domingo, 29 de septiembre de 2024

TAMARÁN - Pasión por Gran Canaria.
Dracaena draco L.

Es un árbol legendario y uno de los símbolos de la vegetación canaria. Perteneciente al género drago (Dracaena) del que existen unas 150 especies siendo ésta, Dracaena draco o drago de Canarias, la especie más famosa y que actualmente se encuentra en peligro de extinción. Típico del clima subtropical, podemos localizarlo en la Macaronesia, sobre todo en las Islas Canarias, y en Marruecos.

Distribución

     Además de las Islas Canarias, se halla en Azores, Madeira y Cabo Verde. Recientemente se ha descrito la subespecie ajgal, en el sur de Marruecos así como otras especies afines en África Oriental, en la península de Arabia y en la isla de Socotra, Yemen (Océano Índico). En la actualidad, Tenerife y Gran Canaria son las únicas islas en las que subsisten dragos silvestres mientras que en la isla de La Palma encontramos dragos cultivados. Hasta finales de los noventa no fue catalogada la especie Dracaena tamaranae, drago de Gran Canaria, exclusiva de esta isla y, al igual que el de Canarias, se encuentra en peligro de extinción. Esta especie está presente en la zona termófila del sur de la isla, donde crece sobre riscos y laderas inaccesibles con cierta tendencia a la sombra y la humedad. Los dragos canarios suelen encontrarse en los bosques termófilos influenciados directa o indirectamente por los alisios y, aunque en el pasado el drago llegó a constituir auténticos dragonales, en la actualidad sus poblaciones son reducidas y dispersas entre sí. Los grupos más importantes de dragos están en la isla de Tenerife en los macizos de Anaga (en el noreste), Teno (al noroeste) y Adeje (suroeste). El conocido como drago milenario de Icod de los Vinos es el más famoso debido a su corpulencia y a su longevidad (mide 18 m de altura, la base del tronco tiene de perímetro unos 20 m y más de 300 ramas principales) (antiguamente se creía que rondaba los 3000 años pero hoy en día se estima que no supera los 800-1000 años). Otro drago de relevancia es el de Pino Santo, Gran Canaria; y el de Sietefuentes en los Realejos, Tenerife. En cuanto a los cultivados, en La Palma encontramos los dragos gemelos en Breña Alta y agrupaciones extraordinarias de dragos como en el municipio de Garafía, que crean un paisaje asombroso.

Descripción

     De tronco grueso y muy robusto, cambia de liso en la juventud a rugoso con la edad. Y aunque no presenta anillos de crecimiento sabemos, gracias a las hileras de ramas que crecen cada 15 años aproximadamente, que son árboles longevos, muchos de ellos llegan a ser centenarios. Una característica muy especial es que su savia es roja, única en el mundo vegetal. Dependiendo del medio en el que habiten pueden desarrollarse rápidamente y crecer más de 12 m o por el contrario, ralentizar su desarrollo y quedarse en el metro de altura. Los que llegan a florecer muestran en la punta de las ramas, de hojas planas y flexibles de color verde claro, unas flores con forma de campana de color blanco y frutos redondos rojo-anaranjados. A diferencia del drago de Gran Canaria (Dracaena tamaranae), que no llega a superar los 10 m. Sus hojas se disponen en círculos, estrechas, rígidas, con bordes transparentes, y las flores de tubo muy corto con más hojas envolventes de color blanco-verdoso.

Uso

     Para los aborígenes el drago tenía características mágicas y su resina, que por ser roja se la conocía como “sangre de drago”, se ha utilizado desde la época de los romanos con fines médicos. Hasta hace algunos años los ganaderos utilizaban las hojas de drago como forraje para sus animales, para la elaboración artesanal de cuerdas y para amarrar las parras.

¿Sabías qué?

     El drago, según la leyenda, está relacionado con el dragón encargado de cuidar las manzanas de oro del mitológico Jardín de las Hespérides (a menudo situado en las Islas Canarias). Cuenta la leyenda que un mercader que llegó a las costas tinerfeñas en busca de savia de drago, codiciada en aquella época por su valor curativo, se tropezó con el árbol cuando, corriendo tras una joven guanche de la que se había encaprichado, se encuentra con el gigante drago y asustado le lanza un arma. De la herida ve brotar un líquido rojo semejante a la sangre que asusta sobremanera al comerciante y huye despavorido hacia su embarcación.

MÁS INFORMACIÓN DRAGO ENDÉMICA DE GRAN CANARIA https://m.facebook.com/392908414203604/posts/1609531199207980/
FUENTE y REFERENCIAS Gobierno de Canarias
IMÁGENES TAMARÁN Pasión por Gran Canaria

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jueves, 26 de septiembre de 2024

Science
Evolución convergente de espinas de plantas mediante cooptación genética repetida a lo largo del tiempo

Resumen del editor

En muchas especies de plantas se encuentran proyecciones afiladas derivadas de la epidermis de las plantas, conocidas como espinas, siendo quizás las más emblemáticas las de las rosas. Sin embargo, la base genética de las espinas se desconoce en muchas especies y no está claro en qué medida se comparte esta arquitectura. Satterlee et al. realizó análisis filogenéticos en todo el género Solanum e identificó genes de la familia LOG, enzimas que subyacen a la biosíntesis de citoquininas, que cuando se interrumpen dan como resultado la pérdida de espinas en múltiples especies (consulte la Perspectiva de Kellogg). Los autores realizaron experimentos CRISPR en varias especies, incluido un cultivo autóctono, y descubrieron que la pérdida de estos genes reduce o elimina en gran medida las espinas sin efectos fenotípicos fuera del objetivo. Este estudio arroja luz sobre la evolución convergente y proporciona un objetivo genético para la eliminación de espinas en los cultivos. —Corinne N. Simonti

Resumen estructurado

INTRODUCCIÓN 

Las presiones ambientales compartidas pueden conducir a adaptaciones similares entre organismos. Cuando estas adaptaciones ocurren de forma independiente en linajes no relacionados, se dice que los rasgos surgieron por evolución convergente. Por ejemplo, las alas de las aves, los murciélagos y los insectos son adaptaciones para el vuelo, pero cada una evolucionó de forma independiente (es decir, convergente) a partir de especies ancestralmente sin alas. Es más probable que la convergencia fenotípica entre linajes estrechamente relacionados haga uso de programas genéticos similares. Sin embargo, no está claro hasta qué punto se mantiene la repetibilidad genética en linajes cada vez más divergentes.

Razón fundamental

Las proyecciones agudas de la epidermis conocidas como espinas evolucionaron de manera convergente en numerosas ocasiones durante la evolución de las plantas. Aunque las espinas son potentes elementos disuasorios para los herbívoros, dificultan el cultivo de plantas agrícolas. Por lo tanto, la pérdida de espinas es parte del síndrome de domesticación de especies criadas a partir de parientes silvestres con espinas. Estas pérdidas fortuitas asociadas al cultivo brindan la oportunidad de comprender si un programa genético compartido subyace a casos generalizados de adaptación convergente. En el género de plantas Solanum, que incluye modelos genéticos como el tomate y la berenjena, casi la mitad de las especies del género tienen espinas, incluidos los parientes silvestres y los progenitores de las berenjenas cultivadas.

Resultados

Para identificar reguladores genéticos del desarrollo de las espinas, realizamos un mapeo interespecífico de poblaciones entre la berenjena (Solanum melongena) y su pariente silvestre espinada Solanum insanum. Descubrimos que la pérdida de espinas es causada por una mutación en un miembro duplicado de la familia de genes biosintéticos de la hormona citoquinina clásica LONELY GUY (LOG). También generamos ensamblajes de genomas de alta calidad para dos linajes de berenjenas domesticados de forma independiente, incluida la berenjena africana de cultivo autóctono, lo que facilitó la identificación rápida de mutaciones LOG adicionales en estas especies. Utilizando una combinación de colecciones de germoplasma y herbario de Solanum, identificamos un total de 16 mutaciones independientes en todo el género Solanum, que explican 14 de las 31 pérdidas de espinas conocidas a nivel de especie en todo el género. En particular, más allá de Solanum, encontramos que las mutaciones LOG se asociaron con pérdidas de espinas en las plantas con flores, incluso en el dátil chino y la rosa ornamental. Finalmente, establecimos nuevos genomas de referencia y edición genómica para una planta silvestre y una baya forrajera de especies de Solanum autóctonas de Australia y demostramos que las mutaciones LOG diseñadas suprimieron las espinas sin afectar otros rasgos.

Conclusión

Nuestros resultados muestran que, incluso en escalas de tiempo evolutivas largas, los mismos componentes genéticos de un conjunto de herramientas de desarrollo común pueden ser cooptados repetidamente para producir fenotipos convergentes. Proponemos que una combinación de la simplicidad morfológica de las espinas, la diversificación funcional del parálogo LOG y el papel clave de la biosíntesis y señalización de citoquininas en la innovación morfológica de las plantas explican la cooptación recurrente de los genes LOG durante episodios repetidos de la evolución de las espinas. Además, estos resultados allanaron el camino para la eliminación predecible de espinas en especies de cultivos alimentarios y ornamentales, como la rosa, mediante la edición del genoma.

 

Genetic convergence underlies plant prickle development.

(A and B) Motivating question (A) and trait system (B). (C to E) Mapping of prickleless (pl) revealed PL to be a LOG cytokinin biosynthetic gene (C), with homologs responsible for prickle losses across the Solanum (D) as well as in distantly related vascular plant lineages (E). (F) Demonstrated strategy to predictably eliminate prickles through genome editing without apparent pleiotropy. Chr, chromosome; My, million years; Mya, million years ago; WT, wild-type

Estracto 

Una pregunta persistente en biología evolutiva se refiere al grado en que los episodios de
evolución de rasgos convergentes dependen de los mismos programas genéticos, particularmente en escalas de tiempo largas. En este trabajo, diseccionamos genéticamente orígenes repetidos y pérdidas de espinas (proyecciones epidérmicas afiladas) que evolucionaron de manera convergente en numerosos linajes de plantas. Las mutaciones en un gen biosintético de la hormona citoquinina causaron al menos 16 pérdidas independientes de espinas en berenjenas y parientes silvestres del género Solanum. Los homólogos subyacen a la formación de espinas en las angiospermas que divergieron colectivamente hace más de 150 millones de años, incluidos el arroz y las rosas. Al desarrollar nuevos sistemas genéticos de Solanum, aprovechamos este descubrimiento para eliminar las espinas en una especie silvestre y en una baya recolectada localmente. Nuestros hallazgos implican un programa genético de activación hormonal compartido que subyace a casos evolutivamente generalizados y recurrentes de innovación morfológica de plantas.

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lunes, 23 de septiembre de 2024

AMY McDEMONTT, agosto2024
El cambio climático está secando las plantas de dosel, lo que podría significar menos agua para toda la selva tropical

Los ecofisólogos han comenzado a descubrir enorme papel de las epífitas en el movimiento del agua a través de los bosques tropicales, incluso cuando estas orquídeas y helechos se secan.
     Es una mañana de finales de mayo en la brumosa ciudad montañosa de Monteverde, Costa Rica, y la ecofisióloga vegetal Sybil Gotsch está escalando un árbol muy alto. Ataviada con un casco rojo y un arnés, utiliza una llave de cuerda y ascendentes para subir por una línea colgante de unos siete pisos de altura. “Estoy justo debajo del dosel en este momento”, dice por walkie-talkie, antes de pasar la pierna por encima de una rama resistente y desaparecer en la espesura verde de la copa.
Utilizando modelos y experimentos de campo, los investigadores están comenzando a comprender la importancia de las epífitas para el ciclo del agua de la selva tropical y los considerables peligros que enfrentan estas plantas. Crédito de la imagen: Noah Kane (fotógrafo).

     Escondida bajo el dosel, Gotsch, que trabaja en la Universidad de Kentucky en Lexington, entra en un mundo diferente. Cada rama está cubierta de orquídeas, helechos, bromelias y otras epífitas. Esta mañana, la mayoría parece saludable. Las epífitas son atrevidas y regordetas, a pesar de una rara semana sin lluvia. Pero uno, a la izquierda, llama la atención de Gotsch. Es una especie arbustiva, estrechamente relacionada con el arándano, con tallos largos y ramitas y hojas pequeñas y delgadas. Hoy, parece enfermizo y desigual. Al arbusto se le han caído aproximadamente la mitad de sus hojas, señala Gotsch, una señal segura de estrés por sequía.
     Los efectos del cambio climático ya se manifiestan en las altas copas de los árboles del bosque lluvioso. Las epífitas delicadas y sencillas son como un "canario en la mina de carbón", dice Gotsch. Con menos agua las epífitas comienzan a morir, lo que desencadena una cascada de cambios en la recolección y distribución del agua en todo el bosque. El trabajo de campo y los experimentos en invernadero sugieren impactos no solo para Costa Rica, sino también para los bosques de todo el mundo. Las pequeñas plantas de las copas de los árboles ofrecen una ventana y una advertencia de lo frágiles que pueden ser algunos ecosistemas y de cómo los sutiles cambios climáticos pueden, con el tiempo, tener grandes impactos no sólo en la flora, sino también en las personas y animales que dependen de ellos.

Jarras hechas de pétalos

     El estilo de vida de las epífitas es lo que las hace tan vulnerables a la desecación. Crecen a partir de esteras de desechos orgánicos que caen sobre las ramas como alfombras peludas. Si las esteras se secan, las epífitas también lo hacen. En circunstancias normales, las plantas de Monteverde no deberían tener que preocuparse por la humedad. Situado en el centro del país, a lo largo de la columna vertebral de la Cordillera de Tilarán, Monteverde es históricamente muy húmedo, con más de 100 pulgadas (250cm) de lluvia por año. El aire es tan frío y húmedo que las nubes bajas se fusionan y se deslizan entre los árboles para crear un ecosistema de bosque nuboso, un tipo de selva tropical de gran altitud.
     Pero desde la década de 1970, Monteverde se ha vuelto cada vez más caluroso y el número de días secos se ha cuadruplicado, de 25 a más de 110 (1) Las nubes se elevan más con las corrientes de aire cálido y se alejan del alcance de las epífitas, debido en parte al clima y en parte al cambio de uso de la tierra. Para colmo de males, las tormentas eléctricas, cuando llegan, son más intensas. Las lluvias repentinas y fuertes llenan rápidamente las epífitas y los suelos hasta su capacidad de almacenamiento. Gran parte de la lluvia no penetra nada, sino que corre por la tierra, provocando inundaciones y erosión.
     El trabajo de campo y los experimentos de los últimos 10 años muestran que las epífitas de las selvas tropicales de todo el mundo serán las primeras plantas en morir en un clima más cálido y menos predecible: las mismas plantas que desempeñan un papel enorme a la hora de mantener húmeda la selva tropical (para ver un cortometraje, consulte Movie S1). En Monteverde, el dosel de las epífitas absorbe la lluvia, la niebla, la neblina y el rocío, y luego lentamente gotea esa agua hasta el suelo del bosque, ayudando al ecosistema a retener una humedad crucial. La pérdida de estas plantas podría significar el principio del fin de los bosques nubosos, desplazando la región a un hábitat más seco.

En este cortometraje, los investigadores explican por qué se están subiendo a los árboles de la selva tropical para simular los efectos del cambio climático en orquídeas, helechos y otras epífitas.

     "Los mismos atributos que han permitido a las epífitas prosperar en las copas de los bosques en lugares como el bosque nuboso de Monteverde ahora las hacen vulnerables", dice Nalini Nadkarni, ecóloga forestal de la Universidad de Utah en Salt Lake City. La capacidad fisiológica de utilizar nutrientes disueltos en la lluvia, la niebla y las nubes permitió a las epífitas prosperar en el dosel. Pero a medida que el cambio climático trae estaciones secas más largas y una menor humedad, esos mismos rasgos hacen que las plantas sean más vulnerables al estrés hídrico y nutricional que las especies con raíces terrestres, dice Nadkarni.
     A partir de una década de trabajo, Gotsch, como investigador principal (lider PI), y un equipo de co-PI, incluido Nadkarni, ahora están trepando a 20 árboles alrededor de Monteverde para aprender cómo las pérdidas de epífitas cambiarán el paisaje, tanto de bosques como de pastos. Los sensores colocados en estos árboles miden cómo varían la humedad, la temperatura, la luz solar y otros factores en las copas de los árboles con y sin comunidades de epífitas sanas. Todo es parte de un objetivo general: predecir impactos futuros incorporando estos jardines altísimos en modelos de ciclo del agua en Monteverde, modelos que potencialmente podrían aplicarse también a otros bosques tropicales.

Para escalar 90 pies (27 m), la ecofisióloga vegetal Sybil Gotsch (centro izquierda) usa una llave de cuerda, un elevador de pie y un elevador de rodilla, lo que le permite esencialmente caminar por una cuerda hacia el dosel.

Eslabones de una gran cadena  

     Durante la mayor parte del siglo pasado, los ecologistas no creían que las epífitas fueran muy importantes. Las orquídeas tropicales, los helechos y los musgos no son dañinos para los árboles huéspedes ni tienen beneficios obvios. Para muchos, la sabiduría convencional sostenía que estas plantas proporcionaban hábitats para una variedad de aves, insectos y anfibios, pero no eran particularmente importantes más allá del dosel. Esas ideas "simplemente nunca tuvieron sentido para mí", dice Gotsch. Mientras habla, examina las hojas de una epífita Clusia, una planta grande con follaje en forma de paleta que parece un cruce entre una higuera y un cactus. Es una de los cientos de epífitas que crecen en largas planchas de madera en una ladera de Monteverde en una casa con sombra, similar a un invernadero, pero con un techo y paredes hechas de redes.
     Desde 2012, Gotsch ha dirigido un equipo de Estados Unidos y Costa Rica para aprender sobre la biología básica de las epífitas de Monteverde, especialmente cuán vulnerables son a la sequía. Su trabajo incluye más de una docena de estudios. Por ejemplo, el equipo expuso la casa de sombra a una sequía severa que duró un mes y descubrió que las epífitas arbustivas pierden sus hojas, mientras que las suculentas como Clusia drenan sus reservas de agua (2). También han descubierto, de forma tranquilizadora, que la mayoría de las epífitas se recuperan de sequías breves a las pocas semanas de volver a regarlas.
      En la naturaleza, sin embargo, no existe tal retorno a la normalidad. Las condiciones más cálidas y secas tienen consecuencias en cadena, incluida una menor cantidad de nubes bajas en los bosques desde México hasta Argentina (3,4). Las epífitas pueden absorber la niebla a través de sus hojas incluso cuando sus esteras de musgo se secan, por lo que perder lluvia y nubes es un doble golpe. De hecho, en un estudio publicado en 2022, el equipo secó epífitas en dos casas de sombra en Monteverde, una inmersa en las nubes y otra a menor altura (5). A las plantas sumergidas en las nubes “les fue mucho mejor”, dice la autora principal Briana Ferguson, asistente de investigación universitaria en el laboratorio de Gotsch en ese momento. Las epífitas en la casa de sombra inferior cierran sus estomas (poros de las hojas que controlan el intercambio de gases) para conservar agua. Al final del experimento de 10 semanas, la mayoría estaba muriendo: "tócalos y se desmoronaron", dice Ferguson. Por el contrario, las epífitas en la casa de sombra nublada mantuvieron sus estomas abiertos y continuaron absorbiendo agua, permaneciendo regordetas e hidratadas. Los hallazgos sugieren que, si bien la pérdida de lluvia es mala, la pérdida de niebla podría ser peor.
     La combinación de sequía y especialmente la pérdida de nubes podría explicar por qué las epífitas ya están dejando caer hojas en el dosel local. Los hallazgos han sido tan aprensivos que los ecologistas comenzaron a preguntarse qué significaría la pérdida de epífitas para el resto del bosque, particularmente para el flujo de agua a través del sistema. Las epífitas pueden hincharse hasta un 3000% de su peso seco cuando están mojadas, por lo que potencialmente retienen mucha humedad (6).

Vertiendo el cielo al suelo 

     Para los hidrólogos, el ciclo del agua es similar a una serie de jarras que se inclinan, cada una de las cuales se llena y se vacía a medida que se vierte en la siguiente: desde las nubes hasta las hojas de los árboles, la corteza y el suelo. Hace apenas unos años, la suposición generalizada, basada en unos pocos estudios, era que las epífitas silvestres siempre estaban empapadas. Si esto fuera cierto, entonces los nuevos aportes de lluvia, niebla, rocío y neblina básicamente fluirían sobre ellos, hasta el suelo. Los hidrólogos no necesitan incluir a las epífitas como un grupo importante.
     Gotsch y el ecohidrólogo John Van Stan, de la Universidad Estatal de Cleveland (Ohio), no se lo creyeron. Los tapetes de epífitas secas eran lo suficientemente comunes como para que Gotsch trepara con gafas para evitar que la pelusa suelta le picara los ojos. En un artículo de 2019, ella, Van Stan y sus coautores publicaron datos de sensores de humedad instalados en las copas de los árboles de Monteverde, que demostraban que las epífitas se secaban con frecuencia pocos días después de una lluvia o una niebla intensa (7).
     El estudio incluía un modelo dinámico de vegetación llamado LiBry. Calcula la biomasa de epífitas en un lugar determinado a partir de datos climáticos, frecuencia de catástrofes naturales y datos sobre el hábitat, como la superficie arbolada y la superficie foliar. A continuación, introduciendo la capacidad estimada de almacenamiento de agua de las epífitas, su peso y los índices de evaporación conocidos para la región, el modelo simula con qué frecuencia deben empaparse las plantas y con qué frecuencia deben estar secas (6). "Cada hora, obtenemos una estimación de lo lleno que está el cubo de epífitas", dice Van Stan. En consonancia con los datos de campo de Monteverde de Gotsch, LiBry sugirió que la mayoría de las comunidades de epífitas en zonas húmedas pasan alrededor del 15% de su tiempo cerca de la saturación y alrededor de un tercio seco. El agua llena las esteras y se derrama de ellas, "lo que significa que está alimentando otras partes del bosque", dice Van Stan.


Sembrar las semillas del cambio

       Si las epífitas son "el conector entre el cielo y la tierra", como dice Gotsch, entonces el ciclo del agua está destinado a cambiar a medida que estas plantas desaparezcan. En 2021, Gotsch y tres colegas recibieron una subvención de cuatro años de la NSF para averiguar cómo.
     Pero, ¿cómo estudiar la desaparición de un ecosistema de dosel? Una estrategia: deshacer intencionadamente un poco de él y luego registrar las consecuencias, explica el co-investigador Todd Dawson, fisiólogo de árboles de la Universidad de California en Berkeley, mientras se encuentra entre dos higueras en un pastizal de Monteverde. Una de ellas está cubierta de epífitas. La otra ha sido totalmente despojada de ellas. Ambos árboles están atados con cables e instrumentados con detectores de humedad, anemómetros y otros sensores. Cada 15 minutos, estos diversos instrumentos registran la temperatura, la humedad, la velocidad del viento, la penetración de la luz solar (radiación solar) y la humedad de las hojas del árbol. Captan las condiciones hiperlocales de la copa de ese árbol.
     El verano pasado, un equipo de arbolistas e investigadores trepó a este par de árboles y a otros nueve pares alrededor de Monteverde, como parte del mayor experimento de eliminación de epífitas jamás realizado. Un árbol de cada par fue despojado por completo de epífitas, y su corteza fue fregada con un cepillo para botas. El otro árbol se dejó intacto como control. Cada dos semanas, un equipo de técnicos de campo regresaba a cada árbol para tomar los datos de una caja de registro montada en el tronco. Los equipos continuarán monitoreando hasta septiembre antes de pasar al análisis de datos a tiempo completo para comparar las condiciones en las copas de los árboles con y sin epífitas.
     Aunque el proyecto aún no ha publicado los resultados, ya se aprecian algunas diferencias en los datos. La velocidad del viento a través de los árboles, la humedad de sus hojas y la penetración de la luz solar en el dosel difieren significativamente entre los árboles experimentales y los de control, dice Gotsch. De pie en el suelo, mirando hacia arriba a las dos higueras, se puede ver. El árbol
de control, cubierto de epífitas, es denso, imponente y húmedo. Apenas se cuela la luz del sol. Al otro lado, el árbol despojado parece pertenecer a un parque de la ciudad, con su corteza desnuda y visible.
    
Las ramas de un árbol de control (derecha) están cubiertas de esteras florales absorbentes. Pero los árboles despojados experimentales (izquierda) no tienen epiphytes, y sus dosel parecen secarse mucho más rápido. Crédito de la imagen: Chris Pyle (fotógrafo).

Sobrevolando las copas de los árboles 

     Lo ideal sería que los investigadores recolectaran datos de muchos más de 10 pares de árboles, pero los experimentos de desbroce requieren mucho tiempo y son destructivos. Por eso, Dawson utiliza un dron para calcular la distancia que separa grandes franjas de árboles del bosque. Equipado con un sensor térmico y varias cámaras, el dron captura la temperatura, así como el espectro de luz visible y cinco bandas de radiación reflejada que rebota en los árboles. Al pasar en zigzag sobre varios cientos de árboles en tres sitios de investigación, el dron captura la reflectancia espectral del dosel y mide todas las longitudes de onda de la luz que el dosel no absorbe.
      En su computadora portátil, en una soleada cabaña en Monteverde, Dawson analiza los datos para calcular, por ejemplo, el contenido de agua en la copa del árbol. La clave: cuantificar la cantidad de luz del espectro del borde rojo, alrededor de 780 nanómetros, que es absorbida o reflejada por la copa de cada árbol. El agua absorbe la radiación del borde rojo con especial fuerza, por lo que Dawson puede extrapolar el contenido de agua de la copa. Es solo una métrica para evaluar cómo está todo el dosel. Combinado con los datos de los 20 árboles desnudos de epititas y los experimentales, el dron puede mostrar un panorama más amplio de cómo pueden comportarse los bosques ante el cambio climático. Todos estos datos se utilizan para construir un modelo hidrológico que simule el flujo de agua desde el cielo, a través del bosque y hasta el suelo. “Estamos muy interesados ​​en el papel que desempeñan las plantas a la hora de alterar la cantidad de agua que llega al suelo y la cantidad que se libera a la atmósfera”, afirma la investigadora principal adjunta Lauren Lowman, ecohidróloga de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte.
     Las epífitas no habían estado representadas hasta ahora en los modelos hidrológicos. El objetivo es representar la comunidad de epífitas como un balde en el bosque que almacena y vierte agua. Un conjunto de entradas llena el balde y otro conjunto de salidas lo vacía. El agua puede entrar en las epífitas a través de la lluvia, la niebla y el rocío, señala Lowman. El agua sale por evaporación, transpiración o absorción por el árbol huésped. El primer objetivo es representar el proceso de llenado y vaciado de la estera de epífitas, dice Lowman. A continuación, probablemente a partir de este otoño, modelarán la interacción del árbol con la estera de epífitas. Y luego, finalmente, utilizando los datos de los drones en 2025, ella y sus colaboradores esperan modelar muchos árboles interactuando con muchas esteras, para crear modelos hidrológicos a escala regional. Con el tiempo, Lowman y su equipo esperan modelar todo el ciclo del agua de los bosques nubosos de Monteverde y, en última instancia, de cualquier ecosistema donde crezcan epífitas. Describir el cubo de epífitas es solo el primer paso, dice Lowman.

Ríos en el cielo 

     Si bien el trabajo en Costa Rica es el más extenso de su tipo, una variedad de estudios más pequeños de todo el mundo, incluido el noroeste del Pacífico y Taiwán, también sugieren que las epífitas tienen un papel importante en el almacenamiento de agua en ambientes húmedos (8, 9). A lo largo de las costas chilenas y peruanas, donde el desierto se encuentra con el mar, las tormentas de lluvia son un evento que ocurre una vez cada década. Los cactus, arbustos y árboles sobreviven con la niebla marina y están cubiertos de líquenes y plantas aéreas, epífitas no vasculares. En 2010, el ecólogo de ecosistemas Daniel Stanton extrajo epífitas de un puñado de plantas en varios sitios, dejando cactus y árboles intactos como controles (10). Stanton, que tiene su base en la Universidad de Minnesota en Saint Paul, luego midió la humedad y la temperatura en la superficie de las plantas hospedantes, así como la humedad del suelo en la semana posterior a una rara tormenta de lluvia. Las plantas despojadas estaban más secas, más calientes y más sedientas en la semana posterior a la lluvia. Absorbieron la humedad del suelo a un ritmo cercano al doble de la pérdida de agua registrada por los grupos de control.
     Hace tres años, Stanton publicó un trabajo en el que se estimaba la biomasa de musgos y líquenes en campos de Minnesota. Luego convirtió esa biomasa en una estimación del almacenamiento de agua entre las epífitas no vasculares. Encontró que podrían almacenar entre el 5 y el 10% de un evento típico de lluvia (11). “Está al borde de lo suficiente como para que probablemente tenga importancia hidrológica”, dice Stanton. Si las epífitas disminuyeran en Minnesota, por ejemplo, en respuesta al cambio climático, probablemente haría que los bosques fueran “más llamativos”, agrega, lo que significa que el agua se precipitaría directamente al suelo y abandonaría el sistema rápidamente, tal como está sucediendo en Monteverde. Todo esto quiere decir que las selvas tropicales no son los únicos lugares que probablemente cambiarán si las epífitas desaparecen.
     Llama la atención porque bosques más secos tienen serias consecuencias para las personas que viven cerca. Las tormentas eléctricas más intensas causan inundaciones. Menos agua se filtra lentamente en el nivel freático y los acuíferos. Las comunidades circundantes sienten la presión sobre su suministro de agua.
     ¿Qué se puede hacer? La respuesta sencilla: más árboles nativos. Sus raíces estabilizan el suelo, lo que frena la erosión, y sus hojas ayudan a retener algo de humedad en el bosque. La Fundación Costarricense para la Conservación, una organización sin fines de lucro, ya dona árboles nativos a los agricultores sin costo alguno. "Nuestra principal misión es reemplazar los bosques lo más cerca posible de su estado natural", dice la bióloga conservacionista Debra Hamilton, cofundadora de la organización. En los últimos 26 años, ha regalado 300.000 árboles, a lo largo de toda la vertiente del Pacífico de Costa Rica. Los técnicos forestales, todos locales y autodidactas, recogen las semillas nativas y cuidan los árboles jóvenes, incluidos algunos de especies en peligro de extinción, en viveros. Luego, los propietarios de las granjas vienen a recogerlos, a menudo para cortavientos en granjas de ganado o para reforestar pastizales abandonados.
     Aunque reemplazar el hábitat es el objetivo principal, plantar árboles también puede ayudar a hacer frente a la pérdida de epífitas. Las nuevas raíces de los árboles ayudan a estabilizar las laderas y a frenar el chorro de agua que se escurre de las montañas. “Necesitamos que estos árboles altos que están surgiendo capten toda la humedad que puedan del aire que pasa”, dice Hamilton.
     Estudiar un sistema que ya está afectado por el clima “realmente me obliga a pensar en formas en las que podemos contribuir a las soluciones”, dice Gotsch. Espera que documentar las pérdidas de epífitas sea un primer paso para lidiar con los efectos perniciosos del cambio climático. Si su investigación ayuda a la comunidad de Monteverde a anticipar, digamos, una pérdida del 10% del almacenamiento de agua en la región, eso da al menos una base para los esfuerzos de mitigación, dice. Esta última subvención se extenderá hasta 2025.
     Es la tarde después de su escalada/trabajo de mayo, y Gotsch está de pie en la entrada de su casa de Monteverde. Por fin, comienza a llover. Las gotas caen sobre los aleros y la grava y, a lo lejos, las nubes brumosas se aglutinan entre los picos de las montañas. Aquí el agua está presente en todas partes. Las preguntas sobre qué será de ella son especialmente obvias, dice Gotsch, “en los bosques nubosos tropicales montañosos hiperverdes, hipermusgosos e hiperhúmedos”. Pero esas mismas preguntas se aplican en todo el mundo. “Los problemas”, dice, “son los mismos en todas partes, creo”.

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viernes, 20 de septiembre de 2024

Takahashi en Osaka, el cronista de Japón (071)

TAKAHASHI HIROSHI
Desnudados por el frío...


Despojados de sus hojas durante el otoño, los árboles gigantes muestran en invierno siluetas desnudas de fuerza impactante, que no pueden verse en ninguna otra estación del año.      
     Como es sabido, hay árboles de hoja perenne y árboles de hoja caduca. El aspecto de estos últimos va transformándose a lo largo de las cuatro estaciones del año. En primavera estrenan follaje, cuyo intenso verde va haciéndose más frondoso conforme avanza el verano, ofreciéndonos a los seres humanos acogedoras sombras que dan frescura y solaz a nuestras vidas. En otoño renuevan su vestuario hacia las gamas de los rojos, los amarillos o los anaranjados, una verdadera delicia para la vista. Al empezar a despojarse de sus hojas, nos avisan de que las inclemencias del invierno ya no están tan lejos. La imagen de un árbol completamente desnudo hará pensar a más de uno en lo efímero de las estaciones y en su eterno retorno.
     Japón es un país en el que el paso de las estaciones se siente con toda claridad. El pueblo japonés es un pueblo originariamente agrícola, que siempre ha estado pendiente de cuándo entran en floración o echan vástagos los árboles caducifolios para plantar el arroz o, ya en el otoño, para calcular el momento de la cosecha. Por otra parte, este tipo de árbol suele mostrar flores más llamativas que las de los perennifolios y entre ellos hay muchos que en otoño dan frutos comestibles. Estas especies están íntimamente ligadas a las formas de vida de los japoneses y, apelando tanto a la vista como al gusto, aportan una peculiar percepción del ciclo estacional.

El Gran Keyaki de Noma (prefectura de Osaka)

Especie: Keyaki (Zelkova serrata, familia de las Ulmáceas, género Zelkova)
Dirección: Nomainaji 266, Nose-chō, Toyono-gun, Ōsaka-fu 563-0133
Perímetro del tronco: 14,15 m.       Altura: 20 m.        Edad: 1.000 años
Designado monumento natural nacional
Tamaño ★★★★★ Vigor ★★★★ Porte ★★★★ Calidad del ramaje ★★★★
Majestuosidad ★★★★

     Es este un espléndido representante de los keyaki (especie de olmo) japoneses. Con una silueta que transmite una gran sensación de solidez, se alza en el recinto del santuario sintoísta de Arinashinomiya, en medio de un bucólico paisaje rural a unos cinco kilómetros al sudeste del centro de Nose, un municipio situado en el extremo norte de la prefectura de Osaka y colindante con las de Kioto y Hyogo. Se venera en el santuario una deidad agrícola, y se dice que cuando el Gran Keyaki echa buenos vástagos se augura una buena cosecha ese año.
     En la región de Kansai ha habido, desde tiempos antiguos, una fuerte demanda de buena madera para construir templos y castillos, por lo que los ejemplares gigantes de esta especie de olmo son muy escasos, pudiendo considerarse un verdadero milagro que el Gran Keyaki de Noma haya sobrevivido hasta nuestros días. Además, este ejemplar es tanto más valioso cuanto que ha crecido de un solo tronco perfectamente definido, una característica que lo hace único. El Gran Keyaki de Higashine, en la prefectura de Yamagata, que muchos citan como el mayor de Japón en su especie, ha crecido, a juzgar por su porte, de dos troncos fundidos en uno, así que no sería equivocado decir que su congénere de Noma es, en rigor, el de tronco único más grueso de Japón. Al menos, si nos quedamos en la mitad occidental del país, el Gran Keyaki de Noma es todo un yokozuna (luchador).
     Los olmos keyaki, al hacerse viejos, tienden a crear grandes oquedades que estropean sus troncos principales, y no es extraño ver que muchos se sostienen solo apoyados en su corteza. Pues bien, el Gran Keyaki de Noma destaca entre otros ejemplares gigantes por no presentar ningún hueco y por un envidiable vigor mantenido a despecho de la edad. Para comprender las descomunales proporciones de este keyaki bastará decir que, hace tiempo, en una aldea situada a algunos cientos de metros de su emplazamiento, durante unas obras de construcción los operarios toparon con una gran raíz supuestamente suya. Queremos pensar que efectivamente lo era, y que se habían extendido hasta allí en busca de agua.
     Cuando, ya en invierno, el árbol ha perdido la totalidad de su follaje, su copa se ve que está parasitada, en casi toda su extensión, por el muérdago. Es ésta una especie perenne que despliega también en invierno sus verdes hojas, dando origen a un curioso cuadro. El muérdago extrae el agua y los nutrientes del keyaki que le sirve de anfitrión y, lógicamente, a éste no le reporta más que molestias. He oído que, aunque cada cierto número de años se procede a arrancar el muérdago de su copa, este esfuerzo no es suficiente para atajar del todo su crecimiento. En el centro de documentación sobre el keyaki situado cerca del árbol se expone, entre otras cosas, parte de una rama que le fue cortada al árbol y que permite vislumbrar la lucha que se entabla entre ambas especies.

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martes, 17 de septiembre de 2024

Olivera Mil.lènia, Premio AEMO 2021

 OLIVERA DE GODALL, Tarragona, premiado en 2021

 

Esta olivera de Godall, Tarragona (Territorio de La Senia), es de la variedad Farga, injertada en acebuche. A 1,3 m de altura su perímetro es de 7,04m, una de las mayores de Cataluña. Según estudio de la Universidad Politécnica de Madrid vendría a tener unos 1000 años. Cuando a los escolares de Godal les pidieron que buscaran un nombre para esta olivera lo tuvieron muy claro: La Mil.lèlnia. Godall tiene un territorio de 34 km2, de los que dedican el 40% al olivar. La población ha dedicado un gran esfuerzo para poner en valor la riqueza que supone el tener este aceite tan especial, aceite certificado "Lacrima Olea Mil·lenària" por la Cooperativa Agrícola de Godall, incluido en la Marca de garantia Oli Farga Mil·lenària.
     La candidatura la presentaron conjuntamente el propietario Alexis Albiol, juntamente con la Mancomunidad de la Taula del Sénia, l'Associació Territori de la Sénia y la Cooperativa de Godall, que ya se unieron en el 2015 para acondicionar una finca de olivos milenarios para que se pudiera visitarse.
     Para que un olivo sea catalogado debe tener mas de 3,50m de perímetro a 1,30m de altura. En Cataluña hay 2668 olivos protegidas por la ley que alcanzan mas de 3,5 m de perímetro.

Premios AEMO a las oliveras de La Senia 

2006 - a l'olivera La Farga de l'Arión situada l'Arión, a Ulldecona (Tarragona)
2011 - a l'olivera Mater o Pulpo situada en Ulldecona (Tarragona)
2014 - a l'olivera de les Parelles que está en La Jana (Castellón)
2016 - a l’olivera de les 4 potes que se encuentra en Els Rajos, en Canet lo Roig (Castellón)
2018 - a l’olivera de Sinfo, situada en Traiguera (Castellón)
2021 - a l'olivera Mil·lènia, que está en Godall (Tarragona), es uno de los 188 olivos importantes que hay en el municipio

Información:
https://www.ruta-grial.comunitatvalenciana.com/va/ruta-de-los-olivos-milenarios/blog/lolivera-millenia-escollida-millor-olivera-monumental-despanya
https://www.aemo.es/blog/noticias-aemo-1/post/el-imponente-olivo-millenia-que-vegeta-en-godall-tarragona-207

El olivo premiado pertenece al Territorio del Senia, formado por 27 municipios valencianos, catalanes y aragoneses, donde se han inventariado hasta 6,358 olivos milenarios que son objeto de un ambicioso proyecto de protección y fomento turístico galardonado con el premio Historias de Patrimonio Europeo.

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sábado, 14 de septiembre de 2024

Deforestación de la Amazonia

De "REPORTERRE", septiembre-2022
Deforestación: el Amazonas ha llegado a su punto de inflexión

Los científicos estaban preocupados por un inminente “punto sin retorno” en el Amazonas, momento en el cual el bosque se secaría y se convertiría en una sabana. Según un informe, ya se ha alcanzado. La Amazonia: 390 mil millones de árboles, varios millones de especies de insectos, un número incalculable de aves, mamíferos y reptiles, algunos aún desconocidos para el hombre.
     Un tesoro de biodiversidad que, lamentablemente, se está derrumbando. Según un informe publicado el 6 de septiembre por un grupo de organizaciones ambientalistas amazónicas (RAISG) y la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), la selva tropical ha llegado a su “punto de inflexión”. Algunas zonas ya están empezando a transformarse en sabana.
      La cuestión del “punto de inflexión” de la Amazonía ha preocupado a los especialistas de la región durante muchos años. Con este término, los científicos designan el momento en que el bosque, bajo los golpes del cambio climático y la deforestación, ya no sería capaz de mantener sus propias lluvias, como ocurre hoy. Luego evolucionaría hacia otro ecosistema más seco, comparable al de una sabana. Los árboles serían más bajos, los animales serían menos numerosos y la capacidad de absorción de carbono del bosque se reduciría considerablemente.
     Las advertencias sobre la inminencia de este fenómeno se han multiplicado en los últimos años: en abril de 2021, un artículo publicado en la revista Nature reveló que el “pulmón verde” del planeta comenzaba a emitir CO2 a la atmósfera. Un año después, un equipo de científicos demostró que el 76,2% de la selva amazónica había perdido resiliencia desde principios de la década de2000, lo que sugiere, dijeron, que se había acercado peligrosamente a su punto de inflexión.

 26% de la Amazonia altamente degradada 

     Según el informe de la RAISG y la Coica, finalmente se ha llegado a este punto de no retorno. Para llegar a esta conclusión, sus autores analizaron un conjunto de datos relacionados con el estado de la cubierta forestal, recopilados entre 1985 y 2020. Su análisis muestra que el 26% de la Amazonía se encuentra en estado de deforestación o degradación avanzada. Sin embargo, en una publicación de 2018, dos de los mejores especialistas de la Amazonia, Thomas Lovejoy y Carlos Nobre, estimaron que el bosque se caería cuando se destruyera entre un 20 y un 25% de su superficie. Esta gama fue diseñada por Lovejoy y Nobre para el caso específico de la Amazonia oriental, sur y central. Los datos analizados por RAISG y Coica cubren un área más amplia del bosque.
     Sin embargo, los autores del informe creen que el punto de inflexión de la Amazonía “ya no es un escenario futuro”. El 24% de la selva tropical de Bolivia ya está transformada o muy degradada, explican; en Brasil, este porcentaje se eleva al 34%. En estos dos países, la “sabanización” de los bosques ya es “una realidad”. En las columnas de New Scientist, Carlos Nobre juzgó los resultados de este estudio “muy, muy, muy preocupantes”
Regiones amazónicas degradadas: áreas intactas (verde oscuro), áreas ligeramente degradadas (verde claro), áreas muy degradadas (rosa), áreas transformadas (rojo). © RAISG
     Actualmente es difícil predecir en qué medida el resto de la Amazonía podría verse afectadopor la transformación de estas áreas. ¿Se podría producir un efecto dominó? “Es posible”, afirma Valéry Gond, investigador del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo (CIRAD). Es probable que se produzcan efectos retroactivos en toda la cuenca del Amazonas, con caídas en las precipitaciones y una mortalidad significativa. » Los islotes más resistentes, como la meseta de Guayana o el Amazonas occidental, podrían “resistir más tiempo”. “Pero el bosque corre el riesgo de fragmentarse”, afirma el especialista en bosques tropicales.

Las buenas intenciones “barridas por las decisiones políticas” 
 
A pesar de todo, ¿podemos esperar que este frondoso bosque, sus monos aulladores y sus coloridas ranas sobrevivan a los seres humanos? Según este informe, el 80% de la Amazonía debería preservarse de aquí a 2025 para evitar que se seque. Un desafío importante: el 74% del bosque está hoy clasificado como “intacto” o “ligeramente degradado”. Lograr este objetivo implicaría restaurar el 6% del bosque, o 54 millones de hectáreas de tierra, en sólo tres años. También requeriría aumentar muy rápidamente la superficie de áreas y territorios protegidos gestionados por comunidades indígenas. La mayoría (52%) de la Amazonia actualmente no se beneficia de ninguna protección. Sólo dos de los nueve países sobre los que se extiende la Amazonia, Surinam y la Guayana Francesa, han podido mantener intactos más de la mitad de sus bosques. También deberían cesar gran parte de las actividades responsables del deterioro del ecosistema.
      En primer lugar: la agricultura, responsable del 84% de la deforestación en la Amazonía. Las industrias minera y petrolera, que afectan al 17 y al 9,4% del territorio respectivamente, también impiden la recuperación del bosque. También están previstas la construcción de 483 centrales hidroeléctricas y 11 carreteras: todas ellas amenazas "graves" para la integridad del ecosistema, según los autores del informe. Frenar la expansión de estas actividades podría ser políticamente "muy difícil", advierte Valéry Gond. Los estados amazónicos se encuentran entre los más endeudados del mundo. Estas actividades lucrativas a menudo se consideran una forma de pagar deudas.

     Por el momento, no parece haber indicios de que vayan a retroceder. Entre 2001 y 2018, la influencia de la agricultura aumentó un 220% dentro de las áreas protegidas y un 160% dentro de los territorios indígenas. En Brasil, la deforestación ha aumentado desde la elección del exsoldado de extrema derecha Jair Bolsonaro en 2019. “Es realmente triste”, concluye Valéry Gond. Todas las buenas intenciones son arrasadas por las decisiones políticas. » El único rayo de esperanza son las elecciones presidenciales en Brasil, los días 2 y 30 de octubre: el actual presidente, Jair Bolsonaro, podría ser derrotado por Lula, más proclive a defender la selva tropical.

Lo hemos leído aquí
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miércoles, 11 de septiembre de 2024

Otro rosal "más grande..." California

FRANK y JILL PERRY
"El rosal más grande del mundo, Santa Cruz"

    Este artículo es parte del Online History Journal del MAH, una colección de investigaciones originales sobre la historia local. Sugiere sumergirse en la historia del condado de Santa Cruz en este foro en constante crecimiento y comenzar a crear el tuyo propio. Esta ciudad está ubicada junto a la Bahía de Monterey en el centro de California, jactándose durante mucho tiempo de su clima templado durante todo el año. A principios de 1900, un gran rosal que crecía en un jardín de Santa Cruz se utilizó para promover el turismo y atraer posibles compradores de viviendas, no sólo para Santa Cruz, sino para California en general.
    California ha sido descrita a menudo en forma hipérbole, y Santa Cruz no es diferente. A principios del siglo XX, lo que llamó la atención de la ciudad fue el "rosal más grande del
mundo", plantado en un patio trasero.
     El rosal floreció y creció en la imaginación de los lugareños y de los californianos cuando su imagen apareció en postales. La fotografía era la de Charles Leyon Aydelotte y su tema fue el “Rose Tree” al lado de la Mansión Hihn -hoy City Hall- en el centro de Santa Cruz. Las postales con imágenes estuvieron de moda entre 1906 y 1912, y se imprimieron millones cada año.
     Hoy en día esta variedad de rosa, con abundantes y feroces espinas, se conoce como Fortune's Double Yellow -Rosa odoratavariety pseudindica-. Puede crecer como un arbusto, pero se le conforma preferentemente como trepador con potencial para alcanzar alturas de 5 a 20 m. En primavera, luce flores doradas teñidas de rosa y albaricoque.

Si quieres leer -en inglés- el artículo completo...

Informaciuón:
https://santacruz-mah.imgix.net/uploads/Rose-Tree.pdf
https://es.santacruzmah.org/blog/the-largest-rose-tree-in-the-world-santa-cruz

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domingo, 8 de septiembre de 2024

Historia de un rosal, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Un rosal en el desierto de Arizona

Esta no es la historia de un árbol, si no de un arbusto, pero creo que bien merece la pena que sea contada. Se trata de un rosal de Banks que crece en Tombstone (Arizona, EEUU). Pero antes de hablar de este ejemplar en concreto, veamos antes un par de circunstancias para ponernos en situación.
     El rosal de Banks (Rosa banksiae), al que los anglosajones denominan “Lady Banks rose”, es un arbusto semitrepador originario del centro y oeste de China, a altitudes de entre 500 y 2.200 m.s.n.m. Se considera que crece hasta unos seis metros de altura y, a diferencia de la mayoría de las rosas, prácticamente no tiene espinas. Sólo en brotes jóvenes y fuertes puede presentar algunas pequeñas espinas. Las flores tienen sobre unos dos centímetros de diámetro y un color que va del blanco al amarillo pálido, pasando por un color crema, dependiendo de la variedad. Todas ellas huelen a violetas y el número de pétalos varía, desde las formas simples, con cinco pétalos, a las semidobles o las dobles, con un número amplísimo de pétalos, obtenidos por la transformación de los estambres en pétalos.
     Tombstone es llamada popularmente, «la ciudad demasiado dura para morir», no tiene más de 1500 habitantes. Situada al sur del estado de Arizona, muy próxima a la frontera con México, su estación seca dura diez meses. Según se dice, el nombre procede de lo que un soldado dijo a un minero que encontraría allí: la lápida de su tumba (tombstone). Y así bautizó a la mina que en 1878 el minero que la halló, de ahí el nombre de la ciudad. 
     Tan solo tres años después tenía 8.000 residentes, además de una escuela, un periódico, cuatro iglesias, dos bancos y una sala de ópera. Tombstone se ganó la justa fama de ser de los pueblos más violentos del suroeste de los Estados Unidos (y posiblemente de los más inmundos). En la década de 1890 llegaron a residir allí hasta 15.000 personas, en un paraje semidesértico donde veinte años antes no había nada. 
      La inundación de algunas minas por un río subterráneo marcó el inicio de su declive y en la actualidad vive del turismo, con hasta 400.000 visitantes al año. A fin de cuentas, el famoso duelo tantas veces llevado al cine, del O.K. Corral (Duelo de titanes), tuvo lugar allí.
     Es momento de hablar del protagonista, del rosal más grande del mundo, según el Libro Guinness de los Records. La historia comienza en Escocia en 1884 cuando el matrimonio entre Henry Gee y Mary, al día siguiente de su boda, emigraron a Tombstone al olor de las minas. Hasta poder construirse una casa residieron en la pensión Cochise, donde al año siguiente les llegó una gran caja desde Escocia, en la que les enviaron plantas, bulbos y esquejes. Entre los esquejes había varios de un rosal blanco de Banks que Mary había plantado siendo niña. Uno de los esquejes se lo regaló a Amelia Adamson, la mujer que dirigía la pensión y con la que había hecho amistad. Juntas lo plantaron en el patio trasero, cerca de la leñera, donde sorprendentemente, aquel esqueje de rosal de origen chino procedente de Escocia, arraigó y floreció en el desierto de Arizona.
     En 1920, cuando ya habían pasado 35 años de la plantación, el matrimonio de James y Ethel Macia compraron la pensión y derribaron la antigua leñera, creando un soporte de enrejado de postes de madera y tubos de metal que podría ampliarse a medida que el rosal fuese creciendo. El sombreado del patio en el clima de Arizona, era algo que los huéspedes apreciaban y comentaban, junto a la enormidad del rosal. 
      Sería en 1933 cuando, por vez primera, una columna de periódico le diera el título de “el rosal más grande del mundo”. Tres años más tarde la pensión pasaría a llamarse “The Rose Tree Inn” (la pensión del rosal). Allí se alojó durante una semana un conocido caricaturista y empresario, Robert Ripley, conocido por sus columnas y programas sobre hechos curiosos (Ripley ¡aunque no lo crea!). Ripley llevó la noticia del rosal a sus programas y a partir de ahí, el rosal se hizo definitivamente famoso. 
     En 1953 el edificio dejó de ser pensión y pasó a domicilio privado, pero aún así el patio permaneció abierto al público para que el rosal pudiese ser contemplado. Finalmente, en 1964 los hijos y nietos de los Macia crearon el Rose Tree Museum en la antigua pensión (que aún sigue ofreciendo un par de “suites”) donde pueden admirarse fotos, libros y todo tipo de objetos relacionados con la historia de Tombstone y, por supuesto, del gran rosal que le da nombre. 
     El rosal florece, normalmente, de mediados de marzo a finales de abril, época en la que se celebra el “festival de la rosa”. Aunque nadie ha logrado explicar su increíble supervivencia, se supone que ha logrado llegar con sus raíces a alguna filtración subterránea de agua de la que, en parte, se alimenta. Aquel esqueje llegado de Escocia hace 136 años, tiene hoy un nudoso tronco que sobrepasa los cuatro metros de perímetro y una copa, soportada sobre columnas, que cubre unos 840 m2. No está mal, para vivir casi en el desierto…
 
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jueves, 5 de septiembre de 2024

FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975)
El sauce

El sauce es el afiche de la melancolía;
sella sus actitudes un luto espiritual;
vive ensayando un gesto cansado de apatía
y verano e invierno le resultan igual.

El sauce me parece el bohemio de la flora;
con su melena rítmica él barre su solar;
a mediodía sueña, a medianoche llora,
y lo demás del tiempo lo emplea en meditar.

El viento lo despeina en desiguales blondas.
La laguna es el paño de sus lágrimas hondas.
En su historia hay dos hechos de amor y de emoción

que son dos sensaciones en su vida sin ruido:
un pájaro, que hizo entre sus ramas nido,
y un hombre, que en el tronco le grabó un corazón.

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lunes, 2 de septiembre de 2024

La Sequoia de "Magisterio", Pamplona, Navarra
20 años desde que en 2004 un rayo destrozó su copa
 
Esta emblemática sequoia de la "Antigua Escuela de Magisterio", es (o era) el alma gemela de la que todo pamplonés admira, la que se encuentra en los jardines del Palacio de la Diputación. Ambas fueron plantadas en 1855 por José María Gastón y Echevertz, que trajo las semillas de California y que sembró las semillas en su casa de Irurita, antes de repicar los vástagos para llevarlos a Pamplona cuando fue nombrado diputado foral.
      La sequoia de la Diputación fue alcanzada por un rayo en 1933 que le destrozó la copa, por lo que se colocó un grueso aro de hierro, forzando así que una de las ramas tomara el relevo en la formación de una nueva copa. En el 2007 se le instaló un pararrayos para su protección. 
     También la de Magisterio fue alcanzada por otro rayo en 2004 que obligó al corte de las ramas más altas del árbol a fin de reducir su peso y aliviar la presión sobre el tronco central. La gravedad de los hechos hizo que posteriormente se le redujera su altura a la mitad, pero los males no han cesado. El estado en el que se encuentra es penoso, muy grave, parece su final, aunque los árboles tienen su propio ritmo en el tiempo para fenecer. Las autoridades no han sabido atajar los males y no le han defendido de la compactación del suelo producida por el aparcamiento que da privilegios a unas cuantas personas en detrimento de este árbol emblemático. Pero ni siquiera se protege a las personas o bienes porque se permite aparcar debajo del árbol cuyas ramas pueden caer sin previo aviso.

Origen de las sequoias
 
     La sequoia (Sequoia giganteum) es un árbol de hoja perenne, originario del oeste de los Estados Unidos, que tiene un crecimiento rápido, puede llegar a vivir más de 1000 años y alcanzar los 100 m de altura. La corteza es rojiza y acolchada y las hojas aparecen agrupadas en dos hileras opuestas. Florece a finales del invierno y las piñas maduran en otoño. El nombre del género conmemora a Sequoiah (1770-1843), jefe indio de la tribu cherokee que inventó un alfabeto para el dialecto de su tribu. Debido a su gran interés económico, fue explotada abusivamente en el pasado, quedando actualmente limitada a unas escasas reservas.