La región de Menabe (Madagascar), mártir de la deforestación
Sus bosques secos de baobabs endémicos -únicos en el mundo- son objeto de tala y quema para cultivo de maíz y maní, así como para el carboneo. En las próximas décadas, estos cortes y quema podrían aniquilar estos raros ecosistemas.
“Solo
el hombre puede restaurar el bosque”, dice Hamill Harrisson, director
ejecutivo de la ONG Dry Forest, que trabaja desde hace tres años para
reforestar la región. “El bosque seco es débil, precisa, porque ya no
hay animales grandes dispersores de semillas. Hay mucha presión y nada de
regeneración”
Para
dar una idea de la destrucción, un estudio publicado por el CIRAD estima
que 3.960 y 3.295 hectáreas de bosque desaparecieron cada año, durante
el período 2010-2014, respectivamente, alrededor del Parque Nacional
Kirindy-Mitea y el área protegida Menabe-Antimena. Esto representa una
tasa de deforestación anual de 2,35%, mientras que durante el período
2000-2010, la tasa de deforestación fue de 0,85% anual en la misma área.
Sin
embargo, la región alberga un ecosistema único de baobabs. De las ocho
especies existentes en el mundo, siete están presentes en Madagascar,
seis de las cuales son endémicas. ¡Y los espacios protegidos de Menabe
les dan la bienvenida a todos!
La tala trae consigo perturbaciones ecológiacas en serie. El bosque seco es -paradójicamente- una reserva de agua y protege el suelo de la erosión. Cuando las tierras quedan desnudas las aguas se llevan la capa superior al océano. Esto asfixia la vida acuática y destruye los corales. Por otra parte los baobabs supervivientes atraen turistas y generan ingresos en la región.
Entonces, ¿por qué este "suicidio" ecológico? La falta de dinero constituye, como siempre, el motivo de la deforestación. Millares de gentes han perdido su empleo, ya que dos de los grandes empleadores de la región -la fábrica de azúcar Sucoma y la cultivadora de camarones Aquamen- cerraron a mitad de la década de 2010, según Volahy Sanselme Toto, director del programa en Menabe de la Durrell Wildlife Conservation Trust (citado en el medio Mongabay, en julio de 2019).
La producción de arroz también tiene dificultades por la falta de agua de irrigación. "Todas estas gentes se han encontrado en el bosque", explica Anselme Toto.
Una solución se impone: la reforestación por parte del hombre. Dry Forest propone un modelo de reforestación donde todo el mundo salga ganando. El objetivo es hacer comprender que el bosque es mas eficaz intacto que cortado.
El organismo hace plantar árboles autóctonos y frutales o útiles. La ONG tiene también la idea de poner en valor una unidad de transformación de los frutos del baobab. La región es difícil pues es seca y arenosa, explica Hamill Harrisson. Es preciso ampliar el seguimiento y la sensibilización.
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