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Olivo de Casinos |
A principios del siglo XX, cuando el
interés de la inmensa mayoría estaba centrado en colonizar
territorios naturales para convertirlos en urbanos, agrícolas o
industriales, hubo un ilustrado valenciano que fue consciente de los
valores que se estaban perdiendo en el proceso. Se llamaba Rafael
Janini y trabajaba como ingeniero agrónomo en la Diputación de
Valencia, donde se ocupaba preferentemente de buscar remedios contra
la plaga de la filoxera, que estaba arruinando los viñedos de casi
toda Europa.
Janini (Tarragona 1866 – Valencia
1948) publicó y tradujo numerosos libros y artículos de gran altura
científica. Pero su obra más personal, y sin duda la más avanzada
a su tiempo, se titula “Algunos árboles y arbustos viejos de la
provincia de Valencia”. Se trata de la primera publicación
española y una de las pocas del mundo en aquel remoto 1914 donde se
recoge de forma exclusiva una muestra ilustrada de lo que hoy
llamamos árboles monumentales o singulares.
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Olmos negros del calvario de Chelva |
Del libro llama la atención la visión,
la intención y la profundidad del mensaje, reflejado ya en el
prólogo: “No será posible conseguir una repoblación forestal
intensa y duradera, y todos los esfuerzos de los amigos del árbol
quedarán reducidos a buenas intenciones, chispazos y lirismos,
mientras no dé un gran avance la repoblación intelectual”.
A principios del siglo pasado existió
una dedicación especial en fomentar la cultura del árbol y llevar a
cabo mejoras en el cuidado y plantación de todo tipo de arbolado.
Hay que destacar las actividades de la Sociedad Amigos de la Fiesta
del Árbol que volvió a instaurar la celebración de esta festividad
en muchos pueblos. Entre los miembros más conocidos se encuentran
Ricardo Codorniu, Joaquín Costa, Rafael Piug y Valls o Andrés
Avelino de Armenteras.
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Olmo de Aras |
Buscando este reverdecimiento de la
mentes, Janini regaló cada ejemplar de la obra a una persona muy
concreta y que de alguna manera podría ayudar a convencer a
políticos y ciudadanos de la necesidad de repoblar España. El libro
era tan anómalo en aquella época que Janini tuvo que editarlo a su
cargo. Sólo pudo imprimir 300 ejemplares, teniendo en cuenta que
cada una de las 46 fotografías de cada árbol está reproducida
sobre papel para reducir los costes y conseguir la máxima tirada.
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Olivo de Pedralva |
Las fotografías revelan además un avanzado concepto de la relación entre los humanos y los árboles. En muchas de ellas aparecen personas, que no sólo dan idea del tamaño de los ejemplares, sino que proporcionan información etnográfica. Son, en su mayoría obra de Saturnino Muñoz Latorre, perito químico, aparejador y colaborador de Janini, que las obtuvo sobre placas de cristal emulsionado, cuando ambos trabajaban en la Diputación de Valencia. Parte -23- de estas placas acaban de ser recuperadas por el Departamento de Árboles Monumentales de IMELSA de la Diputación de Valencia, justo cuando se cumple un siglo de su publicación, pasando a formar parte del Patrimonio Cultural
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