EL CIPRÉS DE SILOS
Ricardo García Villoslada
I (de día)
Ciprés de Silos, monje con capucha,
que con voz susurrante y solitaria
rezas fuera del coro. Tu plegaria
allá en el cielo azul alguien la escucha.
Mucha es tu fe, tu fortaleza mucha.
Dios te otorgue existencia milenaria
en premio a tu virtud –milicia diaria–
que contra el mundo y el demonio lucha.
Monje madrugador, yo sé que sales
de tu celda en las horas matinales
a gozar de este claustro palaciego.
Y absorto aquí te quedas todo el día,
mientras te canta la pajarería
aquel soneto de Gerardo Diego.
II (de noche)
Monje ciprés, ¿por qué no te recoges
a tu celda, si es ya noche cerrada?
Mira que va a hacer frío, y tras la helada
temo que venga lluvia y que te mojes.
El abad ¿no te manda que te alojes
en el monjío –oveja en la majada–?
No esperes a que asome la alborada
y la escarcha humedezca prado y bojes.
¿Qué haces o piensas en la noche fría?
¿Ver estrellas? ¿Cursar astronomía?
¿Soñar? ¿Cabecear? No te amohínes,
si ante de que amanezca el sol de oro
te hacen entrar con los demás al coro,
a salmodiar nocturnos y maitines.
Mayo-1976
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