08 marzo 2015

PEDRO TRAPIELLO (León, 1952)
Míralo bien - Tejo

en Diario de León

     El pasmo vegetal de estos montes y de la Europa toda se llama tejo, el abuelísimo de todos los árboles. Hasta cuatro mil años llega a vivir esa catedral enramada si se lo permite el hacha o el fuego; de todo lo demás ya se defiende él a las mil maravillas: al sol le reta, del hielo se mofa, el tiempo ignora y no quiere ver demasiado cerca a sus hijos, así que le pone trampa a su semilla, que sólo puede germinar si ácidos gástricos le corroen el blindaje, es decir, que necesariamente ha de comérserla algún bicho o pájaro para perder la camisa en sus tripas y así cagarla bien lejos, que no siempre, pues también hace bosquete, tejedo, teixido, teijeira; si dejara que las semillas le nacieran justo al lado, los hijos le comerían por las patas, como les comen los ojos a los que crían cuervos. Sólo el tejo solitario aspira a cumplir milenios. Listo el tío. Y se tira al monte y a lo abrupto o le ponen de plantón a velar atrios y cementerios donde, por estar a sus anchas, también suele medrar arbolando el moño, pinando la figura o, a falta de laurel, perdiendo cuerpo en los ramoneos benditos del día de Ramos.
     Lo que más me fascina del tejo es que, al cumplir algunos siglos, amorcilla y retuerce los pliegues de su tronco hasta parecer una gavilla de boas. Qué dibujos. Qué árbol. Y qué madera veteada (cocida en cal, pasa por ébano).
     Debería estar muy penado que los talen, los quemen o los pisoteen porque el puto tendido tenía que pasar por allí. Los poquísimos que quedan son los últimos de estas filipinas perdidas. Ahora les urbanizan poniéndoles a desfilar como setos pirulones o les dan rincón en un chalet, como al mastín, que es gente tan de montaña como ese tejo original que sólo resiste encastillado en puertos, brañas o peñas calvas donde sólo el rayo pueda alcanzarle, pues de lo demás poco se fía (como para fiarse; todos los tejos que hubo a mano en las montañas leonesas se fueron talando desde hace siglos para quemarlos en fraguas y cocinas porque su brasa era antracita… o para agenciarse vigas, mangos, cruces o chavetas… pobre tejo).
     Y ahora que ya te presenté a mi amigo, mañana te presento aquí a otro que nos llevará a verlos de verdad.
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06 marzo 2015

El chopo cabecero de Teruel consigue el tercer puesto como Árbol Europeo del Año

Por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría)


El chopc cabecero del Remolinar, es un centenario álamo negro
Contra todo pronóstico el chopo cabecero de Aguilar del Alfambra (Teruel) ha conseguido el tercer puesto en la competición Árbol Europeo del Año 2015, por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría). Miles de ciudadanos europeos han votado durante el pasado mes de febrero entre las 14 candidaturas presentadas de otros tantos países. Se trata de un certamen que se lleva celebrando cuatro años -con el fin de destacar los árboles viejos como un importante patrimonio natural y cultural a proteger-, pero nunca antes de había presentado una candidatura española.
El ejemplar elegido fue el Chopo Cabecero del Remolinar, un centenario álamonegro de Aguilar del Alfambra que representa a la cultura campesina de las altas sierras de Teruel. Es un símbolo. El símbolo de la gran chopera del Alto Alfambra, la mayor concentración de chopos trasmochos de toda Europa. Un paisaje único y espectacular.
Desde las asociaciones organizadoras de esta candidatura se hace una valoración muy positiva del resultado obtenido. Las circunstancias no eran favorables, pues el concurso carecía de tradición en España, era prácticamente desconocido. El chopo es un árbol humilde, no tiene el carácter legendario del haya, la longevidad del tejo o la majestuosidad del roble. Igualmente el Chopo Cabecero del Remolinar tampoco tenía el prestigio histórico o de la popularidad de otros candidatos. Asimismo, situado en un remoto pueblo de las tierras altas de Teruel, en un territorio casi deshabitado y con la población envejecida, contaba con una notable desventaja demográfica a la hora de recabar votos. Sin embargo los 13.951 votos conseguidos ha sido una cifra muy alta, muy superior a las expectativas más optimistas.
En este concurso lo importante es la historia y la relación con las personas. Se buscan árboles que sean una parte integrante de la comunidad humana junto a la que viven. Desde las asociaciones que promovieron la candidatura turolense consideran que los objetivos se han alcanzado con creces. Por un lado se ha conseguido poner de relieve la relación afectiva que tenemos las personas con los árboles con los que convivimos, organismos que forman parte de nuestras vidas aunque no siempre seamos conscientes de ello. En segundo lugar, se ha dado a conocer el paisaje del chopo cabecero del Alfambra y, por extensión, de las riberas del sur de Aragón, uno de los agrosistemas más valiosos y originales de la Península Ibérica. Y, por último, por ofrecer la oportunidad de difundir el interés de la cultura rural de las tierras altas de Teruel, unas comarcas todavía poco conocidas.
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26 febrero 2015

23 historias de un viajero

MARINA COLASANTI (Eritrea, 1937-2025)
La ciudad de los cinco cipreses, 
de "Veintitrés historias de un viajero", 2005


No era un hombre rico. Tampoco era un  hombre pobre. Era un hombre, simplemente. Y ese hombre tuvo un sueño.
     Soñó que un  pájaro se posaba en su ventana y le decía: "Hay un tesoro esperándote en la ciudad de los cinco cipreses". Pero cuando el hombre quiso abrir la boca para preguntar dónde estaba esa ciudad, sus ojos se abrieron y el pájaro levantó el vuelo, llevándose el sueño en el pico.
     El hombre preguntó a los vecinos, a los conocidos, si conocían aquella ciudad. Ninguno sabía nada. Preguntó a los desconocidos, a los viajeros que llegaban. Ninguno la había visto ni había oído hablar de ella. Preguntó por fin a su corazón, y su corazón le respondió que cuando se quiere lo que nadie conoce, es mejor buscarlo personalmente.
Vendió la casa y con el dinero compró un caballo, vendió su huerta y compró los arreos, vendió sus escasos bienes y depositó las monedas en una bolsita de cuero que se colgó del cuello.
     Ya podía partir.
     Se dirigiría al sur, decidió, espoleando el caballo. "Las tierras del sol son más propicias para los cipreses", pensó, apartando la capa del cuello.
     Galopó, galopó, galopó. Bebió agua de arroyuelos, bebió agua de ríos, se tendió de bruces sobre la orilla de un lago para beber y vio reflejarse en él su rostro agotado. Pero no tardaba en reanudar su marcha, porque un tesoro lo estaba esperando.
Parecían cinco torres trazadas a carboncillo sobre el cielo azul, cuando al final los vio a lo lejos coronando la cima de una colina. "¡Mis cipreses!", cantó altísimo su corazón. Y a pesar de lo cansado que estaba su caballo, le pidió aún un último esfuerzo. Hoy te daré un establo y paja fresca en mi ciudad, prometió sin atreverse a clavarle las espuelas.
     Fueron al paso. Sin embargo, conforme se reducía la distancia, el hombre se dio cuenta de que no podría cumplir su promesa. Ningún perfil de tejado, ninguna esquina de casa, ningún muro festoneaba en lo alto de la colina. Subieron lentamente la pendiente sin caminos. En lo alto, los cinco cipreses reinaban altaneros y solitarios. No había ciudad alguna.
     La noche ya se ovillaba en el valle, "Mejor será dormir", pensó el hombre, "mañana veré qué hacer". Soltó el caballo para que pastara. Se cubrió con la esclavina, hizo de su decepción almohada y se durmió.
     Lo despertó la conversación de los cipreses en la brisa. El aire fresco de la noche todavía coronaba su frente, pero ya un diluvio de oro el polvo desbordaba el horizonte anegando el valle, y los insectos hacían temblar las alas, listos para lanzarse hacia el sol que asumiría pronto el mando del día.
El hombres se levantó; se hallaba en una delicada cima del mundo. Los sonidos le llegaban desde lejos, suaves, como traídos en el cuenco de las manos. En lo alto, cinco puntas verdes ondeaban dibujando el viento.
     "He aquí que encontré mi tesoro", pensó el hombre, lleno de paz. Y supo que allí construiría su nueva casa.
     Una casa pequeña con una buena galería, al principio. Después, con el pasar de los años, otras casas, la de él, que había fundado una familia, y las de otras familias y gentes atraídas por la seducción de aquel lugar. Un poblado en ciernes, transformado en una aldea que desciende por la cuesta como rastro de caracol y que un día sería una ciudad.
     A quien pregunta, le responden: es la ciudad de los cinco cipreses.
     En lo alto, olvidado, un baúl lleno de monedas de oro duerme en el oscuro corazón de la tierra, entrelazado con cinco hondas raíces.
---Fin---
Sinopsis del libro:
     Un viajero llega a un reino en donde un príncipe vive aislado del resto del mundo. Mientras ambos recorren juntos las tierras de la comarca, el visitante cuenta al príncipe historias recolectadas a lo largo de sus viajes.
     Al estilo de Las mil y una noches, "Veintitrés historias de un viajero" es una colección de historias enmarcadas, es decir, de narraciones contenidas en una historia principal. En esta serie de relatos que sorprenden por su carga mítica y fascinan por su modernidad, un viaje espera al lector: el viaje sutil a través del lenguaje poético de Marina Colasanti.

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23 febrero 2015

ABEL MEEROPOL (EE.UU, 1903-1986)
BILLIE HOLIDAY (EE.UU, 1915-1959)
Strange Fruit


Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.

Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.

Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to dro
p,
Here is a strange and bitter crop.


Extraño fruto

Los árboles del sur tienen extraños frutos,
sangre en las hojas y sangre en las raíces,
cuerpos negros se balancean con la brisa del sur,
frutos extraños cuelgan de los tuliperos.

La escena bucólica del sur galante,
los ojos fuera de órbita y la boca torcida,
el aroma de las magnolias, dulce y fresco,
entonces, de repente el olor a carne quemada.

Aquí está el fruto para que los cuervos lo desgarren,
para que la lluvia lo recoja, para que el viento lo absorba,
para que el sol lo pudra, para que los árboles lo descarguen,
aquí está la extraña y amarga cosecha.

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      Strange Fruit (Fruta extraña) es una pieza musical de 1939 de la cantante afroamericana Billie Holiday que se hizo mundialmente famosa. Compuesta y escrita por Abel Meeropol, la canción fue una de las obras de arte que predicó con más fuerza en contra de los linchamientos en los estados del sur de los EE. UU. y uno de los primeros lemas del movimiento por los derechos civiles estadounidenses. La expresión Strange Fruit se estableció como símbolo de los linchamientos.
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20 febrero 2015

Una ONG británica revela las 500 empresas responsables del 70% de la deforestación global

Una ONG británica revela las 500 empresas responsables del 70 % de la deforestación global
Miércoles, 11 de Febrero de 2015 - Un grupo de quinientas empresas y países en el mundo son responsables del 70 % de la deforestación global y por tanto "tienen el poder de acabar con ella para 2020", declaró hoy la ONG británica Programa Global del Dosel al presentar un listado de estas entidades. 
LONDRES. La organización dio a conocer hoy en la ciudad inglesa de Oxford su primera lista "Forest 500", donde clasifica, tras analizar datos de fuentes públicas y privadas, a Gobiernos, empresas e inversores que en conjunto "controlan las cadenas globales de suministro de materias primas forestales de riesgo".
      Estas materias primas clave son, entre otras, la soja, aceite de palma, carne de vacuno, el cuero, la madera, pulpa y pasta de papel, con un valor anual de 100.000 millones de dólares.
      "Forest 500", que incluye 250 compañías con ingresos anuales de unos 4.500 millones de dólares, expone que "sólo un pequeño número de actores en todo el mundo aplica políticas para la protección de los bosques tropicales".
      De todas las empresas, muchas de las cuales se encuentran en Estados Unidos y en Europa, entre ellas el español Grupo Inditex, solo siete reciben la máxima puntuación de 5 (se puntúa del 1 al 5) por sus esfuerzos para paliar la deforestación.
      Las siete empresas mejor valoradas, según esta lista, son las británicas Reckitt Benckiser, Unilever y el banco HSBC, el grupo alimenticio Danone, la japonesa Kao Corp, la suiza Nestle y la estadounidense Procter and Gamble.
      En el lado opuesto de la clasificación, treinta compañías, un buen número de ellas establecidas en Asia y Oriente Medio, obtuvieron las puntuaciones más baja.
      El análisis que acompaña la lista muestra que no se conseguirá el objetivo de "deforestación cero" para 2020 si persiste la tendencia de que sólo un grupo de actores internacionales esté comprometido con la protección de los bosques tropicales.
      El informe también señala que la deforestación y el cambio en los usos de la tierra son responsables de "más del 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, socavan la seguridad hídrica regional y amenazan los medios de vida de más de mil millones de personas en todo el mundo".
      El análisis del Programa Global del Dosel afirma que las compañías han dado pasos hacia una economía de deforestación cero pero puntualiza que "la mayoría cuenta con políticas de inversión sostenible insuficientemente desarrolladas".
      El Director del programa "Factores de deforestación", perteneciente al Programa Global del Dosel, Mario Rautner, señaló en declaraciones a Efe que "no hay nada más efectivo que acabar con la deforestación para abordar el cambio climático a corto plazo".
      "El estudio señala que es necesario implementar más medidas para asegurarnos de que la deforestación deja de ser un recurso para obtener materias primas en 2020", subrayó Rautner.
Este experto también afirmó que las compañías establecidas en jurisdicciones "críticas", es decir en países como China e India, en los que las leyes a este respecto son más laxas, tienen que comprometerse a reducir la deforestación.
     Para Rautner, esta empresas deberían trabajar de la mano con aquellos actores que ya han adquirido ese compromiso y "han desarrollado políticas en favor de los bosques".
      Además, se mostró esperanzado de que en los próximos cinco años las perspectivas mejoren.
      De hecho, Rautner destacó que, en determinadas zonas, algunos actores internacionales están ejerciendo "el liderazgo necesario" para cortar de raíz un problema como la deforestación.
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