sábado, 20 de marzo de 2021

Día de los Bosques y la Poesía

POESÍA Y BOSQUES
IGNACIO ABELLA
Cerezo, recuerdos del Edén

Dijo Issa: “Bajo la sombra del cerezo en flor nadie es extraño”. 
     Según cuentan algunas leyendas rabínicas, tras la expulsión, Dios hizo descender desde el Paraíso hasta la Tierra, treinta frutos distintos para Adán, que le llevó Gabriel junto con sus semillas.

     Los diez primeros frutos se los comió Adán enteros. Otros diez se los comió por fuera, sin tocarlos por dentro. Y de los diez últimos frutos, Adán se comió lo de dentro, dejando lo de fuera. La leyenda describe a la perfección las estrategias de los distintos árboles que ofrecen sus frutos a los animales para que dispersemos la semilla.
     De rápido crecimiento y fruto precoz, el cerezo, alimenta a muchísimos animales silvestres, en una época en la que apenas se encuentran otros frutos… Cuervos y arrendajos, zorros, osos y tejones, son algunos de los que comen el fruto entero y que mejor contribuyen a su diseminación… Al oso le gustan particularmente las cerezas y actualmente se hacen repoblaciones de cerezos en los montes cantábricos para ayudar a la conservación de éste animal que no duda en trepar al árbol para llevarse puesta la cosecha… En cuanto a las aves, el mirlo prueba un poquito de la pulpa de la cereza. El zorzal come la pulpa entera y deja colgando el hueso por su rabito. El picogordo tira la pulpa, parte el hueso en dos partes iguales y se come lo de dentro.
     En la algarabía del cerezo, los pájaros hacen caer al suelo las frutas maduras y siempre hay alguien en el suelo dispuesto a recogerlas.
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