04 febrero 2019

METAMORFOSIS DE DAFNE 
La pervivencia de un mito en el arte 

     Esta es una serie de trabajos de diferentes artistas de diversos tiempos. El tema es el siempre inspirador de la arrogancia y el honor, o del deseo y el rechazo.
Apolo y Dafne (1460) de Epître d’Othéa.
Antonio del Pollaiuolo (1432-1498)
 Agostino Veneziano y Maestro del Dado (1532-1533)
Maestro del Dado - (1532-1533)

Christoph Murer - 1580

Goltzius, Hendric (Muhlbrecht 1558- Haarlem 1617)
  Paolo Veronese (1560 – 1565)
Escuela florentina

 Peter Paul Rubens (1577-1640)

 Giovanni Biliverti (1585-1644)
 Francesco Albani (1615–1620)

Gian Lorenzo Bernini (1622-1625)



Jean Baptiste Van Loo (1684-1745)  Museo de Arte de Budapest

Carlo Maratta, 1681

Giambattista (Giovanni Battista) Tiepolo 1745
Benedetto Luti, 1770
Palacio del Agua (Pałac Na Wyspie Varsovia)
Jean-Etienne Liotard (1702-1789)

Andrea Appiani - 1794

Robert Lefever (1755-1830)
Théodore Chassériau, 1845
Theodore Chassériau (1819-1856)
John William Waterhouse, 1908
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La terra è liberata (Apollo e Dafne) HWV 122 es una cantata secular compuesta por Georg Friedrich Händel entre 1709-10 basada en el mito de Apolo y Dafne. Händel comenzó la obra en Venecia en 1709, pero la terminó en Hanover después de llegar en 1710 para asumir el cargo de Kapellmeister del Elector, quien posteriormente sería rey Jorge I de Gran Bretaña. La obra es una de las cantatas más ambiciosas de Händel, y es un indicativo de la brillante carrera operística que desarrollaría en los siguientes 30 años de vida.
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01 febrero 2019

XAVIER LOMBARDER, en "La Voz de Galicia"
El zorro come 40 tipos de frutos y ayuda a expandir el bosque gallego

Es un gran dispersador de millones de semillas a larga distancia, pero los cazadores creen que existe sobrepoblación

     El perseguido raposo está prestando un importante servicio a la naturaleza auxiliando a la dispersión de semillas de hasta 40 especies arbóreas. Investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela han demostrado la relación mutualista entre uno de los árboles, el serbal, y los carnívoros que consumen sus frutos carnosos. Ignacio Munilla, desde el departamento de Botánica, y José Guitián, del de Biología Celular y Ecología, comprobaron que durante 11 años los frutos de los serbales han estado ininterrumpidamente en la dieta de zorros y martas.
     De noche o por el día comen frutos caídos e incluso encaramándose al propio árbol, ayudando al avance del capudre (serbal - su nombre gallego) en Os Ancares, O Courel y la montaña leonesa. El zorro puede recorrer hasta siete kilómetros al día y el serbal llega por sus heces a matorrales o terrenos abandonados, donde prepara el camino para el bosque maduro. Además, se ha comprobado que en las montañas gallegas comen muchas moras, tejo, arándano, rosa silvestre, endrinos, peral silvestre e incluso especies cultivadas como los higos, uvas, cerezas, guindas, peras, manzanas, ciruelas...
      «Los zorros gallegos comen de todo, en especial ratones, insectos, carroña, desperdicios procedentes de basureros, muchos frutos en el otoño, aves y muy pocos conejos. Lo que parece es que busca específicamente los frutos. No son simplemente una dieta de repuesto sino que los busca aunque haya otros alimentos. Son fáciles de consumir frente a presas que exigen caza, pero podría ser que tuviera necesidades de ingerir determinados componentes de los frutos», explica Guitián. Los frutos del capudre -serbal)- son muy ricos en taninos y vitamina C.
     El zorro, como carnívoro más abundante, presta eficaz servicio al trasladar las semillas, y falta saber cómo le afecta la escasez de serbal algunos años. Son árboles sincrónicos: el año sin frutos, no los hay en ninguno. Se trata de un recurso habitual también para martas, garduñas, jinetas y tejones y que comen en grandes cantidades el jabalí, el oso (también come arándanos, castañas o bellotas) los ratones y aves, con las distintas especies de zorzal que hay en Galicia.
     El zorro forma parte de la cadena trófica del campo gallego y en este contexto, Guitián asegura que
«los campeonatos de caza del zorro me parecen patéticos. En cualquier caso, toda la caza de zorro debería de estar avalada por estudios bien hechos que demuestren claramente que hay una densidad muy elevada, o poca, o la que sea. Nadie ha demostrado en Galicia que haya sobreabundancia. Conejos o perdices no hay, pero por infinidad de razones que nada tienen que ver con el raposo».

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29 enero 2019

TEJEDA DE LA CAÑADA DE LAS FUENTES - Jaén
Nacimiento del Guadalquivir

     Para situarnos comenzamos por el municipio de Cazorla, iremos por la A-319 pasando por La Iruela y Burunchel. Recorreremos unos cinco km desde Burunchel cuando, a mano derecha, debemos tomar la JF-7091 hacia Vadillo Castril-Nacimiento del Guadalquivir. Siguiendo esta última señalización, por un camino de buen firme, pasaremos por un camping y llegaremos hasta el aparcamiento y la Fuente. Tanto el nacimiento del Guadalquivir, unos doscientos metros antes del aparcamiento, como la Tejeda están muy bien señalizados. En este lugar confluyen varios arroyos que descienden de las montañas: el de los Teatinos, el de la Juan Fría o el arroyo de la Cueva de la Luz.
El nacimiento oficial del Río Guadalquivir se ha situado bajo una placa que reproduce un poema de los hermanos Álvarez Quintero...

¡Detente aquí viajero! Entre estas peñas
nace el que es y será rey de los ríos.
Entre pinos gigantes y bravíos
que arrullan su nacer y ásperas breñas.
El reflejo otro tiempo las enseñas
las armas, los corceles y atavíos
de razas imperiosas cuyos bríos
postráronse en sus márgenes risueñas.
Él se ensancha entre olivos y trigales,
cruza pueblos de hechizo y de poesía
y al mar corre a rendirle sus cristales.
Mas como lleva sal de Andalucía
sus aguas vuelven a las del mar iguales
para llegar más lejos todavía.
Y así van sus caudales.
Triunfante en el seno de las olas
a las playas de América española.

     Nos rodean curiosas formaciones geológicas con densos pinares de pino laricio y negral. El recorrido hasta el Tejo milenario es corto, pero nos ofrece una visión completa de los elementos mas representativos de la flora de las Sierras de Cazorla, Segura y la Villas: majuelos, cerecinos, madreselvas arbóreas, rosales silvestres,...  y si, además, llegamos temprano es fácil ver a los grandes herbívoros como la cabra montés o el ciervo y el gamo, cuya berrea podremos escuchar a principios de otoño.
     En el Valle de los Tejos Milenarios se encuentran 16 ejemplares. Destaca el conocido Gran Tejo con un perímetro de 9,15 m, una reliquia...  ¿de más de 2000 años?. El resto no están señalizados, hay que dar una vuelta por los alrededores y subir por la cara este de la peña para ver el resto.
Foto: E.Villalba
Foto: E.Villalba
Foto: E.Villalba
Foto: E.Villalba
Foto: E.Villalba



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26 enero 2019

JOSÉ HDEZ. CARBONELL (Alicante)
Escobas de brujas de los pinos
¿Cómo se forman y por qué?

Escoba de brujas en la Zona de Orxeta (Alicante)_375x500
Zona de Orxeta (Alicante)
      La escoba de bruja es una estructura que a veces se puede observar en las ramas de los pinos carrascos (Pinus halepensis) en forma de bola o acumulaciones muy densas en forma esférica de hojas, muy apretadas y que se distinguen por presentar un color verde más oscuro que el resto del árbol, y con la característica de que en cada ejemplar de pino que veamos con una escoba de bruja, la forma, aspecto, color y dimensiones serán diferentes, no existiendo dos iguales en la naturaleza.
     Mucho más raro de ver son las llamadas “pina” o “pínada”, tratándose de pinos compactos o esféricos donde todas las hojas están muy apretadas, tratándose de pinos que el proceso de formación de la “escoba de bruja” (que ahora comentaremos) le afectó a la rama que contenía la piña que produjo la semilla de donde nació el pino, por que afectó al pino siendo un ejemplar muy joven o porque afectaron a las ramas situadas en la parte más alta del vegetal. Se producirían así dos posibles efectos, o el enanismo del pino, produciéndose lo que se denomina un bonsái natural, o el crecimiento del ejemplar en tamaño normal a su edad, pero con todas sus ramas en forma de escobas de brujas y un aspecto redondeado.
     Hasta principios del siglo XXI se consideraba que las escobas de brujas eran producidas por un hongo microscópico del género taphrina. Según esta teoría, el hongo introducía sus hifas en las células del árbol provocando que se reprodujeran a mayor velocidad y menor tamaño, lo que provocaría las formaciones en bola. Investigaciones posteriores descubrieron que la causa no era un hongo sino unos organismos patógenos de microscópicos denominados fitoplasmas. Antes de seguir, veamos que son los fitoplasmas.
Escoba de brujas en árbol muy defornado. Zona de Orxeta (Alicante)_500x375
Escoba de brujas en árbol muy defornado. Zona de Orxeta (Alicante)
Fitoplasmas
     Los fitoplasmas son microorganismos antiguamente llamados micoplasmas, similares a bacterias pero desprovistos de pared celular. Son organismos muy pequeños (de 0.1 – 1 micra) y sus genomas son también muy pequeños (1/6 de el de E. coli), lo que les proporciona gran plasticidad. Según los autores que leamos sobre estos microorganismos, nos dirán que se trata de bacterias propiamente dichas o formas intermedias entre los virus y las bacterias, sin ser ni uno ni otro. Pero esta discusión no es lo importante. Lo importante es los fitoplasmas son parásitos obligados del floema (el floema es el tejido conductor encargado del transporte de nutrientes en las plantas) y se trasmiten a partir de insectos (para saber más sobre los fitoplasmas se puede leer este artículo o este).
     Los fitoplasmas se asocian con enfermedades de plantas para varios cientos de especies. Viven dentro de las células y en los individuos infectados producen síntomas como el color amarillento o enrojecimiento de las hojas, crecimiento atrofiado, presencia de hojas anormalmente pequeñas, gran proliferación de brotes, flores estériles, necrosis en los vasos conductores de savia, etcétera.
      Para ver el efecto devastador que pueden provocar estos microorganismos, comentar que hasta mediados de la década del ‘80, Brasil era el segundo mayor productor de cacao del mundo. Fue a inicios de los años 90 cuando una plaga, llamada escoba de bruja provocada por este microorganismo destruyó plantaciones enteras de cacao. Hoy Brasil contribuye apenas con 4% de la producción mundial (se puede conocer más sobre este caso aquí).
Escoba de brujas en Agost (Alicante)_375x500
Zona de Agost (Alicante)
      Lo más curioso de estos microorganismos es que se creía que los fitoplasmas no producían enfermedades en gimnospermas (como es el caso del pino) y en 2005 se describió una nueva especie “Candidatus Phytoplasma pini” que es la causante de las escobas de brujas en Pinus halepensis y en Pinus silvestris (se puede ver el artículo aquí). El poco conocimiento que se tiene sobre este microorganismo es tal que no se tiene no claro como se trasmite. Así, todos los autores coinciden el que un insecto debe de ser el causante de la infección, pero no todos los autores consideran que la transmisión pueda provocarla el hombre a través de herramientas contaminadas, como por ejemplo tijeras de podar o que un árbol enfermo puede propagar la infección a través del roce de sus ramas con las ramas de los árboles vecinos.
     Lo que si que esta claro es que la aparición de las escobas de brujas en un pino no provoca la muerte del mismo, habiendo documentadas escobas de bruja de más de 10 años. Un efecto que si que produce es que la rama de la escoba con el tiempo llegue a romperse debido al peso de la misma, ya que la maraña formada evita que las ramillas secas no puedan desprenderse y aumentan exageradamente el peso de la escoba.
Escoba de brujas en monte Arabí (Yecla, Murcia)_500x375
Monte Arabí - Yecla, Murcia
Detalle de la escoba de brujas en monte Arabí (Yecla, Murcia)_500x375     Y como observación personal, comentar que hay zonas de pinares donde las escobas de brujas son más abundantes. Así, en la zona norte de Murcia, en Tarragona, en el centro de la provincia de Alicante y en la comarca de Utiel-Requena se observan con relativa facilidad (más información sobre la zona de Utiel-Requena se puede ver aquí).
Bibliografía
  • Stanier, R. y otros (1989): Microbiología. Ed. Reverté. Barcelona.
  • Schneider, B., Torres, E., Martín, M., Schröder, M., Behnke, H. y Seemüller, E (2005): “Candidatus Phytoplasma pini’, a novel taxon from Pinus silvestris and Pinus halepensis” En International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology. 55 no. 1 303-307. Se puede leer aquí.
  • “Candidatus Phytoplasma pini, fábrica escobas para las brujas” que puede leerse aquí.
  • FONSECA-NEVES, N y AZEVEDO, N. (1990): Contribución al conocimiento y control de las enfermedades del pino piñonero. Bol. San. Veg Plagas, 16: 447-453 que puede leerse aquí.
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23 enero 2019

De "NeoFronteras"
Los grandes árboles peligran
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     El mayor y más masivo ser vivo del planeta Tierra no es la ballena azul, sino una secuoya gigante. Estos y otros árboles milenarios han sido testigos de las hazañas humanas, pero también de sus más profundas miserias. Estaban antes de los que vivimos en este momento y antes de nuestros más inmediatos antepasados. Algunos pinos bristlecone de California ya habían crecido cuando hace 5000 años la civilización egipcia aún no había florecido. El Viejo Tjikko, en Suecia, es el árbol clonal individual más antiguo, con 9550 años. En esa época no había civilización alguna ni escritura y el ser humano acababa de salir de la época glacial para empezar a cultivar la tierra. Pero la colonia clonal más antigua es Pando, cubre 43 hectareas en el Fishlake National Forest (EEUU) y se le estima una edad de 80.000 años.
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La secuoya general Sherman es el ser vivo individual más masivo de la Tierra.
      Pero además de estas marcas extremas hay muchos árboles viejos y grandes (en su mayor parte desconocidos e ignorados) a lo largo de todo el mundo. Se produce cierta mística cuando uno toca con sus propias manos una inabarcable secoya roja que rasca el cielo, un viejo baobab castigado por los dioses a estar plantado del revés o un viejo castaño ahuecado por el tiempo y alimentado por la propia madera descompuesta por hongos que una vez le hizo estar erguido y desafiante. A uno le puede quedar la esperanza de que las siguientes generaciones puedan disfrutar de esos magníficos árboles, pero parece que tampoco queda ese consuelo.
      Además de lo injusto que sería el eliminar unos seres que han estado aquí durante cientos o miles de años, estos árboles cumplen una labor ecológica muy importante, pues son el refugio de muchas otras especies que en algunos ecosistemas pueden suponer un 30% de las especies de animales.
      Los viejos árboles almacenan carbono, reciclan los nutrientes del suelo, crean ricos lugares en donde pueden vivir otras especies y regulan el agua y el clima locales. Estos seres proporcionan abundante comida a numerosos animales en forma de frutos, flores, follaje y néctar. Además, sus troncos huecos proporcionan un lugar de nidificación o refugio para aves y otros animales.
      La pérdida de estos grandes y viejos árboles significaría la extinción de muchas otras criaturas.
Todo esto viene a cuento porque estos viejos y grandes árboles están muriendo a lo largo de todo el mundo, presumiblemente debido a la actividad humana.
      Un estudio realizado por David Lindenmayer, del ARC Centre of Excellence for Environmental Decisions y Australian National University, y sus colaboradores señala la alarmante pérdida de árboles centenarios en los bosques de todo el mundo, en sabanas y regiones agrícolas, incluso también en las ciudades.
      Los autores del estudio urgen para que se identifiquen las causas de esta pérdida y a las autoridades para que elaboren estrategias que lo eviten. Sin esas políticas, afirman, los grandes y viejos árboles desaparecerán en muchos lugares, desencadenando pérdidas en la biota y en la funcionalidad de los ecosistemas.
      Entre los datos usados para el estudio están los registros forestales suecos que se remontan a 1860 o el estudio de 30 años de duración realizado sobre el bosque de Eucalyptus regnans australiano.
No solamente los incendios provocan este fenómeno, pues la pérdida de estos árboles es diez veces superior al ritmo normal cuando no hay incendios forestales. Entre las otras causas puede estar la sequía, la alta temperatura o las talas.

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El valle del parque Yosemite en California
     Estos científicos observaron el mismo patrón en el parque Yosemite en California, en la sabana africana, en la selva brasileña, en los bosques templados europeos y en los bosques boreales más al norte.
      Esta pérdida también se pudo observar incluso en áreas agrícolas y en ciudades en donde la gente realiza esfuerzos para conservarlos.
      “Es una tendencia muy perturbadora. Estamos hablando de la pérdida de los organismos vivos más grandes sobre el planeta, de las plantas con flores más grandes sobre el planeta, de organismos que juegan un papel clave en la regulación y enriquecimiento del mundo”, dice Bill Laurance de la James Cook University.
      Según estos investigadores la pérdida de grandes árboles de distinto tipo y en tan distintas localizaciones parece estar producida por una combinación de factores como las prácticas agrícolas, el clareado de bosques, cambios inducidos por el hombre en el régimen de incendios, tala para conseguir leña y material de construcción, ataques de insectos y cambios climáticos rápidos.
      “Así por ejemplo, la población de grandes viejos pinos en el bosque seco del oeste de Norteamérica ha declinado dramáticamente a lo largo del último siglo debido a la tala selectiva, a severos incendios y otras causas”, dice Jerry Franklin, de Washington University.
      Los investigadores relacionan la pérdida de grandes árboles a la tragedia que ya afecta a los grandes mamíferos, como elefantes, rinocerontes, tigres o ballenas. Advierten que casi ningún programa de conservación considera los plazos de tiempo centenarios que se necesitan para asegurarse la supervivencia de los viejos árboles.

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Gran baobab en Tanzania. Esta especie no tiene hojas en la temporada seca.
     “Así como las poblaciones de animales de cuerpo grande, como elefantes, tigres o cetáceos, han declinado en muchos lugares del mundo, un considerable conjunto de pruebas sugiere que los viejos árboles pueden estar igualmente en peligro”, dicen estos científicos.
      Estos investigadores realizan finalmente una llamada de atención para que se haga una investigación internacional urgente que evalúe la extensión de esta pérdida de grandes árboles y que identifique áreas en donde los grandes árboles tienen mejores oportunidades de sobrevivir.
      Si el ser humano sobrevive a su propia estulticia (algo ya casi improbable), los escolares del futuro verán en sus libros de texto (posiblemente electrónicos) los árboles que había en el pasado y los admirarán de una manera similar a cuando nosotros a su edad admirábamos los dinosaurios o los mamuts. Entre otras cosas que sólo podrán ver virtualmente también estarán los grandes mamíferos, los glaciares de montaña, las selvas tropicales o los arrecifes de coral. En esas escuelas será difícil enseñarles el significado de la palabra “humanidad” en sus varias acepciones sin caer en la mayor de las contradicciones lógicas.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3984
Fuentes y referencias:

Nota de prensa en pdf.
Artículo original.
Fotos: NeoFronteras

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