sábado, 14 de diciembre de 2013

Ciudad de Buenos Aires:
El Gobierno taló un histórico ombú en una plaza céntrica
En Plaza Roma, en la ciudad de Buenos Aires, había un ombú histórico, de nudosas raíces; en su tronco, de dimensiones colosales, un corazón enlazaba los nombres "Paulo y Beatriz"; durante el día, era el refugio de enamorados, también la sombra para una buena siesta en verano; por las noches, era casa para los sin techo. Desde el martes pasado, ya no hay ombú, ni refugio, ni sombra. Quedó apenas parte del tronco y las raíces, como serpientes inmensas en la tierra.
El Observatorio de Políticas Urbanas y Patrimoniales es una de las ONG que se ocupa del tema. Uno de sus miembros fundadores, Matías Profeta, informó que el árbol fue talado el martes pasado, luego de la tormenta del lunes. Según constataron en la organización, algunas ramas del ombú habían sido afectadas por los vientos, pero nada que hiciera pensar en una tala feroz. "Nos encontramos con un cerco de cintas amarillas, como las que coloca el gobierno de la ciudad en lugares de obras públicas. No sabemos por qué esta tala. No nos dieron una explicación formal de por qué decidieron destruirlo así", agregó.
En la red social Twitter y en Facebook sólo se leen comentarios de indignación, desconcierto y tristeza. Ninguna palabra del gobierno porteño al respecto. En el área de Ambiente y Espacio Público, dijeron que por los daños de la tormenta se vieron obligados a la poda. Estaba seriamente dañado, informaron, con riesgo de caerse. La intención es recuperarlo, no sacarlo, enfatizaron. Reconocieron que llevará un tiempo importante que recupere las ramas y el follaje.

La Nación

Y...  Buenos Aires tiene unos cuantos ombús, pero no hay que tratarlos tan despiadadamente como a este. Un ombú se recupera fácilmente de una tormenta, pero esta ha sido incomparable, pobres porteños, pasarán años sin su ombú.


Entonces (como Vicente Barbieri en su Rincón de la eternidad, citado en Horacio Salas, La Poesía de Buenos Aires, Pleamar, Bs. As., 1968) ya no es posible la delicada poesía de lo verde:  

                               Yo contemplo
Al hombre de la plaza, el alejado,
Que la ciudad ignora,
Las ciudades no saben- están lejos-
Que una plaza como ésta es el exilio
Dónde el tiempo reúne tres instantes:
un hombre,
un banco,
un árbol.

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