20 septiembre 2017

AGUSTÍ FRANCELLI
La tenaz progresión del almez, en "EL PAÍS" 

     ¿Le gana la partida el almez al plátano en la ciudad? El almez, ya saben: el Celtis australis, ese árbol de tronco grisáceo, de la familia de las ulmáceas, con hojas ovales acuminadas dentadas verde oscuro, que por esta época del año viran al amarillo intenso y caen al suelo en apenas 15 días, tres semanas. En catalán, lledoner, árbol muy noucentista: hay un bonito poema de Tomàs Garcés, titulado L'ombra del lledoner, al que Eduard Toldrà puso música. Pero no nos vayamos por las ramas. En los alcorques del Eixample, de Sant Antoni a Girona, de Rosselló a Casp, cada vez aparecen más almeces y uno se siente impelido a investigar tan candente cuestión, no sea que estemos asistiendo a una mutación en toda regla del paisaje urbano y el cronista hiciera como si no se enterara.
El almez de la plaza de Josep Andreu Abelló

     "No se trata de ninguna invasión de una nueva especie", tranquiliza Xavier Hernández, responsable de Espais Verds de Barcelona, "pero sí es cierto que en los últimos 15 años ha habido un avance muy importante de almeces sobre el arbolado total". Cifras: en 2010 el total de árboles de la ciudad ascendía a 156.933. La pole position, obviamente, la ostentaba el plátano, con 47.289 ejemplares, algo más del 30% (en 2002 eran unos 57.000). Por detrás ya venía el almez, con 19.266 ejemplares. "Más o menos hemos llegado al tope que pretendíamos. Actualmente, intentamos que ninguna de las especies supere el 15% del total". Hernández aduce para ello motivos estéticos, de adecuación de la planta al lugar y también de facilidad de mantenimiento o de contención de las alergias: es obvio que la variedad limita el efecto devastador de las plagas, así como también que una menor concentración de polen de cualquiera que sea el tipo de planta limita las molestas reacciones de las mucosas.
Canal du Midi
 
     Buena parte de los plátanos de Barcelona están afectados por el llamado "tigre del plátano", un insecto originario de Estados Unidos que se instala en las hojas; estas se despigmentan y toman un color grisáceo, hasta que caen. Es, de todos modos, una plaga menos virulenta que la del chancro rojo, un temible hongo, también de origen americano -se dice que lo trajeron a Europa los soldados estadounidenses, en 1944, alojado en las cajas de madera de la munición-, que está obligando a abatir muchos de los cerca de 42.000 ejemplares del Canal del Midi, que va de Toulouse a Sète (Francia), catalogado como patrimonio de la humanidad. Como ya ocurrió con la filoxera en la segunda mitad del siglo XIX, Hernández no descarta que este hongo acabe saltando la frontera, de manera que lo más sensato parece ir sustituyendo progresivamente las especies.
     "En Barcelona, a partir de 1992, se plantó masivamente. Ahora se va haciendo este trabajo de manera mucho más progresiva, aprovechando las grandes obras de infraestructura, como la línea 9 o las obras del AVE. Somos conscientes de que el cambio de arbolado produce una afectación visual importante". En ese estrecho margen entre lo que conviene desde el punto de vista urbanístico, medioambiental y sanitario, y el valor que los humanos damos al árbol es donde se mueve el equipo municipal de Espais Verds. Ahora que el almez prácticamente ya ha alcanzado su 15% de oro, nuevas especies van a tomar el relevo en la ciudad: las que le van a la zaga, todavía sin embargo a notable distancia, son la acacia del Japón (9.102 ejemplares), la tipuana (6.427), el álamo blanco (6.335) y el Brachychiton (5.862). "El criterio para elegir uno u otro de estos árboles se basa en la anchura de las aceras y la altura de los edificios circundantes, en dar siempre con especies bien adaptadas que exijan pocos recursos hídricos y en potenciar ornamentalmente las floraciones, especialmente en las esquinas", remata Hernández.
     Acabamos hablando de las excepciones: los tilos de la Rambla de Catalunya, las encinas de la Diagonal y de la plaza de Catalunya. "No son, desde luego, las mejores especies. El tilo se da mejor en lugares más fríos y la encina, que se adapta muy bien, es de hoja perenne y nosotros preferimos por lo general la caduca, porque arrastra el polvo y en invierno deja libre la insolación de las fachadas. Pero los árboles, ya decíamos, tienen un valor sentimental y patrimonial importante: no cabe pensar en la Rambla de Catalunya sin tilos o en la plaza de Catalunya sin encinas. Ni, por supuesto, en La Rambla sin plátanos".
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18 septiembre 2017

SANTIAGO DELGADO
Un tejo en las merindades


Dicen que, en el Juicio Final,
a todos cuantos sepan
el nombre de cien árboles,
habrán de absolverlos para la eternidad.
A mí, desde hoy,
me queda un nombre menos.
Aprendí el tejo.
Estaba en el antemuro interno
de la ermita parroquial
de Quintanilla del Rebollar,
allá en el Alto Burgos,
cercano a los Montes Cantábricos.
Junto a la cancela
que limita el pequeño altozano,
sobre el que se erige la ermita,
allí se erguía, grave y enhiesto;
más orondo que un ciprés,
y más adusto que un roble o un pinsapo,
majestuosamente serio, el tejo.
Los antiguos griegos lo creyeron eterno,
y junto a él ubicaban sus tumbas,
de lápidas y epitafios.
Una voz amiga me lo señaló.
Guardián del sacro lugar,
y del cementerio aledaño,
me pareció apropiada
compañía para todo
lo que la sobria ermita encerraba:
las santas imágenes sagradas
y los pocos restos humanos
que allí descansan.
Qué bien plantado lo encontré,
al tejo… con su doble presencia,
sacra y profana.
El tejo, de hermosa estampa.
El tejo, que me prestó su imagen
para que la uniera a su palabra.
Un nombre de árbol, apenas nada;
pero mucho para mí,
que despertaba del sueño leve
de ignorar que ignoraba
la existencia del tejo,
en tanto que árbol,
y en tanto que palabra.

Foto de Eduardo Cantábrico
    Información: https://poemastejo.wordpress.com 

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15 septiembre 2017

PRZEMYSŁAW KRUK (Polonia)
Fotógrafo

       
     "Para captar el auténtico corazón del otoño, visité el paseo de arces de Złoty Potok en Polonia.  Es un lugar realmente encantador.
     Está situado en la región del “Jura” (la tierra entre Cracovia y Czestochowa), entre rocas calcáreas y hermosos bosques. Anteriormente frecuentaban este camino coches de caballos. Me enamoré del lugar hace 8 años. Ahora vengo a menudo cada otoño, pero normalmente no hay buenas condiciones para fotografiarlo, sólo ocurre cada 2, 3 o 4 años.
     Los arces pierden las hojas muy rápido, y por eso tengo que sacar las fotos a contrarreloj. Sin embargo, si encuentras buen tiempo, los colores y la neblina lo hacen mágico. Aquí os presento varias fotos mías de ese momento en el que todo fue perfecto: el clima, la luz y el tiempo."
dice el maestro...

 
 
 
 
 
 
 
 
 
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12 septiembre 2017

LUC JACQUET Y FRACIS HALLÉ
Il était une fôret / Érase un bosque


https://www.youtube.com/watch?v=-nBt2k0T0kY&t=111s

Sinopsis

     Es la primera vez que una selva tropical nace ante nuestros ojos. Del primer impulso al florecimiento de los árboles gigantes, de la cubierta a través del desarrollo de los vínculos ocultos entre las plantas y los animales, no son menos de siete siglos los que pasarán ante nuestros ojos. Durante años, Luc Jacquet filmó la naturaleza, para excitar y sorprender a la audiencia a través de historias únicas y emocionantes. Su encuentro con el botánico Francis Halle dio a luz esta película histórica acerca de los últimos grandes bosques primarios de los trópicos, con mensaje, poesía y magia visual. "Fue un bosque" bucea excepcionalmente en este mundo salvaje que permaneció en su estado original, en perfecto equilibrio, en el que cada organismo -desde el más pequeño hasta el más grande- conecta a todos los demás, desempeña un papel fundamental.
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09 septiembre 2017

Angel oak tree

ANGEL OAK TREE, (Quercus virginiana)
John's Island, Carolina del Sur - EE.UU.

La ciudad de Charleston protegió en un parque público de la isla de John, al gran roble "Ángel", que es, definitivamente, un especimen impresionante. Según los visitantes se experimenta una gran calma bajo la sombra de este majestuoso coloso. El pasado se vuelve presente siguiendo la tortuosa dirección de las ramas que llegan a apoyarse en el suelo para después levantarse como nuevos árboles. Una pregunta que la gente siempre se hace… ¿qué edad tiene? No se puede saber con seguridad, quizás esté por su segundo milenio. El tronco mide 8,5 m de cuerda, tiene 20 m de altura y cubre una superficie de 1600 m2. Algunos cimales se han sujetado con cables y apoyos para preservar su estructura. El nombre le viene dado porque la finca perteneció a Martha y Justus Angel, antiguo esclavista. Ha sobrevivido a huracanes -Hugo, 1989- y a madereros. Esperemos que viva muchos siglos para que mucha más gente lo contemple y disfrute bajo su sombra.
 
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