17 mayo 2014

NATALIA SEQUEIRO - 28.04.2010 
El ocaso de las laminarias 

Un estudio detecta una reducción del 90% de los bosques de estas algas en Asturias
Oceana cree que también se pierden en Galicia
Laminaria ochrolueuca  Foto de Jesús Sánchez (Lechu)
     Los científicos los comparan con los arrecifes de coral por la gran variedad de organismos vivos que albergan. En los bosques de quelpos o laminarias se ha documentado la existencia de más de un millar de especies diferentes. En Galicia y en toda la cornisa cantábrica constituían hasta hace poco uno de los hábitats marinos más abundantes, pero la organización ecologista Oceana advertía ayer de su declive.
     Una investigación del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón revelaba a finales del pasado mes de marzo que en la costa asturiana han disminuido en un 90% en los últimos cinco años. "En Galicia no se ha realizado un estudio de estas características pero los buceadores ya comentan que en los fondos están desapareciendo", explica José Rodríguez, científico marino de Oceana. El grupo de Recursos Marinos y Pesquerías de la Universidade de A Coruña se ha puesto a abordar el tema. Intentarán medir la superficie de los bosques de laminarias mediante fotografías de satélite, pero de momento aún están perfeccionando este sistema. "Hay otros estudios en la Bretaña francesa y el Reino Unido que constatan la disminución de estos bosques", subraya Rodríguez.
     Oceana demanda que las autoridades intervengan cuanto antes. "Hay que impedir que esto suceda en la costa gallega y asturiana actuando con celeridad a través de la medida de actuación de efecto más inmediato: proteger las áreas donde aún se concentran", indicaba ayer Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana en Europa, según informó la organización en una nota de prensa. Varias especies formadoras de estos bosques se encuentran ya protegidas por la normativa europea, pero Oceana recordaba ayer que por el momento "siguen sin tomarse medidas".
     En Asturias los bosques de laminarias comenzaron a desaparecer en los años 2006 y 2007. Según el informe del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón, esos dos veranos fueron anormalmente cálidos y hubo periodos de más de una semana en los que la temperatura del agua no bajó de 23°C. Los investigadores sospechan que la capacidad reproductora de estas algas se vió afectada por el calor reduciéndose la producción de juveniles y aumentando también la mortalidad de las plantas grandes. Con la colaboración de la Universidad de Oviedo tratarán ahora de determinar si existe posibilidad de recuperación, si es algo cíclico en esta zona del planeta o es una manifestación más de los posibles efectos del cambio climático.
     Desde Oceana se apuntan otras dos posibles amenazas para las laminarias, la contaminación y la explotación comercial de forma intensiva del recurso. Durante siglos, las comunidades costeras gallegas emplearon los arribazones (las algas que llegan a la costa) como abono para los cultivos. Pero Oceana advertía ayer de los posibles efectos negativos para estos bosques de la futura instalación de la empresa Soluciones Tecnológicas Marinas en la ría de Cedeira. La compañía está ultimando los trámites administrativos y técnicos para comenzar la construcción de la planta en el puerto de la localidad coruñesa. Su instalación supondrá la creación de una veintena de puestos de trabajo en la zona, según explica Rodrigo Burgos, gerente general de Aquasystemas, la firma encargada de realizar el proyecto. "Es un recurso poco explotado en la costa y nosotros pretendemos que sea un negocio sostenible, somos los primeros interesados en que no se acaben las algas", explica Burgos. Pero desde Oceana se advierte que esa idea de abundancia está ya equivocada. "Antes de autorizarse la instalación sería conveniente realizar un estudio para ver cómo se encuentra el bosque de quelpos en la zona y el posible impacto ambiental de la empresa. Si resulta que su situación es buena, a lo mejor se puede autorizar, pero tememos que ya no sea así", indica el científico José Rodríguez. Soluciones Tecnológicas Marinas aún no ha decidido cómo explotar las algas. "En principio queríamos abastecernos de los bancos naturales y cultivar, pero también podemos comprarlas fuera de España", indica Burgos. Las algas serían destinadas como alimento, pensando sobre todo en la exportación a Japón, y también para la fabricación de compuestos farmacéuticos.

nsequeiro@elcorreogallego.es

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15 mayo 2014

MANUEL FDEZ. JUNCOS (Puerto Rico, 1846-1928)
Germinal

Oculto en el corazón
de una pequeña semilla,
el germen de un árbol bello
en profunda paz dormía.
«¡Despierta!», el calor le dijo.
«¡Despierta!», dijo la lluvia fría.
El germen oyó el reclamo,
quiso ver lo que ocurría,
se puso el vestido verde
y estiró el cuerpo hacia arriba.
De toda la planta que nace
esta es la historia sencilla.
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13 mayo 2014

CONCEJO DE LENA - Asturias
Árboles Singulares (pdf)

La Concejalía de Gestión Ambiental y Recursos Naturales celebra el resultado del proyecto“Árboles singulares en el Concejo de Lena”.
Este catálogo, elaborado por el biólogo Berto Ordiales y TrasguPhoto, recoge casi 20 árboles a destacar en nuestro municipio contemplando no sólo una selección de árboles singulares atendiendo a su valor natural y cultural, sino también otros árboles “urbanos” dignos de respetar.
A través de las diferentes fotos y fichas descriptivas podremos conocer nuestros recursos naturales, un punto de partida imprescindible para su posterior preservación y conservación.

Si deseas consultar y disfrutar de este inventario, pincha a continuación:


ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 1)
Fichero para descarga Arboles_singulares_de_Llena_19652.pdf (1,19MB)

ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 2)


ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 3)

ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 4)

ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 5)

ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 6)
Fichero para descarga Arboles_singulares_de_Llena_69477.pdf (1,67MB)

ÁRBOLES SINGULARES EN NUESTRO CONCEJO (PARTE 7)
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11 mayo 2014

08 mayo 2014

JESÚS DEL RÍO
Saramago y los árboles (y II)
Colaborador de Correos de la Vega - www.otragranada.org

El último párrafo de la primera parte, de la que un duende hizo desaparecer la frase final, nos sirve como inicio de esta segunda y última entrega de "Saramago y los árboles". Esta selección de textos fue leída por Jesús del Río en “Recordando a José Saramago. La sostenibilidad en su obra y pensamiento”, acto celebrado en Granada el martes 18 de Enero de 2011 
     Y a veces el árbol también se convierte en personaje literario, así en su viaje a Portugal cuando se encuentra con un hombre en Quinta da Bacalao, escribe “Trabaja aquí desde muchacho, y el plátano que ahora está dando sombra a ambos, lo plantó el. ¿Cuántos años hace?, pregunta el viajero, Cuarenta. El plátano está joven aún; si no lo agarra la peste, o le cae un rayo, tiene para cien años. Caramba, que resistente es la vida. Cuando yo muera, aquí queda este, dice el hombre. El plátano lo oye, pero se hace el distraído, Ante extraños no habla, es un principio que todos los árboles siguen, pero cuando se aleje el viajero, seguro que dice, No quiero que mueras, padre. Y si le preguntan al viajero como lo sabe, responderá que es un especialista en charla con los árboles.”

      Pero si hay un árbol preferente en la vida y obra de José Saramago, este es el olivo. En su tierra natal de Azinhaga, comentaba como “hectáreas y hectáreas de tierra plantada de olivos fueron inmisericordemente arrasadas hace algunos años, se arrancaron cientos de miles de árboles, se extirparon del suelo profundo, o allí se dejaron para que se pudrieran las viejas raíces que, durante generaciones y generaciones, dieron luz a los candiles y sabor a los guisos. Por cada pie de olivo arrancado, la Comunidad Europea pagó un premio a los propietarios de las tierras, grandes latifundistas en su mayoría, y hoy, en lugar de los misteriosos y vagamente inquietantes olivares de mi tiempo de niño y adolescente, en lugar de los troncos retorcidos, cubiertos de musgos y líquenes, agujereados de escondrijos donde se acogían los lagartos, en lugar de los doseles de ramas cargados de aceitunas negras y de pájaros, lo que se nos presenta ante los ojos es un enorme, monótono, un interminable campo de maíz híbrido…. Me cuentan ahora que están volviendo a plantar olivos, pero de esos que por muchos años que vivan, serán siempre pequeños. Crecen más deprisa y las aceitunas se recogen con más facilidad. Lo que no se es donde se meterán los lagartos.
      En todos los nombres, cuando su personaje deambulaba por el cementerio en busca de la lápida de la mujer de su ficha “El árbol al que don José se acogió es un olivo antiguo, cuyos frutos sigue recogiendo la gente del extrarradio a pesar de que el olivar se haya convertido en cementerio. Con la mucha edad, el tronco se ha ido abriendo de lado, de arriba abajo, como una cuna que hubiese sido puesta de pie, para que ocupe menos espacio, y es ahí donde don José dormita de vez en cuando, es allí donde despierta bruscamente asustado por un golpe de viento que le abofetea la cara, o si el silencio y la inmovilidad del aire se hacen tan profundos que el espíritu en duermevela comienza a soñar con los gritos de un mundo que resbala hacia la nada”
      Pero a veces con la especie no basta, sino que es necesario aclarar hasta la variedad. Este es el caso del olivo donde se encuentran Pedro Orce, Joaquim Sassa y José Anaico en la balsa de piedra, “este olivo es cordovil, o cordovio, o cordobés, tanto da, que estos tres nombres se usan, sin diferencia, en tierra portuguesa, y a la aceituna reina, pero cordobesa no, aunque estemos más cerca de Córdoba que de la frontera del más allá.” “Pero decir que es cordovil el olivo servirá al menos, para observar hasta que extremo pecaron de omisión, por ejemplo, los evangelistas cuando se limitaron a escribir que Jesús maldijo la higuera, parece que debiera bastarnos la información y no nos basta, no señor, porque, pasados veinte siglos, no sabemos aún si el árbol desgraciado daba higos blancos o negros, tempranillos o tardíos, de capa-rora o gota-de-miel, no es que con esta carencia vaya a padecer la ciencia cristiana, pero la verdad histórica seguro que sufre.”
      En este breve repaso, han aparecido; olmo, chopo, fresno, sauce, pino, cerezo, higuera, ébano, encina, alcornoque, plátano y olivo, es decir, una docena de especies de árboles que ponen de manifiesto el interés del autor. Y parece que esta preocupación por su conocimiento queda reflejada en todos los nombres, cuando escribe “don José no se sentó en un banco, empleó el tiempo paseando por las alamedas, se distrajo mirando las flores y preguntándose que nombres tendrían, no es de sorprender que sepa tan poco de botánica quien se ha pasado toda su vida metido entre cuatro paredes.” Párrafo, por cierto, que apareció en la contraportada de la publicación de la Lista Roja de la Flora Vascular Española.      
      José Saramago, en su niñez pudo contar con la inmejorable escuela botánica que fue el huerto de sus abuelos y el entorno de Azinhaga “Al lado, a tan poca distancia que las ramas tocaban la parte superior del almiar, estaba la higuera grande, o simplemente la Higuera, porque aunque hubiera otra, nunca crecería mucho, tanto por ser así su naturaleza, como por el respeto que la veterana le infundiría. Árbol venerable era también un olivo en cuyo retorcido tronco se apoyaba la valla que dividía el huerto. Por culpa de las zarzas que lo rodeaban y de un espino albar que le hacía amenazadora guardia, fue, en los alrededores de la casa de mis abuelos, el único árbol de porte en el que nunca me encaramé. Había unos cuantos árboles más, no muchos, uno o dos ciruelos silvestres que hacían lo mejor que podían, un granado poco dadivoso, unos membrillos cuyos frutos ya perfumaban a diez pasos, un laurel, algún olivo mas.”
      Un conocimiento que derivo hacía el cariño por los árboles, como bien le enseñó su abuelo Jerónimo y de la que otros compañeros harán referencia en sus lecturas.
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