22 junio 2018

 
     En el suelo está el árbol. Hay algo contra natura en un árbol horizontal. Vencido. Los operarios colocan una máquina en el tocón del tronco recién cortado que lo rebaja aún más y lo astilla salpicando como de carne picada de árbol la acera. El niño lo mira espantado.
     Un hombre comienza a cortar en trozos el árbol caído con una sierra mecánica. El hombre le da miedo al niño. A sus ojos bien podría parecer un ser de pesadilla sacado de un videojuego arma en mano. Pero el niño, sin protección alguna, se suelta de la mano del padre y avanza con determinación hacia él. ¿Por qué le hace usted daño?, pregunta.
     El operario, que no se lo espera, desconecta la sierra y se queda mirando a los ojos del crío. El padre se acerca y agarra de nuevo la mano del niño. Se disculpa ante el operario y aprovecha para preguntarle qué están haciendo. El hombre responde que el árbol molestaba con su crecimiento demasiado cercano a los vecinos del primer y segundo piso del edificio ante el que estaba plantado. Que no se puede replantar porque habría que levantar la acera y luego volver a arreglarla y eso cuesta más dinero. Por último, el trabajador explica que plantarán otro en el saliente de la acera, más alejado de la fachada del edificio. En ese momento el niño, con lágrimas en los ojos, le grita: ¿y por un poco de dinero se mata a un árbol? ¿sólo porque moleste a alguien se le quita la vida a un ser vivo que no le ha hecho nada a nadie y nos mejora el aire y nos da sombra sin pedir nada a cambio?

     El trabajador, el padre y algunas personas que también llevan niños de la mano, tras haberles recogido a la salida del colegio, se paran mirando lo que ocurre, alertados por los gritos del niño que llora por el árbol. Durante unos segundos todo parece congelado. La sierra mecánica incrustada y quieta en el tronco derribado, como si lo hubiera estado mordiendo hasta ser pillada in fraganti. El trabajador algo absorto y con una rodilla en el suelo mirando al niño llorar. Una madre con una hija en cada mano se queda parada como si fuera la estatua de un parque junto al tocón envuelto en serrín. Otro trabajador mira por la ventanilla del camión que se llevará los restos del árbol, como en esas ocasiones en que nos quedamos con la mirada fija en nada y no podemos mover la cara hasta que pase algo. El árbol caído, indefenso como un niño solo que ha tropezado al cruzar la calle. El niño en pie, firme como un árbol que no sabe que también es madera, papel.
     El padre al fin tira del niño hacia el coche para llevarle a casa de su madre. Sólo entonces la normalidad continúa y la gente pasa. Para el niño, en cambio, el horror se ha consumado. Mientras entra en el coche y se sienta en su sillita infantil el crío no deja de bombardear con sus reproches al padre. ¿Qué mundo es éste en el que se mata a alguien porque molesta o porque cuesta dinero salvarle? El padre decide no responderle que sólo era un árbol y opta por abrazar al hijo que está aprendiendo a ser mayor, a su pesar.

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20 junio 2018

BOSQUES RELICTOS DE MÉXICO

     A lo largo de su existencia, los bosques y selvas tropicales del mundo, se han visto afectados por fuerzas naturales como glaciaciones, erupciones, sequías y tormentas. Estos eventos causan daños en grandes extensiones y, sin embargo, sus remanentes supervivientes continúan su proceso evolutivo permitiendo que estas asociaciones, llamadas bosques relictos, puedan regenerarse en zonas bajo condiciones específicas. 
     Los bosques relictos son vestigios de territorios vegetales cuya historia se remonta a millones de años, estos ambientes han sobrevivido a los cambios y nos muestran cómo era la vegetación en grandes extensiones, cuando las condiciones ambientales eran distintas. 
     Albergan árboles de especies amenazadas o de distribución restringida, se consideran reservas de material genético para la restauración y rehabilitación de otras áreas deforestadas o degradadas, ya que son como un banco de semillas. En ellos se encuentran árboles padres, generadores de semillas.
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18 junio 2018

ROMULLO BARATTO
TREEPEDIA, el algoritmo que asegura encontrar la ciudad más verde del mundo
Treepedia, el algoritmo que asegura encontrar la ciudad más verde del mundo, Gardens by the Bay en Singapur. Fotografía en domínio público, disponible en <a href="https://visualhunt.com/re/a5a68d">Visualhunt</a>
Gardens by the Bay en Singapur. Fotografía en domínio público, disponible en Visualhunt

     Existen diferentes métodos para estimar cuán verde es una ciudad. Podemos contar todos los parques, sumar las áreas verdes, considerar solo las zonas públicas arborizadas, censar el número de árboles plantadas, o bien, de acuerdo a un estudio realizado recientemente por MIT, analizar la perspectiva de los habitantes para saber cuán frondosa puede ser una ciudad.
     Newsha Ghaeli, investigadora del Senseable City Lab del MIT, desarrolló junto a su equipo un método para averiguar cuán verde es un espacio urbano visto a partir de la perspectiva de los peatonales.
     Imágenes tomadas de Google Street View han sido procesadas por un algoritmo que estima el porcentaje en cada imagen que corresponda a árboles u otros tipos de vegetación. "Es importante comprender la cantidad de árboles que cubren las calles, porque es eso lo que percibimos en las ciudades", afirmó Ghaeli.
     Titulado Treepedia, el estudio genera mapas de vegetación que representan los niveles de "frondosidad" para cada lugar, dando lugar al Green View Index (GVI), un índice que determina cuán verde es el espacio urbano a partir de la perspectiva de quien camina por sus calles.
     Dentro de todas las ciudades analizadas hasta el momento, Singapur lidera el ránking con un GVI de 29,3%, seguido por Sydney (Australia) y Vancouver (Canadá). Al otro extremo París ocupa la peor posición con un GVI de apenas 8,8%.
     La poca vegetación en los centros urbanos es un aspecto frecuentemente asociado a problemas de salud y altos niveles de estrés entre los ciudadanos, en ese sentido, la investigación de Ghaeli puede ofrecer datos interesantes para comprender problemas urbanos relacionados a la salud pública y el bienestar de las personas en las ciudades .

      Las diez ciudades más verdes son:
1. Singapur (GVI: 29.3%)
2. Sydney, Australia (GVI: 25.9%) 
   Vancouver, Canadá (GVI: 25.9%)
4. Cambridge, Estados Unidos (GVI: 25.3%)
5. Durban, Sudáfrica (GVI: 23.7%)
6. Sacramento, Estados Unidos (GVI: 23.6%)
   Johannesburgo, Sudáfrica (GVI: 23.6%)
8. Frankfurt, Alemania (GVI: 21.5%)
9. Ginebra, Suiza (GVI: 21.4%)
10. Ámsterdam, Holanda (GVI: 20.6%)

https://www.archdaily.mx/mx/887141/treepedia-el-algoritmo-que-asegura-encontrar-la-ciudad-mas-verde-del-mundo

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16 junio 2018

CARMEN CAMPAGNE
L'arbre est dans ses feuilles




L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans l’arbre y’a une p’tite branche
Dans l’arbre y’a une p’tite branche
La branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans la branche y’a un p’tit noeud
Dans la branche y’a un p’tit noeud
Le noeud est dans la branche, la branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans le noeud y’a un p’tit trou
Dans le noeud y’a un p’tit trou
Le trou est dans le noeud, le noeud est dans la branche, la branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans le trou y’a un p’tit nid
Dans le trou y’a un p’tit nid
Le nid est dans le trou, le trou est dans le noeud, le noeud est dans la branche, la branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans le nid y’a un p’tit oeuf
Dans le nid y’a un p’tit oeuf
L’oeuf est dans le nid, le nid est dans le trou, le trou est dans le noeud, le noeud est dans la branche, la branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans l’oeuf y’a un p’tit oiseau
Dans l’oeuf y’a un p’tit oiseau
L’oiseau est dans l’oeuf, l’oeuf est dans le nid, le nid est dans le trou, le trou est dans le noeud, le noeud est dans la branche, la branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans l’oiseau y’a un p’tit coeur
Dans l’oiseau y’a un p’tit coeur
Le coeur est dans l’oiseau, l’oiseau est dans l’oeuf, l’oeuf est dans le nid, le nid est dans le trou, le trou est dans le noeud, le noeud est dans la branche
La branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


Dans le coeur y’a de l’amour
Dans le coeur y’a de l’amour
L’amour est dans le coeur, le coeur est dans l’oiseau, l’oiseau est dans l’oeuf, l’oeuf est dans le nid, le nid est dans le trou, le trou est dans le noeud, le noeud est dans la branche, la branche est dans l’arbre
L’arbre est dans ses feuilles marilon, marilé
L’arbre est dans ses feuilles marilon don dé!


 https://www.youtube.com/watch?v=jjj3bXK4nG8


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14 junio 2018

MARIE-LOUISE TAOS AMROUCHE (Túnez, 1913-1976)
El roble del ogro,
de "El grano mágico"

     Se cuenta que en la antigüedad había un pobre anciano que pervivía solo en su choza esperando la muerte. Vivía a las afueras del pueblo. No entraba ni salía porque estaba paralítico. Su cama había sido puesta cerca de la puerta, que se cerraba con un cerrojo del que pendía una cuerda.
     Aicha, una niña pequeña y sus padres vivían al otro lado de la aldea. Éstos enviaban cada día a la niña con el almuerzo y la cena del anciano.
     Ese día la niña llevaba un pastel y un plato de cuscús y tarareó tan pronto como llegó: Abre la puerta, oh, papá Inoubba, ¡oh, mi papá Inoubba!
     Y el abuelo respondió: Haz sonar tus pequeños brazaletes, ¡oh, Aicha, hija mía!
     La chica estaba golpeando sus pulseras una contra otra y él ya estaba tirando del cerrojo. Aicha entró, barrió la casucha y estiró la colcha de la cama. Al abuelo le encantaba verla llegar. Luego sirvió la comida al anciano y le dio de beber.
     Después de acompañarlo un largo rato, dejándolo tranquilo y a punto de quedarse dormido, regresó a su casa. Todos los días la niña les contaba a sus padres cómo había cuidado al anciano, al que le decían "su abuelo", y lo que le había dicho para que se distrajera. 
     Pero un día el Ogro vio a la niña. La siguió escondido hasta el cobertizo y la escuchó tararear:
Ábreme la puerta, papá Inoubba, mi papá Inoubba! Después escuchó decir al anciano: "¡Haz sonar tus brazaletes, oh Aicha, hija mía!
     El Ogro se dijo a sí mismo; "Ya he entendido. ¡Mañana volveré, repetiré las palabras de la niña, me abrirá y me lo comeré!
     Al día siguiente, poco antes de que llegara la niña, el Ogro apareció frente al cobertizo y dijo con su gran voz: Abre la puerta, oh, papá Inoubba, ¡oh, mi papá Inoubba! 
     Márchate maldito! respondió el viejo. ¿Crees que no te reconozco?
     El Ogro regresó varias veces, pero el viejo siempre sabía quién era. El Ogro finalmente fue a buscar al hechicero.  

     -Hay un viejo solitario que vive a las fueras del pueblo. Él no quiere abrirme la puerta porque mi gran voz me traiciona. Dime la forma de tener una voz tan fina, tan clara como la de su pequeña niña.
     El hechicero respondió: Vale, llénate la garganta de miel, acuéstate en el suelo con la boca abierta. Las hormigas entrarán y picarán tu garganta. Pero tu voz no se afinará en un solo día.
     El Ogro hizo lo que el hechicero le dijo; compró la miel con la que llenó su garganta, y fue a tumbarse al sol, con la boca abierta. Un ejército de hormigas entró en su garganta.
     Después de dos días, el Ogro fue al cobertizo y cantó: Abre la puerta, oh papá Inoubba, ¡oh, mi papá Inoubba!
     Pero el viejo lo reconoció: Mantente alejado, maldito! le gritó. Sé quién eres! -lo reconoció de nuevo-.
     El Ogro regresó a su casa. Comió miel una y otra vez. Estuvo largas horas bajo el sol. Permitió que legiones de hormigas entraran en su garganta. Al cuarto día su voz era tan delgada, tan clara como la de la niña. El Ogro volvió a la casa del anciano y cantó frente a su choza: Abre la puerta, oh, papá Inoubba, ¡oh, mi papá Inoubba!
     El abuelo respondió: Toca tus brazaletes, ¡oh, Aicha, hija mía!
     El Ogro tenía una cadena; él la hizo chocar. La puerta se abrió. El Ogro entró y devoró al pobre anciano. Y luego se vistió como el abuelo, tomó su lugar y esperó a que la niña llegara para devorarla.
     Tan pronto como la  niña llegó frente al cobertizo se dio cuenta de que la sangre fluía por debajo de la puerta. Ella se preguntó: "¿Qué le pasó a mi abuelo?" aseguró la puerta desde afuera y cantó: Abre la puerta, oh papá Inoubba, ¡oh, mi papá Inoubba! 
     El Ogro respondió con su voz fina y clara: Toca tus brazaletes, ¡oh, Aicha, hija mía! 
     La niña, que no reconoció la voz de su abuelo, dejó el pastel y el plato de cuscús en el camino y corrió a la aldea para alertar a sus padres. 

     -El Ogro se comió al abuelo, -les dijo, llorando-. Cerré la puerta. Y ahora, ¿qué vamos a hacer?  
     El padre gritó la noticia en la plaza pública. Los hombres corrieron desde todos lados para llevar leña al cobertizo y prenderle fuego. El ogro, en vano, intentó huir. Empujó con todas sus fuerzas pero la puerta resistió.  
     Así es como se quemó. Al año siguiente, en el mismo lugar donde se quemó el Ogro, nació un hermoso roble que fue llamado el "Roble del Ogro". Desde entonces, se muestra a todos los viajeros.

---Fin---