La magnolia de Nueva York llegó en 1885 como un pequeño plantón, traído desde Carolina del Norte por William Lemken, para plantarlo en el patio delantero de su casa, en Brooklyn y que sobrevivió.
En 1958 Hattie Carthan, una mujer afroamericana, dos veces divorciada y con dos hijos, se fue a vivir a Bedford-Stuyvesant, un barrio de Brooklyn. En esa época, la moda era marcharse a los barrios exteriores de la ciudad, buscando un entorno más verde, lo que entonces se definía como “tener una vida de campo en la ciudad”, ¡y eso, en Nueva York! Es una activista creando una asociación para mantener limpia la zona. En 1964 inició una campaña para preservar y plantar árboles en las calles de Brooklyn y fundó varias


Hattie Carthan, que centró su actividad en enseñar a los niños a cuidar los árboles y fue la responsable de plantar más de 1.700 ejemplares en Brooklyn, lo que le valió ser denominada por el New York Times, como “la Dama de los Árboles”.
La Sra. Carthan murió en 1984 y es la madre del movimiento medioambiental urbano en Estados Unidos, que sin ayudas puso en marcha cuando se cansó de ver cómo se deterioraba su barrio de Brooklyn. Su mantra era: “Salva un árbol, salva un vecindario”, y lo persiguió sin descanso, liderando el movimiento de base hasta bien entrados los 70. Después de su muerte, su obra continúa y varias iniciativas siguen su senda. Su labor ha sido reconocida dedicándole un jardín, un libro con su biografía y una magnolia: la Magnolia x brooklynensis “Hattie Carthan”, un híbrido de segunda generación de flores amarillas con una vena violeta de entre 10 y 20 cm.
En los edificios de ladrillo rojo, hay un mural en su honor que se extiende por la pared que ayudó a financiar para proteger el árbol. Cuando miras la magnolia de Nueva York, ella lo está mirando contigo.
