3/11/2021

Takahashi en Kioto, el cronista de Japón (023)

 TAKAHASHI HIROSHI (Yamagata, 1960)
Grupos de fukujō daisugi de Shimokuroda (prefectura de Kioto), Japón

Especie: Sugi (Cryptomeria japonica, familia Cuprasáceas, género Cryptomeria).
Dirección: Katanami-chō, Keihoku, Ukyō-ku, Kyōto-shi, Kyōto-fu 601-0401, Japón
Perímetro del tronco: 15,2 m.     Altura: 30 m.     Edad: 800 años.
Tamaño:★★★★★   Vigor:★★★   Porte:★★★★★   Calidad del ramaje:★★   Majestuosidad:★★★★★


La zona arbolada en que se forman los manantiales del río Katanamigawa es un área de extracción de madera que viene siendo preservada desde el periodo Heian (794-1185) y que durante siglos surtió de material de construcción la antigua capital de Japón, Kioto, y el antiguo palacio imperial allí situado. Son extensos bosques de sugis japoneses -que no cedros- con todo el peculiar encanto que aporta esta especie. Sin embargo, los sugis que crecen en esta región no son los típicos árboles de tronco simple y recto que vemos en otros lugares: son los fukujō daisugi, que desarrollan varios troncos de un único pie. La técnica del daisugi consiste en ir talando ordenadamente cada uno de esos troncos para que salgan otros muchos. De un solo cedro se pueden seguir extrayendo troncos a lo largo de más de 300 años. Los árboles gigantes que hallamos aquí son, pues, en cierto sentido, árboles creados por el ser humano. La evolución de los estilos arquitectónicos y otras circunstancias redujeron la demanda de este tipo de explotación y, para inicios del periodo Muromachi (1336-1573) puede decirse que la época del daisugi había quedado atrás. Descuidada, la zona cayó en un olvido de siglos, pese a lo cual estos complejos de sugis continuaron creciendo hasta que, una vez más, han pasado a ser objeto de atención, esta vez por su tamaño, que parece rozar sus propios límites de crecimiento. Entre estos ejemplares hay algunos con troncos de 15 metros de perímetro. Contemplando su singular ramaje y su gigantesco tronco, es difícil sustraerse a un sentimiento de reverente temor.
     Grupos de estos peculiares sugis motean las colinas que se extienden entre Keihoku, en el distrito de Ukyō, y Hanase, en el de Sakyō, ambos en Kioto. Visitando esta zona se percibe de una forma muy directa el esplendor de la vieja capital. Declarada Área Natural Protegida, este espacio ofrece rutas de senderismo y, debido a lo intrincado de su orografía, se ofrecen también visitas guiadas. Se dice que en el área protegida existen más de 250 árboles con tronco de diámetro superior a los tres metros, cuya presencia contribuye aún más a transportar al visitante a un mundo ubicado en otra dimensión. En tres horas de caminata no demasiado dura es posible dar una vuelta a toda el área, por lo que se ha convertido en un lugar ideal para desconectar de los agobios de la vida diaria. 

  

Numero 023

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3/08/2021

Gloucester Tree, escalera al cielo, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Gloucester Tree, West-South Aussie

Foto 1
      El territorio que actualmente forma el Parque Nacional Gloucester (al sur del territorio de Australia Occidental) tiene entre sus árboles notables un grupo denominado “los cuatro ases” formado por cuatro Eucaliptus diversicolor, especie esta a la que se llama en zona “Karri” y a la que se considera la más noble de las más de 600 especies de eucaliptos existentes. (Foto 1) Se dice que tienen unos 400 años y una altura de 75 metros. El parque (y un determinado árbol) recibió el nombre por una visita real de 1947. Ese año el entonces Gobernador General de Australia, Su Alteza Real el Duque de Gloucester, visitó la zona que desde entonces lleva su nombre. Entre los años 1937 y 1952 se seleccionaron allí ocho árboles para usarlos como puestos de vigilancia de incendios. Coincidiendo con la visita del gobernador y para mostrarle en qué consistía tal selección, se le llevó a ver la preparación de uno de esos árboles, el que ahora lleva su nombre. Antes, y para comprobar si era válido como mirador, el silvicultor Jack Watson lo escaló ayudado por unas botas y un cinturón, lo que le llevó seis largas horas entre subir, comprobar si era válido y regresar. Los peldaños que sirven de escalera para la subida (acero corrugado como el de la construcción), se clavaron en la madera después de barrenarla con un berbiquí. El duque mostró su interés por las herramientas y el método y decidió hacerlo el mismo. Estuvo un poco dándole al berbiquí y dijo que no parecía muy difícil, a lo que le manifestaron que ni siquiera había traspasado la albura del árbol. 
     Hoy el árbol (Gloucester Tree), ya no es una torre de vigilancia, pero sigue siendo una atracción turística. Ya en 1963 se estimaba que más de 3000 personas habían subido allí. En 1973, la cabaña de madera original fue reemplazada por otra de aluminio y acero con galería, que está situada a unos 53 metros de altura, diez por debajo del punto más alto del árbol. Durante un tiempo se daba un recuerdo a los turistas que subían a la cabaña de observación, pero luego se suprimió. 
     Thomas Pakenham en su libro “Árboles Excepcionales del Mundo”, publicado en 2003, dice que un guardabosques le había mencionado tres muertes desde que él trabajaba allí. Los tres por problemas de corazón, uno hombre había fallecido al llegar a la cabaña, otro bajando y cayó al suelo y un tercero ya en el autobús. 
     El vídeo está grabado con un dron y nos da una idea de cómo es la subida al árbol de Gloucester. Finalmente debo decir que no hay turnos para subir o bajar y puede ser fácil que te encuentres a alguien a media escalera…

Foto 2
Lista de Eucalyptus con nombre propio
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3/05/2021

Carmen Conde - Todas las miradas...

CARMEN CONDE, (Cartagena 1907-1996)
Todas las miradas son árboles que se deshojan


Las miradas son árboles que se deshojan.
Hay que penetrar lo compacto,
que taladrar el misterio para descubrir el suelo
cubierto de álamos, de olmos,
de palmípedos cedros.

La prieta vegetación humilla bajo el peso del tiempo
su copiosidad radiante, de éteres húmeda...
¡Ah el precipitado ímpetu
de las ramas, de las miradas
cortándose de sus troncos!

Apenas algo, apenas el ácido vaho que dilatan
los dientes del rebaño implacable
cuando muerde el pasto...
Humarada invisible de verdor desgarrado,
cálido penacho de olores.

Las perdemos, cortándonoslas inconscientes
de larga contemplación.
Y nos quedamos en tierras desiertas,
en arrasadas orillas,
en fingidos oasis sin agua ni palmeras.
¿Por qué, hasta cuándo, en qué momento
se reunirán todas esas miradas en haz trepidante,
para hacerse breve rayo definitivo?

¡Este viscoso suelo resbaladizo,
las mareas de hojas que eran ojos
agarrándose a las cosas, a los seres, a la ilusión de ver!

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3/02/2021

DV - Los escarabajos y el bosque

DV Y AGENCIAS en Diario Vasco
El microbioma intestinal de los escarabajos beneficia a los bosques
Los insectos son contribuyentes críticos para el funcionamiento del ecosistema, y como la mayoría de los organismos vivos, su evolución conjunta con los microbios ha sido esencial para respaldar estas funciones. Aunque muchos insectos son famosos por causar estragos en cualquier parte del mundo, miles de especies se dedican a su negocio en silencio, brindando importantes servicios esenciales para los ecosistemas saludables utilizando la innovadora bioquímica de sus microbiomas.
      Una nueva investigación del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de Estados Unidos (Berkeley Lab) muestra cómo un insecto tan común en el este de Estados Unidos, el escarabajo pasalido de cuernos largos ('Odontotaenius disjunctus'), tiene un tracto digestivo resistente con microbios a los que agradecer la transformación de su alimentación leñosa en energía, alimentos para sus crías y nutrientes para el crecimiento de los bosques.
      Estos conocimientos sobre cómo el escarabajo y su microbioma distinto han evolucionado conjuntamente proporcionan una hoja de ruta para la producción de combustibles y bioproductos asequibles derivados de la naturaleza, tal y como se describe en el artículo sobre el trabajo publicado este lunes en la revista 'Nature Microbiology', titulado «Las propiedades anatómicas de los intestinos y el ensamblaje funcional microbiano promueven la deconstrucción de lignocelulosa y la subsistencia de la colonia de un escarabajo que se alimenta de madera».
      «Descubrimos que la tripa del escarabajo está estructurada para permitir la coexistencia de comunidades microbianas únicas, lo que permite que cada una realice los distintos procesos metabólicos específicos necesarios para extraer energía de la madera de manera eficiente», dice el autor principal del trabajo, Javier Ceja-Navarro, científico investigador del Laboratorio Berkeley. «La energía derivada de la madera permite que el escarabajo se mantenga a sí mismo y a su descendencia en una dieta por lo demás muy pobre», agrega.
      Los escarabajos comedores de madera brindan a los bosques un servicio invaluable. En los bosques de todo el mundo, los escombros leñosos gruesos constituyen una cantidad tremenda de biomasa que es dura, difícil de descomponer y está en bancarrota nutricional debido a su bajo contenido de nitrógeno.
      Para los insectos como las termitas y el escarabajo pasálido, la madera en descomposición es el alimento básico principal de la que obtienen energía y nutrientes para formar sus células y tejidos. Un adulto pasálido entierra su cuerpo de una pulgada a través de la madera descompuesta que ha sido pre-procesada por hongos, lo que acelera la descomposición de la madera a través de su actividad de alimentación y hace que la madera y el carbono sean accesibles para otros organismos del ecosistema.
      Las colonias de pasálidos pueden tener hasta siete adultos que pueden consumir más de cuatro veces su peso en madera por día. Esta madera pasa a través del complejo tracto digestivo del escarabajo y finalmente se excreta como producto de desecho, lo que se denomina cortésmente excremento. «Una de las primeras cosas que notamos fue la cantidad de nitrógeno que contenía el excremento, tres veces más que la madera que consumía el escarabajo. Esto significaba que el escarabajo, o en realidad sus microbios, agregaban nitrógeno», explica Ceja-Navarro.
      Y agrega: «También notamos cómo los polímeros vegetales duros como la lignina y la celulosa estaban desapareciendo y los productos ricos en energía como el acetato, así como los biocombustibles como el hidrógeno, el etanol y el metano. Este escarabajo y sus microbios han descubierto lo que los científicos de todo el mundo se apresuran a optimizar: cómo convertir de manera eficiente la biomasa de plantas leñosas en biocombustibles y bioproductos».
      Para hacer esto, se reunió a un equipo de expertos y se utilizaron herramientas avanzadas de biología molecular, junto con espectrometría y pequeños sensores para descubrir que «el intestino del escarabajo está formado por compartimentos especializados, cada uno con un microbioma distinto que funciona en forma casi como una línea de producción industrial, usando bioquímica única para convertir la madera en alimento y combustible», apunta la autora principal, Eoin Brodie, subdirectora de la División de Clima y Ciencias del Ecosistema de Berkeley Lab.

Adaptación

      «La innovación clave que la naturaleza ha proporcionado aquí es una forma de combinar procesos bioquímicos que de otra manera son incompatibles», apunta Brodie. Algunos procesos para deconstruir la lignina requieren oxígeno, mientras que otros, como la fermentación, que proporciona la fuente de energía del escarabajo, necesitan un ambiente libre de oxígeno.
      Entonces, ¿cómo resuelve esto el escarabajo? «Resulta que la arquitectura intestinal del escarabajo, como la longitud y el grosor de sus paredes intestinales, ha evolucionado para adaptarse a su microbioma de modo que se favorecen los procesos metabólicos específicos en diferentes regiones intestinales», detalla Ceja-Navarro.
      Esto permite que ocurran reacciones que requieren oxígeno en una región intestinal que está separada de las regiones donde los microbios llevan a cabo reacciones que serían inhibidas por el oxígeno. El equipo también demostró que la arquitectura de los intestinos del escarabajo evita que ciertos productos como el hidrógeno se escapen para favorecer la producción de acetato, una fuente de energía crítica no solo para el escarabajo en sí, sino también para su descendencia.
      Se considera a los escarabajos pasálidos entre las especies más altamente sub-sociales, lo que significa que trabajan juntos en unidades familiares para defender sus hogares en el túnel de troncos y cuidan a sus crías hasta la edad adulta, lo que probablemente suene familiar para la mayoría de los padres. Debido a que el escarabajo excreta un excremento rico en energía y nutrientes en el que se alimentan sus crías, ahora parece que los jóvenes también tienen que agradecer a los microbios de sus padres.
      Los productos ricos en nutrientes de estos insectos eventualmente vuelven al suelo del bosque, apoyando la productividad del ecosistema, y este estudio destaca el papel esencial del microbioma del escarabajo en ese proceso. ¿Qué es lo siguiente? Aunque la naturaleza lidera el camino, podemos aprender de cómo los escarabajos compartimentan la bioquímica a lo largo de una línea de producción, según Ceja-Navarro, e ingeniar sistemas artificiales para producir bioproductos imitando las propiedades y funciones de sistemas como este de la tripa del escarabajo y su microbioma.
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