04 junio 2016

LOS ECOSISTEMAS DE LAS CIUDADES
Las ciudades y sus zonas verdes pueden acoger gran variedad de flora y fauna que conviene proteger

“La ciudad no es un desierto. De hecho, está mucho más habitada de lo que creemos”, dice Raimundo Real, catedrático de Biología de la Universidad de Málaga. 

(...) “Una infraestructura ecológica funciona como un sistema completo, con vida vegetal y vida animal”. Es decir, que se trata de dar el salto desde el espacio verde puramente decorativo y artificial hasta un ecosistema lo más autosuficiente y vivo que sea posible. Lo que implica, por ejemplo, tener algunos árboles viejos (con más oquedades) y áreas con flores silvestres, en lugar de césped perfectamente rasurado y troncos inmaculados, para que puedan acoger todo tipo de bichos (...)
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01 junio 2016

LOLA ARPA VILALLONGA
El árbol, el gran descontaminador
(en "El País")
Aunque es del año pasado...

     Aunque científicamente esté demostrado que los árboles son los pulmones de la Tierra, en estos días de calor asfixiante —mayo ha sido el mes más caluroso y vamos camino de batir nuevos récords— se hace evidente la indiferencia y el desconocimiento de los “responsables” del medio ambiente.  
     Caminar por nuestros pueblos resecos es un suplicio que nos obliga a refugiarnos en el aire acondicionado. El planeta está enfermando por culpa de la mala gestión de sus habitantes. En su carta magna sobre la ecología, Laudato Si’, el papa Francisco advierte de que “la Tierra nunca perdona”.
     Ha llegado el momento, pues, de afrontar un grave problema: el 95% de población española respira aire contaminado y por culpa de sus efectos fallecen más de 25.000 personas cada año. Existe una solución económica, natural, y efectiva: cada árbol que plantemos dará sombra, hará de pantalla contra el sonido y el polvo, acogerá aves e insectos, ordenará los espacios... Pero su máxima función biológica la realizará a través de sus hojas, que producirán oxígeno y absorberán el dióxido de carbono que envenena nuestros pulmones. Confiemos en la sensatez de los políticos para disfrutar de pueblos y ciudades inundados de árboles.

¿Sueños?

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29 mayo 2016

DAVID S. RESTREPO
El arbolado urbano
Un enfoque práctico sobre los beneficios de los árboles y bosques urbanos

Fuente:
https://www.youtube.com/watch?v=HTF7OZbTugU

Estas son las fotos que acompañan a la charla:
http://www.slideshare.net/ArborCulture/restrepo-david-beneficios-de-los-arboles-y-bosques-urbanos-20151113-monterrey-reduced-55864700
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26 mayo 2016

A. GRAU & A. M. KORTSARZ

Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Argentina
¿Para qué los árboles?

Transcribo lo que dice la fotografía por si no se lee bien...

Temperatura de sitintas superficies medidas con un termómetro infrarrojo en dos cuadras contiguas de una calle de San Miguel de Tucumán en el mes de enero. Mientras que la temperatura del aire es bastante similar en ambos casos (menos de un grado de diferencia), la tempera de las superficies muestra diferencias drásticas.

Con un arbolado pobre, un transeúnte o un automóvil se ven sometidos no sólo a la radiación solar directa, sino también a la radiación de las superficies cercanas, que pueden ser superiores en más de 30ºC a superficies similares sombreadas.
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De "Únete al Planeta"


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23 mayo 2016

LA LEYENDA DE LA VICTORIA REGIA

     Era una noche calurosa, las miles de tribus del Alto Amazonas podían ver la cálida luz emitida por una luna brillante como un diamante puro. En el centro del terreno de una aldea ardía una intensa hoguera. Un viejo cacique, que ya contaba con más de cien años de edad, sentado en un tronco de un árbol, contaba algunas historias para los niños, dando prueba de que el conocimiento milenario debía pasarse de mayores a jóvenes. Era el miembro con más edad de la tribu y también un poderoso chamán (hechicero y médico) que conocía todos los misterios de la naturaleza. Cuando terminó su leyenda uno de los niños le preguntó que de dónde provenían las bellas y maravillosas estrellas que brillaban en el cielo. El cacique, de voz lenta y cansada en razón del peso de la edad, tomó una bocanada de su enorme pipa y les contó a los niños la siguiente historia...
     — Hijos míos, sabed que las conozco a todas. Sabed que cada estrella es una india que se casó con la luna, bella y brillante. ¿No lo sabían, eh? La luna para nosotros es un valiente guerrero, hermoso y fuerte (para los blancos es una mujer). En las noches de luna llena, él desciende a la tierra para casarse con una india que haya conocido – informó el anciano y curvado cacique.
     — Mirad –continuó el anciano y sabio indio– ¿veis allá, aquella estrella brillante, a un lado del conocido Crucero del Sur? Aquella brillante estrella era la india Nacaíra. Era la india más hermosa y bella de la tribu de los maués. La otra era una india llamada Janã. Ella no sólo era una joven muy bonita y hermosa, sino que también era la flor más bella y con más garbo de toda la tribu de los auraques. Respecto a eso, les voy a contar una historia que ocurrió hace muchos años aquí en nuestra tribu.
     Hace muchos años existía entre nosotros una joven y agraciada india llamada Naiá. Era como una verdadera y bella flor. Cuando supo por su padre, de forma secreta, que la luna era un increíble y encantado guerrero, inmediatamente se enamoró de él. Por este motivo, siempre rechazaba los pedidos de mano de los jóvenes guerreros de la tribu a quienes les gustaba. No le interesaba nadie.
     La bella y linda Naiá tomó una extraña costumbre. Al caer la tarde empezó a ir a la selva y allí se quedaba horas y horas admirando la luna, embrujada por sus bellos y plateados rayos, cubriendo las noches con sus más ardientes y maravillosos reflejos, como si fuesen los rayos de un enorme diamante. A veces, su pasión por la luna era tanta que salía corriendo a través de la floresta, con la intención de agarrarla con sus brazos, intentando abrazarla. Pero ella, la luna, continuaba siempre distante e indiferente ante las súplicas de la enamorada india, que intentaba conseguir alcanzarla por todos los medios. Cierta noche, la bella y linda Naiá llegó a la orilla de un lago y vio en él, en el centro, la imagen de la luna llena reflejada, siempre bella, plateada, de rayos claros.
     La bella india se exaltó de alegría. Pensó que el grande y apuesto guerrero plateado que amaba, estaba allí para admirarla y amarla también, y, para no perderlo como siempre, se tiró de cabeza zambulléndose en el ciego y profundo lago, adentrándose en las aguas turbias de donde no volvió a surgir.
     Cuando su cuerpo flotó en las aguas, el grande y plateado guerrero, la luna, no deseaba hacer de Naiá una estrella más en el cielo, decidió convertirla en una estrella en la tierra. ¿Cómo? Transformó su hermoso cuerpo de esplendoroso semblante en la más fantástica flor de toda la región amazónica, flor linda y enorme que todas las noches, después de las seis de la tarde, abre sus enormes pétalos para que la luna ilumine sus hojas y sus puntos rosados. Esa bella y maravillosa flor en la que la linda Naiá se transformó es la conocida Victoria regia.
---Fin---