Los dragos de La Palma, Canarias
Textos de la época describen así el paraje de La Punta de los Dragos, en La Palma:
«…se alineaban como gigantes centinelas a las orillas del mar, alzando sus brazos de titanes sobre los acantilados de la Isla…».
Una vez la isla había sido conquistada y comenzaron las relaciones comerciales, se intensificó la explotación de sangre de drago con la consecuente afección de patógenos que fueron diezmando las poblaciones.
Como ocurrió en el resto de las islas, a finales del siglo XVI, la mayoría de los grandes dragos habían sido sangrados hasta la saciedad, salvándose sólo aquellos más pequeños y en zonas muy inaccesibles.
Hoy en día, en la isla de La Palma, aún se pueden observar algunos vestigios de esta exuberante vegetación en Las Paredes y La Tosca (Barlovento), los Dragos Gemelos de Breña Alta, Las Tricias y Buracas (Garafía) o entre El Roque y el pueblo de Puntagorda.
Ciertas agrupaciones de dragos como los de Buracas o La Tosca, son auténticos dragonales con formas caprichosas, que confieren al paisaje un atractivo especial.
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