Cada tilo serrano es un regalo de la naturaleza en forma de árbol. Y es
que todos ellos son auténticas reliquias, vestigios de un pasado en el
que las condiciones climatológicas les eran mucho más propicias. Muchos
los consideran seres sagrados. Para otros, entre los que me incluyo, son
míticos. Su escasez, así como su clarísima tendencia a estar en sitios
recónditos y de difícil acceso, nos hacen sentir una gran veneración
hacia todo lo que representan.
Desde el punto de vista de la ciencia, el tilo forma parte de la familia botánica de las malváceas (hasta hace poco estaba encuadrado en las tiliáceas,
la cual ahora es un género) en la que se incluyen centenares de
especies, de las que muchas son formas híbridas. Aquí nos vamos a
referir al tilo que puede encontrarse en nuestras tierras creciendo de
forma espontánea. Su nombre científico es Tilia platyphyllos.
Otros tipos, aunque también en escaso número, pueden observarse en
entornos muy humanizados, incluso cultivados con fines ornamentales.
El majestuoso tilo precisa mucha humedad. Casi siempre crece en
profundos barrancos en cuyo fondo suele haber corrientes de agua,
normalmente de caudal mantenido de forma permanente, en la mayor parte
de las ocasiones correspondientes a algunos de nuestros ríos más
grandes. Lo más fácil es que lo haga en la parte superior, justo debajo
de la cingle (sucesión longitudinal de rocas formadas en la
sección más alta de un barranco, usualmente inaccesible a los humanos en
cuanto a su subida o bajada) en la que suelen culminar hoces y
barrancos. A veces, sin embargo, se desarrollan en la parte baja, cerca
ya del cauce de agua. En el primero de los casos la pendiente de la
ladera elegida es con asiduidad muy considerable (y, nuevamente, de
acceso particularmente complicado para los humanos), siendo común el
crecimiento en una glera (canchal, guijarral, cantizal o cascajar, conjunto de piedras sueltas de tamaño pequeño muy propensas a su caída por resbalamiento).
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Tilo serrano en otoño |
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Tilo serrano cubierto de musgo |
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Tilo "araña" |
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Tilo serrano en primavera |
Nuestros tilos son árboles atormentados, con multitud de ramificaciones y
troncos con muy diferentes formas. Suelen estar cubiertos de liquen y
musgo y tan integrados en la roca que a veces es difícil distinguir el
lugar en el que esta acaba y el árbol comienza. Emilio Guadalajara, profesor y experto conocedor de tantos temas serranos, escribió en el gran artículo Dossier. Itinerario botánico del Número 5 de la magnífica Revista Mansiegona una descripción tan perfecta de los mismos que no me resisto a trasladarla aquí:
Para la persona de ciencia el tilo
representa al último superviviente de épocas glaciares. Es normal hablar
de tilos en el bosque caducifolio de Suecia o a lo más de la cornisa
Cantábrica, pero el tilo en torno al paralelo 40 es algo así como
encontrarse un pingüino en Almería. Pueden ser varias las explicaciones
para esta rareza. Una tiene que ver con las abundantes precipitaciones,
en torno a 1.000 litros/m2 y año. Otra podría ser la ubicación en
umbría, propia de una hoz con paredes verticales y múltiples fondos de
saco (hocinos). Pero tal vez la más sorprendente haya que buscarla en el
tronco del árbol; son los abundantísimos líquenes y musgos quienes den
la vida al tilo. Su capacidad de absorber humedad ambiental y fijarla en
sus estructuras, añaden agua vital en las prolongadas sequías de
verano. Los científicos hablarían de lluvia horizontal e incluiría
además la fijación de gotitas de humedad en el transcurso de una débil
neblina matinal.
Pero la mayor sorpresa está por llegar:
en épocas adversas tales como las acontecidas en los últimos veranos,
el tilo es capaz de perder la hoja en el mismo agosto, momento en que el
fruto está completamente formado y seco. Su ciclo vital se restringe a
poco más de dos meses y casi diez de parada biológica. No cabría esperar
otra cosa de este superviviente antediluviano.
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Corteza y musgo en un tronco de tilo |
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Tronco de tilo (compárese con el tamaño del bastón) |
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¿Dónde acaba el tilo y dónde empieza la roca? |
Las hojas del tilo tienen una forma que recuerda a la de un corazón. Sus
flores son deliciosamente olorosas y muy atractivas para las abejas,
las cuales a partir de esa materia prima fabrican una apreciadísima
miel, muy clara, dulcísima y bastante ácida. Forman ramilletes que
cuelgan de una hojita llamada bráctea, la cual tiene un color
verde más pálido que el de las hojas. Flores y brácteas forman la que
desde tiempos inmemoriales es conocida como tila y consumida, una vez desecada, en forma de infusión.
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Hoja de tilo |
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Enramada de tilo |
Desde siempre se ha usado la tila
como remedio para problemas de origen nervioso (neurosis, estrés,
ansiedad, taquicardia, etc.) y también para conciliar el sueño. No
obstante, tiene propiedades analgésicas, es muy buena para combatir
algunas enfermedades de tipo reumático, favorece la bajada de tensión
sanguínea, se emplea contra la gastritis, mejora los procesos catarrales
y, como astringente, es eficaz en el tratamiento de anomalías de la
piel.
La floración sucede a principios del verano. Normalmente a finales de
junio y principios de julio es cuando hay que hacer la recolección. La
tila comienza a perder sus propiedades en pocos días, motivo por el cual
es mejor no retrasar su cosecha. En nuestros pueblos siempre ha sido
apreciadísima, por lo que hasta hace algunas décadas se organizaban
"expediciones" a los tilos más o menos cercanos a cada uno de ellos. En
algunos casos, incluso, había jornales para ganar, dado que esta materia
prima tenía interés comercial y en aquellos municipios más próximos a
las zonas con más árboles productores aparecían compradores ávidos de
convertirla en preparados para hacer infusiones.
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Hojas, brácteas y frutos del tilo |
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Tilo en flor |
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Tila seca |
Nuestro árbol es tan escaso que en ningún caso podemos en nuestra zona hablar de que exista algún tilar (entendido como bosque de tilos). En el mejor de los casos podemos ver algún rodal
con varios más o menos próximos. La zona más prolífica es la
correspondiente al valle del Río Tajo, único lugar en el que puede verse
una cierta abundancia, más o menos entre Collado Manchego y la finca de
Belvalle. Aunque existen en las dos orillas, es en la izquierda, zona
de umbría, más fría y húmeda (términos municipales de Cuenca y Beteta)
en la que más abundan. En la otra (Checa y Peralejos De Las Truchas) son
testimoniales. En el artículo El Río De La Hoz Seca: visión geográfica y fotográfica de su tramo final ya hice referencia a algunos de estos tilos.
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Tilos en Las Juntas, a la orilla del Río Tajo (en la parte alta de la imagen) |
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Tilo en las Huelgas Del Tajo |
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Tilo en la Umbría Del Cerro Caja (sobre el Río Tajo)
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Tilo en la Umbría Del Cerro Caja (sobre el Río Tajo)
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En prácticamente ningún lugar, en realidad, es un árbol dominador de los bosques. El Royaume du tilleul (Reino del tilo en francés) está en la Provenza francesa, concretamente en Buis-les-Baronnies. Constituye, con sus treinta mil ejemplares, una de las mejores representaciones que se pueden encontrar de un tilar.
Los tilos son árboles caducifolios de
crecimiento lento. Cambian poco con el tiempo y pueden vivir muchos
centenares de años. Conozco algunos desde hace muchos y siempre los veo
igual. Eso sí, es asombrosa la diferencia que presentan entre la época
en la que tienen hojas y la que no. De ser seres siempre atormentados y
que parecen muertos pasan a tener una frondosidad y despedir una
fragancia que confortan inmediatamente al que es capaz de llegar a
ellos. La razón no puede estar mejor explicada en los párrafos escritos
por Emilio Guadalajara. En todo caso, de alguna manera, el tilo casi
nunca llega a morir. En muchas ocasiones de sus raíces aparentemente
marchitas vuelven a brotar de forma natural nuevos y vigorosos troncos.
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Brotes jóvenes de tilo |
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Restos de tilo |
Los tilos más conocidos en la zona PuraSierra son, sin duda, los de la Hoz De Beteta. Están muy cerca de la carretera que une Beteta con Puente Vadillos e integrados en el Monumento Natural de la Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos. Su didáctico Paseo Botánico
es más que recomendable para quien visite ese maravilloso barranco que
ha excavado el bello, profundo y misterioso Río Guadiela. El
imprescindible blog Magia Serrana
se ha referido a este paraje en varios reportajes, de los cuales en el
enlazado es en el que se toca más de cerca el tema de los tilos.
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Tilo a la orilla del Río Guadiela (Hoz De Beteta) |
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Musgo sobre un tilo en el fondo de la Hoz De Beteta |
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Musgo en un tilo con fondo en los farallones de la Hoz De Beteta |
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Tilo cubierto de musgo en la Hoz De Beteta |
Otro grupo de tilos bastante conocidos, aunque de acceso más complicado, es el del Monte Garcielligeros.
Están entre Uña y Villalba De La Sierra (aunque en el término municipal
de Cuenca), en pleno cañón del Río Júcar. Puede parecer fácil llegar a
ellos. Sin embargo, dado que crecen en un sitio que cumple a la
perfección con el hábitat definido más arriba, teniendo en cuenta que la
cingle, en este caso, mide más de siete kilómetros, y que es casi por
completo inexpugnable, no están al alcance de cualquiera. En este enlace
de Magia Serrana
hay un gran artículo referido a este grupo de tilos. Veamos en la
siguiente fotografía, tomada desde la propia cingle, algunos de ellos.
La misma explica de forma gráfica cómo distinguirlos de los pinos de los
que, comúnmente, están rodeados. Es muy simple: el verde de los tilos
es más claro que el de los pinos.
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Tilos del Monte Garcielligeros incrustados entre los pinos |
Para Toni Virtudes, autor de Magia Serrana,
el tilo es también un árbol serrano emblemático. Ello conduce a que
incluya en este artículo un tercer enlace a este blog. En el mismo puede
verse un excelente trabajo sobre los tilos silvestres de la Serranía De
Cuenca.
Sin ánimo de exhaustividad, a continuación se presentan otros lugares de
la zona PuraSierra en los que podemos encontrar tilos. Son los
siguientes:
- Garganta de Noguera de Albarracín, por encima del Río Garganta
- Barranco De Los Avellanos (Griegos)
- La Modorra (Checa)
- El Masegosillo (Salvacañete), por encima del Río Cabriel
- Rincón de Rilaga (en el término municipal de Cuenca), por encima del Arroyo Del Chispo
- Majadal De La Cabra y Ceja De Los Gavilanes (Zafrilla), por encima del Arroyo Del Almagrero
- Hoya De Peñarrubia y Hoya De Los Avellanos en la Sierra De Valdemeca (término municipal de Valdemeca)
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Tilo en el Rincón de Rilaga (Cuenca) |
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Tilo en el Rincón de Rilaga (Cuenca) |
En el artículo Una tacita de placer, publicado por la Asociación Cultural San Bartolomé de Checa en el Número 13 de la espléndida revista Aguaspeña, Alfredo Luis Chavarría Samper
relata una excursión al denominado tilo de La Modorra, impresionante
paraje checano situado en la cuenca del Río De La Hoz Seca (recorrido
por PuraSierra en el artículo El Río Del Puerto, de Bronchales a Lisboa).
Él mismo me dio indicaciones sobre como alcanzarlo y, tras no pocos
esfuerzos, pude llegar a abrazarlo. Es este, por varios motivos, un
curioso ejemplar. Primero porque es el más alejado de cualquier lugar
civilizado que un servidor conoce. Segundo porque está completamente
aislado (esto es excepcional dado que los tilos se encuentran
habitualmente en rodales). Por último, aparte de su magnífico porte, el
árbol ha sufrido el "ataque" de dos de los pinos albares que estaban
próximos a él, puesto que se han derrumbado sobre su tronco y ramas.
Vayan este par de fotografías que atestiguan que ha resistido junto con
mi agradecimiento a Alfredo:
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Vista del Tilo de La Modorra (Checa) desde la cingle |
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Tilo de La Modorra (Checa) |
Posiblemente debido a su escasez, los tilos no han dejado una gran
huella en la toponimia serrana. Los pocos sitios referenciados por
alguna expresión que derive de la palabra tilo están circunscritos a dos de las áreas citadas anteriormente. En la Hoz De Beteta encontramos el topónimo Fuente De Los Tilos y, en sus alrededores, Presa De Los Tilos y Central Eléctrica De Los Tilos (ambas sobre el Río Guadiela), así como el Área Recreativa De La Fuente De Los Tilos. Próximo al Rincón De Rilaga podemos encontrar la Umbría De Los Tilos, último topónimo encontrado en la base de datos geo-referenciada de PuraSierra.
Muy cerca de Puente Vadillos, en la propia Hoz De Beteta, al borde de la carretera, está la Casa De La Toba.
Vale la pena parar a verla y disfrutar del hermoso tilo que la preside.
Estas dos fotografías otoñales tratan de hacer honor a tanta belleza:
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Tilo de la Casa De La Toba (Hoz De Beteta) |
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Tilo de la Casa De La Toba (Hoz De Beteta) |
Aunque propiamente no es un topónimo, el Hotel Los Tilos de
Beteta, hoy tristemente cerrado, ha sido una referencia histórica en el
sector de la restauración serrana. Muchos guardamos muy buenos recuerdos
de estancias allí en diferentes ocasiones.
No se me ocurre mejor forma de concluir este artículo, para deleite de sus lectores, que plasmar lo que el gran Gerardo Diego expresó en este poema sobre un tilo y, en su maravillosa última estrofa, sobre la tila:
Tilo
Gerardo Diego (1944)
El tilo aquel de Santa Catalina
en su compás de Siena.
¿No escuchas la cantiga cristalina
que en su copa resuena?
Los ojos cierro en gozos de fragancia.
Tilos de mi niñez.
Cómo salváis el tiempo y la distancia
y estáis aquí otra vez.
Y ya en la pubertad, bajo el celeste
azul, sobre la cal,
el que filtró mensajes del nordeste
en la Rúalasal.
Vosotros, entre abejas monacales
de oro sonoro, tilos
que desde el huerto veis surtir cristales
de mi ciprés de Silos.
Porque tú amas los tilos y la calma
de su flor en tus nervios,
quiero aprender de ti a domar mi alma,
mis ímpetus soberbios.
Lección de serenada mansedumbre,
de paciencia encendida.
Flores de ti, mi lámpara y mi azumbre,
la razón de mi vida.
Como a la flor del tilo en primavera
contra el insomnio torvo,
beberte en infusión, niña, quisiera,
beberte sorbo a sorbo.
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Enramada de tilo |
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