22 marzo 2013

THE CURE
A forest

Come closer and see 

See into the trees 

Find the girl 

If you can 

Come closer and see 

See into the dark 

Just follow your eyes 

Just follow your eyes 



I hear her voice 

Calling my name 

The sound is deep 

In the dark 

I hear her voice 

And start to run 

Into the trees 

Into the trees 



Into the trees 

Suddenly I stop 

But I know it's too late 

I'm lost in a forest 

All alone 

The girl was never there 

It's always the same 

I'm running towards nothing 

Again and again and again and again

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Acercate y mira entre los árboles

encuentra la chica
sí puedes
acércate y mira
 en la oscuridad

sólo sigue tus ojos
, sólo sigue tus ojos


Escucho una voz

diciendo mi nombre

çel sonido se encuentra profundo

en la oscuridad
 escucho su voz

y comienzo a correr
dentro del bosque

dentro del bosque
, dentro del bosque


De repente paro

pero se que es muy tarde

estoy perdido en el bosque

solo
 la chica nunca estuvo ahí

siempre es lo mismo
yo
estoy corriendo hacia la nada

una y otra vez y otra vez y otra vez
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18 marzo 2013

GUILLAUME APOLLINAIRE (1880-1918)
L'Adieu

J'ai cueilli ce brin de bruyère

L'automne est morte souviens-t'en

Nous ne nous verrons plus sur terre

Odeur du temps brin de bruyère

Et souviens-toi que je t'attends  



El adiós


Recogí esta brizna de brezo
El otoño está muerto acuérdate
No nos veremos más sobre la tierra
Olor del tiempo brizna de brezo
Y recuerda que yo te espero


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14 marzo 2013


ABDERRAMÁN I 
(Damasco 731, Córdoba 788)
Tú también eres ¡oh palma!...

Éste es un poema árabe escrito en España, en Al-Ándalus, en el siglo VIII que expresa la tristeza y la añoranza de Abderramán I, el primer emir de Córdoba, que, como la palmera que él ha plantado en los jardines de la Arruzafa, está lejos de su patria:


En Almuñécar
Tú también eres ¡oh palma!
en este suelo extranjera.
Llora, pues; mas siendo muda,
¿cómo has de llorar mis penas?
Tú no sientes, cual yo siento,
el martirio de la ausencia.
Si tú pudieras sentir,
amargo llanto vertieras.
A tus hermanas de Oriente
mandarías tristes quejas,
a las palmas que el Éufrates
con sus claras ondas riega.
Pero tú olvidas la patria,
a par que me la recuerdas;
la patria de donde Abbas
y el hado adverso me alejan.

(Von Schack, 1867-1871: capítulo II)

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Los versos de Almakkari en boca del gobernador de Sevilla, Abdulmalek, no difieren en gran parte de los anteriores, atribuidos por Conde a Abderraman I...


Como yo, palmera hermosa,
vives aquí solitaria:
a ti también de los tuyos
te aleja la suerte infausta.
Lloras, ay, y tus flores
el blanco cáliz desmaya:
lacios penden tus racimos,
que aura extranjera no halaga.
¿Lamentas acaso, oh palma,
que tu simiente arrebaten
los vientos de la montaña?
-¡Lloro, sí, porque aunque prenda
en suelo que riegan aguas
cual las que el Eúfrates lleva
de Siria a las vegas caras,
menguados serán mi hijos,
no verán aquí su patria:
que crueles Abassidas
quieren que extranjeros nazcan!

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LAS PALMERAS DE LA RUSAFA*

Cuenta una leyenda que una vez, el emir Abderramán I estando paseando por los jardines de su palacio de la Arruzafa encontró un pequeño brote que salía del suelo. 
Se agachó y lo estudió con detenimiento… Era una única hoja que miraba hacia el cielo, como preparándose para abrirse en abanico pasados unos días.
 Abderramán sabía que en aquella tierra no nacían plantas así, salvo los pequeños palmitos del Guadalquivir.
 Según pasaba el tiempo iba viendo crecer a la planta. La protegía, y avisó a sus sirvientes de que no debía ser dañada bajo ningún concepto. 
Poco a poco, fue tomando la forma que el emir esperaba y la pequeña planta se convirtió en una palmera. 
Dice la leyenda que no existía ninguna hasta ese momento en la península Ibérica, y que esta primera vino como semilla de algún dátil que habría caído de algún cargamento procedente de Oriente.
 El caso es que Abderramán I, que añoraba su tierra de origen, veía a la palmera como una compañera en el destino que le había llevado a fundar su dinastía lejos de su tierra de nacimiento... 
 
*El topónimo Ruzafa es una castellanización de Russafa, a su vez derivado del árabe رصافة (Ruṣāfatu). En este idioma significa «jardín» y es un posible préstamo del acadio rasapa, 'residencia de un gobernador'.

---Fin---