"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti.
A los amantes de los árboles,... localización, poesía, cuentos/leyendas, etc.
01 julio 2025
RAFAEL MORALES CASAS (Toledo, 1919-2005) La acacia cautiva
Cercada por ladrillos y cemento, por asfalto, carteles y oficinas, entre discos de luz, entre bocinas una acacia cautiva busca un viento.
Busca un campo tranquilo, el soñoliento río sonoro que en sus aguas finas lleva luces que fluyen diamantinas en sosegado y suave movimiento.
Busca el salto del pez, el raudo brillo de su escama fugaz y repentina, con rápida sorpresa de cuchillo.
Busca la presurosa golondrina, no la brutal tristeza del ladrillo que finge roja sangre en cada esquina.
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28 junio 2025
ANTONIO MADRIDEJOS Las sabinas de los Monegros y la leyenda de la Armada Invencible Una especie adaptada a la estepa
En la carretera que lleva de Castejón a Sariñena, justo antes de llegar al pueblo de Pallaruelo, se puede observar una de las últimas representaciones del sabinar que antiguamente cubría buena parte de los Monegros. No son ejemplares solitarios que han sobrevivido en lindes o terrenos abruptos, como suele ser más común en esta comarca de Aragón, sino que los hay a centenares. Vistos desde lo lejos, los árboles, que crecen marcando la frontera entre pequeñas fincas, se observan como un bosque denso que destaca sobre el suelo claro. Mi colega periodista Ernest Alós, buen conocedor de la zona, me comenta que más al sur de Bujaraloz, en la llamada Retuerta, se encuentra otro sabinar de tamaño aún mayor y menos modelado por la mano del hombre. Son de una belleza desconcertante. Una visita ineludible.
Sabinar cerca de Pallaruelo de Monegros, en el municipio de Sariñena. @arbolesconhistoria.com
El follaje perenne y oscuro de las sabinas albares dio nombre a la comarca -los Montes Negros-, pero los Monegros nunca fueron el bosque impenetrable que de repente fue esquilmado para la construcción de los navíos de la Armada Invencible (o Gran Armada), como todavía reiteran algunas guías turísticas e incluso sesudos ensayos. «Cada poco tiempo se repite el mismo mito», lamenta Gemma Grau, técnica de la Oficina de Turismo de los Monegros, en Sariñena. La deforestación fue un proceso gradual que se inició en los siglos XIII-XV y cuyos principales motores fueron la transformación del terreno para el pastoreo del ganado, la agricultura y el aprovechamiento de la leña. En definitiva, «un resultado del crecimiento demográfico de la comarca en aquellos siglos», expone Grau. «En la actualidad únicamente quedan retazos forestales en lugares con relieve, pues todo aquello, productivo o no, que pueda labrarse ha sido labrado», sintetiza César Pedrocchi, biólogo del CSIC, ya jubilado, en Ecología de Los Monegros.
La paciencia como estrategia de supervivencia. Los cultivos, tanto de secano como de regadío, constituyen ahora el elemento paisajístico más común de la comarca, muy por delante de las zonas forestales y las estepas. Afortunadamente, el proceso se ha revertido en las últimas décadas. «La presión de la ganadería se ha reducido -explica Ramiro Muñoz, biólogo de la reserva de la Laguna de Sariñena-. Al no haber tanto ramoneo, los árboles crecen con más facilidad». Lo que pasa, añade Muñoz, es que «aquí llueve poco y la recuperación va lentamente».
Sabinar cerca de Monegrillo, con la sierra de Alcubierre al fondo. @arbolesconhistoria.com
La sabina albar (Juniperus thurifera) es una conífera adaptada a la dureza del clima estepario de los Monegros, caracterizado por unos inviernos muy fríos, unos veranos cálidos, viento y en general unas precipitaciones muy modestas, del orden de 350-400 litros anuales por metro cuadrado [En las zonas más elevadas y sin inversión térmica, como ocurre en la sierra de Alcubierre, aparece el pino carrasco.] Aunque estas condiciones se mantienen relativamente estables desde hace al menos 8.000-10.000 años, tras finalizar la última glaciación, el paisaje ha sufrido una transformación completa debido a la influencia humana.
Tronco de sabina albar
Así, por ejemplo, los abundantes bosques abiertos de sabina que sugieren los registros geológicos han quedado esquilmados y ahora en su lugar florecen plantaciones de maíz o alfalfa. Y los ejemplares solitarios que aún pueden observarse se han conservado para marcar límites entre propiedades o como hitos para una buena orientación. En cualquier caso, «el sabinar nunca ha sido un bosque tupido. Ni aquí ni en ningún sitio. La sabina vive en lugares muy duros, con pocos recursos de agua, y para resistir ha desarrollado un gran sistema radicular que dificulta que los árboles crezcan muy juntos», insiste Ramiro Muñoz. Además, según el biólogo, «la salinidad de la comarca difícilmente permitiría el desarrollo de un bosque muy denso». Una manera de comprobar cómo fue la desaparición gradual de los sabinares monegrinos es acudir a la geología. En este sentido, el delta del Ebro es un inmejorable «testigo» del proceso, según la definición de César Pedrocchi. La deforestación a partir del siglo XIII debido a la presión ganadera y las necesidades de leña supuso una erosión del terreno que se tradujo en unos grandes aportes de sedimentos en el cauce del río. Como consecuencia, el antiguo estuario del Ebro, situado casi 200 kilómetros aguas abajo, se fue convirtiendo progresivamente en el delta que hoy en día conocemos. La Armada Invencible llegó más tarde. Así que, como dice Pedrocchi, «muy posiblemente lo que se taló en los Monegros [para construir los navíos] serían los restos del gran bosque que sobrevivió al primer milenio».
Sabina cerca de Castejón de Monegros. @arbolesconhistoria.com
El relato de la flota naval resulta poco creíble. Se estima que para la construcción de un galeón del siglo XVI se necesitaban 900 robles o pinos, que fueron los árboles más empleados, y un poco menos, unos 200-300, para una galera. La escasez de madera fue efectivamente un grave problema en la industria naval española entre los siglos XVI y XIX, lo que motivó la redacción de varias leyes para fomentar la explotación más sostenible de los bosques, pero difícilmente se echó mano de las sabinas. O, como mínimo, las sabinas de los Monegros nunca fueron la primera opción.
Sabinar de Pallaruelo. @arbolesconhistoria.com
Su madera es muy apreciada por su resistencia a la putrefacción por humedad, pero los ejemplares suelen ser de altura moderada -no aptos para mástiles y otras piezas de las largas dimensiones- y en sus troncos abundan los nudos. «Creo que se pudieron talar algunas sabinas de los Monegros, pero serían solo las insignes, las que superaban unas determinadas dimensiones», dice Ramiro Muñoz. En opinión del biólogo de Sariñena, el motivo fundamental de la deforestación de la comarca fueron las quemas que se realizaron para obtener prados para que pastara el ganado. «La leyenda de la Armada Invencible se sigue explicando pese a que hay numerosas evidencias en su contra», insiste Gemma Grau. La técnica de la Oficina de Turismo de los Monegros comenta otro motivo de escepticismo: «Trasladar grandes troncos hacia el Cantábrico, desde donde partió la flota, remontando el Ebro a contracorriente y con un cauce cada vez más pequeño sería sumamente difícil». Lo habitual es que la madera de Aragón demandada para la construcción (no solo de barcos) procediera de los Pirineos, avanzara a través del Cinca y luego se trasladara por el Ebro hasta Tortosa. Fueron las actuales comunidades de Asturias y Cantabria las que suministraron la mayoría de los árboles necesarios para la construcción naval. Quizá no todos, pero sí la mayoría. Lo hemos leído aquí: https://www.arbolesconhistoria.com/2021/06/30/sabinas-monegros-armada-invencible/
EL OLIVO DE FUENTEBUENA en Arroyo del Ojanco, Jaén
Jaén es tierra de olivos pero también del olivo. Hay olivos muy ancianos y los hay también de gran porte (lo que no tiene que ver con su edad) repartidos por diferentes municipios de la geografía provincial. Pero tiene uno único en la Sierra de Segura, más concretamente en el término municipal de Arroyo del Ojanco, en Fuentebuena. Allí reside el árbol más grande del mundo de esta especie, un olivo con más de diez metros de altura y un tronco con casi cinco metros de perímetro. Así está recogido en el libro Guinness World Records sobre un olivo cuya copa tiene una proyección de 116 metros cuadrados y sus dos gruesas ramas, en las que se divide el tronco, miden 2,10 y 2,80 metros de diámetro. A ello habría que sumar su capacidad productiva, que ronda los 600 kg. de aceituna por campaña (un olivo adulto en regadío no suele llegar a los 70 kg.). Una auténtica maravilla de la natural del cual una leyenda cuenta que fue plantado por unos monjes mendicantes poco después de la reconquista cristiana de estas tierras que estaban en manos de los musulmanes. Según cuenta el mito lo hicieron un Domingo de Ramos, procurando que no les faltase el aceite de oliva destinado a los Santos Óleos, y es por esto que el árbol ha alcanzado estas descomunales dimensiones. Lo que es completamente cierto y contrastado es que su riqueza medioambiental ha hecho que la Junta de Andalucía lo tenga catalogado como Monumento Natural.
Otro de los motivos por el que este olivo es único es porque hasta hace muy poco albergaba dos variedades distintas de aceitunas: picual y arbequina. Desde el Ayuntamiento de Arroyo del Ojanco aseguran que se trata de uno de los símbolos del pueblo, uno que «ha resistido tantas generaciones entre cierzos y vendavales, entre hielos de crudos inviernos y veranos de sequedad extenuante». Para acceder a la oliva de Fuentebuena hay que dirigirse desde el núcleo urbano de Arroyo del Ojanco, a la carretera local JV-7.005 en dirección a Beas de Segura. Al pasar por el cruce de Prados de Armijo, el olivo queda a unos cincuenta metros de la carretera.
VIRGINIA MARTÍN, en Diario de Burgos (junio2025) Dolor en este pequeño pueblo de Burgos: Se talan seis de sus diez robles centenarios
Los vecinos de Tolbaños de
Abajo lloran la "retirada" de los ejemplares que luchaban por proteger
desde hace un año. Se han talado para ampliar la carretera que une a la
localidad con Tolbaños de Arriba. Personalidades como la Baronesa
Thyssen habían mandado su apoyo a la plataforma, que vuelve a
concentrarse mañana jueves a las 20 horas frente a la Diputación.
Adiós a los gigantes verdes. Tolbaños de Abajo
llora la pérdida de seis de los diez robles centenarios que trataba de
proteger desde hace un año. Y es que tras la comunicación, el pasado 9
de junio, del cierre de la carretera que une Tolbaños de Abajo y
Tolbaños de Arriba, la plataforma ‘Salvemos a los Robles Centenarios de Tolbaños de Abajo’ ha anunciado que el pasado martes 17 de junio «han derribado los primeros robles centenarios sin que se haya recibido respuesta a las distintas reivindicaciones».
La tala de más de mitad de los árboles se produce a un mes de que el Tribunal
Superior de Justicia de Castilla y León haya citado el próximo 8 de
julio a los técnicos de la Fundación Oxígeno que redactaron el informe
en el que se planteaba un proyecto alternativo de carretera que evitaba la tala de la mayoría de los ejemplares. Además, la plataforma había sido contactada por un investigador del CSIC de Zaragoza, que está a la espera del permiso de la Junta de Castilla y León, «para estudiar los robles que pueden verse afectados».
Por todo ello, la Plataforma volverá a concentrarse el jueves 19 de junio a partir de las 20 horas frente a la sede de la Diputación de Burgos para «seguir luchando por la defensa del patrimonio natural de la Sierra de la Demanda y que no continúen las obras en el tramo de la Dehesa de Tolbaños de Abajohasta obtener el resultado del procedimiento judicial iniciado».
Los miembros de la entidad reiteran que, de lo contrario, «se
produciría una pérdida irreparable en el patrimonio natural de la Sierra
de la Demanda y, por ende, de la provincia de Burgos».
La lucha de estos vecinos arrancaba el pasado año 2024.
En abril de ese mismo año aparecían en varios robles marcas para su
tala sin que se hubiera comunicado nada a las localidades. «Tampoco
tenemos constancia de que se abriera un proceso de reclamaciones»,
apuntan desde la propia plataforma, que desde ese momento y de forma
constante ha exigido que «las obras de la ampliación de la vía respeten el entorno natural», apuntó Diego Serrano, miembro de la plataforma, este periódico días antes de la tala.
La obra era necesaria pero no así. «Estamos de acuerdo en que las obras de mejora son necesarias en esta carretera. Los vecinos llevamos reclamándolas desde hace años, pero también creemos que era importante buscar la manera de proteger todos los árboles centenarios que podamos», señalaba Serrano.
Memoria vecinal
A lo largo de
estos más de doce meses, los vecinos a través de la plataforma han
desarrollado diversas acciones de protesta y sensibilización. Entre
ellas, han registrado una petición en change.org que ha logrado reunir más de 20.000 firmas.
«Todos los que hemos tenido la suerte de disfrutar de este entorno
medioambiental único y singular sabemos que es un privilegio y un regalo
de la naturaleza que debemos proteger y cuidar», apuntó Serrano, al
tiempo que señala que «se trata de parte de la herencia que nuestros antepasados nos legaron para que cuidáramos. Por esta dehesa pasearon los abuelos de nuestros abuelos».
La mismísima Baronesa Thyssen-Bornemisza mostraba su apoyo a la plataforma a través de una carta que hizo pública la propia entidad a
través de un comunicado. La aristócrata ha demostrado a lo largo de los
años su compromiso con el patrimonio natural y una de sus instantáneas
más recordada la retrataba en 2007 encadenada a uno de los árboles
situados frente al propio Museo Thyssen al grito de ‘¡No a la tala!’. En
la carta, la baronesa señalaba que la tala ‘supondría una gran pérdida,
ya que se trata de una arboleda histórica para la localidad y para el
Valle de Valdelaguna’ y apuntó que ‘es fundamental preservar el
patrimonio natural buscando otras alternativas al trazado de la
carretera’. Thyssen cierra la misiva asegurando a la plataforma su
‘ayuda o apoyo’ y deseando que ‘este escrito pueda ser útil, confiando
en que la Diputación de Burgos considere firmemente la protección de ese arbolado’.
UNIVERSIDAD DE OVIEDO, marzo 2025 El cambio climático amenaza al castaño en la Península Ibérica
El investigador Pedro Álvarez, de la Universidad de Oviedo, junto a un castaño.
El castaño europeo (Castanea sativa), una de las especies nativas más emblemáticas de la Península Ibérica, fue inicialmente promovido por griegos y romanos debido a su alto valor alimenticio y forestal, aunque no fue hasta la Edad Media cuando su cultivo se consolidó como una práctica habitual en muchos sistemas agroforestales, ya que proporcionaba madera de alta calidad y frutos básicos para las comunidades rurales. A lo largo de los siglos, ha mantenido un papel relevante en los ecosistemas ibéricos y en la economía local, pero el impacto del cambio climático podría poner en jaque su distribución y capacidad productiva en las próximas décadas. Un estudio publicado en la revista Frontiers in Forests and Global Change y en el que participan investigadores de la Universidad de Oviedo, de la Universidad de Santiago de Compostela, del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo, CSIC, Principado de Asturias), de la Universidad de Granada y de la Fundación Oso Pardo ha evaluado la idoneidad del hábitat del castaño hasta el año 2100 bajo diferentes escenarios climáticos. Los resultados anticipan una tendencia a la reducción de esa idoneidad, con pérdidas más pronunciadas en las regiones mediterráneas, mientras que las zonas atlánticas presentan una mayor resiliencia. Pedro Álvarez, profesor del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, subraya que el hábitat idóneo del castaño está estrechamente vinculado a regiones húmedas, con precipitaciones anuales superiores a ochocientos litros por metro cuadrado y temperaturas medias de entre diez y quince grados centígrados. Estas condiciones se encuentran en la actualidad principalmente en el norte de la Península Ibérica. “Las proyecciones climáticas de nuestro estudio indican que el hábitat idóneo para el castaño sufrirá una reducción progresiva en las próximas décadas, especialmente en las regiones mediterráneas, donde el aumento de temperaturas y la disminución de precipitaciones limitarán su capacidad de supervivencia”, apunta este investigador. En cambio, “las regiones atlánticas, con mayores niveles de humedad, muestran una mayor resiliencia frente al cambio climático, aunque el castaño podría verse afectado por la competencia con otras especies más adaptadas a las nuevas condiciones”, añade. Como consecuencia, se estima que el castaño experimentará un desplazamiento altitudinal de unos sesenta metros de media, migrando hacia zonas más elevadas donde las condiciones ambientales sean más favorables.
¿Cómo asegurar su supervivencia? El estudio, publicado en una de las revistas de más impacto en su área del conocimiento, también destaca la necesidad de estrategias de mitigación y adaptación para asegurar la supervivencia del castaño en la Península Ibérica. Entre las principales medidas recomendadas por sus autores se encuentran la selección genética de variedades más resistentes a la sequía y a temperaturas extremas, el manejo eficiente del agua en plantaciones agroforestales y la restauración de ecosistemas forestales degradados. “Estas acciones serán fundamentales para garantizar la sostenibilidad del castaño a largo plazo y preservar su papel en la biodiversidad y en la economía rural de muchas regiones ibéricas”, apunta el profesor de la Universidad de Oviedo.
Rodal de castaños sometidos a podas periódicas.
El castaño no sólo representa una fuente de recursos madereros y alimentarios, sino que también desempeña un papel clave en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas forestales. Los autores del trabajo explican que su declive podría generar cambios en la composición de los bosques y en la disponibilidad de hábitats para diversas especies, lo que afectaría tanto a la flora como a la fauna dependiente de estos ecosistemas. Por ello, la investigación y el desarrollo de estrategias de conservación y adaptación se presentan como un reto prioritario para científicos, gestores forestales y comunidades rurales que dependen de este recurso.
Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto LIFE19 NAT/ES/000913 "Osos con Futuro", financiado por la Unión Europea y coordinado por la Fundación Oso Pardo. También ha recibido apoyo financiero adicional del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España.