30 marzo 2025

¿Cambio en la fecha de la floración de los Cerezos (Sakura)?


Fotografía de Rinko Kawauchi
RINKO KAWAUCHI, en National Geographic, 2024
La floración de cerezos cada vez se adelantará más debido al cambio climático
Un registro de 1200 años de floración de cerezos muestra que nuestro clima actual no tiene precedentes históricos.

Los cerezos en flor (o sakura) de Kioto, Japón, atraen a multitudes de todo el mundo. Pero desde 1850, los delicados capullos que adornan los cerezos de Kioto florecen, de media, casi dos semanas antes de lo que solían hacerlo.

Primero aparece el brote verde, que emerge de la rama de un árbol como un polluelo asomándose al cielo desde el nido de su madre. A continuación aparecen los ramilletes, que se extienden desde el centro de la rama como un pétalo que se despliega para tomar el sol. A esto le sigue el alargamiento de un puñado de tallos florales, de los que finalmente brota un puñado de infladas flores de cerezo que se abren en una deslumbrante floración.
     Los cerezos en flor (o sakura) de Kioto (Japón) congregan a multitudes de todo el mundo, atraídas por el hechizante espectáculo visual y por la oportunidad de percibir el aroma almendrado de las flores. Pero el momento en que los delicados capullos que adornan los cerezos de Kioto florecen en primavera se ha adelantado casi dos semanas con respecto a cuando solían emerger en 1850.
     El investigador Yasuyuki Aono, de la Universidad Metropolitana de Osaka, ha buscado y recopilado las fechas de floración de los cerezos en los diarios y crónicas escritos por emperadores, aristócratas, gobernadores y monjes de Kioto desde el siglo IX. Se trata del conjunto de datos de este tipo más largo conocido en el mundo.


Yasuyuki Aono, de la Universidad Metropolitana de Osaka
    
Conjunto de datos de este tipo más largo conocido en el mundo
Ese momento es uno de los puntos de referencia más valiosos para los científicos que rastrean los efectos del cambio climático en las plantas con flores. "Estamos superando cualquier experiencia climática que hayamos vivido como seres humanos", afirma Elizabeth Wolkovich, profesora asociada de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) que estudia las comunidades vegetales y el cambio climático.
     El calentamiento global, impulsado en gran medida por la quema de combustibles fósiles, elevó tanto las temperaturas en 2023 que se
convirtió en el año más caluroso de la historia, seguido de los meses de enero y febrero más cálidos jamás registrados.
     "Para mí, el registro de la floración del cerezo capta realmente lo extremos que son estos cambios", dijo. Wolkovich, coorganizadora del Concurso Internacional de Predicción de la Floración del Cerezo, afirma que el cambio climático antropogénico está provocando primaveras más tempranas, lo que se traduce en una floración más temprana de los cerezos en lugares como Kioto.
     "No habíamos vivido nada igual", afirma Wolkovich; "realmente empequeñece la Pequeña Edad de Hielo o el periodo cálidomedieval... es un mundo nuevo al que nos dirigimos".

El pico de floración se adelanta
     Las primaveras más cálidas que provocan floraciones más tempranas no son un fenómeno aislado de las famosas sakuras de Kioto, sino algo que los científicos también observan en otros lugares, como Washington D.C. (Estados Unidos).
     El 17 de marzo, los característicos cerezos de la capital estadounidense alcanzaron su segundo pico de floración más temprano registrado, casi una semana antes de lo previsto, empatando con el año 2000, según datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
Puente enmarcado por cerezos en flor en Arashiyama, Kioto. Foto: Rinko Kawauchi
     El pico de floración, o el momento en que se abren casi dos tercios de las flores de un árbol, suele durar al menos una semana, pero varía en función de las condiciones meteorológicas y de la especie. Históricamente, entre finales de marzo y principios de abril es cuando el cerezo Yoshino experimenta su punto álgido de floración, pero los científicos creen que esto está cambiando en respuesta al rápido calentamiento de las temperaturas del planeta.
     Aunque las épocas de floración varían cada año, la tendencia a largo plazo muestra una floración más temprana en Washington, según Patrick González, científico especializado en cambio climático y ecólogo forestal de la Universidad de California en Berkeley.
     En D.C., el adelanto de la floración es coherente con el cambio climático de origen humano, pero no se atribuye científicamente a él", afirma González. Esto significa que, aunque los científicos han detectado un cambio estadísticamente distinto de la variación natural, aún no lo han atribuido al cambio climático antropogénico. Otras posibles causas son el efecto isla de calor urbano.
     Por eso es tan importante la investigación en Kioto. Los registros de sakura de la ciudad se remontan a hace más de 1200 años, lo que supone un tesoro de datos meteorológicos históricos que se ha descrito como el registro anual de fenología, o estudio de los ciclos biológicos, más largo de la Tierra.
     Y, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en Washington D.C. (donde también abunda el cerezo Yoshino), la investigación sobre floraciones más tempranas en Kioto "se ha detectado y atribuido al cambio climático provocado por el hombre", afirma González.
     En 2020, 2021 y 2023, los sakura de Kioto experimentaron floraciones tempranas récord, las más tempranas jamás registradas, informó la BBC. Según un estudio de 2022, el cambio climático antropogénico es la principal causa de que la primavera se adelante al periodo de floración máxima en Kioto, adelantando la estación unos 11 días.


     En un escenario de emisiones medias, la investigación estima que la llegada más temprana de los cerezos en flor de Kioto se adelantaría casi una semana más en 2100. Para algunos, este
patrón debería considerarse alarmante.
     "Se trata de una de las señales más visibles de los efectos de la excesiva contaminación humana por carbono", afirma González, quien añade que, en el peor de los casos, el cambio climático podría adelantar aún más la floración de los cerezos. "Realmente señala la seriedad con la que debemos reducir nuestra contaminación por carbono para reducir los impactos más drásticos del cambio climático".
 
¿Por qué es importante la floración temprana?
     El adelanto de la primavera y la consiguiente floración acelerada de los cerezos pueden provocar alteraciones ecológicas, como el desajuste de las flores con sus polinizadores y una mayor vulnerabilidad a las olas de frío que afecta a los propios árboles.
     Según Lewis Ziska, fisiólogo de plantas y profesor asociado de la Universidad de Columbia (EE. UU.), aunque no produzcan fruta comestible, los efectos del cambio climático en los cerezos en flor son un buen ejemplo de lo que están sufriendo
simultáneamente otros árboles productores, como los manzanos y los melocotoneros en flor.
     Y si el invierno sigue calentándose más deprisa que el verano en gran parte de EE. UU., es posible que no se cumpla el tiempo de exposición al frío que necesita un árbol en su periodo de latencia invernal, lo que provocará que algunos árboles no lleguen a florecer en primavera.
     Un cerezo en flor necesita un mes de temperaturas por debajo de los cinco grados para florecer completamente cuando hace calor. En zonas de floración de cerezos como D.C., un análisis reciente de los datos del Servicio Nacional de Parques muestra que la temperatura media de primavera en D.C. ha aumentado unos dos grados centígrados desde 1970 hasta 2023. En 2017, una helada tardía mató aproximadamente la mitad de las flores de los árboles.
     "[La fecha de máxima floración] puede acelerarse en el futuro", dijo Ziska; "pero el resultado final de no tener flores, si no hay invierno, puede ocurrir antes de lo que pensamos".

"Un sentimiento espiritual"
     Los cerezos no sólo son una herramienta para que los científicos comprendan el cambio de temperaturas, sino que su floración representa también un símbolo histórico y cultural "muy visible" para que la gente celebre el comienzo de la primavera, afirma Soo-Hyung Kim, ecofisiólogo vegetal y profesor de la Universidad de Washington (EE. UU.).
      "La llegada de la primavera es una sensación... de calidez", afirma Kim, quien añade que la "espectacular" experiencia no se limita a Kioto y Washington D.C. Un bosque de cerezos en flor de Seattle (Estados Unidos), que también ha alcanzado recientemente su punto álgido, se encuentra entre las docenas de lugares donde se puede contemplar el esplendor de la floración en todo el país, una lista que incluye desde un jardín botánico de San Luis (Misuri) hasta un festival anual en Macon (Georgia).
Para quienes no hayan tenido la oportunidad de pasear bajo un dosel de cerezos en flor, el investigador Lewis Ziska, de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), afirma que la experiencia es similar a "caminar por una iglesia o una catedral".
     
     "Puedes imaginar colores. Rosas de todos los tonos, rojos de todas las tonalidades, y el cielo azul detrás de ellos. Y en algún momento las palabras no se aplican... no hay palabras para describirlo", dice Ziska. "Es una sensación espiritual. Toca una parte de tu alma a la que no puedes llegar de ninguna otra forma".

Lo hemos leído aquí
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27 marzo 2025

DANIEL STONE, en National Geographic, 2025
¿Por qué hay cerezos japoneses (sakura) creciendo en Estados Unidos?
Los árboles de sakura japoneses llegaron a la capital estadounidense con la ayuda de unos cuantos sorprendentes defensores.
Un grupo de personas disfruta de una tarde con cerezos en flor en el Jardín Botánico de Brooklyn el 24 de abril de 2024, en Nueva York. Los cerezos en flor, una de las atracciones más destacadas de la primavera del jardín, han alcanzado su punto álgido de floración, que durará un tiempo limitado antes de que el suelo se tiña de pétalos rosados. Foto: Spencer Platt

En Estados Unidos, la primavera en Washington D.C. comienza cada año con el famoso Festival de los Cerezos en Flor, en el que florecen los esponjosos cerezos rosados que rodean el National Mall y el Tidal Basin. Cientos de miles de personas acuden allí para contemplar las hermosas flores, lo que lo convierte en uno de los acontecimientos más queridos de Washington. Resulta difícil de imaginar, pero hace más de un siglo, esta misma zona de Washington estaba desnuda, sin un solo cerezo.
     La historia de la llegada de los cerezos a Estados Unidos es casi tan extraordinaria como la de los propios cerezos en flor, y es posible que nunca hubiera ocurrido de no ser por un puñado de aventureros y defensores improbables.
     En una época en la que la agricultura estadounidense era tan variopinta como la mugre, un cazador de alimentos para el Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) llamado David Fairchild se lanzó a la búsqueda de plantas novedosas que pudieran tener un valor económico para los agricultores estadounidenses. Impulsado por la curiosidad y alimentado por el optimismo, trajo muchas plantas y frutas que ahora se dan por sentadas, como mangos de la India, melocotones de China y aguacates de Chile.
     En 1902, Fairchild conoció por primera vez los sakura, los cerezos en flor de Japón. Encantado por su belleza, Fairchild quiso llevárselos a casa y encargó 125 sakuras para su jardín de Chevy Chase (Maryland).
     El propietario del vivero de Yokohama estaba tan contento de tener un cliente americano que cobró a Fairchild sólo 10 centavos por árbol. En la primavera de 1906 los árboles importados de Fairchild florecieron por primera vez, y la noticia de las flores rosas atrajo a tantos curiosos a su casa que Fairchild encargó 300 más como regalo a la ciudad de Chevy Chase.
     Eliza Scidmore, la primera mujer escritora, fotógrafa y miembro de la junta directiva de National Geographic, fue también una defensora de los cerezos en flor en D.C. Tras pasar un tiempo viviendo y haciendo reportajes en Japón, regresó a Washington con fotografías de cerezos en flor ("lo más hermoso del mundo") y comenzó a solicitar a la administración del presidente Grover Cleveland que los plantara a lo largo de la cuenca de las mareas.
     Años más tarde, el presidente Theodore Roosevelt habló a menudo de "embellecer" la capital del país, entonces cubierta de barro por el Potomac. Helen Taft, la primera dama, creía que los cerezos en flor eran la solución. Su marido estaba de acuerdo. Además de su belleza, el presidente William Taft también vio la oportunidad de forjar una amistad diplomática con los japoneses.
     En otoño de 1909, el alcalde de Tokio envió 2000 árboles jóvenes a Washington. Sin embargo, llegaron apenas vivos, con las raíces demasiado cortas y plagados de insectos. Temerosos de las plagas extranjeras, los entomólogos del USDA los quemaron en una gran hoguera en el National Mall. Sólo cuando Japón envió un segundo cargamento más grande de 3020 árboles, todos altos y maduros, los árboles lograron llegar al suelo.
     El 27 de marzo de 1912, la Sra. Taft cavó la tierra durante una ceremonia privada en el West Potomac Park, cerca de las orillas del río Potomac. La esposa del embajador japonés fue invitada a plantar el segundo árbol. Fairchild cogió una pala poco después y participó en el acto.
     Sólo hicieron falta dos primaveras para que los árboles se convirtieran en objeto de adoración universal por parte del público estadounidense, al menos lo suficiente para que el Gobierno de Estados Unidos correspondiera y enviara a Japón un regalo a cambio. Los funcionarios decidieron ofrecer a Japón un cargamento de cornejos en flor, nativos de Estados Unidos, de floración blanca y brillante.
     La mayoría de los árboles originales han desaparecido. Los sakura suelen sobrevivir unos 25 años, 50 si tienen suerte, más si se trata de un milagro. De los 3020 originales, sólo quedan dos, canosos y caídos, cerca de la base del Monumento a Washington, junto a una placa que conmemora el día, 27 de marzo de 1912, en que fueron plantados.

Lo hemos leído aquí

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24 marzo 2025

El drago del Anti-Atlas

LOS DRAGOS DE MARRUECOS

 

Dr Cuzin, Foto: Association Ajgal

El descubrimiento del drago en Marruecos es muy reciente (1995) y se le atribuye al Dr Cuzin, un descubrimiento botánico de los más importantes del final del siglo XX.
     Arnoldo Santos Guerra, del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), fue el primer botánico español en visitar los dragos de Marruecos. Las poblaciones del drago se encuentran en el curso medio del río Massa, en su curso medio llamado Asif Ou-Magouz (cerca de Addar), que se encaja y serpentea entre los macizos de Jebel Imzi y Adad Medni, a unos 70 km de Tiznit. Estos escarpes se precipitan desde las cumbres que rondan los 1.500 y 1.300 m de cota, respectivamente, hasta el curso del oued -río- en torno a los 400 metros. Aquí se han localizado varias poblaciones que en conjunto pueden aproximarse a varios miles de individuos, la mayoría situados en orientación norte.

Resto de la floración de un drago, Foto: Rincones del Atlántico
El ambiente bioclimático es de tipo semi-árido y subhúmedo en invierno, cálido y templado. En cuanto al substrato geológico está constituido por cuarcitas.
     "El paisaje es impresionante. Es un lugar aislado, entre zonas muy visitadas tradicionalmente por los botánicos. Es una garganta, con paredes de 200 a 1.500 metros de altura, y los dragos están encaramados en los riscos, en lugares completamente inaccesibles, a salvo de las cabras. En la zona hay otras especies endémicas de Canarias, como los veroles, pero también encinas y madroños, algarrobos y laureles, seguramente mucho más comunes en el pasado. Gracias a la peculiar topografía de la zona y al microclima que allí se genera, esta vegetación representa el último relicto de una paleoflora de incalculable valor ecológico", explica Lázaro Sánchez-Pinto, del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, en un artículo sobre el hallazgo de los dragos. ​
      Por supuesto, la población local, sobre todo pastores, conocían los árboles. No así los botánicos, que aún ahora se maravillan. "Es asombroso que a estas alturas hubiera pasado inadvertida una población de miles de dragos", afirma Fernando Gómez Manzaneque, de la Escuela de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, que por puro placer los visitó el verano de 2015. Por su parecido con Dracaena draco de Canarias, los descubridores del drago marroquí lo consideraron una subespecie, y lo bautizaron Dracaena draco-ajgal. Ajgal es el término bereber para estos árboles y significa "el que crece en lo alto o inaccesible". En la región existen varios topónimos que se refieren al mismo: Agadir-ajgal ("la fortaleza del drago"), Ti-ajgal ("los dragos"), T-ajgal-t (el draguillo"), etc., lo que parece indicar que, ya desde muy antiguo, los dragos solo se encontraban en lugares de difícil acceso. La región del Anti-Atlas occidental es aún famosa por su ganadería, particularmente por la abundancia de cabras que, durante milenios, han provocado grandes estragos en la vegetación natural, incluyendo los dragos. 





     Los habitantes del Anti-Atlas occidental no son conscientes de la importancia del drago ajgal y siguen talándolo con la principal finalidad de hacer colmenas con su tronco.​ Cortan el tronco, lo dejan secar y extraen las fibras que quedan en el interior, pues es una especie de planta perenne de porte arbóreo de la familia Asparagaceae. En cuanto al tamaño se han avistado ejemplares de 15 m.
     La resina del drago se obtiene al sajar su corteza que en contacto con el aire adquiere un color rojizo, utilizado para
fortalecer encías, cicatrizar heridas o úlceras sangrantes y tratar toses y catarros. Debido a su contenido en sapogeninas y flavonoides, tiene propiedades antiinflamatorias, hemostáticas y cicatrizantes. Se dice que también se utilizó para realizar dibujos rupestres en cuevas. 

Foto: Association Ajgal




 

 

Foto: Association Ajgal

     Según Sáchez-Pinto las gargantas deAsif Ou-Magouz constituyen, sin duda, uno de los enclaves botánicos más importantes del Noroeste de África. De hecho, se trata de una región aislada entre grandes montañas de rocas cuarzilíticas precámbricas, que no está conectada directamente con el resto del macizo del Anti-Atlas. Gracias a su peculiar topografía y al microclima que allí se genera, representa el último relicto de una paleo flora de incalculable valor ecológico y biogeográfico, además de poseer una belleza natural impresionante. 

Foto: Association Ajgal
Información:
https://atlastoubkalblog.com/2023/11/21/cronica-tour-costa-atlantica-1a-parte-los-arboles-dragos-de-jebel-imzi/
https://www.wikiloc.com/hiking-trails/ajgal-imzi-drago-tree-153794087
http://dracaenadracoajgal.blogspot.com/
https://es.wikipedia.org/wiki/Dracaena_draco_subsp._ajgal
https://www.rinconesdelatlantico.es/num6/lector.php?id=130
https://www.arbolappcanarias.es/especies/ficha/dracaena-draco/
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-ElDragoDelAtlas-2602315.pdf
 
Foto: Association Ajgal


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21 marzo 2025


JORDI DOCE (Gijón, 1967)
Amanecer con tejo

En sombra, este ramaje
dispone celdas, redecillas,
calladas oquedades
de una penumbra
que la escarcha humedece apenas
con lengua terca y desprendida.
A espaldas de la luz
principiante,
mientras ladran los perros a lo lejos
y el íntimo rumor del aire
aviva los matojos de las lindes,
cuánta noche se anuda aún
en su corteza atenta
como una palabra no dicha,
como una sílaba prohibida
que el alba sólo atina a remedar
con voz y cuerpo largo
de calina.
Grávida, la mañana
desciende, se detiene junto al tronco
como enhebrada a su perfil
negro, fijo,
nocturno,
de dueño que reclama
sin prisa a su lebrel.

También sin prisa, yo los miro
absorto en la terraza, con palabras
que el silencio propone
como ciñe el ramaje
esa luz que despierta y, breve, se despereza
tras la primera nube fugitiva.

... de su poemario, Diálogo en la sombra (1997)

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19 marzo 2025



ION STEGMEIER en "Diario de Navarra", marzo 2025
La artista navarra, MÓNIKA ARANDA, declara la guerra al Plumero de la Pampa, la planta que ha invadido el arco cantábrico
Monika Aranda observa un campo con gran presencia de plumeros de la Pampa, Fotos: I.Aldatz
Monika Aranda Castellanos (Pamplona, 1976) está convencida de que el arte puede ser un agente de cambio y, concretamente, cree que puede salvar a Navarra del plumero de la Pampa. Es una cruzada personal en la que lleva embarcada estos últimos años. Aranda se propone que a través del arte la gente conozca e identifique esta planta invasora para evitar que continúe su silenciosa colonización del territorio. Ella la llama “la femme fatale de las plantas”, ya que llega por su belleza, por su clara función decorativa, pero sin embargo “acaba arrasando todo”, recalca. Y el hecho es que cada vez está encontrando más colaboración y apoyo por parte de las instituciones y las distintas asociaciones en su lucha contra ésta y otras plantas invasoras, como el ailanto, protagonista de la exposición que acaba de inaugurar en Sangüesa.
     El plumero de la Pampa es, en todo caso, el que más estragos está causando al territorio. Esta especie de origen sudamericano empezó su invasión en Santander. El “paciente cero”, como apunta Aranda, se introdujo allí en el siglo XIX como planta ornamental para los jardines. “Es una planta muy vistosa, imponente, que fue llegando en ejemplares aislados”, señala. Después, en la guerra, llegaron barcos de Argentina que traían grano y ahí también venían mezcladas semillas del plumero. Pronto dio el salto al medio natural y allí ya se empezó a ver su verdadera naturaleza, y su fuerza.
      El plumero de la Pampa forma unas masas que llegan en un momento dado a imposibilitar que se retiren. “Arrasa con toda la flora, no llega la luz al suelo, lo desnutre, y desplaza al resto de plantas”, menciona Aranda. Los animales que se alimentaban o que se cobijaban en las plantas autóctonas también se tienen que desplazar, y no hay depredadores que la amenacen, porque sus hojas cortan, y los animales no pueden comerla. El ser humano, además, no le ha encontrado un uso más allá de la decoración, por lo que no ha tenido interés en cortarla. Y, por si fuera poco, es una planta que se dispersa con facilidad. Un ejemplar es capaz de producir un millón de semillas cada temporada. 
La artista Monika Aranda rodeada de plumeros de la Pampaiñaki aldatz
     Su dominio se extiende hoy desde Santander a Las Landas y, por el otro lado, ha pasado a Galicia y está bajando hacia Portugal. “Una vez que ha colonizado todo el Arco Cantábrico, lo que está haciendo es meterse hacia el interior”, advierte Aranda. La amenaza llega a Navarra.
     Monika Aranda ha viaja varias veces a Cantabria para investigar cómo empezó el problema y evitar que suceda lo mismo en la Comunidad foral. Está en contacto con Jesús Varas, jefe de Fauna y Flora Silvestre del Gobierno de Cantabria. “En lugares como Asturias, Bizkaia y Gipuzkoa el problema se les ha ido de las manos”, advierte la artista. “Todas las comunidades del arco cantábrico no han visto el problema hasta que ha sido demasiado tarde, y ahora gastan millones de euros en contenerlo, ya que no pueden eliminar lo que ya está presente”, expresa.
      La zona de Baztán es especialmente sensible por compartir ese clima atlántico, y ya hay plumeros en la zona de Sunbilla, lo que ha generado preocupación, pero Aranda está convencida de que Navarra está a tiempo de salvarse.
     Su cruzada se remonta años atrás. La artista pamplonesa quería trabajar con un material que produjera poco residuo. Ya había empleado antes materiales reciclados, pero pensó que quizá podía utilizar directamente lo que le sobrara a la naturaleza, como las plantas invasoras. Con las ayudas a la investigación artística del programa Innova, de la Fundación Caja Navarra y Fundación La Caixa, se puso a investigar sobre plantas invasoras en la Comunidad foral y se encontró con más de 35 especies vegetales catalogadas en Navarra. Ella se centró en las tres que le parecieron más peligrosas: el plumero de la Pampa, el ailanto y el arbusto de las mariposas.
      Aquel primer impulso ha desembocado en que hoy se ha convertido, como ella dice, en “la friki de los plumeros”. Se ha especializado en ellas, convencida de que el arte es un buen agente de cambio medioambiental. El primer proyecto en torno a las plantas se tituló 'Exotic', y se presentó en el Museo de Navarra en el contexto del Festival Arbola. Allí plantó una instalación con 800 plumeros de la Pampa. Pero ahora, Aranda, apunta directamente a la acción.
     “Estoy agrupando a más agentes y estamos haciendo algo más grande, estoy notando una colaboración y una gran predisposición de todos, desde las administraciones hasta las asociaciones en toda Navarra”, asegura. Su objetivo es la erradicación. “Voy a seguir hasta que lo consiga o por lo menos morir en el intento”, señala. La difusión y el conocimiento a través del arte es esencial porque cree que esta extirpación hay que hacerla entre todos. 
                          La artista pasa ante un paisaje con presencia de la plantaiñaki aldatz
     Aranda planea hacer una exposición en Bertiz a la vuelta del verano sobre este tema y realizar acciones directas para eliminar la planta en los alrededores. Está recibiendo el apoyo de todas las puertas a las que llama, de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, del Valle de Baztán o de la alcaldesa de Sunbilla. Todos quieren ayudar para que el plumero no cambie el paisaje.
     Ha empezado por el plumero porque es fácil de identificar y cree que la ciudadanía puede participar fácilmente. “Parece imposible poner barreras a una planta, pero si la población está consciente podrán reconocerlas y quitarlas cuando sean pequeñas”, confía. Es una cuestión de mantenimiento, compara, como quien tiene un jardín o una huerta y quita las llamadas malas hierbas. Su propósito es hacer eso, pero a nivel de comunidad. “Navarra podría ser la única comunidad autónoma libre de plumero, lo cual es nuestro objetivo”, ambiciona.
     El ailanto, por su parte, es un caso más complejo porque es un árbol que se puede confundir con otros. “En Estados Unidos, tienen un gran problema y están investigando cómo eliminarlo, incluso inoculándole un hongo que han descubierto en Pensilvania”, expone. Se trata de un árbol de origen chino que llegó a Europa también como árbol ornamental y para sujetar taludes. Y también emprendió una invasión silenciosa. Se le llama “el árbol del cielo”, porque crece más de un metro al año y puede llegar a casi 30. Y sus hojas y raíces tienen toxinas que impiden que crezca nada más junto a él. “En Navarra, especialmente en Sangüesa, hay un problema grande”, apunta.
     La tercera especie que tiene entre ojo y ojo es el arbusto de las mariposas, que está generando problemas en la cuenca del Arga. “Las plantas invasoras a las orillas de los ríos son peligrosas porque los ríos, como las carreteras y los trenes, son vías de dispersión”, señala Aranda. En Pamplona y en el Arga ya se están dando pasos por parte del Ayuntamiento para erradicarlo.

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16 marzo 2025

Su sombra... mi descanso

JULIO ALFREDO EGEA (Chirivel, 1924-2018)
V I E J A E S T A M P A


Pieter Bruegel the Elder, La cosecha
Sesteando bajo el árbol, en duermevela placentero se reproducen en mi memoria, y casi ven mis ojos cerrados, en retrospectiva visión por galerías del subconsciente, viejos grabados sobre pergamino de agostos lejanos, cuando palpitaba la vida por estos contornos, cuando el campesino que a lo largo del año había faenado la tierra en abrazo de barbecheras y siembras, se apresuraba en la recolección ante temores de la nube, recurriendo a gentes del Levante jornalero.

Condecoraban el alto valle los oros gloriosos del cereal: trigos recios de robusta espiga, con el negro mostacho de las raspas inclinado hacia la tierra por el peso de la simiente; la humilde cebada, esbeltos centenos, gloriosa plenitud del candeal, la avena reidora al mecerla el viento... Concierto de dorados en las parcelas de la cosecha, a lo largo de la estrecha faja en sembradura. En las riberas de aquel lago de oro había matas intrusas, resistiendo soles, con flores amarillas y moradas, en ofrenda a la fecundidad.

A lo largo del tajo de hombres inclinados en fatigas de siega, escondido el rostro bajo amplios sombreros de paja, zahones de áspero lienzo defendiendo las piernas, dediles de fuertes cueros almenando la mano que abrazaba la mies, previniendo el cardo traidor y el mordisco de las hoces que brillaban alzadas como interrogaciones de acero. Quizá acudió la mercenaria cuadrilla de segadores desde lejanos territorios del hambre, llamada por el cortijero para abreviar la recogida de una cosecha no siempre lograda.

De sol a sol duraba la faena bajo la iniciativa del manigero, sin pausa alguna; sólo un respiro para comer las migas que hacía la cortijera a la sombra del árbol. Rodeaba la cuadrilla la gran sartén colmada de migas de trigo con algún adorno de tajadas de cerdo. Pasaban de mano en mano las tazas del gazpacho hecho con la finísima agua serrana; el tomate, el pepino, la cebolla, eran verdaderos lujos redimiendo de la sed. Después la breve pausa del cigarro, el tabaco repartido por el cortijero con su gran petaca de cuero repujado, cultivado en los huertecillos de Molina o el Mojonar.

Bajo la plenitud de un sol terrible vuelta al tajo, formación de la gran hilera de hombres inclinados sobre la tierra, avanzando ordenados en la batalla del cereal, formando haces uniformes, atados con las matas más altas de la mies cortada o con guitas de esparto cuando la cosecha no había conseguido suficiente altura.

Transpuesto el sol, ya invisible por derrumbes lejanos, cuando su último rayo dejaba de iluminar la cumbre de la Burrica, finalizaba la tarea y empezaba la recogida de haces, amontonándolos ordenadamente en cargas para facilitar la saca, para una vez concluida la siega, acarrearlos sierra abajo con las bestias, hasta formar hacinas al borde del redondel de las eras, junto al cortijo, para después la familia campesina acabar la faena recolectora con trillas y aventados.

Con los últimos claros llegaba la cuadrilla al pie de la sabina, en donde la mujer encargada de la comida ya tenía la olla abocada en un gran lebrillo: el guiso caldoso con patatas, legumbres y tocino, y un inmenso pan moreno que se repartía en grandes rebanadas. Corría de mano en mano el porrón de cristal y un hilo de vino áspero iba pasando de boca en boca.

Quedaban los sombreros repartidos sobre la tierra, como formando un seto de grandes margaritas, y la cara quemada del segador brillaba feliz en la creciente oscuridad. A veces alguien rasgueaba una guitarra y una voz cansada iniciaba un canto alegre con dejos melancólicos, como una despedida a la dura tarea o un prólogo al descanso. Pronto el silencio, el sueño profundo sobre las mantas extendidas bajo el árbol, la total oscuridad o el tímido nacimiento de la luna, la pausa en el trabajo hasta el primer parpadeo del nuevo día. Sólo las bestias atadas con largas cuerdas en el rastrojo se mantenían despiertas en su pacer y cruzaban relinchos y rebuznos amordazando al canto del mochuelo.

En el suceder de las jornadas algo iba cambiando, en reunión de pastores se hablaba de la llegada del tractor, se oía el ruido de máquinas en las largas besanas de los llanos bajos; fue rompiéndose la vieja amistad en el trabajo de hombres y bestias, las reatas de mulas de las ferias pueblerinas fueron sustituyéndose por exposición de maquinaria agrícola, propagándose modernas eficacias. Se precipitaban aconteceres. Disueltas las cuadrillas de segadores, los hombres dispersos fueron tomando trenes de emigración hacia los Nortes ricos, hacia fatigas de nueva vida trabajadora para conseguir el pan, en alternancia de redenciones y dolorosas renuncias.

Desaparecieron las grandes bandadas de buitres leonados que volaban en círculo hasta descubrir la bestia muerta. Un día dejó de subir, barranco arriba, el cortijero con sus caballerías y las tierras altas, humildes y generosas, quedaron sumidas en el desprecio. Nunca más orló a la sabina la gloria del cereal, y la tierra se vistió de cardos, sublevada en su hurañez.

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13 marzo 2025

El drago del Parque Princesa Sofía, La Línea, Cádiz

UN DECENIO DEL TRASLADO DE UN DRAGO EN LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN, CÁDIZ
Propietarios de la finca y responsables municipales, bajo el drago, año 2015.
Este drago centenario fue donado por la familia Arana al ayuntamiento en 2015. En una operación muy delicada se llevó al Parque Princesa Sofía desde la Villa San Juan.
      El drago y su traslado llamaron la atención por su espectacularidad. Se dijo entonces que el trasplante fue el mayor a nivel mundial registrado de esa especie ya que tenía un peso de 67 toneladas.
     La familia Arana, que también pagó los gastos, comentó a la Redacción de La Línea: "Ha sido un trabajo muy costoso, superior a los 72.000 euros, pero del que nos sentimos muy orgullosos porque ha contado con la supervisión de cinco biólogos y se ha llevado a cabo con todas las garantías de éxito. Se trata, además, de un ejemplar del que han salido la práctica totalidad de dragos mas jóvenes que existen en La Línea y Campamento, como el ahora situado en la rotonda del nuevo hospital, hijo de este, que pesa 5.500 kilos. Este árbol es una joya y para mí, que soy del País Vasco, es el Guernica de la Línea".
     A su vez el alcalde subrayó la importancia de que La Línea contara con esta joya botánica en un lugar tan emblemático como el parque Princesa Sofía: "Reconozco la gran labor logística y económica que han soportado las familias propietarias del inmueble. Este drago se ha convertido en algo muy nuestro y creo que puede llegar a ser un atractivo turístico, dado el porte que tiene y su antigüedad paralela a la de la propia ciudad. Merece que lo cuidemos y dejemos este legado a generaciones futuras".
     El drago que preside la entrada del Princesa Sofía desde la Avenida del Ejército se plantó 1829. Creció como testigo del amor de un naviero americano por una calabresa residente en Gibraltar, a la que en 1829 le regaló una enorme finca de 10.000 metros cuadrados -en la actual calle Jardines-.
Así se hablaba en el 2020 del seguimiento del cuidado del árbol...

"El drago centenario, en perfectas condiciones cinco años después de ser trasplantado al parque Princesa Sofía"

     La delegación de Medio Ambiente, dirigida por Raquel Ñeco, ha informado del buen estado del drago centenario tras la retirada de los últimos cables de sujeción que ayudaban al árbol a afianzarse sobre el terreno del parque Princesa Sofía.
     Hay que recordar que el ejemplar, de unos 105 años de antigüedad, fue donado a la ciudad por las familias Arana y Amado, propietarias de la finca de la calle Jardines en la que creció. El traslado, iniciado el 1 de junio de 2015, supuso una experiencia sin precedentes en el mundo para un drago de este tamaño, e incluso fue objeto de reportajes en revistas especializadas españolas e internacionales.
Daniel González, de la empresa Grupo Raga, encargada de los cuidados durante estos cinco años, afirma que el árbol se ha adaptado muy bien al terreno: “está creciendo e incluso han surgido nuevas brotaciones de las heridas que sufrió durante el trasplante”, afirmó.

     Durante este tiempo se ha realizado un estrecho seguimiento profesional al ejemplar. Uno los problemas surgió en los últimos meses con la aparición de un plaga de picudo negro que suele atacar a los dragos. No obstante, gracias a una rápida actuación, se consiguió controlar y hoy está totalmente erradicada.
     Por otro lado, tras el anclaje inicial, hace tres años se realizó un primer destensado de los cables de sujeción que ha tenido continuidad con un segundo destensado hace tres meses. Coincidió este momento con un temporal de fuertes vientos al que el drago respondió muy bien, por lo que al comprobarse que el ejemplar no se ha movido, en la mañana de hoy se han eliminado totalmente las sujeciones.
     Las delegaciones de Medio Ambiente y Parques y jardines estudian, junto a la empresa, acondicionar el entorno para dar mayor realce al drago centenario y colocar información sobre su historia.
     El drago de La Línea es el segundo más grande de todo el continente europeo, pues solo en las islas Canarias existen ejemplares mayores. Por ello, la edil de Medio Ambiente ha mostrado su satisfacción por el buen desarrollo de los trabajos y ha manifestado “el orgullo que supone para esta ciudad contar con este drago impresionante que merece todos los cuidados prestados”.


Información:
https://www.europasur.es/lalinea/centenario-oficial-propiedad-pueblo-Linea_0_937706774.html
https://www.europasur.es/vivir-el-sur/drago-centenario-Linea-roba-corazon-influencers_0_1804620215.html
https://lalinea.es/el-drago-centenario-en-perfectas-condiciones-cinco-anos-despues-de-ser-trasplantado-al-parque-princesa-sofia/ 
https://www.grupoquorum.com/libro/ver/712568-50-arboles-de-las-calles-de-cadiz.html
https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=DRAGO+EN+LA+L%C3%8DNEA%2C+C%C3%A1diz#vhid=/g/11ffv48n5m&vssid=lcl&lpg=
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10 marzo 2025

JACINTO MARTÍNEZ GAL
Árboles introducidos en Sevilla con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929

Comencé a escribir este libro al conocer que la catedrática Amparo Graciani era nombrada Comisaria de la conmemoración del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929.
     En primer lugar, procuré investigar los árboles que existían con anterioridad a este gran evento; para ello me ayudé del Diccionario Madoz, magna obra publicada por Pascual Madoz entre 1845 y 1850, donde encontré las plantaciones de árboles llevadas a cabo por el Asistente Arjona tanto en el Salón de Cristina como en el Paseo de las Delicias. También indagué en las publicaciones y crónicas de principios del siglo XX que hacían referencia al paisajista francés J. C. Nicolas Forestier, así como en las tarjetas postales de las glorietas del Parque de María Luisa y de los Pabellones que participaron en la Exposición.
     Hay que destacar que el señor Forestier tenía buenos contactos con expertos en jardinería de todo el mundo, sobre todo de Australia, de donde vinieron numerosos árboles como la lagunaria, la casuarina, el brachichito populneos, la araucaria australiana, etc. Aunque sus contactos con Aníbal González eran a veces dificultosos, cuando el arquitecto sevillano le solicitaba asesoramiento botánico para resaltar alguna glorieta del parque o algún pabellón de la muestra, las explicaciones de Forestier siempre lo convencían.
     Aunque a menudo hay ediles que practican el arboricidio, hemos descrito 18 ejemplares que han sobrevivido a la motosierra. Además, algunas especies, como la jacaranda lila, la tipuana y el brachichito populneos, han sido plantadas posteriormente con éxito en el viario de nuestra ciudad. Sin embargo, de otras especies como el ébano africano y el sapindo solo queda un ejemplar.
     Aunque son libros que encuaderno artesanalmente, procuraré que lleguen a los aficionados a la botánica y a la historia de nuestra ciudad.

Lo hemos leído aquí

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07 marzo 2025

Mención AEMO 2017, Olivo u Olivera de Colungo, Huesca

EL OLIVO MONUMENTAL DE COLUNGO, HUESCA
Mención Especial Olivo Monumental 2017 por AEMO  

     La olivera de Nadal -como así se le conoce a este olivo-, del municipio de Colungo (Huesca), en la comarca del Somontano, fue distinguida por AEMO con una mención especial en 2017. Este olivo se alza como un auténtico coloso con un tronco de fenomenales dimensiones, lo que da fe de su longevidad, pudiendo alcanzar los 400 o 500 años. Además se valoró especialmente el compromiso y tesón de su propietario, Don José Andreu, un agricultor de 94 años que manifestaba emocionado que este ejemplar es patrimonio de todos y por ello debe ser conservado para las generaciones futuras, tal y como él y sus antepasados lo han hecho.
     La asociación agradeció el interés que esta familia ha demostrado con esta olivera. Don  José le colocó un pararrayos para su protección, antes de que ingresara en la Residencia de Mayores de Barbastro y dejó testimonio audiovisual de la pasión que sentía por la Olivera de Nadal, dando instrucciones para su conservación y pidiendo su protección.
     El olivo fue presentado al concurso por la Comarca del Somontano de Barbastro, socia de AEMO.
     Este majestuoso olivo con más de ocho metros de altura y 12 metros de circunferencia en la base es algo espectacular. El nombre se debe a la finca en la que se encuentra el olivo que pertenece a la casa Nadal. Se sitúa junto a la carretera, próximo al pueblo. Son muchos los recuerdos que trae este gran olivo que según decía Don José ya se encontraba allí cuando ocurrió todo aquello del diluvio universal y el arca de Noé. Muchos vecinos tienen recuerdos de su infancia cuando iban a jugar a la olivera,
 encaramarse y esconderse en su fronda.
     La variedad de la oliva es conocida como “royera” ya que el fruto es de color claro y colorado, no negro como suelen ser, tratándose de una variedad única en la zona y de la que en determinadas épocas se llegaron a recoger muchos kilos de aceituna. Don José recordaba que el año 1944 cayó una gran nevada y fruto de ello se recogieron más de 300kg de olivas.

 https://www.aemo.es/page/historial-de-premios-olivos


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04 marzo 2025

La sabina de Chirivel, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Una sabina solitaria

Esta es la sabina albar (Juniperus thurifera) que crece en el paraje del Pozo Franco (Ayuntamiento de Chirivel), en el extremo oriental de la Cordillera Bética y dentro ya del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, en Almería. 
     Se trata de un ejemplar, declarado Monumento Natural de Andalucía el 1 de octubre de 2003, posiblemente milenario, que crece en un altiplano a más de 1600 msnm, en una región de duro clima continental, con grandes variaciones térmicas y períodos de sequía estivales. Esta especie constituye una reliquia de los bosques esteparios del Terciario. Se caracteriza por su lento crecimiento y sus hojas en forma de escama para evitar la pérdida de agua. Su madera es dura y de buena calidad, rica en resinas y muy apreciada en ebanistería, lo que provocó su tala masiva en el pasado. 
     Su altura total es de ocho metros, con un tronco de dos metros de altura y un perímetro -medido a 1,30 del suelo- de 3 metros. Su fisonomía es consecuencia de las duras condiciones meteorológicas en las que vive, especialmente de la nieve, de forma que para disminuir su exposición presenta un aspecto achaparrado y piramidal. 
     Antiguamente en la zona se cultivó cereal (más de subsistencia que otra cosa) y en la actualidad presenta escasos matorrales y un elevado porcentaje de roca caliza descubierta.


Otra entrada para esta sabina
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