viernes, 29 de marzo de 2024

Técnicas aliadas de la reforestación

GARA SANTANA, en Canariasahora, marzo2024
Recolectar la niebla: una alternativa a la sequía y para reparar los daños de los incendios

Estas innovaciones tienen potencial para instalarse en otras localizaciones de España y Portugal, sobre todo en zonas de la meseta central catalana, la cordillera litoral y el Prepirineo, un aliado con el que quizá no contaban creado con tecnología netamente canaria

Niebla en El Pinillo, Valleseco (Gran Canaria).

Desde tiempos remotos el ser humano ha observado el modo en que la naturaleza es capaz de proveerse de agua y de aprovechar cada gota. Las nubes que rebosan en las calderas y picos traídas por vientos del norte están cargadas de agua atrapada esperando a evaporarse. Con esta observación, la ingeniería humana se ha puesto al servicio de la naturaleza y es el motivo por el que un grupo de investigadores, con la colaboración de varias instituciones como el Cabildo de Gran Canaria, han conseguido sacar partido a ese agua, que de otro modo se perdería, a través del proyecto Life Nieblas.
     En concreto, se han desarrollado tres sistemas diferentes con variedad de materiales y tecnologías capaces de captar más de 500 litros de agua por metro cuadrado en 10 meses, según las pruebas realizadas en las instalaciones.
     Uno de los objetivos fundamentales del proyecto es reforestar y combatir la desertificación para evitar la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo. En este sentido, en la isla de Gran Canaria el proyecto se ha centrado en curar las heridas que dejó en la tierra el incendio que sufrió la isla en 2019 y en comprobar la captación que se obtiene con respecto a los métodos tradicionales de recolección de agua.
Colectores de niebla en la zona afectada por el incendio de 2019 en Gran Canaria.

     Desde este periódico nos hemos puesto en contacto con el biólogo José Francisco González Artiles, técnico del Cabildo de Gran Canaria y uno de los responsables de esta experiencia pionera.
¡Cómo construirlos? Aquí
     Por un lado, encontramos el sistema autónomo de descarga, desarrollado por el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). “Se trata de un depósito que cuando llega al sexto nivel de agua que la persona que lo maneja determina, produce una descarga parecida a la de las cisternas y alimenta un sistema de riego por goteo situado en la ladera inferior”, explica.
Actividades de plantación. Proyecto Life Nieblas.
     Por otra parte, se desarrolla el método de captación Cocoon. Los “Cocoon” son depósitos biodegradables que proporcionan riego constante por capilaridad, “es como el molde de un queque”, explica González, “ese molde funciona como un depósito de agua y como es poroso va soltando el agua a la planta de un modo muy lento, con lo cual la humedad en el suelo se mantiene más tiempo”. 
     También se lleva a cabo el sistema captadores individuales de niebla, “un vallado alrededor de cada planta y sobre esa malla ponemos la misma red que tienen los captadores de niebla como si fuera un captador de niebla individual para cada planta”.

Los árboles prefieren agua de niebla

     Comparando los datos de supervivencia de las plantaciones de los métodos innovadores con respecto al método tradicional, los resultados nos hacen pensar que las plantas prefieren agua de niebla. “Con el método tradicional”, nos cuenta el biólogo “llegábamos al 83%, con el Cocoon llegamos al 87% de supervivencia y con los captadores individuales llegamos al 89%”.
     El grupo de investigación ha medido la eficacia de cada método en función a la menor cantidad de agua que necesiten. Si para plantar un árbol y mantenerlo vivo necesitamos 133 litros de agua, “con el sistema de descarga individual se necesitan unos 100 litros, con el Cocoon, 57 litros, y con los captadores individuales de niebla, 35.
Trabajadores del proyecto 'Life Nieblas' en tareas de reforestación
     Para González, las funcionalidades de estos métodos pueden tener un impacto positivo en la vida de las personas ante un panorama de sequía o incendios de sexta generación, “podría llevarse a cabo en zonas donde se produzca neblina, zonas aisladas a las que no llegue el suministro de agua de forma convencional: pequeñas explotaciones agrarias, agrícolas o ganaderas; pequeñas comunidades de vecinos; o viviendas aisladas. Un suministro de agua que, si bien, no sea la solución al problema global de la sequía, ayudará a mitigarla”.
     Estas innovaciones tienen potencial para instalarse en otras localizaciones de España y Portugal, sobre todo en zonas de la meseta central catalana, la cordillera litoral y el Prepirineo, un aliado con el que quizá no contaban creado con tecnología netamente canaria.

Lo hemos leído aquí

Técnicas similares se han llevado a cabo en otros continentes: Sudamérica, África, ... o las diversas experiencias como: Warka Water 

Cuando vivía en Las Palmas en los 80 conocí a un campesino que plantaba sus árboles frutales poniéndoles un saco de papas vacío en invertido, sostenido con dos palos para que se sujetara a modo de vela. Me comentaba que ese agua recogida de la niebla era suficiente para que el arbolito prosperara. 

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martes, 26 de marzo de 2024

El adiós en Washington a Stumpy, el emblemático cerezo

La historia del cerezo Stumpy: adiós a un símbolo de la amistad entre Japón y EEUU
Este cerezo y otros cientos de ejemplares se talarán dentro de un proyecto para sustituir al viejo dique del río Potomac, que cada año se desborda por el calentamiento global .
La icónica imagen de Stumpy, muy cerca del National Mall
Este cerezo y otros cientos de ejemplares se talarán dentro de un proyecto para sustituir al viejo dique del río Potomac, que cada año se desborda por el calentamiento global .
     Vecinos y turistas se despiden estos días del cerezo Stumpy, un árbol tan fotografiado que se le considera un icono de la ciudad de Washington. Pronto lo talarán y se convertirá en compost, como parte de un proyecto de rehabilitación del dique derecho del río Potomac, rodeado por algunos de los principales monumentos del concurrido National Mall. Stumpy, que podría traducirse como fortachón, es un ejemplar muy querido. Es el más famoso entre los 1.400 árboles que embellecen la zona con sus ramas llenas de flores rosadas. Pese a su apariencia frágil y con una estética poco convencional, se cree que es el más viejo. En las redes, llevan años circulando relatos que vinculan su apariencia de "patito feo" con historias de amor y superación. Es el último florecimiento para éste y cientos más, situados en la orilla sur. Se destruirán unos 300 árboles, de los que la mitad son cerezos, plantados a lo largo de casi dos kilómetros adyacentes al río.
     Los diques llevan décadas fallando y, a medida que sube el nivel del mar en el contexto de la crisis climática, la marea alta inunda las raíces y la parte baja del tronco. Esto les hace enfermar y algunos han muerto.
     Mike Litterst, guarda forestal, portavoz del parque y trabajador del National Mall, defiende que la tala no será el final: "Todos se convertirán en compost. Volverán al National Mall y se esparcirán sobre las raíces de los supervivientes y les aportarán nutrientes. En el caso del Stumpy, se cogerán esquejes, se harán clones con el mismo material genético y los plantaremos. Los árboles de la zona norte no se tocarán. En la parte sur, en tres años, se podrán replantar nuevos ejemplares". Según Litterst los fans de Stumpy "podrán demostrar su lealtad volviendo a venir."

La despedida de las autoridades japonesas

La embajada de Japón en Washington homenajeó al Stumpy y se refirió a él como "uno de nuestros símbolos más queridos de la amistad entre Japón y Estados Unidos".
     Las mismas fuentes diplomáticas apuntaron a que la relevancia de la celebración recae en el simbolismo y los valores que representa, más que en los árboles en sí. En Japón la floración de los cerezos, Hanami, es un evento ancestral de primer orden, con tradiciones y fiestas asociadas. La fiesta del Hanami en la capital estadounidense comenzó en 1912, cuando el entonces alcalde de Tokio, Yukio Ozaki, regaló a la ciudad 3.000 cerezos como señal de la buena relación que en ese momento existía entre ambos países. Sin embargo, no es probable que Stumpy y el resto de ejemplares sean de esta primera plantación, mientras los responsables del parque nacional reconocen que la ubicación de los árboles originales no está bien documentada. Mike Litterst ha asegurado:
     "La vida media de un cerezo es de unos 50 años, o sea que sería extraordinario que Stumpy o algún otro hubiera sobrevivido 112 años. "Un representante de la embajada nipona, Yuki Sugiyama, ha explicado que "la gente empezó a apreciar sus flores y ahora Washington recibe a unos 1,5 millones de turistas sólo por la temporada de floración".
Con la etiqueta #Stumpy, las redes se han ido llenando de mensajes de agradecimiento y despedida hacia el simbólico árbol. Emmy Vickers, una fotógrafa aficionada, ha explicado a la agencia Reuters: "El año pasado se inundó mucho y los guardas del parque nacional rodearon al Stumpy para protegerlo. He venido a tomarle una foto antes que se lo lleven."

Festival de los cerezos floridos

     El adiós ha coincidido con el arranque, este fin de semana, 21 de marzo, de la celebración de primavera con el Festival Nacional de los cerezos floridos. Durante la edición de este año, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, realizará una visita oficial a la ciudad y cenará con Joe Biden el 10 de abril.
     El festival es un evento popular que se alarga hasta el 14 de abril e incluye exposiciones, gastronomía, desfiles, espectáculos y mercados. Hacía años que quedaba marcado por las inundaciones, cada vez más intensas a consecuencia del calentamiento global.
     La presidenta de la asociación que organiza el festival, Diana Mayhew, asegura que las obras son una buena noticia: "Últimamente, las inundaciones han derribado árboles y han estropeado otros. "El pico de la floración de los cerezos se considera que se produce cuando el 70% de las flores se han abierto y, en Washington, se espera que sea el 21 de marzo. Con la crisis climática, las fechas llegan cada vez más temprano. Últimamente, incluso el festival ha notado que ya no está sincronizado con la eclosión de las flores.

Lo hemos leído aquí
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¿Cómo llegaron los Sakura, los cerezos, a la capital de EE.UU? Aquí 
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sábado, 23 de marzo de 2024

RAÍCES...

La Universidad de Wageningue (Países Bajos) ha publicado una colección de 1002 dibujos, resultado de 40 años de excavaciones y dibujos del sistema radicular de plantas, realizadas, principalmente, en Austria. Los dibujos, análisis y descripciones fueron realizados por tres investigadores del Instituto Pflanzensoziologisches, Klagenfur. Su estudio y publicación es la contrapartida de los trabajos de John E. Weaver en Nebraska, EE. UU. Los escáneres de los dibujos originales, realizados por Univ.- Prof. M. E. Lichtenegger abarcan una gran variedad de especies que van desde los cultivos agrícolas hasta la vegetación natural, o desde las orquídeas hasta los árboles alpinos. Los dibujos son los sistemas de arraigo de especies individuales cuidadosamente aislados de su entorno que se dibujaron detalladamente.

Ejemplo: Abies alba

 Colección de imágenes
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jueves, 21 de marzo de 2024

¿Somos los humanos los causantes del cambio climático?

EL SECRETO DE LOS ÁRBOLES
Universidad de Zaragoza, 2013


     El audiovisual recoge los estudios del grupo de investigación “Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales” de la Universidad de Zaragoza sobre la evolución del clima en Aragón a partir de diferentes especies de árboles situadas en el Parque Natural del Moncayo.
     El corto ha sido elaborado por Ernesto Tejedor Vargas, del grupo de investigación “Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales”, Miguel Ángel Esteban, profesor titular de Ciencias de la Documentación y Nabil Halaihel Kassab, del Departamento de Patología Animal, dentro del IV Taller de Guión y Producción del Documental Científico, organizado por la UCC+i y financiado por FECYT.
     El crecimiento de los árboles está relacionado con la evolución de las temperaturas y las precipitaciones. Esto los convierte en auténticos testigos del devenir del clima de un lugar determinado. Su longevidad, que en algunos casos puede superar los 3.000 años, hace que puedan ser utilizados en el estudio de los climas pasados y ayudar a inferir posibles comportamientos futuros.
     Una de las técnicas que mejores resultados ofrece en la reconstrucción de los climas de época preinstrumental es la dendroclimatología, referida a las reconstrucciones climáticas que se obtienen a partir del crecimiento anual que experimentan las especies leñosas en latitudes templadas. Esta metodología proporciona información de carácter cuantitativo de la temperatura y precipitación de las últimas centurias (en grados centígrados y milímetros respectivamente).
2013/Productora: Universidad de Zaragoza
Cofinanciado por Fecyt (Mineco)
Leer más: https://ucc.unizar.es/taller-de-guion...
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martes, 19 de marzo de 2024

La vuelta del pistacho a la península

JAVIER JIMÉNEZ,  en Xataka, oct23
El cultivo del pistacho

Durante más de mil años España fue una potencia mundial en la producción de pistacho. Luego desapareció completamente.
Castilla-La Mancha y otras comunidades están volviendo a cultivar pistachos
Lejos de un exotismo, el árbol cuenta con una larga tradición olvidada en la península


En 1986, José Francisco Couceiro llegó al Centro de Investigación Agroambiental "El Chaparrillo" con un encargo sui géneris: buscar alternativas a los cultivos tradicionales de Castilla-La Mancha. En un año, se convenció de que la clave era el pistacho; en diez, consiguió dominar su cultivo; en 35, es una leyenda. Hoy, el pistacho de Couceiro ha conquistado España: "Las hectáreas se han multiplicado casi por 16 en la última década" y ahora "uno de cada 700 kilómetros cuadrados ya está cubierto por pistacheros".
      Pero lo que mucha gente no sabe es que no es la primera vez que el pistacho conquista el país. Indagar por qué desapareció completamente de los suelos peninsulares puede ser clave para el futuro de uno de los cultivos más prometedores del momento.
     Según cuenta la tradición (y las crónicas más antiguas), el pistacho fue incorporado a la gastronomía del Imperio Romanoe en época de Tiberio, cuando Lucio Vitelio (padre del futuro emperador Aulo Vitelio) empezó a extenderlo desde Siria. Poco después, el cultivo del pistachero se introdujo en Italia; especialmente en Sicilia y algunas partes del sur, donde, con el tiempo, se han desarrollado sus propias variedades: napolitana, bronte o trabunella.
      En aquella época imperial, los árboles del pistacho se empezaron a plantar también en España. Y el cultivo prosperó, podemos leer sobre ello en los textos de San Isidoro de Sevilla. En ellos, sin ir más, se puede encontrar una discusión sobre una falsa etimología del término latino "pistacium", relacionada con el olor de su corteza. Algo que invita a pensar que tenía a mano esas cortezas. Sin embargo, no parece ser hasta el 711 cuando la industria española del pistacho se convirtió realmente en algo importante.
     Esa importancia es la que explica, por ejemplo, que las lenguas peninsulares tengan palabras propias para hablar de los pistachos. Tanto el "festuc" catalán como el término "alfóncigo" que se usaba en castellano antiguo (y que aún persiste en el diccionario) provienen de la palabra árabe para denominar a los pistachos. No es de extrañar, por eso mismo, que los últimos reductos pistacheros de los que tenemos consciencia fueran los recetarios nazaríes y las huertas del Generalife, en las lomas de la Sabika, el cerro donde se alza la Alhambra.


Auge y ocaso del pistacho

     Luego, sencillamente, desapareció. Desapareció literalmente. A lo largo de la edad moderna y contemporánea, los restos que pudieran quedar del pistacho español fueron triturados y desechados sin más. Lo que ha tenido intrigados a los especialistas durante décadas es el porqué. ¿Cómo pasamos de ser una potencia mundial del pistacho a considerarlo una especie exótica, ajena y desconocida?
     Lo cierto es que hay muchas teorías. Desde una supuesta prohibición de la Iglesia Católica (que los habría rechazado por su parecido con el sexo femenino) hasta su pérdida de importancia paulatina frente a otros cultivos de secano con un rendimiento mayor (como los olivos o almendros). Lo primero es difícil de aceptar: no solo no hay ninguna prohibición escrita, sino que en otras partes del mundo católico, como Italia, el pistacho siguió siendo cultivado sin problema.
     La segunda, en cambio, sí podría ser más razonable. Sin embargo, si examinamos los cultivos que han llegado a las postrimerías del siglo XX, parece raro esta súbita desaparición de un cultivo tan favorable. La opción más razonable, parece otra.
     Como explicaba hace unos años María Isabel Morales Cebrían, responsable técnica de las huertas del Generalife, lo más probable es que, tras la reconquista y la expulsión de los moriscos (con la debacle demográfica, industrial y agraria que supuso), los cristianos del norte que repoblaron los terrenos de secano del sur "no tuvieran en cuenta que al ser dioica [el árbol del pistacho] necesita una planta hembra, la que da los frutos, y otra macho para reproducirse".
      Es decir, no se dieron cuenta de que "no podían eliminar las plantas que no daban frutos" y "al hacerlo dejaron a las hembras sin posibilidad de reproducirse provocando que la especie desapareciera por completo". No es una explicación que me convenza del todo, he de decirlo: al fin y al cabo, tanto las moreras como las palmeras datileras son dioicas y su cultivo superó (con muchas dificultades, pero superó) la expulsión de los moriscos.
      Probablemente, la causa real fuera una mezcla de todo esto: la falta de conocimiento de los repobladores, los prejuicios religiosos hacia un producto que consumían preferentemente los moriscos, la mejora de la productividad de otros tipos de cultivo... Sea como sea, la vuelta de los pistacheros al campo español demuestra que, a menudo, hay que salir fuera para encontrar cosas que, durante más de mil años, formaron parte del ADN de esta Tierra.

Lo hemos leído aquí

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domingo, 17 de marzo de 2024

CHRISTOPHE DRENOU
“Los árboles en la ciudad"- Ciclo El Salón del Prado

Nueva charla en el ciclo de conferencias y cursos formativos ‘Salón del Prado’. La actividad que organiza el Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través de su Unidad de Jardinería y Arbolado, ofrece la conferencia “Los árboles en la ciudad” ofrecida por el botánico, profesor e investigador francés Christophe Drenou, el 14 de marzo de 2024. 

Christophe Drenou. Botánico especializado en el árbol, diplomado en el Instituto Nacional de Horticultura y Paisaje (INH, Angers) y doctor en Ciencias por la Universidad de Montpellier (Laboratorio de Francis Hallé). Ingeniero de investigación y desarrollo en el Instituto para el Desarrollo Forestal de Toulouse (IDF), lleva a cabo numerosos trabajos de investigación referentes a la relación entre fisiología y desarrollo vegetal en especies arbóreas. Es autor de varios libros, siendo su última publicación “Arbres, un botaniste au musée” (Fage, 2018). 

Información práctica

Actividad: Ciclo ‘Salón del Prado’.
Conferencia “Los árboles en la ciudad” de Christophe Drenou
Lugar: Real Jardín Botánico. Salón de Actos. Acceso por calle Claudio Moyano, 1
Fecha: jueves 14 de marzo de 2024. Horario: 18 horas.
Duración aproximada de la actividad: 60 minutos
Precio: Actividad gratuita. Entrada libre hasta completar aforo
Dirigida a: público adulto

En Getafe ya se plantó un bosque con el Método Miyawaki en marzo 2022
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jueves, 14 de marzo de 2024

Baobabs en Madagascar (2)

Visita a los Adansonia suarezensis de Cap Diego-Antsiranana, Madagascar

Baobabs en la Montaña de los Franceses,  cerca de Antsiranana

Estaba en Antsiranana-Diego Suárez, en el norte de Madagascar y quería visitar, ver... casi tocar, los baobabs de la zona de Cap Diego. La información que tenía era casi nula y las diferentes lenguas tampoco facilitaban las cosas. Si a eso añadimos el tiempo que tiene el turista para conocer un país... casi entra uno en desánimo. 

Había estado visitando la Montaña de los Franceses y la península de Oronjia. La guía que me acompañó era verdaderamente conocedora del entorno. Ella misma me presentó a un compañero-guía que decía conocer bien la zona de Cap Diego donde prosperaban abundantes Adansonia suarezensis. Mirando los mapas por tierra era imposible llegar por la distancia y que todo son caminos. Por mar no dependes de ti mismo, has de ir acompañado de otras personas. Todo se ve con más claridad una vez que has tenido la experiencia. Pues bien, si alguien que me lea quiere ver la zona con sus innumerables baobabs que siga mi consejo. Contrata un guía porque facilita la comunicación y después eliges una de las opciones.

1.- En transporte público: Te levantas temprano, vas puerto antes de las siete y  esperas al bote que atraviesa la bahía. Irás con un montón de gente pero no hay problema. Una vez en el otro lado, tomas rumbo suroeste siguiendo la costa e irás viendo los espléndidos baobabs. Lleva agua y víveres. Por la tarde algún bote saldrá del poblado y podrás regresar a Diego Suárez. Distancia a pie: 3km + 3km

 2.- Transporte privado: Ir al puerto el día anterior y contratas un bote para que te dejen en la zona del gran baobab. Quedas a una hora determinada en el poblado y que vayan a recogerte. Esta es la opción que yo tomaría (ahora). Distancia a pie: 3km

 3.- Pagas a un guía: El se encargará de alquilar un bote y te pasas unas horas recorriendo la costa viendo los baobabs, alguna escala se puede hacer pero, para mi, es incómodo llevar a tres personas dependiendo de ti. Esta ruta es la que yo hice por desconocimiento, no me gustó y prefiero la libertad que ofrecen las opciones 1ª y 2ª.

Este tipo de baobab está en peligro de extinción. Solamente crece al norte, en los alrededores de Antsiranana (Diego Suárez), de Madagascar. En este enlace podéis localizarlo, aunque la precisión del mapa no es buena. Hay seis localizaciones conocidas de esta especie. La catalogación más reciente se realizó en 2007 en Andavakoera, en la provincia de Antsiranana (Catálogo Madagascar 2016), comprobándose la disminución de ejemplares maduros y en extensión de su distribución. Las causas de su retroceso son variadas: Construcciones nuevas en esos hábitats, invasión de especies foráneas, el fuego, la ganadería, etc.

He aquí alguna de las maravillas que se pueden ver

Información de los Adansonia suarezensis

Distribución y hábitat
Crece en el oeste y al sur de Madagascar, en terrenos arenosos o arcillosos. Es el más pequeño de los baobabs de Madagascar, alcanza de 4 a 5 m de altura, aunque pueden encontrarse ejemplares de hasta 20 metros de altura. Son gruesos y se estrechan antes de las ramas, dándoles una forma de botella muy especial. La corteza es marrón rojiza. Las hojas son serradas. Es una importante fuente de alimentación para los lémures.

Taxonomía
Adansonia suarezensis fue descrita por Joseph Marie Henry Alfred Perrier de la Bâthie y publicado en Notulae Systematicae. Herbier du Museum de Paris 14: 302–303. 1952.​

Etimología
Adansonia: nombre científico que honra al sabio francés de origen escocés que describió por primera vez a éste árbol, Michel Adanson (1737-1806), y deriva directamente de su apellido.
suarezensis: epíteto geográfico que alude a su localización en Diego Suárez.
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lunes, 11 de marzo de 2024

Árboles singulares de Sevilla

ÁRBOLES SINGULARES DE LA CIUDAD DE SEVILLA

El día 26 de febrero, el Alcalde de Sevilla presentó en la Glorieta de Bécquer el libro Árboles singulares de Sevilla. Se trata de una nueva versión, más reducida y a modo de guía de campo, del catálogo que se publicó en 2022 sobre los ejemplares más sobresalientes del rico patrimonio arbóreo de nuestra ciudad. Nosotros colaboramos activamente en esta relación de árboles singulares a través de nuestro blog y de un dosier sobre la ubicación y características de estos árboles que fue entregado a los funcionarios de Parques y Jardines. (...)

La versión degital de la guía de campo "Árboles singulares de Sevilla" se puede consultar aquí
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viernes, 8 de marzo de 2024

Takahashi en Akita, el cronista de Japón (091)

TAKIHASHI HIROSHI (1960, Japón)
El Katsura de los Mil Troncos de Chōkai (prefectura de Akita)


Los fríos se van alejando
Cuando en el calendario inicia la primavera, en las regiones septentrionales de Japón impera todavía el frío. Pero los árboles trabajan en secreto, preparándose para el esperado acontecimiento. Si se los observa de cerca podrá verse que, incluso los que han perdido todo su follaje y se muestran desnudos, ya han coronado los extremos de sus ramas con las yemas de invierno.
     Pasado lo más álgido del invierno, los árboles comienzan a prepararse para echar brotes y florecer. Ya no falta mucho para ese momento, y entonces será como si la energía que han venido almacenando durante el invierno se desbordase.
     Los árboles, que se habían desprendido previamente de sus hojas para superar el crudo invierno, habían entrado en fase de letargo, no sin antes desarrollar sus yemas de invierno. Y son estas las que ahora, llegada la primavera, crecen y echan hojas y flores.
     Entre las especies caducifolias que llegan a convertirse en árboles gigantes están el olmo keyaki y el ginkgo. Junto a ellos, tenemos también el katsura. Los brotes de invierno del katsura dan flores de un rojo intenso antes de que hayan salido las hojas y es envueltos ya en ese color como estos árboles esperan la llegada de la primavera. Imaginemos las bellas hojas que caracterizan el katsura, en forma de corazón, durmiendo todavía en lo más profundo de esas yemas invernales. ¿No es como si de un momento a otro ese sentimiento de impaciencia ante la llegada de la primavera fuera a desbordarse?
     Es una época en que el sol comienza a calentar, pero el frío se hace sentir todavía en las horas crepusculares. Ver cómo los brotes van cobrando volumen reporta a los humanos la certeza de que la esperada primavera está ya a la vuelta de la esquina.


Especie: Katsura (Cercidiphyllum japonicum), familia Cercidiphyllaceae, género Cercidiphyllum
Dirección: Kurisawa, Chōkai-machi, Yurihonjō-shi, Akita-ken 015-0503
Perímetro del tronco: 17,6 m.       Altura: 40 m.          Edad: 800 años
Designado Monumento Natural Prefectural.
Tamaño ★★★★★        Vigor ★★★★★       Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★★          Majestuosidad ★★★★

     Estamos en Yashima, uno de los distritos de la ciudad de Yurihonjō, en la zona meridional de la prefectura de Akita (Norte). Es una de esas áreas montañosas tan recónditas que se hacen acreedoras a la tradición de haber servido de refugio a los samuráis que se dispersaron por el país tras la derrota del clan de Taira frente al de Minamoto. En una ladera próxima al núcleo de población de Kurisawa, situado en medio de la naturaleza, se yergue el llamado Katsura de los Mil Troncos.
     Debido a que los katsura tienden a nacer formando agregados de un gran número de pequeños troncos, en todo el país hay ejemplares gigantes de esta especie que reciben este nombre. Pero este es uno de los mayores entre todos ellos. El que alguna vez fue su tronco principal ya no existe y en su lugar se desarrolló un intrincado conjunto de brotes que han acabado por formar un nuevo tronco. Por su aspecto ofidio, dicen que este árbol recibe también el nombre de Katsura de las Mil Serpientes.
     Visité el lugar a mediados de abril, la época del año en que se abren las yemas. En las ramillas apuntaban ya unas flores de color rojo, que adquieren un llamativo color escarlata especialmente en los ejemplares masculinos. Y como el katsura florece antes de cubrirse de hojas, siendo en esto igual a los cerezos sakura, da la impresión de que todo el árbol arde en intenso rojo. Este ejemplar alcanza los 40 metros de altura y su silueta es realmente magnífica. Contemplar un katsura de estas dimensiones en plena floración es, desde luego, una experiencia inolvidable. Y como las hojas salen inmediatamente después de las flores, todo el proceso se completa en apenas dos días. Un regalo primaveral del katsura que no hay que dejar pasar.
      Las mediciones in situ nos informan de que el conjunto del tronco de este katsura tiene un perímetro de 17,6 metros, siendo uno de los tres mayores del país. Los alrededores estuvieron una vez cubiertos por bosque primario, pero hace algunos años fueron acondicionados para atraer el turismo y contribuir así a revitalizar la economía del municipio. La visita resulta muy cómoda, ya que el camino forestal que conduce al árbol ha sido pavimentado y los árboles de los alrededores, talados. La fama de este ejemplar se propagó por el país en 1989, cuando apareció en una selección de los 100 árboles más notables del país realizada por el Ayuntamiento de Osaka y el periódico Yomiuri Shimbun. Además, el alto en el que se encuentra este katsura forma un mirador con espléndidas vistas al Chōkai-san, un volcán que se asemeja al Fuji.


Nº 091

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martes, 5 de marzo de 2024

Una magnolia en Nueva York, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
La magnolia de Nueva York
 
La magnolia (Magnolia grandiflora), es un árbol de hoja perenne, coriácea y brillante, con grandes flores blancas, originaria de la zona situada al norte del golfo de México, que con demasiada frecuencia ve su nombre vulgarizado como “magnolio”.
     En el territorio de los Estados Unidos, se considera que muy difícilmente una magnolia puede vivir al norte de Filadelfia (realmente se considera la llamada línea Maxon-Dixon, una demarcación entre cuatro estados, creada en el siglo XVIII, para delimitar las antiguas colonias inglesas y que forma la frontera sur de Pennsilvania). Por eso, en una ciudad como Nueva York, donde el invierno es muy frío -en enero y febrero puede llegar hasta los -10º C-, encontrar una magnolia es como encontrar una aguja en un pajar, y sin embargo hay una.
     La magnolia de Nueva York llegó en 1885 como un pequeño plantón, traído desde Carolina del Norte por William Lemken, para plantarlo en el patio delantero de su casa, en Brooklyn y que sobrevivió.
     En 1958 Hattie Carthan, una mujer afroamericana, dos veces divorciada y con dos hijos, se fue a vivir a Bedford-Stuyvesant, un barrio de Brooklyn. En esa época, la moda era marcharse a los barrios exteriores de la ciudad, buscando un entorno más verde, lo que entonces se definía como “tener una vida de campo en la ciudad”, ¡y eso, en Nueva York! Es una activista creando una asociación para mantener limpia la zona. En 1964 inició una campaña para preservar y plantar árboles en las calles de Brooklyn y fundó varias
organizaciones para promover la ecología y el espíritu comunitario del barrio, trabajando para fundar más de 100 asociaciones de bloques. En 1966, organizó una fiesta en Bedford-Stuyvesant para recaudar fondos y mantenerlo limpio, a la que invitó y acudió el alcalde. Desde entonces mantendrían muchos contactos y colaborarían en varios proyectos. 
     En esa época, Hattie todavía estaba trabajando para una empresa de investigación de mercados en el centro de Brooklyn. Todos los días tomaba el autobús número 38 de ida y vuelta por la Avenida Lafayette. Entre las calles Marcy y Tompkins, contemplaba con asombro una enorme magnolia de 14 metros de alta. Hattie, nacida en estado sureño de Virginia, sabía que el árbol que veía todos los días, frente a lo que parecían edificios abandonados, era especial y se propuso conocer su historia. Uno de esos días, en lugar de tomar el autobús hasta casa, se bajó del autobús y comienza a preguntar datos y nombres en los edificios próximos. Descubrió que los tres edificios de ladrillo rojizo en los que se encontraba la magnolia se iban a demoler para construir grandes bloques y un aparcamiento. Buscó la historia del árbol y su fecha de plantación. El árbol fue plantado allí antes de que se construyeran los edificios de ladrillo a su alrededor (tal vez William Lemken lo tuviese en maceta, esperando a tener jardín en el que plantarlo) se cree que esa es la razón por la que había sobrevivido en este clima, por la forma en que se construyeron los edificios detrás y al hecho de que pusieron la caldera directamente debajo del árbol. Entonces el árbol había tenido calor durante el invierno, impidiendo la congelación de sus raíces. Así sobrevivió.
     Corría el año 1969, cuando inició una campaña para salvar a la magnolia. Acudió al alcalde, al jardín botánico y recaudó fondos del vecindario para salvar las casas de detrás del árbol. Trabajó con escuelas locales recaudando 7.000 dólares a través de la venta de hojas de magnolia de papel creadas por los estudiantes. La cantidad fue igualada por la Horticultural Society de Nueva York, y finalmente consiguió pagar los 12.000 dólares que le pedían por los edificios, después de mucho regatear, desde los 30.000 que era su precio inicial. Los esfuerzos de la comunidad para salvar la magnolia llamaron la atención de la Comisión de Monumentos Históricos y el árbol fue declarado ese mismo año como “hito viviente” de la ciudad de Nueva York (hubo otro, un sauce llorón, ya muerto), consideración de la que sigue disfrutando en la actualidad. En los edificios de ladrillo rojo se instaló el “Magnolia Tree Earth Center”, una organización ambiental sin fines de lucro, que continúa funcionando en la actualidad.
     Hattie Carthan, que centró su actividad en enseñar a los niños a cuidar los árboles y fue la responsable de plantar más de 1.700 ejemplares en Brooklyn, lo que le valió ser denominada por el New York Times, como “la Dama de los Árboles”.
     La Sra. Carthan murió en 1984 y es la madre del movimiento medioambiental urbano en Estados Unidos, que sin ayudas puso en marcha cuando se cansó de ver cómo se deterioraba su barrio de Brooklyn. Su mantra era: “Salva un árbol, salva un vecindario”, y lo persiguió sin descanso, liderando el movimiento de base hasta bien entrados los 70. Después de su muerte, su obra continúa y varias iniciativas siguen su senda. Su labor ha sido reconocida dedicándole un jardín, un libro con su biografía y una magnolia: la Magnolia x brooklynensis “Hattie Carthan”, un híbrido de segunda generación de flores amarillas con una vena violeta de entre 10 y 20 cm.
     En los edificios de ladrillo rojo, hay un mural en su honor que se extiende por la pared que ayudó a financiar para proteger el árbol. Cuando miras la magnolia de Nueva York, ella lo está mirando contigo.

 

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sábado, 2 de marzo de 2024

YANNIS RITSOS (Grecia, 1909-1990)
Los almendros

Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas
los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan 
una a una en la sombra, lejanas y felices.

Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar,
para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.

Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras
húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta 
la alegría de saber que podemos llorar.
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