5/31/2024

FRANCISCO DE QUEVEDO (Madrid, 1580-1645)
Canción fúnebre en la muerte de Don Luis Carrillo...

Miré ligera Nave,
Que con alas de lino en presto vuelo
Por el aire süave
Iba segura del rigor del Cielo,
Y de tormenta grave.
En los Golfos del Mar el Sol nadaba
Y en sus ondas temblaba;
Y ella, preñada de riquezas sumas,
Rompiendo sus cristales,
Le argentaba de espumas,
Cuando en furor iguales,
En sus velas los vientos se entregaron.
Y dando en un bajío,
Sus leños desató su mismo brío,
Que de escarmientos todo el Mar poblaron,
Dejando de su pérdida en memoria
Rotas jarcias, parleras de su historia.

En un hermoso prado
Verde Laurel reinaba presumido,
De pájaros poblado
Que, cantando, robaban el sentido
Al Argos del cuidado.
De verse con su adorno tan galana
La Tierra estaba ufana,
Y en aura blanda la adulaba el viento,
Cuando una nube fría
Hurtó en breve momento
A mis ojos el día;
Y arrojando del seno un duro rayo,
Tocó la Planta bella
Y juntamente derribó con ella
Toda la gala, Primavera y Mayo.
Quedó el suelo de verde honor robado,
Y vio en cenizas su soberbia el prado.

Vi, con pródiga vena
De parlero cristal, un Arroyuelo
Jugando con la arena,
Y enamorando de su risa al Cielo.
A la margen amena,
Una vez murmurando, otra corriendo,
Estaba entreteniendo;
Espejo guarnecido de esmeralda
Me pareció, al miralle,
Del prado, la guirnalda,
Mas abrióse en el valle
Una envidiosa cueva de repente;
Enmudeció el Arroyo,
Creció la oscuridad del negro hoyo,
Y sepultó recién nacida fuente,
Cuya corriente breve restauraron
Ojos, que de piadosos la lloraron.

Un pintado Jilguero,
Más ramillete que ave parecía;
Con pico lisonjero
Cantor del Alba, que despierta al día;
Dulce cuanto parlero
Su libertad alegre celebraba,
Y la paz que gozaba,
Cuando en un verde y apacible ramo,
Codicioso de sombra,
Que sobre varia alfombra
Le prometió un reclamo,
Manchadas con la liga vi sus galas;
Y de enemigos brazos
En largas redes, en nudosos lazos,
Presa la ligereza de sus alas,
Mudando el dulce, no aprendido canto,
En lastimero son, en triste llanto.

Nave tomó ya puerto;
Laurel se ve en el Cielo trasplantado,
Y de él teje corona;
Fuente, hoy más pura, a la de Gracia corre
Desde aqueste desierto;
Y pájaro, con tono regalado,
Serafín pisa ya la mejor zona,
Sin que tan alto nido nadie borre.
Así que el que a don Luis llora no sabe
Que, Pájaro, Laurel y Fuente y Nave
Tiene en el Cielo, donde fue escogido,
Flores y Curso largo y Puerto y Nido.

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5/29/2024

El árbol de la Armada, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El árbol de la Armada Española


De Colin Urwin
Hace casi cuatrocientos treinta fui arrastrado a la orilla arenosa de la bahía de Ballygally en el bolsillo de un marinero que luchaba por el rey español contra el clima cruel y la reina virgen inglesa.
     El pobre marinero se había ahogado en el mar y nunca llegó a saborear mi dulce pulpa de castaña, pero no me desperdicié y yo sobreviví a ese miserable viaje desde la soleada costa de España y me encontré en Irlanda muerta de hambre por el frío y la lluvia.
     Y allí podría haber muerto yo misma, arrugada en mi piel, pero nos enterraron a ese pobre marinero y a mí junto con él. Me estremecí en ese suelo frío y húmedo tan lejos de casa rezando para que el sol calentara la tierra fértil y turbia.
     La primavera siguiente asomé la cabeza, nunca me sentí tan valiente pero fui recibido por un viento más frío que la tumba. ¡Cómo anhelaba mi tierra natal de naranjas y calor, donde los olivares son fragantes y todas las castañas dulces!
     Pero aquí no me molestaron, y en el clima irlandés mis raíces consumieron la carne, los huesos y las botas de cuero español de mi involuntario amigo marinero, poco mundano e ignorante quien pensó que me consumiría, oh, ¡cómo cambiaron las tornas!
     He visto muchas cosas en mi larga vida ¿quién no?, supongo, pero por cada pregunta respondida, se plantearon cien más. Desde este tranquilo cementerio vi guerras y hambruna,
la codicia y la necedad del hombre están grabadas en cada página. Quizás debería estar agradecido de que la locura del hombre me haya traído aquí pero tan lejos de mi tierra, el precio que pagué fue caro solo me quedé, sin la esperanza de que alguna vez pudiera haber
un árbol joven que creciese de una de mis semillas. No soy un castaño de indias al que trepan los escolares irlandeses, soy un dulce castaño español alejado de mi propia especie
y aunque de todos los árboles nativos me he apartado el canto del pinzón y el mirlo me animaron. El petirrojo a través de los oscuros días de invierno, tardes ruidosas en la primavera. Y qué alegría cada domingo por la mañana, al escuchar a la gente cantar.
He soportado el viento y la lluvia, mis ramas han crujido con la nieve, pero a pesar de todo, mi viejo corazón nunca dejó de crecer. Pero no importa dónde te encuentres, debes hacer lo mejor que puedas así seas un castaño dulce español o el irlandés nativo. Y ahora, por desgracia, mi tiempo ha llegado, como debe ser y a mis semejantes confío mi viejo corazón de madera. Haz de mí algo útil, una glorieta o un asiento donde los peregrinos se tomen un momento para sentarse y descansar los pies, y dejad que los niños trepen y jueguen, mientras tú te acuerdas de mí y cuéntales toda la historia del Árbol de la Armada Española.
 
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5/28/2024

COLIN URWIN
El árbol de la Armada Española

A finales de mayo de 1588, ciento treinta barcos, conocidos en la historia como la Armada Española, zarparon de Coruña, en la costa norte de España. Fondearon frente al puerto francés de Calais esperando un encuentro con el ejército del duque de Parma cuando debían cruzar el canal e invadir Inglaterra. (1)
      (...) El cuerpo de un joven marinero español arrastrado apareció en una pequeña playa de arena en un lugar llamado Ballygally en el condado de Antrim. Su cuerpo fue llevado una milla tierra adentro y enterrado en el cementerio de Cairncastle.
     En sus bolsillos llevaba castañas, que siguen siendo un aperitivo favorito en todo el Mediterráneo y un regalo navideño para nosotros. Una de las castañas germinó y creció un poderoso castaño español, especie no autóctona de estas costas. El árbol permaneció en pie durante más de cuatrocientos treinta años, hasta junio de 2020, cuando literalmente se derrumbó debido a su vejez.
      Era querido por lugareños y turistas, y se le conocía cariñosamente como el Árbol de la Armada Española. Lo extrañaremos y para conmemorar su fallecimiento he escrito estas pocas líneas de verso desde el punto de vista del castaño y el árbol…

The Spanish Armada Tree

Four hundred and thirty two years ago almost to the day
I was washed up on the sandy shore of Ballygally bay
In the pocket of a sailor fighting for the Spanish king
Against the cruel weather and the English virgin queen

The poor sailor had drowned at sea and never got to taste
My sweet chestnut flesh, but I did not go to waste
I survived that wretched  journey from the sunny coast of Spain
And found myself in Ireland starved by cold and rain

And there I might have died myself, shrivelled in my skin
But they buried that poor sailor and me along with him
I shivered in that cold, wet ground so far away from home
Praying for the sun to warm the fertile, peaty loam

Next spring I poked my head up, I never felt so brave
But I was greeted by a wind that was colder than the grave
How I longed for my homeland of oranges and heat
Where the olive groves are fragrant and all the chestnuts sweet

But here I grew undisturbed, but for the Irish weather
My roots consumed the flesh and bones and boots of Spanish leather
Of my unwitting sailor friend, unworldly and unlearned
Who thought he would consume me, oh how the tables turned

I’ve seen many things in my long life, who hasn’t I suppose
But for every question answered a hundred more were posed
From this tranquil churchyard I saw wars and famine rage
The greed and foolishness of man is etched on every page

Perhaps I should be grateful it was man’s folly brought me here
But so far away from my homeland the price I paid was dear
Alone I stood without the hope that ever there might be
A sapling growing somewhere from seed passed on by me

I am not a common Conker tree that Irish school boys climb
I am a sweet Spanish Chestnut estranged from my own kind
And though from all the native trees I have stood apart
From the singing of the Chaffinch and Blackbird I took heart

The Robin through dark winter days, noisy Rooks in spring
What joy each Sunday morning to hear the people sing
I have stood against the wind and rain my boughs have creaked with snow
But still and all my ancient heart never failed to grow

For no matter where you find yourself you must do the best you can
Be you Sweet Spanish chestnut tree or native Irishman
And now, alas, my time has come, as to everything it must
To you my fellow beings my old wooden heart I trust

Make something useful out of me, a bower or a seat
Where pilgrims take a moment to sit down and rest their feet
And let the children climb and play while you remember me
And tell them all the story of the Spanish Armada Tree

El árbol de la Armada Española 

Hace casi cuatrocientos treinta años al amanecer
Fui arrastrada hasta la orilla arenosa de la bahía de Ballygally
En el bolsillo de un marinero que luchaba por el rey español
Contra el clima cruel y la reina virgen inglesa

El pobre marinero se había ahogado en el mar y nunca pudo probar
Mi carne de castaño, pero no me desperdicié 
Sobreviví a ese miserable viaje desde la soleada costa de España
Y me encontré en Irlanda hambrienta por el frío y la lluvia 

Y allí podría haber muerto yo misma, arrugada mi piel
Pero enterraron a ese pobre marinero y a mí junto con él
Temblé en ese suelo frío y húmedo tan lejos de casa
Orando para que el sol calentase la marga fértil y turbosa 

La primavera siguiente asomé la cabeza, nunca me sentí tan valiente 
Pero fui recibido* por un viento más frío que la tumba
Cómo añoré mi patria de naranjas y calor 
Donde los olivares son fragantes y todas las castañas dulces 

Pero aquí crecí tranquilamente, excepto por el clima irlandés
Mis raíces consumieron la carne y los huesos y las botas de cuero español
De mi involuntario amigo marinero, poco mundano e inculto 
Quien pensó que me comería, oh, cómo cambiaron las tornas

He visto muchas cosas en mi larga vida, quién no, supongo
Pero por cada pregunta respondida, se me plantearon cien más
Desde este tranquilo cementerio vi guerras y hambrunas
La avaricia y la insensatez del hombre están grabadas en cada página

Quizás debería estar agradecido de que fue la locura del hombre la que me trajo aquí
Pero tan lejos de mi tierra natal el precio que pagué fue alto 
Solo me quedé sin la esperanza de que alguna vez pudiera haber 
Un retoño que creciese en algún lugar a partir de una de mis semillas

No soy un castaño de Indias común al que trepan los escolares irlandeses
Soy un dulce castaño español alejado de los de mi propia especie
Y aunque de todos los árboles nativos me he apartado 
Del canto del pinzón y del mirlo me he nutrido

El petirrojo en los oscuros días de invierno, los ruidosos grajos en primavera 
Que alegría cada domingo por la mañana escuchar al pueblo cantar 
Me he enfrentado al viento y la lluvia, mis ramas han crujido con la nieve
Pero aún así mi antiguo corazón nunca dejó de latir 

Porque no importa dónde te encuentres, debes hacer lo mejor que puedas
Sea usted dulce castaño español o irlandés nativo 
Y ahora, ay!, ha llegado mi hora, como todo debo
A ustedes, mis semejantes, mi viejo corazón de madera confío 

Haz de mí algo útil, una glorieta o un asiento. 
Donde los peregrinos se tomen un momento para sentarse y descansar sus pies 
Y deja que los niños trepen y jueguen mientras tú me recuerdas
Y cuéntales toda la historia del Árbol de la Armada Española
 
Traducción de Rosa Rincón
*Cambio de género de castaña a arbolito
(1) Abajo se cita el artículo. No lo reproduzco completo porque incide, según otros historiadores, en inexactitudes, comprensivas porque se escribe desde el punto de vista inglés. En este blog ya se ha abordado este hecho en entradas de  2023  y  2018
 
 Lo hemos leído aquí
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5/25/2024

ANA BLANDIANA (Rumanía, 1942)
Premio Princesa de Asturias de las Letras 2024

Exiliada como escritora dentro de su propio país, Ana Blandiana se distingue por su rebeldía sublime. Sus versos se convirtieron en iconos contra la dictadura de Ceacescu, entre ellos destaca el poema...

Yo creo

Yo creo que somos un pueblo de plantas,

de otra manera, ¿de dónde sacamos la calma

con que esperamos ser deshojados?

¿De dónde el valor

para empezar a deslizarnos en un tobogán de sueños

tan cerca de la muerte,

con la certeza de que podremos

nacer de nuevo?

Yo creo que somos un pueblo de plantas,

¿Quién ha visto

a un árbol rebelándose?

 

Tomado de la red RTVE

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