Los piñoneros, recogida artesanal
"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti. A los amantes de los árboles,... localización, poesía, cuentos/leyendas, etc.
martes, 27 de abril de 2021
Los piñoneros, la memoria del bosque
Los piñoneros, recogida artesanal
viernes, 23 de abril de 2021
El drago de Pino Santo, Santa Brígida, Gran Canaria
El drago de Pino Santo se recupera de la lapilla
El drago de Barranco Alonso (popularmente conocido también como drago de Pino Santo) es el quinto más antiguo de la isla y el de mayor porte con cerca de 15 metros de alto y 15 metros de copa, por lo que “es un monumento natural en sí mismo”, señala el Cabildo al informar, el 18 de marzo de 2021, que había culminado “el minucioso tratamiento con el que se ha logrado controlar la plaga de lapilla que puso en riesgo la supervivencia” de este símbolo vegetal del municipio de Santa Brígida y de la propia Gran Canaria.
“Por su porte y su singular ubicación se trata, sin duda, de uno de los dragos más bellos de cuantos crecen en el archipiélago”, escribe Rafael Almeida Pérez en el Atlas Rural de Gran Canaria. Por su emplazamiento, en un risco de unos 15 m de altura en el margen derecho del cauce del barranco de Alonso, formado por lavas recientes de fondo de barranco, “no ha podido ser plantado”, asegura este geógrafo y colaborador del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo (codescubridor, por cierto, de la especie endémica “drago de Gran Canaria”, Dracaena tamaranae).
“Su potente tronco brota literalmente de las rocasunos 3,5 m por debajo del borde superior del cantil, sobrepasándolo casi otro tanto antes de ramificarse y conformar una gran copa fungiforme muy regular”, describe, atribuyéndole una edad que, en la actualidad, se acerca a los 240 años tras la comparación in situ con una fotografía de 1925, observar las ramificaciones que presenta y calcular los períodos florales que había desarrollado.
Tras confirmarse en junio de 2020 la presencia de la lapilla del drago, “un insecto endémico cuyas larvas succionan la savia del árbol”, que “ya había provocado que una cuarta parte de su copa presentara hojas amarillentas, debilitadas y de menor tamaño, a lo que se sumaban algunas ramas resecas y deshojadas”, la Consejería de Medio Ambiente encargó a una empresa especializada llevar a cabo las acciones necesarias para el control de la amenaza. La disminución de hojas en buen estado, habían observado, “conllevó una merma en la capacidad fotosintética y el peligro de que el drago se debilitara todavía más y quedara a merced de otros insectos oportunistas, como el taladro de la platanera, lo que habría comprometido aún más su futuro”.
Se aplicaron “acciones consensuadas en una mesa técnica y ha supuesto, además, un ejemplo de colaboración entre las entidades públicas y la sociedad, pues la actuación ha contado en todo momento con la cooperación de la propiedad de los terrenos”, destacan en la Consejería. El drago de Barranco Alonso (o Pino Santo) está incluido en un inventario de los 85 árboles para el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de Gran Canaria que el Cabildo presentó a finales de 2019, con la mirada puesta “en proteger y cuidar estos ejemplares, así como corregir situaciones concretas que actualmente perjudican la salud de estos monumentos naturales o bien acciones preventivas para aislar los mismos de posibles incendios”, según el proyecto “Cuadrilla Phoenix. Conservación y mantenimiento preventivo de palmerales y árboles singulares de la isla de Gran Canaria”, puesto en marcha casi coincidiendo con la acción puntual centrada en este drago ubicado en Santa Brígida.
Otros 40 de los 85 árboles seleccionados en ese catálogo “necesitan mejoras”, según el asesoramiento técnico contratado por el Cabildo de Gran Canaria para la gestión de los mismos. Entre ellos, destacan los más antiguos: “el acebuche de Llano Parra y la sabina de Tirma con 400 años, seguido por el pino de Casandra, con 380 años, y el castaño gordo de Las Lagunetas y el cedro de Osorio, con 300 años”.
La mayor parte de estos 85 ejemplares “se encuentran en propiedades privadas, por lo que la colaboración resulta indispensable para proteger este patrimonio natural que también forma parte de la memoria insular y de su paisaje emocional”, señala la institución insular.
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lunes, 19 de abril de 2021
Entrevista del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Técnicos Agrícolas de España
"Podar el arbolado es una tradición que debe desaparecer como desapareció la del canibalismo”
Este mes destacamos la labor de Mariano Sánchez García, Ingeniero Técnico Agrícola, jefe de la Unidad Técnica de Jardín y Arbolado del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC), cuya trayectoria profesional le convierte en uno de los mayores expertos en arbolado con el que contamos en España. En su CV destacan numerosos proyectos, pero sin duda dos de los más famosos son el diseño del Jardín Tropical de Atocha y el del Palmetum del RJB-CSIC.
Su conocimiento del arbolado en el ámbito urbano le lleva a ser muy crítico con la gestión que realizan los organismos públicos, tanto en la elección de las especies como en el mantenimiento, especialmente con la poda, que critica ferozmente.
De colegiación tardía, reconoce el papel que tienen los Colegios Profesionales en la consecución de logros para la profesión. En la actualidad es colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Centro.
- ¿Se echa muchas veces las manos a la cabeza cuando ve la elección y gestión del arbolado urbano por parte de los ayuntamientos?
La sensación que se siente es parecida a la del protagonista de ‘El día de la marmota’, Bill Murray. Ves que llega el otoño y salen las brigadas de poda con sus cestas como si no hubiese un mañana.
¿Qué libro de biología, de arboricultura o de vida vegetal dice que haya que mutilar las ramas de los árboles cada equis años? Si un detalle así estuviese escrito, pienso que inmediatamente después del título se daría una explicación biológica razonada o anatómica entendible del sentido de esa práctica, que por otra parte es sumamente absurda y perjudicial para el árbol y para nosotros. Mutilando al árbol perjudicamos nuestra salud, porque ese árbol durante unos años ni retiene contaminantes, ni aporta oxígeno, ni nos da sombra, pero sin embargo augura una buena podredumbre de la madera a la altura del corte de poda, generando posible riesgo de caída de ramas.
El error principal de por qué se poda así viene de los alcorques cada 4 metros. Plantar cada 4 metros no vale para todas las especies. Hay especies de gran desarrollo que dejándolas crecer 2 metros a cada lado del tronco, es sumamente un espacio insuficiente.
Para la ciudad y el ciudadano es mejor plantar árboles grandes que varios pequeños, porque ofrecen más beneficios. Pero claro, un plátano de paseo, de entre 28 o 30 metros de envergadura, no podemos meterlo con calzador cada 4 metros. Esto sería un error muy grave de diseño, y las consecuencia las paga el árbol, porque hay que podarlo para que encaje en esos alcorques y en el bolsillo municipal. En la actualidad se plantan más árboles de los que caben en las calles, porque se prima la cantidad frente a la calidad, y esta decisión conlleva que haya que pagar el coste de la poda, el del camión de la trituradora, cortar la calle, etc. Y a la vez, ese pseudomantenimiento, está generando mucho CO2. Necesitamos árboles bien seleccionados, que no precisen de podas ni de tratamientos.
Otro problema frecuente originado por error en la elección del lugar de plantación, y del que Filomena ha tirado mucho, ha sido el de las plantaciones de pinos en praderas. Ese tremendo error es muy frecuente y las normativas municipales debieran prohibir realizar una plantación tan sumamente equivocada y de riesgo de cara al futuro.
- ¿Qué aportan los Ingenieros Agrícolas en la gestión del arbolado urbano?
Sin embargo, echo de menos unas asignaturas claras acerca de arbolado urbano y gestión. Me gustaría colaborar en esa nueva asignatura donde se abordasen todos los criterios y conocimientos que deben tenerse, como, por ejemplo, que los marcos de plantación dependen de la especie. No debemos olvidar que el tema alcorques y sus distancias depende de Gerencia y Urbanismo, pero somos nosotros los que conocemos las especies.
Los titulados debieran saber gestionar estas materias. Las calles tienen orientaciones al oeste y al norte, eso quiere decir que en una calle da el sol toda la tarde y la otra apenas ve el sol todo el día. Lo fundamental es conocer la especie y poner la que viene de zona de sombra en la calle umbría y la que viene del sol, a pleno sol. Si invitas en verano a tu casa a un noruego y a un habitante de Dubai, ¿cuál crees que te aguantaría mejor la habitación orientada al oeste?. Si nos equivocamos nos quedamos sin amigos y sin árboles.
- Usted ha sido uno de los Ingenieros Agrícolas que ha participado en el análisis de situación del arbolado en Madrid tras el paso de Filomena y, además, ha sido muy crítico con la poda que hizo el Ayuntamiento de la capital tras el temporal ¿Cómo están los árboles que resultaron dañados y qué conclusiones es necesario extraer?
No he participado directamente en el análisis, ese importante trabajo lo han realizado los estupendos técnicos municipales. He participado en la Mesa del Árbol convocada inmediatamente después, lo que honra a la concejalía.
El 1 de febrero escribí un artículo para El País, “¿Es el hombre un Filomeno para el árbol?” donde el propio título lo dice todo.
Si Filomena nos ha quitado un 5% de la masa foliar que es la que filtra la contaminación, aporta oxígeno y ofrece esa larga lista de beneficios ecosistémicos, lo
que no puede ni debe hacer el mantenimiento posterior, o los pliegos de
los concursos, es ordenar podar y quitarnos otro 5% de esa masa foliar, la situación que se crea en la ciudad puede ser respiratoriamente grave.
Filomena,
de manera natural, ha dañado a los árboles perennifolios. En Madrid el
más perjudicado han sido los géneros Pinus y Quercus. Se ha tratado de
una borrasca excepcional y como tal debe entenderse que miles de ramas
se hayan roto por el peso de la nieve.
A las ramas les ha faltado adaptación, es
difícil que el árbol genere madera de reacción para soportar un peso si
ese peso es repentino y raro. Con 3 nevadas parecidas al año y desde el
árbol jovencito, la cosa hubiese sido menos grave, pero no estamos en
la Taiga, es Madrid y lo ocurrido con esta tormenta ha sido lo normal.
Muchos árboles han perdido el porte y el
ayuntamiento debe establecer los criterios técnicos por los que deja o
quita ese árbol, aunque dada la terrible poda realizada por Filomena,
recomendaría retirar solo los árboles de riesgo y dejar los meramente
antiestéticos, porque la pérdida total de masa foliar puede ser enorme.
- ¿Esas críticas las han elevado al Ayuntamiento de Madrid? ¿Han obtenido respuesta?
- Durante 7 años tuvo el honor de presidir la Asociación Española de Arboricultura, ¿con qué se queda de ese periodo?
Nuestro último congreso en el Palacio de Cibeles, con 340 asistentes, fue un éxito importante, pero me quedo también con todos nuestros otros congresos por las distintas ciudades españolas, y deseando que nos inviten a organizar el congreso en otras ciudades en las que aún no hemos estado.
- El paisajismo es otra de sus pasiones y vertientes profesionales, ¿qué 3 retos puede destacar de dos de sus proyectos estrella, el diseño del Jardín Tropical de Atocha y el del Palmetum en el Real Jardín Botánico-CSIC?
En el Jardín Tropical de Atocha el primer reto fue hacer un jardín en ese lugar tan emblemático que iban a ver millones de personas.
El trabajo de diseño y elección de especies, junto con Arturo y Ernesto
Fernández, fue muy duro porque teníamos que acoplar un jardín botánico
tropical en una estación.
El segundo reto fue la dirección de obra,
ya que las plantaciones de flora tropical se hicieron en el mes de
enero para inaugurar en abril de 1992. Veía llegar a Atocha los camiones
con las Roystonea regia, la Palma real cubana, y con una nevada, sin
llegar a ser Filomena, claro, e imaginaba las palmeras congeladas y con
pudriciones. Pero al final las plantas suelen ser más resilientes y resistentes de lo que citan los datos de los libros.
El tercer reto fue el de la paciencia, ver que el pliego de mantenimiento que tanto trabajo costó escribir, no se llevaba a cabo.
Uno de los problemas del mantenimiento de palmeras en recintos cerrados
es que al ser monocotiledóneas, tienen estomas también en el haz y eso
hace que si no se limpian de vez en cuando las frondas, éstas se vayan
llenando de polvo y suciedad, algo que las debilita. En la naturaleza la
lluvia lava el haz de las palmeras, pero en un recinto cerrado, o se
cumple el pliego y se echa agua desde una cesta, o la planta va
debilitándose poco a poco.
Con respecto al otro proyecto, el del Palmetum del RJB-CSIC, conté con la ayuda inestimable de otro Ingeniero Técnico Agrícola que estudió en Madrid aunque es nacido en Cartagena, Javier Segura, compañero de promoción y director del vivero Palmasur, uno de los mejores especialistas en palmeras de España.
El primer reto fue, sin duda, querer establecer un palmeral en una ciudad donde solo se cultivaban de forma habitual dos únicas especies de palmera
(Trachycarpus fortunei y Phoenix canariensis). En el RJB-CSIC se dedicó
el espacio de la Escuela Botanica.13, íntegramente a la familia
ARECACEA. Se han llegado a tener cultivadas hasta 46 especies distintas
de palmeras de Europa, Asia, África, América y Oceanía.
El segundo reto fue el de diseñar un sistema de riego como se establece en los oasis, por inundación, y la verdad es que el resultado ha sido espectacular.
El tercer reto ha sido observar y padecer la actuación de Filomena.
Porque lo peor para el RJB-CSIC no ha sido la nieve de Filomena, al fin
y al cabo la borrasca ha afectado al 4,8% del arbolado del jardín. Lo
peor para nosotros ha sido la helada posterior, ya que siendo un jardín
botánico albergamos una colección de 5.600 taxones, muchos provenientes
de clima templado.
Y sin duda lo peor de la helada ha recaído sobre el Palmeral. Algunas especies morirán, pero no lo sabremos hasta el mes de mayo o junio.
Las palmeras tienen solo una yema en el capitel y aunque la palmera
esté helada, que esté muerta no lo sabremos, con seguridad, hasta dentro
de unos meses. Otras presentan un aspecto terrible porque se han helado
sus frondas, pero con toda seguridad puede ser que la yema siga viva,
ya que tarda unos meses en emerger la nueva fronda.
- Usted es colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Centro, ¿qué le diría a los indecisos con la colegiación?
Ahora se está tratando de organizar cursos profesionales para formar a nuestros colegiados en aspectos que Filomena ha dejado al aire: el arbolado, plantarlos adecuadamente y en lugar correcto, reconocer el riesgo para podar lo indispensable y necesario y sobre temas de jardinería para actualizar y reciclar a nuestra gente en sostenibilidad y biodiversidad, trabajando en equipo con otras profesiones.
- ¿Qué le parece si nos despedimos yéndonos con la imaginación al Real Jardín Botánico de Madrid, donde usted desarrolla su día a día? ¿Qué veríamos ahora mismo (inicios de abril) si nos diésemos una vuelta por él?
Sin duda este
mes destaco los tulipanes, los 18.000 bulbos que hemos plantado en
noviembre para que florezcan este mes en un mar de color espectacular
que atrae a miles de aficionados.
Este año la visita también tiene sus zonas grises porque todavía recogemos ramas de Filomena,
estamos restaurando la verja, los fontines y el emparrado, y el aspecto
del jardín parece estar en obras pero todo se hace por el beneficio
futuro.
Ya el año pasado en el confinamiento, al ver que esa belleza de los tulipanes y ese trabajo quedaba sin ser visto, regalamos unas 6.000 flores de tulipán, narciso, peonías, lirios, etc. a los hospitales y residencias de Madrid que lo solicitaron. Este mes estamos restaurando la rosaleda para darle un brillo especial que será visible el próximo año. La ventaja de trabajar en un jardín histórico es que la prisa no es el elemento que rige el jardín.
jueves, 15 de abril de 2021
Árbol de la estación de Kayashima, Osaka
El árbol sagrado de la estación
Una mezcla de miedo, superstición y amor por la naturaleza han conseguido que un ejemplar de alcanforero sobreviva 700 años y crezca entre las vías de tren a las afueras de Osaka (Japón).
domingo, 11 de abril de 2021
A. Machado - Por tierras de España
El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y libra la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
El numen de estos campos es sanguinario y fiero;
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
miércoles, 7 de abril de 2021
El más duro, el Guayacán, del narrador de historias
La madera de Guayacán
Ya hace más de 40 años que, junto al resto de mi promoción, inicié mi período de aprendiz en lo que para nosotros siempre fue “la Empresa”, la misma que a lo largo de los siglos recibió diversos nombres desde su fundación como “Reales Astilleros de Esteiro”, con más de un cuarto de milenio de historia. Precisamente era un astillero el sitio clave para ver y conocer la madera conocida como “Guayacán”, uno de los lugares en los que se empleó durante siglos, pero en la época de nuestro ingreso ya sólo era como un fantasma, del que todos hablaban, pero pocos habían visto.
La albura de esta madera es de color claro y el duramen puede variar desde un verde oliva hasta un marrón verdoso oscuro hasta casi negro, a veces con un tono rojizo. El color tiende a oscurecerse con la edad, especialmente con la exposición a la luz. Durante siglos, e importada de América, esta madera había ocupado su sitio en los barcos, hasta llegar a desaparecer sustituida por nuevos procedimientos (como los rodamientos) y nuevos materiales (como el celotex) ¿Qué la hacía especial? Pues varias cosas: es una madera densa y más pesada que el agua, por lo que no flota (posiblemente de las maderas “comerciales” fuese la más pesada, 1,26 Kg/litro), dura y difícil de trabajar, su grano es muy fino y se consigue un acabado extraordinario. Es poco menos que imputrescible, e inatacable por los insectos, altamente resistente a los elementos y sobre todo al roce, motivo por el que se empleaba en las chumaceras de los barcos y también en la fabricación de los engranajes de relojes para ambientes marinos. Esta madera posee de forma natural su propio aceite lubricante que libera conforme se va calentando y que la hacía ser “la joya de la corona”.
Decían los viejos en otra época que, de no haber guayacán, debería emplearse madera de olivo y a falta de ambos, la única opción sería la madera de boj. Pero eso fue en otro tiempo. Yo conocí la madera de guayacán, en recortes, porque en el timón de los petroleros ya sólo el celotex. Además de su uso industrial, dónde tiene aplicaciones más allá de los arsenales, durante siglos ha tenido un uso médico. Conocida también como “lignum vitae” (árbol o madera de la vida) o “palo santo” produce una goma resinosa (la misma que libera luego en caliente) que durante siglos se empleó en medicina, entre otras cosas para tratar la sífilis y determinar la presencia de sangre en las heces.
¿Y de dónde se saca esta madera? Aunque el nombre se otorga a nivel vulgar a varias plantas, los árboles originales son el Guaiacum officinale y el Guaiacum sanctum, árboles perennes, muy ramificados y de lento crecimiento que a duras penas alcanzan los 15 metros de altura, con la copa redondeada, muy frondosa, nativos de América tropical y con amplia distribución en el Caribe. Tienen hojas opuestas y nervadas, compuestas con tres pares de foliolos y flores solitarias, de color azul claro o violeta (flor nacional de Jamaica).
Desafortunadamente, el Lignum vitae ha sido explotado al borde de la extinción y ahora es una especie en peligro de extinción, incluida en el Apéndice II de CITES y en la Lista Roja de la UICN. Nunca fue una madera barata, pero hoy en día debe de ser de las más caras del mundo, si su origen es legal, claro.
domingo, 4 de abril de 2021
El árbol más solitario del planeta
El solitario árbol de la isla Campbell
Ya se hizo referencia en este blog de un artículo de carácter científico sobre el solitario árbol de la isla Campbell y las eras geológicas...
La isla Campbell -Motu Ihupuku en maorí-, estuvo "escondida" para el mundo hasta 1810, cuando el capitán Frederick Hasselborough, al mando del bergantín Perseverance, se topó con ella en una serie expediciones patrocinadas por Robert Campbell -de ahí el nombre de la isla- y que partían de Nueva Zelanda. La isla está deshabitada porque las condicones ambientales son realmente durísimas -falta de luz, vientos huracanados, temperatura en torno a los 7ºC y lluvias incesantes-.
La vegetación es propia de la tundra: musgos, líquenes, hierbas y algunos arbustos, no había árboles. Pues bien en este entorno, la mente privilegiada de lord Uchter John Mark Knox, por entonces gobernador de Nueva Zelanda (1897-1904), imaginó que podría crearse un gran bosque para el que eligió la especie Picea sitchensis. Esta pícea de Sitka es un árbol originario de las montañas de la costa del Pacífico de América del Norte, donde ocupa una estrecha franja. Su límite más septentrional es la isla Kodiak (Alaska) y su límite más meridional está en el norte de California. De aquella aventura forestal de 1902 solamente uno sobrevivio (de lo contrario no hablaríamos de él), el que ahora mismo tiene el record Guinness como el árbol más solitario del planeta. Pero este único árbol es en el que se han fijado los científicos del mundo para fijar una nueva geológica y señalar el año de 1965 como el inicio del Antropoceno*. Ya sabeis que los anillos de los árboles guardan la memoria de las condiciones ambientales en las que crece. Este árbol se ha examinado y se ha visto que en sus anillos hay una gran concentración del isótopo carbono-14. Los investigadores vieron un pico de este isótopo en torno a 1965 debido a las pruebas nucleares que contaminaron la atmósfera del planeta. Los árboles guardan esos isótopos en sus anillos pero este es el más alejado de toda fuente radioactiva del planeta.
*Antropoceno: Término acuñado por Eugene Stoerner para asignar la época geológica que se distingue por la actividad del ser humano que está cambiando las condiciones ambientales del planeta, como anteriormente lo hizo la caída del meteorito que estinguió a los dinosaurios u otros acontecimientos sucedidos en el planeta.