11/23/2013

LUPO HDEZ. RUEDA (Rep. Dominicana, 1930)
Definición del árbol


I

     Es natural que el árbol abandone su cuerpo.
Mariposa de tránsito, venturoso existir
de la hebra pura,
el árbol que yo canto es una débil llama,
un alma vegetal que se elabora apenas.

Herida por el goce la savia,
donde habita,
desnuda la corriente de su madera toda
para que un mar posible de sombras la sitúe.

El árbol sabe entonces,
que la raíz de aire de sus ramas
asciende, sostenida en atinada claridad de sombras,
                            de otra raíz oculta.


II

     Canto el árbol a solas
en la sangre,
el árbol que se escapa
por la herida del cuerpo.


Canto el árbol azul de la ignorancia
que me recorre entero,
árbol de sombras sólo,
de oscuridad exacta.

Canto para cantarme,
para cantar el árbol en que habito,
la dulce morada solitaria
del cuerpo que me tiene.

Canto porque deseo,
porque quiero vivir, amar,
andar libre,
sin peso por el árbol.


III

     Cuando ama el árbol se deshace, huye,
proclama su levedad de hojas,
publicación de verdes regalados o canción diluida,
deleite de su rama carnal,
de su escondrijo de azuladas raíces en espera.

Cuando ama el árbol se diluye
en alegre corriente de la madera dulce.
Cuando ama el árbol del amor...

Hueco de soledad que te pronuncia a solas,
quizás, el árbol del amor duerme en olvido,
en apretada soledad más pura.
Porque el oro de mi risa no basta para llenar su límite,
se abre como un sol
para ofrecerse entero cuando ama,
el árbol del amor.


IV

     Hay almas que no mueren en las hojas del canto
aunque no encuentren otra manera posible de escapar,
aunque no exista otro refugio,
apetecido vaso, ardido recipiente,
olorosa unidad de carne viva que ocupe su lugar,
su desmedido espacio, porque una muerte existe
en cada hoja vacía de sustancia,
y una huidiza llama.

Hay almas que se pudren en las hojas del
                        (cuerpo por su origen oscuro,
porque después, pudiendo libertarse,
darse a todos, sin interés ni esfuerzo,
asumen la condición de pájaros comunes.

Hay almas que se nutren a la sombra de todos
con los apetecidos metales de la sangre,
de cuantos, humanamente sanos, confiados,
se acercan a su espacio
para entregarse solos a su gran apetencia.


V

     Es posible que el árbol sepa entonces
que atado definitivamente al mar de soledad que habita
carece de toda libertad
para decir las cosas que humanamente vive repitiendo.

Es posible, oh Dios, crecer cada domingo en
                      (desmedido arroyo de alabanzas.

Es posible, oh vida, que el árbol de la sangre se derrame
y el universo todo de mi isla sea pequeño para
                     (su inacabado límite.

Es posible, oh sangre, que dolorosas hebras
formulen una noche más honda que la nuestra.
Pero también, oh libertad, es posible
que el árbol conmovido, tomando agudas fuerzas,
-no sé de dónde-, acierte en una furia libertada
y con ello motive su justo crecimiento.


VI

     Porque las raíces de los árboles todos
pululan en lo oscuro,
en el vientre crecido de la tierra.
Porque una lluvia de hombres se traduce
en finísimo polvo,
la tierra estará llena de raíces amargas,
de inacabados ríos de lágrimas.

La alegría de los frutos,
la rosa regalada,
la humedad de los huertos,
la fiesta de oro de los días alegres
ignoran la raíz,
su propiedad de abeja,
porque la raíz es un árbol de sombras,
es un árbol de sombra rodeado de oscuro.

Pero todas las humanas raíces se aúnan
                   (en un río de trabajo
en la noche completa del árbol.
Y la madre de todas, las amorosas madres
esperan una muerte,
una ola de savia en fruto consumada,
su semejante amando, que respire unidad
en un río subterráneo interminablemente largo,
como una noche más en la noche de todos.

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11/19/2013

GIORGOS SEFERIS (Grecia, 1900-1971)
La hoja del álamo

Temblaba tanto que se la llevó el viento
temblaba tanto cómo no se la había de llevar el viento
allá lejos
un mar
allá lejos
una isla al sol
y las manos aferradas a los remos
muriendo a la vista del puerto
y los ojos cerrados en anémonas marinas.

Temblaba tanto y tanto
la he buscado tanto y tanto
en la acequia de los eucaliptos
en primavera y en otoño
en todos los bosques desnudos
cuánto la he buscado, Dios mío.

De "Poesía completa", Alianza Ed., Madrid 1986
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11/15/2013

TASSILI  N'AJJER - Argelia
Cipreses del Sáhara (Cupressus dupreziana)
Coordenadas: N 25º 30' 0" - E 9º 0' 0"


     Esta región del sureste de Argelia es una joya para el mundo, famosa entre paleontólogos -mas de 15.000 muestras de arte rupestre- y botánicos -cipreses, mirtos endémicos...-. Fue incrita como Patrimonio de la Humanidad en 1982
     Es una meseta montañosa de arenisca cuyo punto más alto es Adrar Afao con 2.150 msnm. La capacidad de la arenisca para retener el agua, la altitud que reduce la evaporación y lo intrincado del lugar, nos dan la explicación de la existencia de estas reliquias botánicas.

La información de la Revista Foresta de José Luis Lisbona Gil  es excelente.
Las fotos y los vídeos de JJbenitez son muy ilustrativos
Ciprés del Botánico de Madrid, 2 m (oct. 2013)
      Este ciprés -tarout- endémico del Sahara fue descubierto para los científicos en 1884.
      Muchos de estos árboles tienen mas de 2.000 años. Se han contabilizado 233 en diversas agrupaciones y su conservación es crítica. Por esta causa se han plantado en diversas partes del mundo. El Botánico de Madrid cuenta con un ejemplar, está situado entre los ágaves, y la Universidad de Murcia tiene en bosquete con unos cuantos ejemplares, en su apartado de la flora del norte de África.

 
Descripción de Wikipedia
     Esta especie se diferencia respecto de la emparentada Cupressus sempervirens (ciprés del Mediterráneo) en su follaje más azulado, con una pequeña mancha de resina blanca en cada hoja; la más pequeña siempre aparece alisada en un único plano. Posee también pequeños conos, de entre 1.5-2.5 cm. El ciprés de Marruecos (Cupressus atlantica) es muy similar, siendo considerado por varios especialistas como una variedad de Cupressus dupreziana.
      Probablemente, como resultado de su aislamiento y su baja población, el ciprés del Sáhara ha desarrollado un sistema reproductivo único de apomixis masculina, mediante el cual las semillas adquieren completamente el contenido genético del polen, que es capaz de producir por él mismo un embrión, utilizando las semillas de otra especie como medio de difusión. No existe aporte genético de las plantas hembra, que sólo suministran el sustento nutricional (Pichot et alii, 2000). Los retoños son por tanto réplicas exactas del árbol progenitor. El ciprés de Marruecos no comparte esta peculiar característica.

     El ciprés del Sáhara es ocasionalmente cultivado en el sur y el oeste de Europa, en parte con fines de conservación de la especie ex situ, y también como árbol ornamental.



Foto: JJbenitez






Foto: Jose Luis Lisbona Gil

     Las pinturas fueron descubiertas para occidente en 1934 por el teniente francés Brenans. Las descubrió mientras inspeccionaba los oasis del lugar. Sorprendentemente ante él aparecieron aquel fantástico conjunto de cientos de figuras humanas y representaciones de hipopótamos, elefantes, cocodrilos... 
     Su hallazgo se lo comunicaron al antropólogo Henri Lothe quien les dedicó dos décadas de trabajo. Una larga aventura para este científico francés, que viajó al lugar en diferente ocasiones clasificando una a una, con esmero y detalle, todas aquellas pinturas y gravados.
Henri Lhote
Información: Fotos de Google, de Jose Luis Lisbona Gil y JJbenitez


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