lunes, 25 de octubre de 2021

El petirrojo, sembrador de árboles

IGNACIO ABELLA MINA (Vitoria, 1960)
El petirrojo

Como otros pájaros de nuestras latitudes, el petirrojo es sedentario o nómada, ya que unos permanecen siempre en el mismo lugar y otros marchan para nidificar y pasar el verano en regiones más norteñas y países del Este (incluida la taiga rusa y países escandinavos), y regresan de nuevo a los territorios invernales.
     El gran ornitólogo, Alfredo Noval, nos describió la proeza anual de esta emigración que arriba a las costas cantábricas todos los otoños. Así (nos contaba) un petirrojo puede salir del puerto de Brest (en Bretaña) al atardecer de un día cualquiera de septiembre u octubre, y emprender un azaroso vuelo nocturno a casi un kilómetro de altitud y a una velocidad de unos 45 kilómetros por hora, para llegar a la costa cantábrica a primeras horas de la mañana. Ciertamente, estos petirrojos llegan al límite de sus fuerzas, pero encuentran, en los bosquecillos y en los setos, las despensas del bosque repletas de frutillos… de acebo y espino albar, de tejo y de saúco, zarzamora, zarzaparrilla, mirto, evónimo, pudio…

     Prácticamente la totalidad de los frutos silvestres sirven para alimentar al petirrojo, que contribuye eficazmente a la diseminación de todos ellos y, por tanto, a la creación de boques y setos de una gran diversidad, que serán el hogar y despensa de las futuras generaciones de estos pájaros. Algunas semillas como las del aladierno, no solo recurren a las aves o mamíferos para su diseminación, sino que han desarrollado estrategias más elaboradas que les permiten un doble viaje con transbordo. Una vez que los pájaros han comido el fruto y defecado la semilla, ésta está provista de una reserva adicional de sustancias nutritivas oleaginosas, llamada oleosoma, que atrae a las hormigas. La transportan así a los hormigueros, donde comen este oleosoma, dejando la semilla desnuda y aún más lejos, dispuesta para germinar.
     En el bosque, la cooperación es siempre un plus de eficacia y supervivencia y podemos decir, en justa reciprocidad, que si los árboles alimentan y albergan a los pájaros, los pájaros alimentan y siembran los bosques.

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