Oda al Bosque de las Petras
Por la costa, entre los
eucaliptos azules
y las mansiones nuevas
de Algarrobo,
hay un bosque
solemne:
un antiguo
puñado de árboles
que olvidó la muerte.
Los siglos
retorcieron
sus troncos, cicatrices
cubrieron cada rama,
ceniza y luto
cayeron sobre sus antiguas copas,
se enmarañó el follaje
de uno y otro
como telas titánicas
de araña
y fueron los ramajes como dedos
de agonizantes verdes
anudados
unos con otros y petrificados.
El viejo bosque vive
aún, alguna nueva
hoja asoma en la altura,
un nido
palpitó
en la primavera,
una gota
de resina fragante
cae en el agua y muere.
Quieta, quieta es la sombra
y el silencio compacto
es
como
cristal negro
entre los viejos brazos
de los desfallecidos candelabros.
El suelo se levanta,
los pies nudosos se desenterraron
y son muertos de piedra,
estatuas rotas, huesos,
las raíces
que afloraron a la tierra.
allí el silencio
es un profundo lago
del que salen
sumergidas
presencias,
cabelleras
de musgos
y de lianas,
ojos
antiguos
con
luz
de turquesa,
cenicientos lagartos olvidados,
anchas mujeres locamente muertas,
guerreros
deslumbradores,
ritos
araucanos.
Se puebla el viejo bosque
de las Petras
como un salón
salvaje
y luego
sombra,
lluvia,
tiempo,
olvido
caen
apagándolo.
Los invisibles seres
se recogen
y el viejo bosque
vuelve
a su inmovilidad, a su solemne
virtud de piedra y sueño.
-----
Ode to the Bosque de las Petras
(Traducción de Paul Scott Derrick)
Somewhere on the coast, between the
purple eucalyptus
and the newer mansions
of the carob tree,
a solemn forest
stands:
an ancient
handful of trees
that death forgot.
The centuries
have twisted
their trunks, scars
have covered every branch,
ash and mourning
have sifted through their ancient crowns,
all of the leaves
are tangled and twined
like gigantic spider
webs
and the limbs, like fingers
of agonizing green,
have slowly gnarled together
and knotted up, and petrified.
But the agéd forest is still
alive: a new leaf
sometimes struggles to the light,
a nest
shook its branch
in the spring,
a drop
of fragrant resin
falls into the water and dies.
Quiet, quiet is the shade
and the compact silence
is
like
black glass
on the aging arms
of forgotten candelabras.
The ground rises up,
the knotty feet have unearthed themselves –
the stony dead,
broken statues, bones,
the roots
that sifted the earth.
The silence there
at night
is a bottomless lake
where
presences
emerge,
flowing hair
of moss
and of vines,
ancient eyes
with
turquoise
light,
forgotten ashen lizards,
broad-beamed women madly dead,
dazzling
warriors,
Araucanian
rites.
The petrified
forest
fills up like
a monstrous
salon,
and later
darkness,
rain,
time
and oblivion
fall,
and the lights go out.
The invisible beings
take themselves home
and the forest
returns
to immobility, its solemn
virtue of stone and dream.
-----
No hay comentarios:
Publicar un comentario