23 septiembre 2016

PABLO NERUDA (Chile, 1904-23 de Sept. 1973)
Oda al Bosque de las Petras

Por la costa, entre los
eucaliptos azules
y las mansiones nuevas
de Algarrobo,
hay un bosque
solemne:
un antiguo
puñado de árboles
que olvidó la muerte.

Los siglos
retorcieron
sus troncos, cicatrices
cubrieron cada rama,
ceniza y luto
cayeron sobre sus antiguas copas,
se enmarañó el follaje
de uno y otro
como telas titánicas
de araña
y fueron los ramajes como dedos
de agonizantes verdes
anudados
unos con otros y petrificados.

El viejo bosque vive
aún, alguna nueva
hoja asoma en la altura,
un nido
palpitó
en la primavera,
una gota
de resina fragante
cae en el agua y muere.

Quieta, quieta es la sombra
y el silencio compacto
es
como
cristal negro
entre los viejos brazos
de los desfallecidos candelabros.
El suelo se levanta,
los pies nudosos se desenterraron
y son muertos de piedra,
estatuas rotas, huesos,
las raíces
que afloraron a la tierra.

De noche
allí el silencio
es un profundo lago
del que salen
sumergidas
presencias,
cabelleras
de musgos
y de lianas,
ojos
antiguos
con
luz
de turquesa,
cenicientos lagartos olvidados,
anchas mujeres locamente muertas,
guerreros
deslumbradores,
ritos
araucanos.

Se puebla el viejo bosque
de las Petras
como un salón
salvaje
y luego
sombra,
lluvia,
tiempo,
olvido
caen
apagándolo.

Los invisibles seres
se recogen
y el viejo bosque
vuelve
a su inmovilidad, a su solemne
virtud de piedra y sueño.

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Ode to the Bosque de las Petras    
(Traducción de Paul Scott Derrick)

Somewhere on the coast, between the
purple eucalyptus
and the newer mansions
of the carob tree,
a solemn forest
stands:
an ancient
handful of trees
that death forgot.

The centuries
have twisted
their trunks, scars
have covered every branch,
ash and mourning
have sifted through their ancient crowns,
all of the leaves
are tangled and twined
like gigantic spider
webs
and the limbs, like fingers
of agonizing green,
have slowly gnarled together
and knotted up, and petrified.

But the agéd forest is still
alive: a new leaf
sometimes struggles to the light,
a nest
shook its branch
in the spring,
a drop
of fragrant resin
falls into the water and dies.

Quiet, quiet is the shade
and the compact silence
is
like
black glass
on the aging arms
of forgotten candelabras.
The ground rises up,
the knotty feet have unearthed themselves –
the stony dead,
broken statues, bones,
the roots
that sifted the earth.

The silence there
at night
is a bottomless lake
where
presences
emerge,
flowing hair
of moss
and of vines,
ancient eyes
with
turquoise
light,
forgotten ashen lizards,
broad-beamed women madly dead,
dazzling
warriors,
Araucanian
rites.

The petrified
forest
fills up like
a monstrous
salon,
and later
darkness,
rain,
time
and oblivion
fall,
and the lights go out.

The invisible beings
take themselves home
and the forest
returns
to immobility, its solemn
virtue of stone and dream.
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19 septiembre 2016

SEBASTIãO SALGADO Y LÉILA WANICK SALGADO
Renacimiento de la hacienda Bulcão

No voy a traer aquí la magnífica obra de este genio de la fotografía. Vamos a fijarnos en el hecho de la recuparación de esta finca de la familia Salgado, refugio y bálsamo para el alma rota del fotógrafo. Con la recuperación de la finca volvió a reconstruir su alma.
Este ejemplo de recuperación de tierras se ha propagado por las regiones limítrofes bajo el patrocinio del Instituto Terra.

Año 2000. La granja de Aimorés, donde creció el fotógrafo, presentaba este aspecto de secarral al principio del milenio, como retrató el propio Salgado.


  De Germán Aranda en "El Mundo"
"A medida que reverdece el campo que le vio crecer en el interior de Minas Gerais, lo hace también el alma magullada de Sebastião Salgado. Las heridas que cristalizaron en sus entrañas a través del objetivo de su cámara, en el desierto del Sahel o en Ruanda o en tantas distopías reales retratadas, tal vez nunca llegarán a sanar. Pero plantando dos millones de árboles en la finca de su padre, maltratada por la sequía y el ganado, encontró una mota de luz para creer en su especie gracias a la idea de la reforestación de su mujer...
...Los brotes verdes de Salgado y Lélia no sólo se reflejan en los árboles, el agua y los animales, sino también en el impacto humano. "Cuando vuelvo a la finca, me siento muy orgulloso de haber participado en plantar aquella palmera que hoy está enorme", cuenta Pedro, que formó parte de una plantilla de 130 trabajadores de la región a los que daba empleo el Instituto Terra..."
 
 De Óscar Colorado Nates en "oscarenfotos.com"

“Enfrentado a una humanidad de violencia feroz, decidió regresar a la tierra. Por un lado comenzó a trabajar, impulsado por Lélia, a reconstruir la propiedad de su padre en el Vale do Rio Doce que había sido erosionada y brutalmente deforestada. El objetivo de plantar un millón de árboles de unas 300 especies diferentes fue titánico y con múltiples reveses, pero aquellos páramos desolados eran un reflejo del corazón de Salgado. Contra toda esperanza, el bosque renació y, también, el alma del fotógrafo...
...Algunos productores se resisten, "porque creen que van a perder aquel espacio", cuenta Pedro, "pero no es que lo pierdan, lo están ganando". Los resultados saltan a la vista cuando visitamos la pequeña finca de Mario, que bebe agua del grifo gracias a la recuperación de la naciente que el Instituto Terra ha proyectado en su terreno. El agua que ha ido creciendo gracias al trabajo de recuperación abastece al río, abastece su casa y aún sobran charcas donde sus vacas beben, por lo que en este caso el beneficio económico y el cuidado del medio ambiente van de la mano..."


Tras su repoblación, la hacienda Bulcão es un paraíso natural con más de 297 especies de árboles, felinos como el 'jaguatirica' y el papagayo xauá.



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15 septiembre 2016

¿Cómo afecta a la respiración del suelo la sustitución de pinares por encinares?

Científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) han realizado un estudio sobre la respiración del suelo al sustituir pinos por encinas. Según los datos obtenidos, el suelo del bosque con pinos silvestres, Pinus sylvestris, repara en poco tiempo los daños, es decir, presenta una alta resiliencia en sus niveles de emisión de CO2. Sin embargo, cuando los pinos son sustituidos por encinas, Quercus ilex, los suelos emiten casi un 36% menos de CO2 al respirar.
     La resiliencia es la capacidad para volver al estado normal después de sufrir una perturbación, como un incendio o una sequía. El estudio, realizado en Tarragona y liderado por el CREAF, revela que el proceso de decaimiento de estos árboles ante la mortalidad provocada por el aumento de las sequias en la zona no repercute en los niveles de emisiones de CO2 por parte del suelo del bosque. “Parece que el suelo tiene la capacidad de autorrepararse rápidamente ante esos eventos”, explica el investigador del MNCN Jorge
    Contrariamente a lo que se esperaba, la cantidad de dióxido de carbono liberada por el suelo se recupera o se mantiene igual cuando se comparan pinos sanos, pinos en mal estado y pinos muertos. “Al ser un proceso lento, la dinámica gradual de cambio permite que los árboles de alrededor, en este caso las encinas, tengan un crecimiento mucho mayor. Así, los árboles cercanos al pino muerto desarrollan más sus raíces debido a que hay menor competencia por los recursos. Gracias a esto, los árboles supervivientes consiguen mitigar los efectos de la sequía sobre la respiración del suelo”, comenta Josep Barba, investigador del CREAF.
     Estos resultados coinciden con los estudios que también han hallado una gran resiliencia de los bosques ante la mortalidad provocada por plagas forestales. Según Josep Barba, investigador del CREAF, el hecho de que ante la sequía el bosque se muestre tan resiliente, “nos permite ser optimistas en cuanto al nivel de emisiones de CO2, con lo que parece que, por esta parte, el cambio climático no se agravaría”.

La especie sustituta es más determinante que la mortalidad del pino
     “Lo que hemos comprobado es que, a medio plazo, la sustitución del pino por la encina reduce las emisiones hasta en un 36% pero todavía no sabemos cuál es la evolución de las dinámicas del suelo si la especie sustituta es otra”, aclara Curiel Yuste.
     “Se trata de un efecto específico del bosque de Prades donde se ha realizado el estudio, por eso necesitamos estudiar las dinámicas biogeoquímicas del suelo de los ecosistemas mediterráneos que, comparados con los boreales o centro-europeos, se conocen muy poco”, continua.
     En un contexto más amplio, en el que se prevé que cada vez haya más episodios de mortalidad por sequía y calentamiento, saber cómo se comporta el suelo ante la sustitución de unas especies por otras más resistentes será crucial para entender la absorción y emisión de CO2 por parte de los bosques.
El suelo de los bosques alberga dos terceras partes de carbono de los ecosistemas forestales por eso es tan importante estudiarlos. “Más de la mitad de la historia de un árbol está bajo tierra, sin embargo hay un desequilibrio entre el conocimiento que se tiene de la parte aérea de un bosque y el que se tiene de su suelo”, termina Barba.

Fuente: SINC, Servicio de Información y Noticias Científicas,

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