05 marzo 2021

Carmen Conde - Todas las miradas...

CARMEN CONDE, (Cartagena 1907-1996)
Todas las miradas son árboles que se deshojan


Las miradas son árboles que se deshojan.
Hay que penetrar lo compacto,
que taladrar el misterio para descubrir el suelo
cubierto de álamos, de olmos,
de palmípedos cedros.

La prieta vegetación humilla bajo el peso del tiempo
su copiosidad radiante, de éteres húmeda...
¡Ah el precipitado ímpetu
de las ramas, de las miradas
cortándose de sus troncos!

Apenas algo, apenas el ácido vaho que dilatan
los dientes del rebaño implacable
cuando muerde el pasto...
Humarada invisible de verdor desgarrado,
cálido penacho de olores.

Las perdemos, cortándonoslas inconscientes
de larga contemplación.
Y nos quedamos en tierras desiertas,
en arrasadas orillas,
en fingidos oasis sin agua ni palmeras.
¿Por qué, hasta cuándo, en qué momento
se reunirán todas esas miradas en haz trepidante,
para hacerse breve rayo definitivo?

¡Este viscoso suelo resbaladizo,
las mareas de hojas que eran ojos
agarrándose a las cosas, a los seres, a la ilusión de ver!

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02 marzo 2021

DV - Los escarabajos y el bosque

DV Y AGENCIAS en Diario Vasco
El microbioma intestinal de los escarabajos beneficia a los bosques
Los insectos son contribuyentes críticos para el funcionamiento del ecosistema, y como la mayoría de los organismos vivos, su evolución conjunta con los microbios ha sido esencial para respaldar estas funciones. Aunque muchos insectos son famosos por causar estragos en cualquier parte del mundo, miles de especies se dedican a su negocio en silencio, brindando importantes servicios esenciales para los ecosistemas saludables utilizando la innovadora bioquímica de sus microbiomas.
      Una nueva investigación del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de Estados Unidos (Berkeley Lab) muestra cómo un insecto tan común en el este de Estados Unidos, el escarabajo pasalido de cuernos largos ('Odontotaenius disjunctus'), tiene un tracto digestivo resistente con microbios a los que agradecer la transformación de su alimentación leñosa en energía, alimentos para sus crías y nutrientes para el crecimiento de los bosques.
      Estos conocimientos sobre cómo el escarabajo y su microbioma distinto han evolucionado conjuntamente proporcionan una hoja de ruta para la producción de combustibles y bioproductos asequibles derivados de la naturaleza, tal y como se describe en el artículo sobre el trabajo publicado este lunes en la revista 'Nature Microbiology', titulado «Las propiedades anatómicas de los intestinos y el ensamblaje funcional microbiano promueven la deconstrucción de lignocelulosa y la subsistencia de la colonia de un escarabajo que se alimenta de madera».
      «Descubrimos que la tripa del escarabajo está estructurada para permitir la coexistencia de comunidades microbianas únicas, lo que permite que cada una realice los distintos procesos metabólicos específicos necesarios para extraer energía de la madera de manera eficiente», dice el autor principal del trabajo, Javier Ceja-Navarro, científico investigador del Laboratorio Berkeley. «La energía derivada de la madera permite que el escarabajo se mantenga a sí mismo y a su descendencia en una dieta por lo demás muy pobre», agrega.
      Los escarabajos comedores de madera brindan a los bosques un servicio invaluable. En los bosques de todo el mundo, los escombros leñosos gruesos constituyen una cantidad tremenda de biomasa que es dura, difícil de descomponer y está en bancarrota nutricional debido a su bajo contenido de nitrógeno.
      Para los insectos como las termitas y el escarabajo pasálido, la madera en descomposición es el alimento básico principal de la que obtienen energía y nutrientes para formar sus células y tejidos. Un adulto pasálido entierra su cuerpo de una pulgada a través de la madera descompuesta que ha sido pre-procesada por hongos, lo que acelera la descomposición de la madera a través de su actividad de alimentación y hace que la madera y el carbono sean accesibles para otros organismos del ecosistema.
      Las colonias de pasálidos pueden tener hasta siete adultos que pueden consumir más de cuatro veces su peso en madera por día. Esta madera pasa a través del complejo tracto digestivo del escarabajo y finalmente se excreta como producto de desecho, lo que se denomina cortésmente excremento. «Una de las primeras cosas que notamos fue la cantidad de nitrógeno que contenía el excremento, tres veces más que la madera que consumía el escarabajo. Esto significaba que el escarabajo, o en realidad sus microbios, agregaban nitrógeno», explica Ceja-Navarro.
      Y agrega: «También notamos cómo los polímeros vegetales duros como la lignina y la celulosa estaban desapareciendo y los productos ricos en energía como el acetato, así como los biocombustibles como el hidrógeno, el etanol y el metano. Este escarabajo y sus microbios han descubierto lo que los científicos de todo el mundo se apresuran a optimizar: cómo convertir de manera eficiente la biomasa de plantas leñosas en biocombustibles y bioproductos».
      Para hacer esto, se reunió a un equipo de expertos y se utilizaron herramientas avanzadas de biología molecular, junto con espectrometría y pequeños sensores para descubrir que «el intestino del escarabajo está formado por compartimentos especializados, cada uno con un microbioma distinto que funciona en forma casi como una línea de producción industrial, usando bioquímica única para convertir la madera en alimento y combustible», apunta la autora principal, Eoin Brodie, subdirectora de la División de Clima y Ciencias del Ecosistema de Berkeley Lab.

Adaptación

      «La innovación clave que la naturaleza ha proporcionado aquí es una forma de combinar procesos bioquímicos que de otra manera son incompatibles», apunta Brodie. Algunos procesos para deconstruir la lignina requieren oxígeno, mientras que otros, como la fermentación, que proporciona la fuente de energía del escarabajo, necesitan un ambiente libre de oxígeno.
      Entonces, ¿cómo resuelve esto el escarabajo? «Resulta que la arquitectura intestinal del escarabajo, como la longitud y el grosor de sus paredes intestinales, ha evolucionado para adaptarse a su microbioma de modo que se favorecen los procesos metabólicos específicos en diferentes regiones intestinales», detalla Ceja-Navarro.
      Esto permite que ocurran reacciones que requieren oxígeno en una región intestinal que está separada de las regiones donde los microbios llevan a cabo reacciones que serían inhibidas por el oxígeno. El equipo también demostró que la arquitectura de los intestinos del escarabajo evita que ciertos productos como el hidrógeno se escapen para favorecer la producción de acetato, una fuente de energía crítica no solo para el escarabajo en sí, sino también para su descendencia.
      Se considera a los escarabajos pasálidos entre las especies más altamente sub-sociales, lo que significa que trabajan juntos en unidades familiares para defender sus hogares en el túnel de troncos y cuidan a sus crías hasta la edad adulta, lo que probablemente suene familiar para la mayoría de los padres. Debido a que el escarabajo excreta un excremento rico en energía y nutrientes en el que se alimentan sus crías, ahora parece que los jóvenes también tienen que agradecer a los microbios de sus padres.
      Los productos ricos en nutrientes de estos insectos eventualmente vuelven al suelo del bosque, apoyando la productividad del ecosistema, y este estudio destaca el papel esencial del microbioma del escarabajo en ese proceso. ¿Qué es lo siguiente? Aunque la naturaleza lidera el camino, podemos aprender de cómo los escarabajos compartimentan la bioquímica a lo largo de una línea de producción, según Ceja-Navarro, e ingeniar sistemas artificiales para producir bioproductos imitando las propiedades y funciones de sistemas como este de la tripa del escarabajo y su microbioma.
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27 febrero 2021

He heredado un nogal...

BASILIO SÁNCHEZ (Cáceres, 1958)
Del libro: "He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes"
(premio Loewe 2018)


 
HAY un olor de agua y de resinas,
un aroma incesante
subiendo por las médulas
hasta las nervaduras de las hojas,
un espacio oloroso,
una fragancia
de sombras perfumadas, de espesuras azules,
de musgos transparentes.

Vengo de la sustancia de la tierra,
de su barro balsámico.

Sobre la intimidad de lo que existe,
sobre el mundo
que ahora empiezo de pronto a percibir,
va pasando en silencio,
iluminando el sueño en penumbra de las cosas,
el pensamiento de la luz. 
 
 
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24 febrero 2021

Animación: Avenida de los gigantes

ALOIS DI LEO
Avenida de los gigantes


Corto de animación realizado en 2016.
En un bosque de árboles gigantes, Oquirá, una niña indígena de seis años desafiará a su destino y empezará a comprender el ciclo de la vida.

Animation : Tiago Rovida & Henrique Lobato
Original Music by Tito La Rosa
Editing : Helena Maura & Alois Di Leo
Sound Design and Mix : Daniel Turini & Fernando Henna
Additional Music : Gustavo Monteiro
 

Ver el original: Aquí, tomado vía Krapo arboricole

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21 febrero 2021

Una protesta en toda regla, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA, Ing. téc. forestal
El último paloblanco majorero no fructifica

Si en sentido figurado fuéramos a representar la foresta canaria, trazaríamos un brochazo verde desde La Palma hacia Lanzarote, aunque la pintura casi se nos habría gastado en Gran Canaria. Pero esto no fue siempre así. En la Historia, las denominadas Purparias (Lanzarote y Fuerteventura) llegaron a ser fértiles, no en vano durante más de cinco millones de años se cree que formaron una sola isla, la única que por aquel entonces constituía la todavía sin bautizar Canarias.


     Resulta cuanto menos contradictorio que en este archipiélago nos atrevamos a hablar de sostenibilidad, o presumir de nuestra biodiversidad, cuando todavía hoy asistimos a la degradación y alteración de hábitats. Fuerteventura, pese a la sensación de paz y sosiego que transmite, oculta una violenta historia de deforestación, incluyendo la extinción de especies. Desde su conquista en el siglo XV hasta hoy, viene soportando una enorme presión, sobre todo herbívora, y no solo de cabras, durante años también fueron burros y camellos los que pastaban libremente en el medio natural. Siempre quedará en el aire la pregunta de cómo sería actualmente esta isla si no hubiera sufrido el maltrato que todavía sufre.
      Junto al Pico de la Zarza, en Jandía, máxima altitud de la isla con 810 metros, se concentra el máximo de biodiversidad insular: de doce especies exclusivas de la isla, ocho se encuentran en este enclave.
      El Pico de la Zarza se asemeja a esos dibujos infantiles en los que las montañas aparecen siempre rodeadas de nubes, en este caso las del alisio. De todos es sabido la habilidad de la cabra como artista de la verticalidad. Es por ello que, pese a lo abrupto del terreno, desde el año 2000 se instaló un vallado de protección para la flora en este lugar. Después, en 2006, se llevó a cabo una importante restauración con planta del lugar, si bien alguna que otra cabra ha logrado colarse ramoneando o pisoteando sobre el matorral de jorgao (Astericus sericeus), que hoy sustituye al que seguramente fuera el primer bosque de laurisilva de estas islas. Según un estudio reciente, los musgos que alberga la zona son los mismos que hoy habitan en el Parque Nacional de Garajonay.

Pared inaccesible
      La pared que mira al norte del Pico de Jandía resulta en gran parte inaccesible, incluso para las increíbles equilibristas de cuernos, y es precisamente en uno de sus andenes donde, sobre finales de los 80, botánicos del Jardín Canario Viera y Clavijo señalaron la presencia de un ejemplar de paloblanco (Picconia excelsa). El paloblanco es uno de los elementos más sobresalientes de la laurisilva, llegando a alcanzar grandes portes, aunque el protagonista de esta entrega apenas supera los tres metros de altura, apenas son dos pequeñas ramas erguidas sobre el vacío. Dada la pendiente de la zona resulta demasiado aventurado precisar una coordenada; a pie podemos llegar a situarnos unos 200 metros por debajo del mismo.
      El paloblanco es un árbol que produce flores hermafroditas, por lo que este individuo podría regenerar por sí mismo el entorno, especialmente ahora que la presión herbívora es limitada (y también vigilada periódicamente). La observación experta de Stephan Scholz, distinguido botánico del desierto canario, sin embargo, indica que este ejemplar lleva varios años sin fructificar.     
      La historia de este testigo mudo de la destrucción ambiental no es la única, igual suerte espera a los peralillos (Gimnosporia cryptopetala) o adernos (Herberdenia excelsa). La riqueza genética de la flora majorera es probablemente muy diferente a la del resto del archipiélago, tristemente estos parientes directos de los “abuelos de la laurisilva” no dejarán descendencia.
      Poco puede hacer la administración ambiental para contrarrestar la práctica ancestral del ganado guanil, actividad claramente precursora de la erosión acelerada. Pero quizás lo peor pueda ser la falsedad con la que se educa a los niños majoreros y canarios, inculcándoles en los centros educativos el valor de la importancia de la naturaleza canaria, toda vez que pueden ser sus propios familiares los que permiten que sus ganados la sigan deteriorando. Creo que ya está bien de imitar a los aborígenes, que no tenían otra alternativa. Como habitantes de esta tierra única debemos recordar que en materia de ética responsable y ambiental no hay lugar para las contradicciones.

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