viernes, 31 de enero de 2020

JONATHAN RUBINES GARCÍA, en Euskonews
La apuesta de aizkolaris que acabó con las hayas más grandes de Euskadi
El aizkolari Luxia (Juan José Narvaiza) durante la prueba de corte del Airoko-pago. Foto: CC BY-SA Indalecio Ojarguren – Gure Gipuzkoa.
     Es posible que junto con las traineras, las competiciones de corta de troncos sean los dos deportes rurales vascos con mayor tradición y popularidad. La Aizkora tiene posiblemente su origen en la corta de árboles para su uso en el carboneo, y por tanto está profundamente arraigada a la historia y la economía rural vasca.
2-El aizkolari Luxia (Juan José Narvaiza) 

     Para las pruebas de aizkolaris se utilizan generalmente hayas verdes, sin nudos a la vista. Los concursos y campeonatos consisten en cortar un número determinado de troncos, siendo el ganador el que lo consigue en el menor tiempo posible. Aunque las pruebas oficiales comenzaron en 1950, desde el siglo XIX las apuestas ya eran muy habituales. Existen multitud de modalidades y condiciones, desde un desafío entre aizkolaris, una prueba por parejas, incluso un aizkolari contra una pareja. Cuanto más espectacular es la competición, mejores las apuestas; esa es la clave.
     Durante la primera mitad del siglo XX los aizkolaris comienzan a ser deportistas conocidos y generan una gran afluencia de público en las plazas de toros de Tolosa, Azpeitia, Donostia y Eibar entre otros lugares. La prensa llena titulares con Santa Agueda, Atxumberria, Keixeta, Kotaberri, Arria, Corta o Luxía. Estos dos últimos aizkolaris, Antonio Soraluze “Corta” (Azkoitia, 1918) y Juan José Narbaiza “Luxía” (Azkoitia, 1921), participaron cada uno por separado en un desafío nunca antes visto. Si lo normal es que los troncos de haya para las competiciones midan de circunferencia entre 36 pulgadas “oinbetekoak” (91,44 cm) y 72 pulgadas “oinbikoak” (182,88 cm), a veces 80 pulgadas (203,20 cm) y excepcionalmente 108 “kanak” (274,32 cm), su reto consistía en tratar de cortar las dos hayas más grandes conocidas en Euskadi: el hacha frente a dos gigantes de más de 160 pulgadas.

Dos desafíos con diferente final

     Las dos hayas procedían del mismo monte, el de Nabarniz (Bizkaia). Aun hoy sobrevive algún retazo de hayedo entre plantaciones de coníferas. Como si fuesen ciudadanos del pueblo, los árboles tenían nombre propio, y su destino, aunque separado en un principio, tiene curiosamente un final común.
     Corta, con sus 1,86m y 100kg de peso, aunque especialista en troncos de 36 pulgadas decidió enfrentarse a “Artagoitiko pague” (o Artegoitiko pague), una inmensa haya brava de 169,3 pulgadas de circunferencia (430 cm de circunferencia o 137 cm de diámetro). La tronza cortada para el evento pesaba 4.000kg y mostraba en su corte los 167 anillos de crecimiento del árbol. Hicieron falta 10 hombres y dos días de trabajo para abatir el árbol, y ocho pares de bueyes para trasladarlo hasta el probadero1. La apuesta consistía en descuartizar el colosal tronco en menos de 120 minutos, jugándose 20.000 pesetas de la época. La prensa local se deshizo en elogios ante la hazaña2,3,4, que consiguió en una hora, 47 minutos y 17 segundos, y tras 3.295 golpes, habiendo utilizado 11 hachas diferentes. La descripción periodística incluía los momentos previos a la cita con los gritos de apuestas, la estrategia seguida por Antonio Soraluze y las reacciones de los espectadores del campo de futbol de Marquina (Bizkaia). El espectáculo tuvo lugar el domingo 17 de julio de 1949.

3- Leñadores junto a al tronco de Artagoitiko pague recién derribado.
Fotografía: © Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco
     Una semana más tarde, el 25 de julio, esta vez en el frontón de Deba, Luxía repetía modalidad de desafío pero enfrentándose al haya brava más grande de Euskadi, “Airoko pague”. La apuesta, este vez de 50.000 pesetas, consistía en cuartear al coloso de 185 pulgadas de circunferencia (470 cm de circunferencia o 149,7 cm de diámetro, aunque en su parte más ancha cerca de la base llegara a 210 cm de diámetro) en 120 minutos. El reto congregó a miles de espectadores, entre los cuales acudieron algunas personalidades como el Sr. Areitza, embajador de Argentina5. A doce minutos de finalizar el reto, exhausto por el calor, Luxía abandonó, no pudiendo completar el reto y perdiendo por tanto la apuesta. Entre los espectadores se especulaba que “Airoko Pague” era en realidad un haya trasmocha (pago-motxa) y no un haya brava (pago-lixarra), y que las características de la madera hacían imposible el lance. La prensa no fue benévola con su fracaso5 y no dudó en compararle con el éxito cosechado por Corta la semana anterior5, 6, dedicándole algunos diarios tan solo una triste columna7. Apenas se aportan datos técnicos y las noticias divagan sobre aspectos banales, como el aspecto físico de Juan José o la bebida que le daban sus entrenadores. En este caso, David no pudo vencer a Goliath, aunque paradójicamente el gigante estaba muerto desde el primer momento.
     La Asociación de Ciencias Aranzadi recoge entre las comunicaciones recibidas en 1949 un artículo8 relativo a las competiciones de Corta y Luxía, donde se critica el afán de espectacularidad de la corta de troncos, sin tener en cuenta el valor intrínseco de la singularidad de los árboles cortados para este fin. El texto, escrito el 17 de julio de 1949 no tuvo ninguna repercusión en prensa, tal y como indica la nota al pie de página del compendio de artículos. Son los únicos párrafos de la época que van más allá del deporte y las apuestas, y lanzan un mensaje crítico sobre la falta de ética ambiental o el escaso valor patrimonial que se le daba a los árboles añosos.

Las dos hayas juntas de nuevo
4- El aizkolari Corta (Antonio Soraluze)

     La historia de los dos gigantes no acabó en los duelos llevados a cabo en Marquina y Deba. La Asociación de Ciencias Aranzadi, en su recopilación de trabajos realizados en 19499 explica cómo, gracias a Don José Echeandia y a Don Castor Uriarte, se pudieron conseguir dos rodelas completas de ambas hayas. En los dos casos, fueron trasladadas a la Sala de Ciencias Naturales del Museo de San Telmo y más tarde al hall de entrada de la Sede principal de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en Donostia. Las dos rodelas se encuentran juntas y etiquetadas, habiéndose indicado sobre los anillos de crecimiento de “Artagoitiko Pague” diversas efemérides de la historia del País Vasco (sobre todo de la historia de Aranzadi) desde su nacimiento en 1782 hasta su derribo en 1949. En el caso de “Airoko Pague”, se indica como 1774 su año de nacimiento, por lo que tenía 175 años en el momento en que se cortó. Don Cástor Uriarte no sólo consiguió una rodela de “Artagoitiko Pague” sino dos, donando la segunda al Euskal Museoa de Bilbao, una tronza de 127 cm de diámetro que recoge toda la historia del árbol, incluidas algunas fotografías que se incluyen en el presente artículo.
     Aunque existen sensibilidades a favor de la conservación de los árboles añosos y singulares a principios del siglo XX, no es hasta los años 80 y 90 cuando se desarrollan campañas específicas para la puesta en valor de estos ejemplares y su protección legal. Aunque hoy nos parece casi un crimen que se talasen semejantes hayas para una prueba deportiva, la sociedad de la época veía en los montes un modo de vida y una forma de aprovechamiento y no se contemplaban otras alternativas como el disfrute de los valores naturales, el valor de la biodiversidad, etc. Las dos rodelas que se conservan en la Sociedad de Ciencias Aranzadi son testigos de una parte de nuestra historia, y al contemplarlas hoy podemos constatar los cambios que se han producido en nuestra visión del medio natural en los últimos 70 años.

El autor del artículo junto a las dos rodelas presentes en la entrada de la sede de Aranzadi en Donostia.

1 Iñaki Egaña, 2009. Mil nuevas noticias insólitas del país de los vascos. Editorial Txalaparta.
2 En Markina, viendo “trabajar” a Corta. El Diario Vasco. 19 de julio de 1949.
3 A “Corta” le sobró tiempo para deshacerse de “Artegoitiko-pague”. Hoja oficial del lunes de la Provincia de Guipúzcoa. 18 de julio de 1949.
4 A Corta le sobró tiempo para despachar la famosa Artegoitiko Pague. La Voz de España Diario tradicionalista. 19 de julio de 1949.
5 “Luxía” no pudo con el “Airoko-Pagua”. El Diario vasco. 27 de julio de 1949.
6 Luxía no pudo con el “Airoko Pague”. La Voz de España Diario tradicionalista. 26 de julio de 1949.
7 “Luxía” fracasó en su intento. Hoja oficial del lunes de la Provincia de Guipúzcoa. 25 de julio de 1949.
8 Luis Peña Basurto, 1949. El árbol, el hacha y el deporte rural en Guipúzcoa. Artículo inédito.
9 Sociedad de Ciencias Aranzadi, 1949. Actividades del grupo Aranzadi. (http://www.aranzadi.eus/fileadmin/docs/Munibe/1949208209.pdf)
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Foto2: El aizkolari Luxia (Juan José Narvaiza) en el momento de comenzar la prueba de corte del Airoko-pago. Fotografía: CC BY-SA Indalecio Ojarguren – Gure Gipuzkoa.

Foto 4: El aizkolari Corta (Antonio Soraluze) durante la prueba de corte del Artagoitiko pague. Fotografía: © Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco
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