ANTONIO COLINAS (León, 1946)
“Para un nuevo tratado de armonías”
Rev. Occidente nº 194-195
“El álamo joven crecía y crecía
buscando la luz, superó incluso la altura de la azotea de la casa.
Ahora, una mañana, hemos descubierto que el árbol se inclina
peligrosamente y que, tarde o temprano, acabará cayendo. Por eso
debemos cortarlo. El joven y brioso álamo nos demuestra que no se
puede buscar la luz sin que las raíces sean lo suficientemente
profundas. El ser –como el álamo- debe crecer en igual medida:
hacia arriba y hacia abajo, hacia la luz y hacia las sombras, para no
caer derrotado por el exceso” “Recuerdo también ahora otro álamo
de mis tierras altas. Crecía en el centro y en la soledad de un
páramo. Un día, después de una fuerte tormenta, apareció
completamente sin hojas. Todas las hojas estaban sobre el suelo.
Había caído sobre él una descarga eléctrica y murió. En este
caso el álamo nos prueba que es peligroso ascender demasiado donde
todo es desnudez, donde nada asciende. Importante es la armonía con
el entorno. “Nada de lo que destaca brilla”, escribió un
pensador oriental.”
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Tienes un blog precioso.
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias, muchas gracias.
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