CIPRÉS SILENSE
Enrique Borras Vidaola
¡Oh, árbol erguido!, cónico y ceñido;
qué verde y gigante sombra del instante,
hito de las horas, plectro de la aurora,
cetro de los claustros, cincel del relieve.
¡Oh, ciprés de Silos! No sé qué tú eres;
sólo te conozco a través del eco
cantor de los aires, rimador del viento.
En la madrugada, tú sutil portento
vibra cual campana de martín entero;
te copia el estanque igual que un espejo,
te oprime la niebla con cíngulo fiero.
Recita la tarde tu nombre agorero
y clama la noche tu eterno recuerdo,
mas tú respondes con tu mudo verbo.
Nochebuena-1972
Enrique Borras Vidaola
¡Oh, árbol erguido!, cónico y ceñido;
qué verde y gigante sombra del instante,
hito de las horas, plectro de la aurora,
cetro de los claustros, cincel del relieve.
¡Oh, ciprés de Silos! No sé qué tú eres;
sólo te conozco a través del eco
cantor de los aires, rimador del viento.
En la madrugada, tú sutil portento
vibra cual campana de martín entero;
te copia el estanque igual que un espejo,
te oprime la niebla con cíngulo fiero.
Recita la tarde tu nombre agorero
y clama la noche tu eterno recuerdo,
mas tú respondes con tu mudo verbo.
Nochebuena-1972
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