El chopo cabecero de Teruel consigue el tercer puesto como Árbol Europeo del Año
Por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría)
Contra todo pronóstico el chopo cabecero
de Aguilar del Alfambra (Teruel) ha conseguido el tercer puesto en la
competición Árbol Europeo del Año 2015, por detrás del roble de
Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría). Miles de
ciudadanos europeos
han votado durante el pasado mes de febrero entre las 14 candidaturas
presentadas de otros tantos países. Se trata de un certamen que se lleva
celebrando cuatro años -con el fin de destacar los árboles viejos como un importante patrimonio natural y cultural a proteger-, pero nunca antes de había presentado una candidatura española.
El ejemplar elegido fue el Chopo Cabecero del Remolinar, un centenario álamonegro de Aguilar del Alfambra que representa a la cultura campesina de las altas sierras de Teruel. Es un símbolo. El símbolo de la gran chopera del Alto Alfambra, la mayor concentración de chopos trasmochos de toda Europa. Un paisaje único y espectacular.
Desde las asociaciones organizadoras de esta candidatura se
hace una valoración muy positiva del resultado obtenido. Las
circunstancias no eran favorables, pues el concurso carecía de tradición en España,
era prácticamente desconocido. El chopo es un árbol humilde, no tiene
el carácter legendario del haya, la longevidad del tejo o la
majestuosidad del roble. Igualmente el Chopo Cabecero del Remolinar
tampoco tenía el prestigio histórico
o de la popularidad de otros candidatos. Asimismo, situado en un remoto
pueblo de las tierras altas de Teruel, en un territorio casi
deshabitado y con la población envejecida, contaba con una notable desventaja demográfica a
la hora de recabar votos. Sin embargo los 13.951 votos conseguidos ha
sido una cifra muy alta, muy superior a las expectativas más optimistas.
En este concurso lo importante es la historia y la relación
con las personas. Se buscan árboles que sean una parte integrante de la
comunidad humana junto a la que viven. Desde las asociaciones que
promovieron la candidatura turolense consideran
que los objetivos se han alcanzado con creces. Por un lado se ha
conseguido poner de relieve la relación afectiva que tenemos las
personas con los árboles con los que convivimos, organismos que forman
parte de nuestras vidas aunque no siempre seamos conscientes de ello. En
segundo lugar, se ha dado a conocer el paisaje del chopo cabecero del
Alfambra y, por extensión, de las riberas del sur de Aragón, uno de los
agrosistemas más valiosos y originales de la Península Ibérica. Y, por
último, por ofrecer la oportunidad de difundir el interés de la cultura rural de las tierras altas de Teruel, unas comarcas todavía poco conocidas.
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