Escudo de El Hierro |
El siguiente texto, extraído de la “Historia de la Conquista de las siete islas de Canaria” (1602), es la principal referencia del mítico árbol desaparecido en 1610. Posteriormente otros muchos cronistas hablarán de este monumental til (Ocotea foetens)
“Este lugar y término donde está este árbol se llama Tigulahe, el cual es una cañada que va por un valle arriba desde la mar, a dar a un frontón de un risco, donde esta nacido en el mismo risco el Árbol Santo, que dicen llamarse en su lengua garoé; el cual por tantos años se ha conservado sano, entero y fresco; cuyas hojas destilan tanta y tan continua agua, que da de beber a la isla toda.
(…) y no se sabe qué especie de árbol sea, más de que quieren decir que es til. Está sólo, sin que de su especie haya otro árbol allí. (…) La manera que de destilar agua este Árbol Santo o garoé, es que todos los días por las mañanas se levanta una nube o niebla del mar, cerca de este valle, la que va subiendo con el viento Sur o Levante de la marina por la cañada arriba, hasta dar con el frontón; y, como halla allí este árbol espeso, de muchas hojas, asiéntase en él la nube o niebla y recógela en sí, y vase deshaciendo y distilando por la hojas todo el día, como suele hacer cualquier árbol que, después de pasado el aguacero, queda distilando el agua que recogió”.
(Texto de la entrada del recinto del Garoé-Isla del Hierro)
Los vientos aliseos, cálidos y cargados de humedad, chocan contra las islas a una altura media de 800m. Este es el sistema con el que captan, si conservan la cubierta vegetal, hasta un 80% del agua. Para entender bien el fenómeno sólo tenemos que visualizar un cuarto de baño y una ducha de agua caliente. El vapor rápidamente se condensa en las superficies lisas y frías, tal y como sucede en las hojas anchas, lustrosas y frías de la laurisilva, el conjunto de árboles de diversas especies de la zona media de las islas de la Macaronesia (Canarias, Madeira, Azores, Salvajes y Cabo Verde).
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