocar ningún grano del
cereal. Los basajaunes los atravesaron fácilmente; pero San
Martinico cayó en el centro de un montón, donde sus albarcas se
llenaron de trigo.
Luego se despidió de los
"señores salvajes" y se dirigió hacia el valle. Pronto
los basajaun se dieron cuenta de que San Martinico llevaba granos de
trigo en su calzado y lanzaron contra él un hacha, su arma
arrojadiza. Esta se metió en el tronco de un castaño del término
Mekolalde sito en San Gregorio (Atáun), distante un kilómetro de la
cueva de Muskia, y no alcanzó a San Martinico que ya se había
alejado algo más.
Ya tenían, pues, los hombres
semilla de trigo; pero no sabían cuándo sembrarla. Acercándose un
día San Martinico a la cueva de los basajaunes, oyó cómo uno de
éstos cantaba:
"Si los hombres supieran esta
canción,
bien se aprovecharían de ella:
al brotar la hoja, siémbrese el
maíz;
al caer la hoja, siémbrese el
trigo;
por San Lorenzo, siémbrese el
nabo".
En consecuencia, San Martinico
sembró su semilla de trigo en otoño y obtuvo en verano la primera
cosecha de este cereal, cuyo cultivo y el uso del pan se extendieron
luego por el mundo.
Gracias también a un ardid,
consiguió San Martinico arrancar al basajaun el secreto de la
fabricación de la sierra, según relatos de la región de Oyarzun.
El basajaun fabricaba sierras
en su taller; no así San Martinico, que carecía de un modelo para
ello. Deseando éste conocer el secreto, envió a su criado a
anunciar en el pueblo que San Martinico había fabricado la sierra.
Al oír esto el basajaun, le preguntó: ¿es que tu amo ha visto la
hoja del castaño?
-No la ha visto, pero la verá-,
contestó el criado, que luego refirió a San Martiniko lo sucedido.
San Martiniko vio la hoja dentada del castaño y labró, a su estilo,
una lámina de hierro.
De noche fue el basajaun a la
herrería de San Martinico para comprobar si éste había fabricado
alguna sierra. Al encontrar allí una, le torció alternativamente a
uno y otro lado los dientes, queriendo así inutilizarla. Pero con
ello mejoró la herramienta: ahora estaba triscada y no se agarrotaba
como le ocurría antes y les ocurría a las del basajaun. Desde
entonces se propagó el uso de la sierra por el mundo.
Con igual treta logró San
Martinico averiguar cómo el basajaun hacía la soldadura de dos
piezas de hierro. Esto ocurría en Cortézubi. Para saberlo mandó
anunciar en la región que él había descubierto el procedimiento
para soldar el hierro con el acero. Entonces el basajaun preguntó al
anunciante: "¿es que San Martinico asperjó con agua arcillosa
ambas piezas?" - No lo hizo, pero ya lo hará" - contestó
el pregonero. Y así, utilizando como fundente la arcilla con agua,
San Martinico logró la soldadura del hierro, técnica que luego se
propagó por los pueblos.
En la región de Sara cuentan
que el eje del molino de San Martinico era de roble y se quemaba
pronto inutilizándose para el trabajo. En cambio, el del molino del
basajaun duraba mucho. San Martinico mandó anunciar que su molino
funcionaba ya sin desmayo. "Eso quiere decir que le ha puesto
eje de aliso" comentó el basajaun. - "Se lo pondrá"
- contestó el pregonero. Desde entonces, gracias al ardid de San
Martinico, los hombres pudieron empezar a beneficiarse de los molinos
en todo el mundo."
Basajaun junto con Tarttalo y los
Gentiles (o Jentil), forma parte del grupo de gigantes de montaña en
la mitología vasca.
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viernes, 1 de abril de 2016
ALFREDO ZULOAGA Y GUTIÉRREZ
(Colombia) Los árboles
En el día azul del verano traslúcido del mes de Julio
ando
por el agrio camino que serpea
y cúrvase
bajo los árboles, solicitando
la piedad de las sombras.
Buenas sombras de árboles
que franjeadas por el sol,
cariñosas extiéndense
al azar
cual mujeres vencidas al amor.
Pobre camino,
lengua
mordida
por
el bochorno abrazador!
¡Pobre
camino,
brazo
agobiado
de hombre
caído
sin esperanza de resurrección!
¡Pobre camino
que no tiene fin
ni reposo en aldea ni ciudad,
y se pierde cansado en el confín
como una ansia imposible de llorar...!
Así me ofrezco yo sobre la vida
a los fuegos del mal
como un
infinito sendero de dolor,
sin hallar
ningún
punto final...
Los árboles están,
abiertos;
dados
al sol;
transfigurados,
en la luz;
arrobados,
en la quietud.
¡Inmensos en el aire sin límite
de claridad plenisolar!
Todo el azul en su ramaje,
quiébrase;
el rigor todo en su verdura,
témplase.
Y su sombra dulcísima
como un alma que inclínase
al paso de los tristes,
ábrese
en blanda seda fácil,
sobre las gijas áridas
y las ríspidas
zarzas.
Los gajos verdes, ya fructificado
y sazonado
su tesoro,
se rinden con la carga
de miel y oro;
y parecen
como múltiples manos dadivosas
que se ofrecen
amorosas.
¡Oh florido banquete de los pájaros!
¡Oh rica mesa al ágape
de los alados huéspedes,
munífica
ofrecida!
¡Oh paraíso mágico sin verjas
ni cerrojos,
vertical
símbolo del ideal!
Palacio de esmeralda de los coros
de los ligeros céfiros canoros
y las aves,
de día dado a la iluminación
y de noche a la música callada
de la constelación...
Alhambra de capricho estremecida
de secreta virtud
perenne,
que si se calla es la elación vivida,
y si se puebla es un laud
solemne. Y oro:
Dios azul, ojo inmenso,
mano regalada como espiga sin dueño,
bondad sin regateo como fuente de terreno baldío,
misericordia abierta como huerto
sin espina de cerco.
Dios azul, como cielo de verano,
abierto, como sol de mediodía,
elévame,
verdéceme,
ilumíname.
¡Hazme divino!
Sean mis virtudes
amplio ramaje de aromada fronda,
solaz de cuantos sufren
mal de nostalgia,
-pena sin origen...-
Hazme ramo de bien fructificado,
de caridad florida,
que vivífico ofrécese
a toda mano;
mano,
de fiera;
mano,
de lepra;
mano,
de nieve,
mano,
de rosa...
Hazme banquete de piedad;
holganza
de amor, ávida
de cuantos tienen avidez;
generoso,
sin número,
ni tasa,
ni medida,
como las fuentes de la vida
y como los anhelos de tu raza.
Hazme vasto,
en tu cielo;
firme,
en tu tierra;
libre,
en tu viento;
sano,
en tu lodo;
puro,
en tu lumbre.
Hazme como tus árboles, Señor,
vaso de miel
y cántaro
de frescor.
¡Como tus bellos árboles en flor,
en días de rigor
azul del verano translúcido del mes de Julio,
sea yo, Señor!
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No tengo referencias de este escritor, agradecería que alguien me mandase alguna reseña, biografía...