"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti.
A los amantes de los árboles,... localización, poesía, cuentos/leyendas, etc.
24 marzo 2019
BÜKKÁBRÁNY, Hungría
Hace pocos años, en la mina de lignito del Bükkábrány, las
labores descubrieron 16 troncos fosilizados de Taxodium distichum (Ciprés de los pantanos), especie dominante en la formación del lignito
de este yacimiento que data del Mioceno. Se estima que las dunas de arena
impulsadas por el viento, cubrieron estos troncos impidiendo su
transformación en lignito y preservándolos en pie, en su lugar de
crecimiento.
Fotografía compartida por Préhistorique Dunkleosteus
Estos cipreses vivieron hace ocho millones de años. Tenían una altura de 40 metros y dieron origen a la actual mina de lignito que alimenta una de las
centrales eléctricas más grandes de Hungría.
El descubrimiento, el primero de árboles tan antiguos en Europa, provocó
mucho revuelo entre los científicos, ya que les permitió estudiar mejor
el clima del Mioceno.
La provincia de León cuenta con 46 árboles catalogados como «monumentales», algunos con más de 1.000 años, según
la plataforma internacional ‘Monumental Trees’. Repartidos por todo el
territorio, su elección se encuentra motivada por su elevada edad, su
destacable altura y grosor o ciertos elementos de singularidad que los
hacen únicos.
El Bierzo, especialmente en la zona de los Ancares,
y la Montaña oriental son las comarcas que presentan un mayor número de
árboles monumentales. La mayoría de estos ejemplares cuentan con apodos y sobrenombres
de larga tradición y son reconocidos y apreciados por los vecinos de
los entornos en los que echaron sus raíces. Algunos incluso sirven como
reclamo turístico y lograr atraer un buen número de visitantes a los
bosques en los que habitan. Aunque la mayor parte de estas 46
joyas arquitectónicas de la naturaleza leonesa son grandes robles,
también se puede encontrar en la lista algún que otro castaño, olmo, nogal, alcornoque, haya o tejo.
Otros son incluso más inusuales como el cedro del Himalaya del patio de
El Albéitar, único árbol de la capital leonesa en este catálogo.
‘El Cantín’ y otros milenarios
Uno de los más espectaculares de la provincia y el más ancho, con un grosor de casi 13 metros de circunferencia, es ‘En Cantín’ de Villasumil.
Ubicado en el corazón de la reserva de la biosfera de los Ancares
leoneses, se trata de una catedral milenaria de espectaculares raíces y
corteza que ostenta el honor de ser el castaño más viejo de España.
En cuanto a la altura el mayor gigante que tiene León, según ‘Monumental Trees’, es un álamo negro que se encuentra en Fabero a orillas del arroyo Coucilleros. Un roble en Oseja de Sajambre, el castaño de Morla de la Valdería en el municipio de Castrocontrigo o la encina carrasca conocida como ‘Xardón de Peruchín’ junto a la cementerio del pueblo berciano de Otero, son otros de los techos vegetales de la provincia. Sin embargo aunque su sombra sea más alargada, ninguno puede competir con el habitante más anciano de la provincia: el tejo milenario de San Cristóbal de la Valdueza.
También conocido como ‘El Teixo’, los expertos lo catalogan como el
segundo tejo con mayor edad de Europa, con al menos 1.200 años sobre sus
raíces. Sobre la quinta de los mil años también estarían ‘El
Cantín’ de Villasumil de Ancares’, ‘El Mayoral’ de Almanza o el ‘Roblón
de la Loma Cueto Rey’ ubicado en el paraje de Las Hormas en Riaño.
Todos
ellos únicos y singulares, se encuentran escondidos en los bosques del
territorio leonés como silenciosos testigos del paso de los siglos.
El ‘Humeiro da Coutiña Grande’, ‘La Potrona’, el nogal del ‘Tío
Eusebio’, el ‘Roble Jatero’, el tejo ‘de Borbonejo’, la secuoya ‘de
Villa Clara’ o el ‘Zufreiro del Frade’, son solo algunos de los
nombres de estos monumentos naturales que esconden increíbles historias
en lo más profundo de sus centenarias raíces.
-----
12 marzo 2019
JOSÉ GRASSIA Ramificación de las palmeras
Phoenix dactylifera. Huerto del Cura.
Las
palmeras pueden ser unicaules o multicaules según tengan uno o varios
estípites. En el primer caso presentan un tronco solitario, más o menos
grueso, que puede ser liso, anillado, con restos foliares, fibras o
espinas y que crece hasta una altura característica para la especie.
En
cambio, en el caso de las multicaules, desde un mismo sistema radicular
prosperan distintas yemas de crecimiento dando origen a un estípite
cada una.
La característica que comparten las unicaules y
multicaules es que cada estípite tiene en el ápice una única yema de
crecimiento que da origen a las hojas que forman la corona o copa.
Por
regla general, si dicha yema apical se daña, la palma muere al no poder
seguir emitiendo las hojas que son las encargadas de realizar la
fotosíntesis, el intercambio gaseoso, etc etc .
No obstante lo
antedicho, se presentan casos donde, ante el daño de la yema apical, la
palma reacciona, en un desesperado intento de sobrevivir, activando otra
célula que procura reemplazar a la dañada para que la palma continúe
viviendo.
En determinados casos de accidentes apicales, se activa
una nueva yema de crecimiento, aun cuando la dañada siga viva. En este
caso nos encontramos con una palma con dos puntos de crecimiento desde
donde se desarrollaran dos coronas de hojas completas que florecerán y
fructificaran a su debido tiempo.
Si bien no esta totalmente
claro el motivo, es evidente que algunas especies tienen mayor tendencia
a ramificar que otras. Así también algunos individuos son
particularmente propensos a activar nuevas yemas de crecimiento ya que
podemos hallar palmeras con varias ramificaciones.
Es posible que
esta sea una estrategia de supervivencia de algunas especies sometidas a
fenómenos meteorológicos propios de su hábitat como lo son los vientos
intensos, rayos, incendios forestales durante la estación seca y/o
animales depredadores que coman su cogollo. Por ejemplo, el oso negro
(Ursus americanus) se alimenta de los "corazones" (los brotes
terminales, palmitos) de Sabal y Serenoa, dañando o matando a las palmas
(Roof 1997).
Afortunadamente
muchas especies de palmeras tienen una gran resistencia al fuego y
tremenda capacidad de recuperación posterior a los incendios. Especies
como Chamaerops humilis, Copernicia alba, Whasingtonia spp. y Butia spp.
son capaces de soportar los incendios forestales y sobrevivir renovando
su corona de hojas en las estaciones posteriores. A pesar de ello,
muchos ejemplares no lo soportan y mueren.
Es así como es
frecuente ver palmas ramificadas de los géneros Sabal y Colpothrinax de
las áreas de huracanes del Caribe o de Copernicia y Butia de las
extensas llanuras de pastizales en Sudamérica expuestas a los incendios
estivales.
También se da el caso de especies que suelen
ramificar, ya sea desde la base como en la parte aérea del tronco, en
forma espontánea, sin daño mediante.Tal es el caso de Phoenix
dactylifera y Dypsis lutescens, entre otras.
Aquí es necesario
dejar en claro que no debemos confundir las palmas ramificadas
espontáneamente o por accidente apical, con aquellas que su crecimiento
es naturalmente ramificado en forma dicotómica, es decir, que no solo se
bifurcan sino que lo hacen una y otra vez, lo cual es algo totalmente
inusual, no solo en la familia de las palmáceas sino entre todas las
plantas superiores. Tal es el caso del género Hyphaene que crece en
pleno desierto.
Hyphaene tebaica. Especie ramificada naturalmente
Causas de daños en las palmeras
Trithrinax campestris alcanzada por un rayo
Chamaerops humilis dañadas por incendio forestal
Las mismas palmas rebrotadas
Butia yatay después de incendio
La misma vegetacion al año siguiente
Butia yatay que no sobrevivio al incendio
Mauritia flexuosa durante incendio en Brasil
Unos pocos días después
Washingtonia robusta San Diego California
La misma palmera un tiempo después
Palmeras ramificadas
Butia yatay, Corrientes Argentina
Copernicia alba, Chaco Argentina
Colpothrinax wrigthii, Cuba
Euterpe edulis, Brasil
Butia capitata, Rocha Uruguay
Jubaea chilensis, Chile
Livistona chinensis, Tenerife, I. Canarias
Phoenix dactylifera, ramificación aérea. Valencia, España
Phoenix dactylifera ramificación basal. Valencia. España
Phoenix roebelleni. México
Syagrus romanzoffiana. Chaco. Argentina
Roystonea regia, Cuba
Sabal dominguesii
Archontophoenix alexandrae, Ciudad de Resistencia. Chaco.
Washingtonia robusta
-----
09 marzo 2019
GEORGES BRASSENS (Francia, 1921-1981) Auprès de mon arbre
J'ai plaqué mon chêne Dejé abandonada mi encina
Comme un saligaud, como un canalla,
Mon copain le chêne, mi amiga la encina,
Mon alter ego, mi otro yo,
On était du même bois Estábamos hechos de la misma madera
Un peu rustique, un peu brut, un poco rústico, un poco bruto
Dont on fait n'importe quoi con lo que hacer cualquier cosa
Sauf, naturell'ment, les flûtes... salvo, naturalmente, las flautas...
J'ai maint'nant des frênes, Ahora tengo fresnos,
Des arbres de Judée, árboles de Judea,
Tous de bonne graine, todos de buena simiente,
De haute futaie... de buena solera...
Mais, toi, tu manque' à l'appel, pero tú, tú faltas a mi llamada,
Ma vieill' branche de campagne, la vieja rama de campaña,
Mon seul arbre de Noël, mi único árbol de Navidad,
Mon mât de cocagne! mi cucaña!
Auprès de mon arbre, Cerca de mi árbol,
Je vivais heureux, yo vivía feliz,
J'aurais jamais dû m'éloigner de mon arbre... nunca debí alejarme de mi árbol...
(Bis)
Je suis un pauv' type, Soy un pobre tipo,
J'aurai plus de joie, nunca más seré feliz,
J'ai jeté ma pipe, he tirado mi pipa,
Ma vieill' pipe en bois, mi vieja pipa de madera,
Qui' avait fumé sans s' fâcher, que había fumado sin molestarme,
Sans jamais m' brûler la lippe, sin quemarme jamás los labios,
L' tabac d' la vache enragée tabaco de "vaca rabiosa"
Dans sa bonn' vieill' têt' de pipe... en su buena y vieja cazoleta...
J'ai des pip's d'écume Tengo pipas de espuma
Orné's de fleurons, adormadas de florones,
De ces pip's qu'on fume de esas pipas que se fuman
En levant le front, levantando la frente,
Mais j' retrouv'rai plus, ma foi, jamás volveré a encontrar, lo creo,
Dans mon cœur ni sur ma lippe, ni en mi corazón ni en mis labios,
Le goût d' ma vieill' pip' en bois, el gusto de mi vieja pipa de madera,
Sacré nom d'un' pipe! ¡bendita pipa!
Auprès de mon arbre,
Je vivais heureux,
J'aurais jamais dû m'éloigner de mon arbre...
(Bis)
Le surnom d'infâme El sobrenombre de infame
Me va comme un gant: me va como un guante:
D'avecque ma femme del lado de mi mujer
J'ai foutu le camp, lo arruiné,
Parc' que, depuis tant d'anné's, porque, después de tantos años,
C'était pas un' sinécure no era fácil
De lui voir tout l' temps le nez de verle siempre la nariz
Au milieu de la figure... en medio de la cara...
Je bats la campagne Hago batidas
Pour dénicher la para encontrar la
Nouvelle compagne nueva compañera
Valant celle-là, conformándose con esa
Qui, bien sûr, laissait beaucoup que, seguro, dejaba muchas
Trop de pierr's dans les lentilles, demasiadas piedras en las lentejas,
Mais se pendait à mon cou pero se colgaba de mi cuello
Quand j' perdais mes billes ! cuando todo iba mal!
Auprès de mon arbre,
Je vivais heureux,
J'aurais jamais dû m'éloigner de mon arbre...
(Bis)
J'avais un' mansarde Tenía una buhardilla
Pour tout logement, como único alojamiento
Avec des lézardes con grietas
Sur le firmament, en el techo,
Je l' savais par cœur depuis me lo sabía de memoria
Et, pour un baiser la course, y, a cambio de un beso,
J'emmenais mes bell's de nuit me llevaba a mis conquistas
Faire un tour sur la grande Ourse... a dar un paseo por la Osa Mayor...
J'habit' plus d' mansarde, Ya no vivo en una buhardilla,
Il peut désormais ahora ya puede
Tomber des hall'bardes, llover a cántaros,
Je m'en bats l'œil mais, me trae sin cuidado,
Mais si quelqu'un monte aux cieux pero si alguien sube a los cielos,
Moins que moi, j'y pai’ des prunes: sin contarme a mi, yo pago la cuenta:
Y' a cent sept ans, qui dit mieux, hace siglos, por decir algo,
Qu' j'ai pas vu la lune ! que no me como una rosca!