jueves, 28 de abril de 2022

Árboles en cada provincia española

STRANBOTIC, en "Público"
Mapa: las provincias españolas con más (y con menos) árboles

España es el segundo país europeo con mayor superficie forestal: 7.500 millones de árboles, solo por detrás de Suecia. Una superficie que, además y contra toda previsión agorera, ha aumentado un 31% en la última década, según los datos del Inventario Forestal Nacional, que elabora el INE desde hace 50 años*.
      Las tres provincias españolas con más árboles en su territorio tienen en común compartir la cordillera de los Pirineos: Lérida, con 324 millones; Huesca, con 320 millones y Gerona, 283 millones. Navarra, la cuarta provincia pirenaica, también tiene abundancia de copas (240 millones) pero está por detrás de provincias como Burgos (262), Salamanca (250), Albacete (252) o incluso Barcelona (256).
      En el otro extremo de la balanza está Las Palmas, la provincia oriental de las Canarias, compuesta de las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, con apenas 4,4 millones de árboles y el ratio más bajo de árboles por habitante de toda la nación: apenas 4 por cada habitante. Las otras provincias menos arboladas son Sevilla y Alicante (31 millones cada una), Valladolid (33 millones) y Cádiz (38 millones).

Cuadro elaborado por Cadena SER.

      En lo que concierne a árboles per capita, Soria es, con diferencia, la provincia más pródiga: cada soriano "tiene" 2.444 árboles, 600 veces más que los naturales de Las Palmas, con poco más de 4 árboles por cabeza.
     La especie arbórea más abundante de España es la encina, que representa un 20% de la masa forestal del país seguido por el alcornoque (15%) y el pino carrasco (11,3%), si bien este último parece estar en retroceso ante la pujanza de la encina, según el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales).

*Los datos son del INE, sí, pero no intente usted buscarlos en su página web porque todo lo que conseguirá es un fichero Excel ilegible salvo para los iniciados. A la base de datos del INE hay que torturarla como si fuera un preso de Guantánamo para que escupa sus verdades.

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lunes, 25 de abril de 2022

Un plátano de sombra, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El plátano oriental de Dzhigurovo, Bulgaria

Dzhigurovo es una pequeña aldea de un pequeño ayuntamiento de la provincia de Blagoevgrad, en Bulgaria. La aldea, tenía hace años unos 700 habitantes, de diversas etnias. La provincia, que tiene frontera con Grecia y Macedonia del Norte (antigua Yugoeslavia), pertenece a Bulgaria desde las Guerras Balcánicas de 1912-13, tras cinco siglos de dominio otomano. En definitiva, es un lugar perdido en alguna parte de Europa, cuyo único interés radica en un ejemplar de plátano oriental que allí crece. Este ejemplar, que se supone plantado en los siglos XII o XIII, tiene un perímetro (siendo esta una medida muy relativa) de 12,80 metros. En realidad lo que se ha medido es lo que queda del árbol que parece una mano apoyando los dedos en el suelo y, además de su edad, la curiosidad de este árbol radica en su antiguo uso. La foto en blanco y negro es de 1925, cuando en el interior del plátano había instalado un horno de leña. El horno fue suprimido en 1934, supuestamente cuando “se dieron cuenta de que perjudicaba al árbol”, aunque para ello tuviesen que pasar nueve años. Menos mal que aún podemos verlo en pie. (Fotos procedentes de Monumentaltrees.com)


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viernes, 22 de abril de 2022

LEYENDA DEL ÁRBOL DEL AMOR

Leyendas de Zacatecas, México

El Aralia paperifer, de origen europeo, es un frondoso árbol siempre verde. Es un árbol muy especial, perteneciente a una especie rara, tanto que se dice que no hay otro ejemplar en el continente americano, que el que hace referencia esta leyenda.
     En pleno centro de la ciudad de Zacatecas, a espaldas del portal de Rosales y frente al ex-convento San Agustín, se encuentra una plazoleta arbolada que antes fuera un pequeño jardín. Es la actual plazoleta de Miguel Auza. En este apacible lugar se daban cita feligreses, vendedores y aguateros cuya calma provinciana, la prisa no tenía lugar y sí la vida y el calor humano. Ahí, regado con el vital líquido que le sustentaba y con las lágrimas derramadas en silencio por tres seres marcados por un destino común, se encuentra el árbol que fue testigo de sus amores.
     En el pasado, el templo de San Agustín, daba vida espiritual a este bello rincón de ensueño para los enamorados.
     Oralia, la hermosa jovencita que dio origen al nombre con que se conoce al árbol, vivía en una de las señoriales casas que daban al jardín. Con la lozanía de su edad, propicia para el primer amor, su cantarina risa contagiaba la alegría de vivir a todo lo que la rodeaba.
     Era Juan un humilde pero risueño y noble aguatero, que aún despierto soñaba encontrar una veta de plata para ofrecérsela a Oralia, a quien amaba en silencio. Pero sabiéndose pobre la veía como a la más remota de las estrellas.
     Por las tardes, al salir de la mina, Juan se convertía en el alegre aguatero que ensayaba junto a su paciente burro improvisados versos de amor, caminando con la ilusión de contemplar a Oralia, para entregarle el agua, con la que regaba las plantas del jardín y, en especial, el árbol que cuidaba con esmero.
     Oralia sentía nacer un entrañable cariño, más allá de la amistad, por el aguatero que por su parte día a día se ganaba también la estima de las familias. Juan tenía un rival, Pierre, un francés, que tras la etiqueta de la cortesía y modales refinados, cortejaba a Oralia, quien experimentaba sentimientos encontrados ya que la colmaba de atenciones.
     El destino había traído al francés a su casa durante la ocupación en 1864 y, por cortesía, las familias le brindaban un trato deferente al extranjero, discupándolo de los actos de un gobierno al que debía obediencia. El francés, siempre impecable en sus modales y pulcro en el vestir, les visitaba no por devolver la cortesía sino con la secreta esperanza de impresionar a Oralia, de quien se había enamorado.
     Con el permiso de sus padres, solían sentarse bajo la sombra del árbol que Oralia cuidaba; ella escuchaba al francés la descripción que de su patria hacía y dejaba volar su imaginación.
     Juan sufría en silencio al verlos juntos, incapaz de hacer nada para evitarlo. Notaba las barreras sociales que los separaban y más intensos eran sus anhelos de encontrar la veta de plata para realizar sus sueños.
     Trabajaba duro en minas abandonadas; al final de la jornada, el agua de las minas le limpiaban el polvo que cubrían su piel. Con su fiel burrito iban a llenar sus botes de agua de la fuente y la repartía a las familias, cuidando de dejar para el final, la casa de Oralia para disponer de un poco más de tiempo para estar en su compañia.
    Oralia lo esperaba con impaciencia para que la ayudara a regar su árbol. Al hacerlo, su regocijo se manisfestaba en el lenguaje secreto de los enamorados. El árbol lo sabía y el susurro de sus hojas se confundía con el rumor de las risas de los jóvenes, mientra su follaje se inclinaba, en un intento de protegerlos de miradas indiscretas.
     Una tarde Oralia fue al templo. Arrodillada frente al altar lloró en silencio al comparar dos mundos tan opuestos. Su plegaria imploraba ayuda para tomar la decisión acertada en tal cruel dilema.
     Al salir del templo sin haber podido tomar una resolución, se sentó en silencio bajo el árbol y el llanto volvió a brotar. Su angustia provocaba la alteración del ritmo de los latidos de su corazón, cuando en su regazo cayó suavemente un racimo de cristalinas lágrimas que conmovido el árbol le ofrecía como amigo amoroso para su consuelo. Al tacto de sus tiernas manos, las lágrimas del árbol se convirtieron en un tupido racimo de flores rosadas.
     Oralia recuperó la paz junto a su árbol y encontró el valor para decidirse por su aguatero, sin importarle su humilde condición.
     Al otro día, el francés se presentó puntualmente en la casona y con el semblante muy triste comunicó su partida del país. Otros vientos políticos flotaban en la nación y era urgente su traslado a Francia. Se llevaba el corazón destrozado por tener que abandonar a Oralia y la despedida era mas amarga aún por saber que jamás volvería a verla.
     Mientra tanto, en la profundidad de la mina, Juan vislumbra un tenue brillo, tan sutil como la ilusión; una corazonada hizo intuir la veta que buscaba y continuó el brillo de la roca que aún se resistía a entregar al joven su argentífera savia.
     Al día siguiente al llegar con el agua, Oralia lo notó más alegre que de costumbre, no se pudo contener y al verlo tan feliz le dio un gran beso junto al Árbol del Amor que regaban ahora entre risas.
     Juan ni se acordó de su rica veta de plata y más aún olvidó el discurso que toda la noche había ensayado, al ver caer racimos de flores rosadas del árbol, que así compartía la culminación de tan bello idilio en aquel bello jardín, hoy plazoleta de Miguel Auza frente al ex-templo de San Agustín.
     Desde entonces las parejas de enamorados, consideran de buena suerte refugiarse bajo las ramas del Árbol del Amor, para favorecer la pervivencia de su romance.

---Fin---

martes, 19 de abril de 2022

YURI MILLARES,
Presentación del libro de ALBERTO LUENGO "Morfología del drago, mítico árbol canario de muchas geometrías"

Un voluminoso libro del arquitecto Alberto Luengo, dedicado al drago, especie emblemática de la flora canaria, nos descubre 18 morfotipos en un exhaustivo estudio que lo describe como un árbol matemático y mítico e incluye el dibujo a escala de 83 grandes especímenes. 

Drago de Icod de los Vinos


Presente en las siete islas mayores del archipiélago canario, en realidad las poblaciones silvestres de Dracaena draco (el drago de la Macaronesia) se concentran en Tenerife (696 ejemplares censados), además de en La Palma, El Hierro y Gran Canaria, esta última con el añadido de la pequeña población de una segunda especie exclusiva de la isla, el Dracaena tamaranae. Su interés ornamental en las Islas, sin embargo, ha ocasionado en las últimas décadas «una plantación masiva de dragos», escribe Alberto Luengo en Morfologya del drago. Morfotypos y geometrya (así, con la i griega), un enorme trabajo de investigación y descripción que ilustra con detalladas láminas de dragos de Canarias y de otros lugares del mundo.
      «Envuelto históricamente en un aura mitológica, en gran parte vinculada no sólo a su magnífica estampa, sino igualmente a las virtudes que se le daban a la “sangre de drago”, considerada como la panacea de todas las enfermedades y producto de alto valor en la farmacopea medieval, su extracción supuso la desaparición de gran cantidad de dragos en las islas Canarias», escribe en el preámbulo. 

El drago de Juagay, ubicado en Benijo, en el macizo de Anaga (Tenerife), drago «de copa» con 14,5 m de altura. | DIBUJO ALBERTO LUENGO

     «Esta obra esclarece –entre otros discernimientos– que los dragos se desarrollan siguiendo una efectiva geometría fractal. Esclarecer significa demostrar que algo no es sólo cierto, sino claro y reluciente», señala en el prólogo el geógrafo y profesor de la ULL Fernando Sabaté Bell. De esa geometría fractal («todas las partes son iguales al todo») parte Luengo en la argumentada y detallada descripción que hace de los dragos en las páginas siguientes. En el caso particular de esta especie, dice, «nos encontramos con un claro ejemplo de Fractal, donde el árbol al ramificarse crea cada vez árboles más pequeños en sus sucesivas multiplicaciones».
     Pero no se detiene sólo en describir y clasificar. El drago da para mucho y él no quiere dejar nada en el tintero.

Aprovechamiento
      Famoso y apreciado desde la Antigüedad por las extraordinarias propiedades medicinales que se atribuían a la sangre de drago, propiedades envueltas en un «halo de misterio», ha tenido otros muchos usos. En Canarias «formaba parte de los ungüentos que utilizaban los guanches en el proceso de momificación», también se empleó «para cicatrizar las heridas, para golpes y contusiones, y también utilizaban el líquido, al hervir un pedazo de corteza para recuperar el bienestar del cuerpo».

Drago «digital de doble copa» de Garachico. | DIBUJO ALBERTO LUENGO

     Igualmente se cita que pudiera ser utilizado por los aborígenes para teñir pieles, colorear escudos o teñir su piel, incluso que «formaba parte de su comercio con los navegantes europeos y que, por su alto valor, llegó a pagar el diezmo de la Iglesia».
     Comercializada bajo las formas de sangre común (extraída mediante incisión) y sangre de lágrima (la que exuda de árbol de forma natural), el proceso de extracción «debió influir en su decadencia, ya que se obtenía realizando profundos cortes en el tronco y las ramas (…), colocando al árbol en una situación comprometida ante la entrada de hongos e insectos». Tal es así, que «su excesiva explotación supuso, para el caso de La Gomera, la práctica desaparición de sus dragos, intensificándose a su vez en Tenerife, Gran Canaria y La Palma, que vieron reducidos sus efectivos, controlándose su extracción por la administración, para decaer finalmente hacia el siglo XVII».
     En cuanto a los aprovechamientos tradicionales, es conocido que se utilizaba el tronco para construir embarcaciones y sus tallos para colmenas, huroneras y tambores para coger morenas. Con la fibra de sus hojas se fabricaban cuerdas que amarraban la viña o servían de forraje a los animales. 

El «ramificado en paracaídas» es específico de la zona de Garafía (La Palma), donde forma bosquetes (dragonales), caso de los dragos de Buracas, cuya forma tiene que ver con el aprovechamiento forrajero que se hizo de ellos). | DIBUJO ALBERTO LUENGO

Edad y longevidad
      Al tratarse de un árbol no leñoso y, por tanto, sin anillas de crecimiento, «mucho se ha teorizado sobre la supuesta longevidad» de este símbolo vegetal del paisaje canario. La «teoría de las ramificaciones» que se suele utilizar, dice, no parece correcta si se aplica, por ejemplo, al famoso drago de Icod de los Vinos. Según esa teoría, los 23 períodos florales que habría tenido lo situarían en una edad de 345 años. «Si nos atenemos a las crónicas de la Conquista de Tenerife, sucedida en 1494 y donde ya han transcurrido unos 526 años, ya era un ejemplar de gran tamaño». 

     Sin dejar de ser las ramificaciones un factor importante de su edad, «no se conoce a ciencia cierta el período de floración de cada ejemplar», señala. El tamaño y la robustez también son elementos a valorar, que tienen que ver con su volumen y peso, y cita el caso de los que denomina dragos digitales con 16 y 18 metros de altura, siendo relativamente jóvenes. «En función de su mayor peso y volumen el drago será más longevo».

Dragos «torcidos» son los que se salen de la norma. Sobre todo, ocurre con los silvestres al estar sometidos a las inclemencias del tiempo. El más conocido es el drago del Mirador del Roque, en Puntagorda (La Palma). | DIBUJO ALBERTO LUENGO

Morfotipos
     Antes de llegar a la descripción de los dragos por su morfología y geometría introduce su referencia a la i griega, que no es sólo grafema que conforma una letra y crea palabras. Es una letra (vocal y consonante) con una estrecha vinculación con las ciencias, con procesos de carácter dinámico «que la dotan de una especial simbología (…) representando a su vez el Fractal en Y, símbolo del Drago».

      Entre los diferentes morfotipos de las distintas especies de drago, el Dracaena draco tiene la singularidad, destaca Luengo, de que «asume casi todas las formulaciones posibles». Y así, entra en un análisis detallado a partir de 83 láminas de dragos de Canarias, pero también de Madeira, Cádiz, Cabo Verde, Marruecos y la isla de Socotora.
      «Considerando que todo árbol es un fractal y las partes reproducen el todo, (…) el caso de los Morfotipos del Drago resulta singular y paradigmático, por cuanto puede adoptar diferentes formulaciones tipológicas que acentúan su diferente personalidad, que tiene que ver con su carga genética y también con su adaptación a determinados ambientes e, incluso, manipulaciones de aprovechamiento humano», clasifica 18 formas de drago en el archipiélago, que dibuja y acompaña de formas geométricas que lo argumentan.

El drago «de copa» es el más usual. La variación en la copa en ejemplares antiguos adquiere forma elipsoide en el alzado como en el drago de Icod, o de semicírculo, como el drago de Barranco Alonso (Gran Canaria). | DIBUJO ALBERTO LUENGO

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sábado, 16 de abril de 2022

DINO BUZZATI (Italia, 1906-1972)
El secreto del Bosque Viejo
 
(...) Sólo los niños, aún libres de prejuicios, se daban cuenta de que el bosque estaba poblado por genios y, aunque tuvieran un conocimiento muy vago del asunto, hablaban con frecuencia de ello. Con el paso del tiempo, sin embargo, también ellos cambiaban de opinión, dejando que sus padres les imbuyeran necias patrañas...

… El coronel se sentó en el suelo, a los pies de un abeto. A su alrededor estaba el bosque, el antiquísimo Bosque Viejo, preñado de una misteriosa vida. Poco a poco el silencio se llenó de tenues voces. A las diez de la noche se percibió el sonido del viento.
      -¡Mateo! ¡Mateo!- volvió a gritar Sebastiano Procolo, reanimado por la esperanza. Pero aquel viento no era Mateo y continuó deslizándose indiferente sobre las copas de los árboles. Diez, doce ecos respondieron esta vez a la llamada, cada vez más débiles y lejanos, hasta que el aire sólo quedó una tenue resonancia.
     Sebastiano Procolo se resignó cansado. El venerable bosque comenzaba a vivir una noche nueva y se despertaba del sopor diurno. Tal vez en la oscuridad los genios salieran de los troncos y vagaran realizando quehaceres desconocidos, pensó Procolo. O tal vez estuvieran reunidos en multitud justo alrededor de él, invisibles en la noche cerrada. Tal vez hubiera salido la luna detrás de la capa de nubes. Tal vez las tinieblas no se acabarían nunca. Tal vez el sol nunca saldría. Tal vez la oscuridad permanecería para siempre. (...)

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Resumen y sinópsis

El secreto del Bosque Viejo (1935), la segunda obra de Dino Buzzati, es un relato fantástico, de una sencillez esencial, que puede leerse como fábula para adultos o como relato para niños. Buzzati simboliza la riqueza del mundo en el pequeño universo de un bosque milenario y mágico. El secreto del Bosque Viejo es un canto a la infancia y a la imaginación, y también a la naturaleza, como territorios a los que todos pertenecemos originalmente y donde reside lo mejor de nosotros. Robert Baudry afirmó: "¿Cómo no reconocer en El secreto del Bosque Viejo una obra rica, poética, llena de ecos…? ¿El secreto del Bosque Viejo? Sin duda, la obra maestra, maravillosa, de Buzzati"
Se puede leer en la red.
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jueves, 14 de abril de 2022

Los pezqueros, la memoria del bosque

EUGENIO MONESMA MOLINER (Huesca, 1952)
Los pezgueros. Obtención tradicional de la pez o brea de los pinos


La pez o brea se obtenía de las teas de las toconas de los pinos que habían sido cortados varios años antes. Tras un duro trabajo de control del fuego en el horno, se conseguía obtener ese producto tan importante para el calafateado de los barcos. Algunos veteranos pezgueros de Quintanar de la Sierra (Burgos), guiados por un afán de recordar este viejo oficio, en el año 1999 decidieron recuperar este proceso en uno de los casi cuarenta hornos de pez de esa localidad.

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lunes, 11 de abril de 2022

RENÉ VILLANUEVA MALDONADO (México)
La Arquitectura de la Ceiba pentandra

Así se presenta René:

Soy René Villanueva, Arborista de profesión y naturalista de vocación. Mi pasión por la naturaleza comenzó desde edad temprana, apenas al año de edad, cuando por accidente descubrí que bajo las piedras había muchos animales invertebrados. Eso cambiaría mi vida y hasta hoy en día sigo siendo un buscador de especies bajo piedras, pero también ahora soy un conservacionista que lucha contra la devastación del mundo natural, particularmente en el territorio que me vio nacer: México.
      He trabajado desde joven haciendo estudios florísticos, luchando contra el tráfico de especies, en empresas de arboricultura, he escrito libros, artículos, dado cursos en numerosas universidades e instituciones científicas, etc. También soy miembro activo del Consejo directivo de la Asociación Mexicana de Arboricultura y laboro como asesor técnico en Indomable por naturaleza; un programa de Discovery Chanel.
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viernes, 8 de abril de 2022

En práctica el método de Akira Miyawaki, en Getafe

SUSANA SERRANO, en "El Salto"-Ecología (mar-22)
Un proyecto vecinal en Getafe convierte una escombrera en un mini bosque rodeado de encinas

El proyecto Alba, Acción Local por un Bosque Autóctono, planta el primer Bosque Miyawaki de España para generar oxígeno, neutralizar CO2, crear biodiversidad y subir la autoestima de Perales del Río (Getafe, Madrid) con un proyecto del que sentir orgullo.

Fotografías cedidas por Proyecto Alba de Perales del Río
“Era un terreno de cascotes, cuando hincabas la azada saltaban las chispas y ahora la tierra ya está repleta de lombrices”. Vecinos y vecinas de Perales del Río, un barrio de Getafe “al sur del sur de Madrid”, han trabajado duro para invitar a la naturaleza de vuelta y, para ello, han plantado el primer Bosque Miyawaki en nuestro país, recuperando y dando valor a un terreno baldío, deforestado y abandonado.
      Parte de su trabajo se ha basado en el método creado por el botánico japonés Akira Miyawaki, especialista en el estudio de semillas, bosques naturales y la restauración de vegetación natural en suelos degradados que ideó este proceso de restablecimiento de suelos y creación de bosques nativos que crecen hasta diez veces más rápido que un bosque tradicional.
      Para plantar un bosque miyawaki se necesita un terreno, que puede ser pequeño, desde 100 m², del que se analizan sus carencias y para el que se busca en la región la biomasa necesaria para suplirlas, sin usar pesticidas ni productos añadidos. Se identifican las plantas autóctonas que se adaptan al clima y tipo de terreno del lugar, y se plantan con una gran densidad. El alto número de ejemplares, de árboles y arbustos, provoca una gran competencia entre ellas, hasta tal punto que en solo ocho meses no permiten que la luz llegue al suelo, de modo que se protege la humedad y el humus producido por las hojas que caen al terreno. También acelera el crecimiento: un bosque que podía tardar en crecer 100 años lo hace en solo 10.


     Vito, maestra jubilada; Natalia, profesora de Filosofía en un instituto de secundaria, y Lidia, empresaria, son vecinas de Perales del Río y las propulsoras del Proyecto Alba. Comparten detalles de la particular experiencia de su bosque miyawaki, que ocupa una superficie de 300m². Dicen sentirse motivadas por “el aliento que te da la naturaleza y las buenas amistades, y saber que estás haciendo algo insustituible, que no hay nada mejor” expone Vito. Lidia, la persona que tuvo la idea de plantar siguiendo esta innovadora técnica, nos comenta, “me enteré de este método que trata de dar un respiro a las ciudades, un mini bosque que cabe en cualquier sitio, que crea biodiversidad, sumidero de CO2, generador de oxígeno”. La idea es imitar a la naturaleza, “si dejas obrar a las plantas, no crecen en hileras ni monocultivos, crece todo variado; por eso plantamos especies que se dan bien en este terreno y son autóctonas, llevan aquí siglos; no ponemos otras como un platanero, por ejemplo, con menos posibilidades de sobrevivir”.
     Su “historia de amor con la naturaleza” se remonta a 2019 cuando se suman a la “gran bellotada ibérica”. Solicitan terreno al Ayuntamiento de Getafe, que les cede un suelo y acceso a un punto de agua, y comienzan el trabajo de información y sensibilización en el barrio, del que surge una red social dinamizada en el Centro Cívico, “que nos facilitó llegar a mucha gente del barrio: familias, niños, jóvenes, llegando a casi todo el tejido social”, narra Natalia. Juntos comienzan a plantar y a cuidar bellotas, hasta ahora, que ya cuentan con 350 ejemplares entre encinas y coscojas; antes, prepararon el terreno con nutrientes porque el suelo era muy árido y “allí no podía crecer nada”.  
     Con maquinaria municipal del Ayuntamiento de Getafe rompieron el suelo que estaba muy compactado y duro, y retiraron manualmente el escombro que permanecía semi oculto; recuperaron troncos de árboles caídos del paso de la borrasca Filomena para ponerlos al servicio de la naturaleza nuevamente, y construir con ellos una puerta y una hilera con una malla anti conejos enterrada en el suelo para vallar todo el contorno de la superficie. Para nutrir el suelo lo enriquecieron en una primera etapa con la materia orgánica donada por una yeguada del barrio y luego plantaron siguiendo las instrucciones de Miyawaki.  
     Ahora mismo acaban de ampliar el bosque, que ya cuenta con 2.600 plantas entre las que se encuentran árboles —encinas, coscojas, quejigo, alcornoque y álamo blanco—, especies arbustivas o trepadoras —majuelo, Rhamnus catharticus, Osyris alba, vid silvestre y algo de Rhamnus alaternus, jaguarzo, cornejo, escaramujo, labiérnago y  olivillo— y, como cobertura del suelo, han plantado jara, tomillo, lavanda, romero, algo de cantueso y mejorana silvestre. Los viveros que han donado sus plantas para el bosque miyawaki han sido los del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) y otras asociaciones ecologistas del municipio de Getafe.  
     Después de plantar, han aplicado una cobertura de broza triturada de podas municipales para prolongar la humedad y el enriquecimiento del suelo gracias a su progresiva descomposición” y 20 kilos de un producto natural, donado por Biopolym Ibérica una empresa granadina, que suscita la micorriza, la simbiosis entre un hongo y las raíces de una planta, “las redes de colaboración que alimentamos por encima de la tierra, también las llevamos a las raíces”, afirma entusiasmada Natalia.

El bosque transforma al barrio, tejiendo redes

     El Proyecto Alba tiene tres objetivos fundamentales. El principal es la sensibilización de la vecindad en su barrio en relación a temas medioambientales, pero también lo son el desarrollo sostenible —acción por el clima a través del cuidado de los ecosistemas— y crear redes facilitando lazos de coordinación con asociaciones y colectivos para sumar sinergias.
     Han participado activamente en información y sensibilización en las aulas de los centros escolares del barrio sobre los efectos del cambio climático y los posibles compromisos locales para revertir sus efectos, “y con el mismo propósito hemos recibido a numerosos grupos escolares y universitarios en nuestro vivero, con la riqueza añadida de ver con sus propios ojos el proceso completo desde la siembra hasta su trasplante”, afirma orgullosa Natalia.
     El Ayuntamiento de Getafe ha recibido por el Proyecto Alba el Segundo Premio a nivel nacional de la Federación Española de Municipios y Provincias, en reconocimiento a las buenas prácticas por la red establecida con instituciones y asociaciones amigas. “El reconocimiento significa mucho”, explica Natalia, que añade que la idiosincrasia del barrio es muy particular al estar rodeado de depuradoras y con un tramo del Río Manzanares muy degradado. “El concepto que tienen las personas que viven en Perales del Río es muy negativo, casi deprimente, de que vivimos en el sur del sur de Madrid por donde viene toda la mierda, literalmente; viene por el río y las depuradoras no limpian adecuadamente”.
     Este vecindario, al ver su barrio relacionado “con algo chulo y potente que sale por la televisión con un contenido positivo”, contrarresta los titulares habituales dedicados a los mosquitos de Perales, la suciedad del río que pasa por Perales, etc. “Esto es precioso, genera apego al barrio en el que vives, te sube la autoestima porque aquí está pasando algo que vale la pena contar, algo de lo que sentirse orgulloso”.

Nos encontramos en la cuenta atrás climática, no tenemos un planeta B 

     Existen detractores del método Miyawaki que advierten de una mortalidad de los árboles de entre el 61 y el 84 % después de doce años. Vito señala la posibilidad de que entre las 45 especies que han plantado, solo un 10% sobreviva, “pero el tamaño del bosque seguirá siendo el mismo y se habrá conseguido generar oxígeno”.
     Las tres compañeras coinciden en que la situación actual, después de un año de la primera plantación, es muy positiva, “las plantas y los árboles tienen un crecimiento lento, pero no los arbustos; en un año ya hemos tenido flores de jara, romero, tomillo, lavanda y mejorana, empezamos a ver mariposas, pequeños insectos, aves”. Entienden que habrá especies que tarden más en crecer y que la sombra empobrezca a otras que han crecido muy rápido al principio y luego se queden paradas, “pero esta es la supervivencia y la superación del bosque, las plantas están creando suelo y atrayendo vida”. (...)     
     El proyecto Alba se ha vinculado con la Plataforma Salvemos el Río Manzanares, y también han constituido ARBA además de formar parte muy comprometida de la Mesa del Árbol y participar en el Consejo de sostenibilidad y medio ambiente del ayuntamiento de Getafe. Entienden que, después de la borrasca Filomena, la ciudadanía encuentra necesario que el Ayuntamiento de Getafe y todos los Ayuntamientos de Madrid se tomen en serio el tema del arbolado y los parques, las aceras y los espacios periurbanos, y por ello esperan que las instituciones estén a la altura de las circunstancias y apoyen iniciativas reales y prácticas “y no megaproyectos con muy poco criterio de repoblaciones que luego no tienen continuidad y se secan, esconden inversiones que no son reales para la naturaleza”.

     El fenómeno es imparable y su trabajo resuena en otras organizaciones y colectivos “que han contactado con el Proyecto Alba porque tienen interés en saber cómo hemos hecho: en Alcobendas - San Sebastián de los Reyes quieren plantar otro bosque Miyawaki, un equipo del barrio de la Hortaleza de Madrid ha venido a aprender, el sábado vino el técnico de medio ambiente de Valdemoro para ver lo que hacemos”. Javier Peña del proyecto ecologista divulgativo Hope! visitó Perales del Río para aprender sobre el método Miyawaki, pues con la Fundación Hope acción climática, recientemente creada, quieren hacer un ensayo de distintas técnicas de restauración de ecosistemas; “Las técnicas se diseñarán mediante un proceso participativo entre distintos/as expertos en ecología y cambio climático entre los que están Fernando Valladares presidente de la fundación”, nos cuenta Natalia. 
     El colectivo ha superado su principal reto el riego de las plantas durante el verano en dos ocasiones: “Hacemos turnos de tal manera que las encinas y arbustos se riegan semanalmente, y el Miyawaki y el vivero dos veces a la semana”, explica Lidia. “Es difícil coordinarse para regar durante el largo y caluroso verano, pero somos un grupo cohesionado y no nos cogemos las vacaciones a la vez, hay mucha disposición y cariño, esto con trabajadores municipales sería imposible”. Vito aclara que el grupo tiene muy claro que su propósito no es el de hacer parques, “para eso están los jardineros”, y que no son mano de obra del ayuntamiento: “Tampoco somos voluntarios, el voluntariado se practica con una organización que te pide que te sumes a una acción determinada, nosotras somos activistas de primera base”. 
     Les gustaría llegar a materializar un acuerdo formal con el Ayuntamiento para saber que pueden asumir en el futuro porque todavía queda mantenimiento del bosque, como el riego. Tienen un cuadernillo con muchos proyectos: quieren plantar almendros y olmos en los paseos ciclistas, mejorar un paseo en una vía pecuaria, “pero ni somos funcionarias municipales ni tenemos todas las cartas del juego, los árboles necesitan entre tres y cuatro años de riego así que necesitamos acuerdos para que nuestra labor colectiva esté a salvo sea cual sea el partido que esté en el Gobierno”, resume Vito.

Lo hemos leído aquí

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martes, 5 de abril de 2022

BOSQUES DE POLYLEPIS, 
de El Ángel, Ecuador

Polylepis es un género botánico que incluye pequeños árboles y arbustos, comúnmente llamados queñua o quewiña (del quechua qiwiña). Comprende aproximadamente 28 especies, nativas de los Andes tropicales. El grupo se caracteriza por ser polinizado por el viento. Polylepis se caracteriza por poseer un tronco retorcido y la corteza de color rojizo. Aunque es raro, en algunas áreas algunos árboles pueden llegar a alcanzar 15-20 m de alto y troncos con 2 m de diámetro. El follaje es siempre verde, con gran densidad de pequeñas hojas y ramas muertas. Su madera fuerte y pesada es utilizada para la construcción de aperos de labranza y en construcción. La corteza posee propiedades medicinales contra enfermedades respiratorias y renales, y también se utiliza como tinte para tejidos.
     
El nombre Polylepis deriva de dos palabras griegas, poly (muchas) y letis (láminas), refiriéndose a la corteza compuesta por múltiples láminas que se desprenden en delgadas capas. Este tipo de corteza es común en todas las especies del género. La corteza es gruesa y cubre densamente el tronco, que protege el tronco contra bajas temperaturas e incendios.  
 
        El cantón El Ángel, perteneciente a la provincia del Carchi, Ecuador, cuenta con la reserva ecológica de Polylepis, un bosque único en el mundo, un atractivo para turistas nacionales y extranjeros. Se encuentra en el sector conocido como el Cañón del Colorado, a 3500 m.s.n.m. Está considerado único en su género por la exclusividad de la especie. Tiene una extensión de 12 has. y se ha desarrollado en un valle de origen glaciar de la era cuaternaria (pleistoceno), con una antigüedad entre 2 y 4 millones de años. En él se pueden apreciar aproximadamente 400 árboles Polylepis incana, árboles endémicos.
      Según la leyenda, hace 500 años en este bosque habitaba un ser mitológico, el Curupí, que se enamoró de Ishuaquinua, una joven de la etnia Pasto. El Curupí la hechizó convirtiéndola en un Polylepis. Su cabello se transformó en hojas y sus pies en raíces. En el momento del hechizo abrazó al duende, que se transformó en un árbol Pumamaqui. Estás dos especies están entrelazadas por sus ramas y raíces, y simbolizan el amor eterno.
      En el bosque de Polylepis se pueden observar plantas como la hierba del Infante del Cerro (Lachemilla orbiculata), Zarcillo Sacha (Brachyotum jamesonii), Cardón Santo (Erymgium humile), y diferentes variedades de gencianas y orquídeas.
Frailejones
      Otro de los ecosistemas que coexiste en la Reserva Ecológica El Ángel es el Páramo de Frailejones (Espeletia pychnophyla). Son plantas que tienen una corona de hojas en roseta recubiertas por pelos blanquecinos que protegen del frío, repelen el agua y reflejan el exceso de radiación solar. Por su textura aterciopelada también se las conoce como “de conejo".
Información: La Geoguía , Wikipedia y de "Viajes Erráticos"
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sábado, 2 de abril de 2022

ANAMARIA MAYOL (Argentina, 1953)
Árbol en algún bosque

Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
y mis ramas crecían hacia el cielo
siempre intentado ver
el horizonte

y estuve allí por siglos
enraizada
aferrada a la tierra
bebiendo el cielo
habitada de pájaros y estrellas

Tal vez antes de ser mujer
diseminé retoños
dejé semillas
y el viento fue mi amante
en los silencios
mi piel era corteza
y mis colores símbolos
del transcurso del tiempo
en crecimiento

A veces pienso en ello
y el bosque
no es un lugar extraño

Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
aún siento el latido de la tierra
en mis venas
y hay días que regresan los pájaros
y anidan


Arbre dans quelque forêt

Peut-être qu’avant d’être femme
j’étais arbre dans quelque forêt
et mes branches poussaient vers le ciel
dans l’espoir fou de voir
l’horizon

plantée là des siècles durant
enracinée
accrochée à la terre
buvant le ciel
habitée d’oiseaux et d’étoiles

Peut-être qu’avant d’être femme,
je répandais des bourgeons
semais des graines
et avais le vent pour amant
dans les silences
ma peau était écorce
et mes couleurs symboles
du temps qui passe
et grandit

J’y pense parfois
et la forêt
ne m’est pas étrangère

Peut-être qu’avant d’être femme
j’étais arbre dans quelque forêt
je sens encore le battement de la terre
dans mes veines
et il est des jours où les oiseaux reviennent
et font leur nid.

Traduction de Silvia Guzzi
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