jueves, 5 de agosto de 2010

MIGUEL DE UNAMUNO (Bilbao, 1864-1936)

De este árbol a la sombra
descansó un día;
de esto hace ya más de trescientos años,
y aún el recuerdo en su follaje vibra.
Y ese sagrado ruiseñor que el nido
guarda en las ramas, guarda la doctrina
que de labios oyó del santo andante
un ruiseñor como él. Cuando declina
el mismo sol de entonces
y va alargando al pie de la colina
del árbol secular la fresca sombra,
gorjea la avecilla
las palabras que el hombre e lengua humana
dijo a lengua del cielo traducidas.
El árbol las entiende y su follaje
oyéndolas palpita.


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