10/29/2024

El eucalipto "Arco iris"

El Eucalyptus deglupta

El eucalipto arcoíris -Eucalyptus deglupta- es un árbol de gran altura que tiene la particularidad de ser el único eucalipto que crece en la selva tropical y una de cuatro especies que no se encuentra en Australia, donde se calcula que hay 700 especies. 
      Este árbol crece en Filipinas, Indonesia y Papúa Nueva Guinea, donde puede alcanzar una altura de hasta 76 metros. Y aunque su tamaño es impresionante, lo que lo convierte en un árbol verdaderamente excepcional es su corteza multicolor.
      Cada cierto tiempo, y como sucede a toda la especie, tiras de corteza del eucalipto se desprenden, dejando ver una corteza interior de color verde brillante. Con el paso del tiempo, la corteza expuesta madura, se oxida y adquiere diferentes colores —azul, púrpura, naranja y granate
. Diferentes tiras de capa se caen lentamente con el tiempo, mientras que otras áreas expuestas ya han comenzado a madurar; este proceso produce una coloración espectacular creando un árbol de mil colores. 
      A pesar de que su hábitat natural está en la selva, el Eucalyptus deglupta ha demostrado ser increíblemente adaptable a otros ecosistemas. Por ello, jardines botánicos en todo el mundo han logrado que la especie crezca en santuarios especializados, utilizándose como planta ornamental en parques públicos alrededor del mundo.  
      Además de la impresionante gama de colores que el árbol presenta en la corteza, tiene un gran valor comercial ya que es una excelente fuente de pulpa para producir papel blanco.
 
Fotos de Matthias Haker...... (sospecho que se han retocado las imágenes)

 Imágenes de la Revista National Geographic....

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10/26/2024

Takihashi en Yamagata, el cronista de Japón (122)

TAKIHASHI HIROSHI (1960, Japón)
El Gran Katsura de Gongenyama (prefectura de Yamagata)


Especie: Katsura (Cercidiphyllum japonicum), familia Cercidiphyllaceae, género Cercidiphyllum
Dirección: Hōden, Mogami-machi, Mogami-gun, Yamagata-ken 999-6213
Perímetro del tronco: 18,4 m.
Altura: 38 m.
Edad: 1.000 años
Tamaño ★★★★★         Vigor ★★★           Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★           Majestuosidad ★★★★★

     Este katsura se alza solitario en la parte alta de la ladera suroriental del monte Gongenyama, situado en la zona norte del término municipal de Mogamimachi. El camino forestal se hace muy empinado ya desde su arranque. Hay que ascender durante unos 45 minutos siguiendo el lecho seco de un arroyo hasta llegar a un punto donde el paisaje se ensancha, dejándonos contemplar el gigantesco árbol.
     El tamaño es para dejar pasmado a cualquiera. El paso de los años ha dejado la superficie de su tronco cubierta de profundas grietas y, según el ángulo desde el que lo miremos, hay en él algo que recuerda vivamente al milenario cedro (sugi) de Yakushima conocido como Jōmonsugi. Por lo que a tamaño se refiere, este supera con creces al famoso cedro. El perímetro de su tronco rondará los 20 metros y su porte es realmente imponente. El que otrora fuera tronco principal está ya totalmente descompuesto y ha dejado en el centro un hueco por el que puede pasar una persona adulta. Es muy posible que sea un ejemplar todavía joven, pues apenas presenta la división en varios troncos de una misma cepa ni los hikobae (brotes que nacen alrededor de un árbol o tocón) que caracterizan a su especie. No habrá problema en otorgarle el segundo puesto entre los katsura más grandes de Japón, a la zaga solo del Gran Katsura de Itoi, en la prefectura de Hyōgo.
     El árbol está situado en un paraje montañoso al que no llega el ruido de los pueblos y donde no se advierten indicios de presencia humana. Mi visita, además, se vio amenizada por una fina lluvia y una densa niebla. Pero estas condiciones atmosféricas se aliaron para escenificar un espectáculo fantástico que perdura en mi mente como un recuerdo imborrable.
     Al parecer, este árbol ha sido conocido por los cazadores del área desde tiempos muy antiguos, pero su fama se extendió sobre todo a raíz de su inclusión en una base de datos del Ministerio de Medio Ambiente. Acceder al lugar es ahora más fácil que antes, pues un grupo local de aficionados a la naturaleza ha abierto una senda hasta allí, pero aun así los 45 minutos de ascensión directa resultan muy duros.
     Desde luego, lo ideal es llevar un guía. Podría ser muy divertido contratar uno y hacer un recorrido por los numerosos katsura gigantes de perímetro troncal superior a los 10 metros que se encuentran en el área de Mogami (prefectura de Yamagata).

Número 122

 

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10/23/2024

JOAQUÍN ELCACHO, en La Vanguardia, Sept 2023
Descubren ejemplares de un pequeño árbol cuya especie ha sido considerada extinguida 185 años

El ilex de Pernanbuco fue descubierto en 1838 en Brasil pero desde entonces no se conocía ningún ejemplar

Detalle de uno de los árboles encontrados y bosque en el que fue localizado ..

Una expedición científica liderada por el biólogo brasileño Gustavo Martinelli y patrocinada por la organización internacional Re:wild (que cuenta con la colaboración y financiación del actor y mecenas ambiental Leonardo DiCaprio) ha descubierto en un bosque de Igarassu, en la región metropolitana de Recife (Brasil), cuatro ejemplares del árbol conocido como ilex o acebo de Pernambuco (Ilex sapiiformis), una especie de la que no se tenía información de su supervivencia desde 1838, año en que fueron descubiertos los primeros y hasta ahora únicos ejemplares conocidos.
     El redescubrimiento de esta especie ha sido posible tras una larga investigación que forma parte del proyecto Search for Lost Species (Búsqueda de Especies Perdidas) impulsado por Global Wildlife Conservation y Re-wild. El acebo de Pernanbuco forma parte, en este sentido, de la lista de 25 especies supuestamente extinguidas que, desde 2017, pretende localizar y recuperar este proyecto, de las que ya han sido encontradas 9 (incluyendo ahora el ilex de Pernanbuco).

Restos de un antiguo gran bosque

     El lugar donde el equipo encontró el árbol de Pernanbuco era antiguamente un denso bosque tropical atlántico, pero ahora son restos de arboledas aisladas rodeadas de plantaciones de caña de azúcar, edificaciones e infraestructuras.
     El equipo responsable del redescubrimiento trabajó durante meses en el seguimiento de documentación y muestras en diversos museos. La expedición que completó el trabajo, liderada por Gustavo Martinelli, ecólogo de la empresa especializada Navia Bioviva, profesor de universidad y cordinador del Centro Nacional de Conservação da Flora, pasó seis días buscando en diferentes áreas del área de Recife y el 22 de marzo encontró los cuatro de los árboles ahora presentados.
     Pese al redescubrimiento, "el acebo de Pernambuco se encuentra ahora en una situación de emergencia", destaca Martinelli en una nota difundida por Re:wild. “Podría estar al borde de la extinción porque, hasta donde sabemos, solo existen cuatro individuos de la especie. Y estos individuos se encuentran en una zona de bosque ribereño degradado, a pesar de estar protegidos por ley”, advierte el líder de la expedición.
Detalle de uno de los ejemplares descubiertos, cerca de Recife, (Brasil)

     El acebo de Pernambuco fue recolectado por primera vez para la ciencia occidental por el naturalista George Gardner en 1838 en una expedición. La especie fue descrita oficialmente por Siegfried Reissek en 1861. Hasta el reciente redescubrimiento, la colección de muestras tomadas por George Gardner era el único avistamiento confirmado conocido.
     "Durante varios meses, antes de salir al campo en busca del acebo de Pernambuco, Martinelli trabajó con un pequeño equipo de investigadores para rastrear meticulosamente las colecciones de herbarios, jardines botánicos, museos e instituciones académicas en busca de muestras del árbol", detalla ahora Re:wild. Con la ayuda de Juliana Alencar, investigadora local y asistente del proyecto de la expedición, y Milton Groppo, investigador de la Universidad de São Paulo, Martinelli buscó en bases de datos virtuales, revisando 12.000 muestras de todo el mundo, pero no pudo encontrar un partido.
     Después de buscar colecciones virtuales sin resultados, visitaron colecciones de herbarios en Brasil que no habían sido digitalizadas. Ese esfuerzo produjo más éxito. Encontraron dos ejemplares no identificados de acebo de Pernambuco: uno que fue recolectado en 1962 y otro en 2007. El ejemplar de 2007 tenía información mucho más precisa y útil sobre dónde fue recolectado, lo que ayudó en la búsqueda de campo.  

Rastreo minucioso

     El equipo de expedición finalmente identificó cuatro áreas en la región metropolitana de Recife para buscar el acebo de Pernambuco. Hay muchas especies diferentes dentro del grupo de acebos al que pertenece el acebo de Pernambuco e identificarlas es sumamente difícil. Cada planta de acebo de Pernambuco es masculina o femenina, lo que significa que tiene estambres (partes reproductivas masculinas) o pistilos (partes productivas femeninas). Los especialistas del equipo lograron identificar el acebo de Pernambuco por sus diminutas flores verdes. Encontraron cuatro de los árboles (dos machos y dos hembras) en una zona boscosa a orillas de un pequeño río.
     "En el momento en que encontramos Ilex sapiiformis, pareció que el mundo había dejado de girar", dijo Alencar. "La naturaleza nos sorprende. Encontrar una especie de la que no se ha oído hablar desde hace casi dos siglos no ocurre todos los días. Fue un momento increíble y la emoción se sintió en todo el equipo. Cuando miré al profesor Milton Groppo, vi que tenía lágrimas en los ojos". 

Seguimiento de los supervivientes

     Un equipo del Jardim Botânico de Recife está monitoreando los cuatro acebos de Pernambuco que encontró el equipo de expedición y regresa al sitio semanalmente para ver si los árboles están dando frutos. El equipo espera recolectar semillas del árbol y germinarlas.
     "Todos estábamos ansiosos por encontrar la planta", dijo Groppo. "Y fue emocionante cuando encontramos el primer individuo de Ilex sapiiformis, gracias a los ojos atentos del Sr. Lenilson, quien pudo encontrar algunas flores blancas en un árbol junto al camino de tierra. Fue como encontrar un pariente perdido y esperado que sólo se conoce por retratos antiguos. Ahora, podremos estudiar mejor la especie y pensar en acciones para protegerla y propagarla dado que ahora sabemos que no está extinto en la naturaleza”.

Muestra en el Museo Botánico Kew, Reino Unido
     La búsqueda de más acebos de Pernambuco aún no ha terminado. Martinelli espera organizar búsquedas adicionales con el Jardim Botânico de Recife y otros socios locales en Recife para encontrar más individuos de la especie. También espera trabajar con socios para proteger mejor el bosque en Recife donde se encontró el acebo de Pernambuco y establecer un programa de cría en cautiverio para el árbol.
     "Es increíble que el acebo de Pernambuco haya sido redescubierto en un área metropolitana que alberga a casi seis millones de personas", dijo Christina Biggs, responsable del programa de especies perdidas de Re:wild. “No solemos pensar que las plantas están perdidas para la ciencia, porque no se mueven como animales, pero son igualmente parte integral de los ecosistemas de los que son nativas. Incluso si una planta no ha tenido un avistamiento confirmado en 186 años, todavía podría estar en algún lugar como los últimos vestigios de la naturaleza, y este árbol es un ejemplo perfecto de por qué es importante seguir buscando”.
 Lo hemos leído aquí
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10/20/2024

ÁLVARO BAYÓN, en "Muy Interesante", enero24
¿Cuál es el árbol con la reproducción más extraña? El secreto de Ginkgo biloba


Descubre la reproducción única del misterioso Ginkgo biloba, un auténtico fósil viviente con la forma de reproducción más extraña del reino vegetal.

La reproducción de los árboles es un proceso fascinante y complejo que involucra diferentes mecanismos biológicos. Por un lado, la mayoría se reproduce vegetativamente, a través de rebrotes desde la raíz o de ramas que emiten nuevas raíces. Estos sistemas, de hecho, se aprovechan en jardinería y en la producción de frutales para obtener muchos clones de un solo individuo, mediante esquejes o acodos.
     Pero sin duda, la forma más habitual de reproducción en árboles es la sexual, mediante las flores. Una de las piezas florales, el estambre, produce los granos de polen, que contienen en su interior los gametos masculinos —normalmente dos por cada grano de polen—. Esta estructura, que en botánica se denomina gametofito masculino, es transportada por la acción del viento o los animales desde las flores masculinas a las femeninas. A su llegada, el grano de polen emite un tubo polínico que se adentra en el interior de la flor, e introduce los gametos femeninos destinados a fertilizar los óvulos. El resultado del proceso es la formación de semillas, que se desarrollarán dentro de los frutos.

      Pero existe un árbol cuya reproducción es completamente distinta: no forma frutos, no dispone de flores y, de hecho, no siempre la polinización sucede en el propio árbol. Hablamos de Ginkgo biloba

Un legado de millones de años

     Originario de China, Ginkgo biloba es un superviviente de un pequeño valle en este país, donde ha persistido durante eones. Considerado como árbol sagrado para la cultura china, sus hojas en forma de abanico y únicas en el reino vegetal, son símbolo de longevidad y resistencia, y se le atribuyen propiedades medicinales —que no han sido científicamente comprobadas—.
     Ginkgo biloba es el último representante vivo del grupo de los ginkgoales, una división de gimnospermas que alguna vez se diversificó en abundancia. Este árbol es notable por su condición de "fósil viviente": el árbol más antiguo conocido, con un linaje que se remonta al período Pérmico, hace unos 300 millones de años, mucho antes de la aparición de los dinosaurios. Aunque el género Ginkgo aparece en el registro fósil hace unos 170 millones de años, y la especie G. biloba tiene, según datos de la investigadora Dana L. Royer y sus colaboradores, en torno a 51 millones de años, lo cierto es que este linaje ha mantenido una morfología muy estable desde su aparición, sobreviviendo a dos eventos de extinción masiva.

  Un árbol sin flores ni frutos

     Como se ha dicho, muchos árboles pueden propagarse vegetativamente, mediante acodos o esquejes. No es difícil obtener con estos métodos un pequeño ejemplar de ginkgo a partir de una rama viva de otro. Pero en lo que se refiere a la reproducción sexual, que involucra el polen y las semillas, con el ginkgo todo se complica.
     Ginkgo biloba es un árbol dioico, con árboles machos y hembras separados —como el kiwi o el pistacho–. El árbol macho produce granos de polen y, como es habitual, son transferidos a su destino, en este caso, por el viento. Pero los puntos en común con cualquier otra planta terminan aquí.
     La hembra también produce óvulos, pero no en el interior de flores, como las angiospermas, ni en conos, como las gimnospermas, sino que se mantienen en una estructura denominada arquegonio. Madura pronto formando un cuerpo esférico semejante a un fruto, pero en el ginkgo no es un fruto auténtico, sino una semilla desnuda y sin fecundar, cuyas capas externas, carnosas y jugosas, le dan un aspecto parecido a una ciruela pequeña. Pero su apetitosa apariencia no debe llevar a error: produce altas concentraciones de ácido butírico, causante de un olor y sabor a mantequilla rancia, e incluso a vómito cuando está suficientemente maduro. 

Arquegonios de Ginkgo biloba, un sitema de fecundación único

Un sistema de fecundación único

     Al arquegonio es donde llega el polen destinado a fecundar la semilla. Pero el gametofito masculino no emite un tubo polínico para depositar los gametos en el interior. Los gametos masculinos del ginkgo son flagelados, como los espermatozoides de los animales, un rasgo común en algas, pero que en las plantas con semilla solo existe en otro grupo: las cícadas. Cuando el grano de polen llega al óvulo, este segrega una gota de fluido que facilita que los espermatozoides naden buscando fertilizar, gracias a su flagelo.
     Pero tal vez, el suceso más fascinante de todos es que no es necesario que el arquegonio esté en el árbol para que se produzca la fertilización. Antiguamente se pensaba que era necesario que el arquegonio cayera del árbol y sus capas externas comenzaran a pudrirse para ser fertilizado, y que por lo tanto, Ginkgo biloba era un árbol ‘vivíparo’. Hoy, gracias a la investigación de Ben F. Holt y Gar W. Rothwell, de la Universidad de Ohio, se sabe que no es necesario, y que la fertilización puede suceder en el árbol. Pero también es cierto que, si las condiciones lo requieren, el espermatozoide puede unirse a la semilla y desarrollarse el embrión después de que esta caiga al suelo, desprendiendo su inconfundible hedor.

Referencias:
Holt, B. F. et al. 1997. Is Ginkgo biloba (Ginkgoaceae) really an oviparous plant? American Journal of Botany, 84(6), 870-872. DOI: 10.2307/2445823
Huh, H. et al. 1992. The Botany and Chemistry of Ginkgo biloba L. Journal of Herbs, Spices & Medicinal Plants, 1, 91-124. DOI: 10.1300/J044V01N01_10
Mao, D. et al. 2022. Uncovering the Secrets of Secretory Fluids During the Reproductive Process in Ginkgo biloba. Critical Reviews in Plant Sciences, 41, 161-175. DOI: 10.1080/07352689.2022.2066805
Pérez Morales, C. 1999. Morfología de espermatófitos. Ed. Celarayn.
Rothwell, G. et al. 1997. Fossils and Phenology in the Evolution of Ginkgo biloba. 223-230. DOI: 10.1007/978-4-431-68416-9_17
Royer, D. L. et al. 2003. Ecological conservatism in the “living fossil” Ginkgo. Paleobiology, 29(1), 84-104. DOI: 10.1666/0094-8373(2003)029<0084:ECITLF>2.0.CO; 

Fotos de Álvaro Bayón - Lo hemos leído aquí

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