viernes, 6 de marzo de 2015

El chopo cabecero de Teruel consigue el tercer puesto como Árbol Europeo del Año

Por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría)


El chopc cabecero del Remolinar, es un centenario álamo negro
Contra todo pronóstico el chopo cabecero de Aguilar del Alfambra (Teruel) ha conseguido el tercer puesto en la competición Árbol Europeo del Año 2015, por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría). Miles de ciudadanos europeos han votado durante el pasado mes de febrero entre las 14 candidaturas presentadas de otros tantos países. Se trata de un certamen que se lleva celebrando cuatro años -con el fin de destacar los árboles viejos como un importante patrimonio natural y cultural a proteger-, pero nunca antes de había presentado una candidatura española.
El ejemplar elegido fue el Chopo Cabecero del Remolinar, un centenario álamonegro de Aguilar del Alfambra que representa a la cultura campesina de las altas sierras de Teruel. Es un símbolo. El símbolo de la gran chopera del Alto Alfambra, la mayor concentración de chopos trasmochos de toda Europa. Un paisaje único y espectacular.
Desde las asociaciones organizadoras de esta candidatura se hace una valoración muy positiva del resultado obtenido. Las circunstancias no eran favorables, pues el concurso carecía de tradición en España, era prácticamente desconocido. El chopo es un árbol humilde, no tiene el carácter legendario del haya, la longevidad del tejo o la majestuosidad del roble. Igualmente el Chopo Cabecero del Remolinar tampoco tenía el prestigio histórico o de la popularidad de otros candidatos. Asimismo, situado en un remoto pueblo de las tierras altas de Teruel, en un territorio casi deshabitado y con la población envejecida, contaba con una notable desventaja demográfica a la hora de recabar votos. Sin embargo los 13.951 votos conseguidos ha sido una cifra muy alta, muy superior a las expectativas más optimistas.
En este concurso lo importante es la historia y la relación con las personas. Se buscan árboles que sean una parte integrante de la comunidad humana junto a la que viven. Desde las asociaciones que promovieron la candidatura turolense consideran que los objetivos se han alcanzado con creces. Por un lado se ha conseguido poner de relieve la relación afectiva que tenemos las personas con los árboles con los que convivimos, organismos que forman parte de nuestras vidas aunque no siempre seamos conscientes de ello. En segundo lugar, se ha dado a conocer el paisaje del chopo cabecero del Alfambra y, por extensión, de las riberas del sur de Aragón, uno de los agrosistemas más valiosos y originales de la Península Ibérica. Y, por último, por ofrecer la oportunidad de difundir el interés de la cultura rural de las tierras altas de Teruel, unas comarcas todavía poco conocidas.
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