"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti.
A los amantes de los árboles,... localización, poesía, cuentos/leyendas, etc.
Algunos profesionales y empresas del
sector forestal llevan años afirmando que la solución al problema de los
incendios forestales está en «limpiar» el monte. No se trata de que
éste esté lleno de basura, sino que quienes hacen esta afirmación consideran al matorral y el sotobosque como residuos vegetales.
Su propuesta consiste en retirar toda esa vegetación, rasurando el
monte hasta dejarlo como un parque urbano. Unos recomiendan que esa
limpieza se haga mediante el uso de maquinaria, y que se utilice la
vegetación como biomasa para la producción de electricidad. Otros
sugieren que se utilicen medios más «ecológicos», incrementando la
cabaña ganadera para convertir nuestros montes en una inmensa granja de
vacas, caballos, ovejas y cabras. Una tercera opción es la denominada
«quema controlada», que se diferencia de una quema incontrolada en que
la superficie calcinada es menor y se evita dañar el arbolado. Por lo
demás, ambos tipos de quemas tienen las mismas consecuencias, erosionan
el suelo y destruyen el sotobosque y el matorral.
Aves (aguiluchos, chotacabras, pardillos, currucas…), reptiles
(culebras, víboras, lagartos, eslizones…), mamíferos (lobos, zorros,
jabalíes, comadrejas, conejos…), la lista de animales que viven, crían o
dependen de los matorrales (brezales, tojales, retamales) es inmensa.
En la imagen, cartel señalando algunas de las especies animales que se
pueden encontrar en esos riquísimos ecosistemas. El matorral, que
algunos despectivamente llaman “maleza”, realmente es un tesoro de
nuestros montes.
La
limpieza mediante maquinaria fue materia de un artículo de «Europa
Press». La multinacional Ence describía como residuos forestales o
combustible abandonado todo lo que no sean árboles, afirmando que su
existencia es desencadenante de incendios. La empresa cuenta con una
planta de biomasa en Asturias, y sugiere que la mejor manera de
conservar nuestros montes sería quemar toda esa vegetación en una planta
de ese tipo para producir de electricidad. Sin duda, una buena manera
de evitar que alguien queme el monte es adelantarse y quemarlo antes.
Esto puede generar importantes beneficios económicos a la empresa
propietaria de la central de biomasa, pero es un sinsentido plantear la
roza y quema de vegetación como estrategia de conservación de la
naturaleza. De hecho, numerosos ejemplos han demostrado que la
«limpieza» del monte o la construcción de cortafuegos y pistas de acceso
son medidas poco eficaces a la hora de prevenir o controlar el fuego,
si tenemos en cuenta los graves daños ambientales que conllevan. Sorprende
que mientras lanzan al aire este tipo de propuestas, tanto Ence como
algunos profesionales del sector forestal continúan fomentando la
expansión de las grandes plantaciones de pino y eucalipto sobre las que
se concentran la inmensa mayoría de los incendios forestales.
En
lugares como la Sierra del Barbanza, miles de cabezas de ganado (en las
fotos, cabras, caballos, vacas y ovejas en montes barbanzanos) pastan
en los matorrales todo el año, causando un gran impacto sobre muchas
especies de animales salvajes que viven y crían en este hábitat (ver Sierra del Barbanza, la cuadra medio ambiental de Galicia)
Calificar al matorral y el sotobosque
como residuos tiene poco que ver con la realidad. El sotobosque es un
componente fundamental de las zonas arboladas. En él se concentra una
buena parte de la diversidad vegetal del bosque y de él dependen
numerosas especies animales, incluyendo algunas tan importantes desde un
punto de vista de conservación como el urogallo. Si eliminamos el
sotobosque gran parte de la fauna y flora forestal desaparecen. Lo mismo
ocurre con los brezales y piornales, formaciones vegetales que
contribuyen a retener la humedad y proteger el suelo de la erosión,
facilitando además la regeneración natural del arbolado. Por estos
motivos, para una amplia mayoría de la sociedad, matorrales y
arbustos son mucho más valiosos en el monte que transformados en
electricidad en la caldera de una central de biomasa.
En
la imagen, ladera del Monte Enxa (Ayuntamiento de Porto do Son – Sierra
del Barbanza). En esta zona, dedicada a la ganadería, supuestamente
ecológica, puede observarse la gran extensión de terreno quemada en el
año 2013 por la Xunta de Galicia. La Consellería de Medio Rural realiza
en Galicia numerosos incendios “controlados” todos los años lo que ha
sido motivo de queja por parte de organizaciones defensoras de la
naturaleza.
Aunque
se trata de una labor muy difícil, identificar y procesar judicialmente
a quienes provocan incendios parece la solución más eficaz. En algunos
lugares, las mismas zonas son quemadas una y otra vez durante décadas
sin que se detenga al causante. Descubrir a los incendiarios sería más
sencillo si se incrementase la vigilancia, algo que a su vez
contribuiría a la detección del fuego antes de que se extienda. Por
desgracia la sociedad no parece estar aún muy concienciada sobre las
graves consecuencias derivadas de los incendios, y la colaboración
ciudadana para detener a los incendiarios es insuficiente. Seguir
informando a la sociedad y educando a los niños desde que comienzan en
la escuela parece una buena alternativa para lograr esa concienciación.
Paralelamente, resulta lógico pensar en la necesidad de evitar que
alguien pueda sacar provecho de un incendio, por ejemplo prohibiendo el
uso ganadero de las zonas quemadas, tal y como se está haciendo en
algunas lugares en la actualidad. Como medida preventiva, cabría
racionalizar el uso del territorio evitando la existencia de masas
continuas de especies foráneas muy susceptibles al fuego, como pinos y
eucaliptos. Intercalar áreas de bosque caducifolio dentro de estas
plantaciones rompería esa continuidad y dificultaría el avance del fuego
en caso de incendio.
Sea
“quema controlada” realizada por la administración o incendio provocado
por un delincuente, ambos destruyen el matorral, la fauna que no puede
escapar de las llamas muere igualmente abrasada y los efectos negativos
en el suelo carbonizado son los mismos. En la imagen una quema realizada
por la Xunta de Galicia el 8 de abril de 2011 (con el agravante de que
en esta época muchas especies ya están criando) en el ayuntamiento de
Bande (Ourense), a petición de los cazadores del lugar, que se le fue de
las manos y acabó arrasando más de 400 hectáreas de terreno.Resulta tan sorprendente como necesario tener que recordar que los montes son sistemas naturales y no meros almacenes de materias primas. Describir la frondosidad de un monte como combustible acumulado es como calificar de montón de carne a una manada de venados.
En esto el Ayuntamiento representa admirablemente a los sevillanos: a ambos les importan un pito los árboles
Cuando
supe que se había caído una rama en la plaza de San Lorenzo di por
talado el árbol. Me equivoqué. Han talado tres. En Sevilla hay que
ponerse en lo peor cuando de patrimonio -histórico, cotidiano o verde-
se trata. No sé qué hace el Ayuntamiento en lo que se refiere al
arbolado de la ciudad. O sí lo sé: nada. Parece que siempre interviene
demasiado tarde. Contaba ayer el compañero Juan Parejo que los técnicos
de Parques y Jardines han talado los tres árboles "tras realizar una
minuciosa inspección". ¿Esta "minuciosa inspección" solo se realiza
cuando la caída de una rama alerta sobre el estado del árbol? ¿No se
revisan periódicamente para tomar las medidas que impidan el deterioro
que obliga a la tala? ¿Son médicos de los árboles o sus ejecutores?
El compañero Parejo también informaba que los señores
técnicos van a colocar mallas protectoras en los 13 árboles
supervivientes -que no están en "situación extrema" aunque si malitos-
para evitar que las odiosas palomas y las aún más odiosas cotorras
invasoras aniden en sus huecos, "ya que es éste uno de los motivos de la
mala conservación". ¿No lo sabían? Si cuantos frecuentan la plaza los
ven entrar y salir de dichos huecos debe deducirse que nunca se han
pasado por allí y que los árboles San Lorenzo, como los del resto de
Sevilla, están dejados de la mano del Ayuntamiento hasta que un
accidente obliga a talarlos. Digo yo que si se hubieran revisado
periódicamente, puesto las mallas y tomado otras medidas preventivas no
hubiera sido necesario cortarlos.
Reconozco que soy injusto con el Ayuntamiento. Si su
misión es representar a los sevillanos, en esta cuestión lo hace
admirablemente porque a la mayoría de nuestros conciudadanos los árboles
les importan un pito, si no es que directamente les molestan y los
odian porque ensucian, albergan pajaritos que se cagan en sus
queridísimos coches y "tapan" las hermosas vistas de la ciudad. ¿Qué se
hizo cuando se restauró el Hospital de las Cinco Llagas y San Telmo?
Cortar los árboles que "tapaban" sus arquitecturas. ¿Qué se hizo cuando
se peatonalizó la Avenida? Cortar los grandes árboles que iban de la
Puerta de Jerez a Santo Tomás, faena de Monteseirín rematada por Zoido
talando los de Almirante Lobo (la memoria técnica del proyecto decía que
el arbolado "impide las vistas de la Torre del Oro desde la Puerta de
Jerez"). Así de horteras y catetos somos.
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Mi opinión...
Odiamos los árboles desde siempre, no hay mas quedarse una vuelta por la geografía hispana para comprobar la deforestación, la nula puesta en marcha de planes de plantaciones, el nulo caso en erradicar especies invasoras, la utilización extrema de especies con valor crematístico inmediato, los incendios y los pocos planes para prevenirlos, las podas impropias e inadecuadas, los poquísimos parques en pueblos y ciudades.... yo me deprimo.
6/25/2017
PRZEMYSŁAW KRUK, (Polonia) Fotógrafo
La fotografía infrarroja es aquella que nos permite fotografiar uno de los espectros lumínicos comprendidos entre 700 y 1.200 nanómetros, no visibles para el ojo humano. Para realizar este tipo de fotografía sólo necesitamos una cámara, un trípode y un filtro infrarrojo del tipo Hoya-R72. La función de este filtro es bloquear todo el
espectro de luz visible y dejar pasar únicamente la luz infrarroja. Además tendremos que contar con un gran aliado, el sol, si no, no tendríamos suficiente luz
para hacer la toma. La fotografía infrarroja varía totalmente la visión
normal, es impresionante el efecto de las imágenes de naturaleza, sobre todo en paisajes con mucho verde y cielo, en el que podemos incluir algún elemento arquitectónico. He aquí una muestra del maestro polaco...