sábado, 20 de febrero de 2016

DANITH URANGO TUIRAN (Colombia)
Ceiba

Necesito un pedazo de tierra nueva
donde sentarme libre,
donde la poesía no desfallezca,
donde conciba en verano y de a luz en invierno.

Necesito una isla en el centro del río.
La voy a formar con piedras vivas,
le sembraré un ceibal,
un ceibal guerrero
que combata al viento
cuando venga violento contra mí.

Luego erigiré mi casa
sobre una planicie de verbos.
Mi casa de ceiba blanca,
de blanca ceiba que parezca nieve
entre la neblina del verano,
que sea nube
cuando bajen las nubes sobre ella.

Haré las puertas de ceiba roja,
el piso de ceiba amarilla:
producto de mi gran ceibal
será el lecho donde duerma;
sobre la ceiba roja
color de mi corazón
pondré mi espalda para luego soñar.

La ceiba yema de huevo
me dará el comedor familiar
donde comamos el duro pan;
no la mataré
seguirá dando combates
a la lluvia, al aire, al sol,
será viva.

Que no sirva para mi muerte,
mejor abonarla con mis cenizas.
Crecerá hasta tocar la luna,
hasta tocar el sol,
me servirá de escalera viva,
conocerá las latitudes
no quedará pobre la tierra.

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