21 julio 2022

El árbol "oficina de correos" en 1501, en la actual Sudáfrica

SUDÁFRICA
"Post Office Tree"

El árbol "oficina de correos" (en africáner: Poskantoorboom) es un famoso árbol, Sideroxylon inerme, en Mosselbaai, Sudáfrica, que fue utilizado por los primeros exploradores portugueses como oficina de correos. Está ubicado en los terrenos del Complejo del Museo Bartholomeu Dias, en Market Street.
     El Sideroxylon inerme (aMasethole o white milkwood, afrikaans: wit-melkhout, xhosa: ximafana, zulú: umakhwelafingqane) es un árbol costero del sur de África, con bayas negras (foto1)
, denso follaje (foto2) y pequeñas, fétidas y verdosas flores (foto3). El nombre genérico del árbol significa, en griego, "madera de hierro" en referencia a la dureza de su madera. Es uno de los "árboles protegidos" de Sudáfrica. El milkwood tiene un valor considerable en la medicina tradicional y atrae pájaros, monos y otros animales a sus flores y frutos. También es un eficaz cortafuegos y se cultiva con ese fin.

Historia

     En 1501, el navegante portugués Pêro de Ataíde buscó refugio en Mossel Bay después de perder gran parte de su flota en una tormenta. Dejó un relato del desastre escondido en un zapato viejo que colgó de un árbol de leche (Sideroxylon inerme) cerca del manantial del que el explorador Bartolomeu Dias se había aprovisionado de agua.

    Siete años más tarde el informe fue encontrado por el explorador a quien estaba dirigido, João da Nova, y, desde entonces, el árbol sirvió como una especie de oficina de correos de facto durante décadas. João da Nova erigió un pequeño santuario cerca del Árbol de la Oficina de Correos, y aunque no quedan rastros de él, se considera el primer lugar de culto cristiano en Sudáfrica. Esto ha asegurado que el árbol siga siendo una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad.
     Se cree que el árbol de la oficina de correos en Mosselbaai tiene 600 años. Se encuentra a unos 300 m. de la playa de Santos y se considera la primera oficina de correos (no oficial) en Sudáfrica. 

     Fue declarado patrimonio provincial en 1938 y está marcado con una placa que dice:

 Este árbol de la oficina de correos se encuentra cerca de las fuentes donde los navegantes portugueses sacaban agua regularmente en Aguada de São Bras (ahora Mosselbaai) desde 1488. En mayo de 1500, Pêro de Ataíde, capitán de un barco de regreso a casa de la flota de Pedro Cabral, dejó aquí un mensaje que fue encontrado el 7 de julio de 1507 por los barcos de regreso de João da Nova. Según la tradición el mensaje se colocaba en un zapato viejo y se amarraba a un árbol”. 

     La carta describía la pérdida en el mar de cuatro barcos de la expedición de Bartolomeu Dias y advertía de las hostilidades encontradas en la costa india. En 1962, el SAPO, el servicio postal de Sudáfrica, erigió un buzón de correos al lado del árbol, con forma de zapato y los artículos enviados desde allí se franquean con un sello conmemorativo.

El "Árbol del Tratado" en Woodstock, Ciudad del Cabo
Otros árboles emblemáticos

El Árbol del Tratado en Woodstock, Ciudad del Cabo, estaba junto a la casa donde en 1806 la República de Batavia (los Países Bajos modernos) entregó Ciudad del Cabo a los británicos.

Fingo Milkwood en el Cabo Oriental fue el lugar donde en 1835 el pueblo Fengu firmó un tratado de alianza con la Colonia del Cabo .

Foto1

Foto2 

Foto3

Sideroxylon inerme tiene tres subespecies:

  • Sideroxylon inerme cryptophlebium (Baker) JHHemsl., que crece en la isla de Aldabra (Seychelles)
  • Sideroxylon inerme diospyroides (Baker) JHHemsl., se extiende por Somalia, Kenia, Tanzania, Zimbabue y Mozambique
  • Sideroxylon inerme inerme, en Mozambique y Sudáfrica
Lista de árboles autóctonos y lianas leñosas del sur de África
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18 julio 2022

Los bosques de Dmitri Shostakóvich

DMITRI SHOSTAKÓVICH (Rusia, 1906-1975)
La canción de los bosques

La canción de los bosques (en ruso, Песнь о лесах), Op. 81, es un oratorio de Dmitri Shostakóvich compuesto en el verano de 1949. Fue escrito para celebrar la reforestación de la estepa rusa tras el fin de la II Guerra Mundial. Estrenada por la Filarmónica de Leningrado bajo Yevgueni Mravinski el 15 de diciembre de 1949, la obra fue bien recibida por el gobierno, ganando el compositor el Premio Stalin al año siguiente. El oratorio es notorio por contar con líneas alabando a Iósif Stalin como el "gran jardinero".

La cantata tiene 7 secciones en 40 minutos.​

  1. Когда окончилась война – Cuando la Guerra Terminó
  2. Оденем Родину в леса – Vamos a vestir a la Patria con los bosques
  3. Воспоминание о прошлом – Recuerdos del pasado
  4. Пионеры сажают леса – Los Pioneros plantan los Bosques
  5. Комсомольцы выходят вперед – Los Jóvenes Comunistas marchan hacia adelante
  6. Будущая прогулка – Un paseo hacia el futuro
  7. Слава – Gloria

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15 julio 2022

Un gigante con los pies de barro en Suecia, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
La picea "Old Tjikko"

En 2008 se dio a conocer una noticia sensacionalista según la cual Leif Kullman, profesor de geografía física en la Universidad de Umeå (una pequeña ciudad al norte de Suecia) y una de sus estudiantes, la Dra. Lisa Öberg, afirmaron haber descubierto el árbol más viejo del mundo, con una antigüedad fechada en 9.550 años en la región sueca de Dalarna. 
     El árbol, que fue denominado como “Old Tjikko”, está situado en el Parque Nacional de Fulufjället, en la provincia de Dalarna, a unos 400 Km al noroeste de Estocolmo, una meseta relativamente estéril,  situada entre los 850 y 1.040 m por encima del nivel del mar, con muy pocos árboles. Las principales especies arbóreas son el abedul y el sauce, que en la mayoría de los casos crecen como arbustos, aunque también hay algunas piceas que se entremezclan. 
     Old Tjikko está ubicado en el borde mismo de la meseta a unos 950 m de altura. Es una pícea de Noruega (Picea abies L.) que parece ser un árbol individual, resistente, curtido por el clima, con un tallo de aproximadamente 4,75 m de altura y con un diámetro de 0,15 m a la altura del pecho y numerosas piñas en la copa. Debajo hay una mata arbustiva, de menos de medio metro de altura, que también parece formar parte del árbol. 
     La noticia corrió como la pólvora en la prensa escrita y las redes sociales, puesto que hasta entonces, en general, se aceptaba que los pinos Bristlecone de la Gran Cuenca (Pinus longaeva D.K. Bailey) en el oeste de los Estados Unidos, con edades que alcanzaban unos 5.000 años, eran los más antiguos. Pero entre los científicos hubo dudas, y no todos estuvieron de acuerdo. Algunos señalaron que pudiera ser una colonia clonal, por lo que, aunque el genoma pudiese tener 9.550 años, no había un árbol vivo (es decir, un individuo que pertenezca a un clon conocido) de esa edad.
     En la actualidad, la presencia de flores, polen y piñas elimina la posibilidad de la reproducción clonal y en la zona se ha encontrado polen fósil de hasta 8.000 años, por lo que se descarta la existencia de la reproducción clonal también en el pasado. Supuestamente el árbol ha sobrevivido tanto tiempo debido a un proceso de esqueje, dado que la parte visible del árbol es relativamente joven, pero sus raíces datan de miles de años. El tronco del árbol podría así morir y volver a crecer muchas veces, pero el sistema de raíces permanecería intacto y siempre aparecería un tallo nuevo. El tronco de Old Tjikko no vivirá más de 600 años (en realidad según sus descubridores, debe tener menos de 80 años ahora), pero cuando el tronco muera, supuestamente crecerá otro en su lugar.
     Es necesario aclarar aquí que la picea noruega más antigua documentada se llamaba Želnavský Smrk y creció en la región de Šumava, en lo que hoy es la República Checa. Tenía 585 años cuando se derribó para mostrarse en la Exposición Internacional de 1867 en París. Según Kullman y Öberg, bajo el árbol hallaron restos de madera de pícea que, una vez datados por medio de carbono 14, dieron edades extraordinarias. Durante los años siguientes ambos descubridores, tanto de forma conjunta como por separado, publicaron una serie de artículos en los que explicaron su hallazgo.
     El resumen de todo esto es que, bajo un árbol creciendo en terreno inhóspito, encontraron restos de madera muy vieja y se montaron un sin fin de conjeturas. Hablaron de “evidencias circunstanciales”, “detalles”, y juegos de palabras varios para sugerir que los restos de madera en descomposición y el árbol vivo actual son genéticamente iguales y pertenecen a distintas etapas de un mismo ser vivo con miles de años de edad. Sin embargo, no se dieron informaciones para probar esta afirmación, ni siquiera se informó si tales restos de madera estaban unidos a las raíces del árbol. 
     Los textos originales, en ocasiones medio ocultan y en otras señalan claramente, un hecho esencial: en ninguna parte se hace referencia al análisis genético. Los documentos proporcionan descripciones de la metodología utilizada, pero no se mencionan los análisis genéticos, salvo una referencia sobre la existencia de dichos métodos. Dicho de otro modo: existe la posibilidad de comprobar si la madera encontrada y el árbol son distintas fases del mismo ser vivo, pero esto no se hizo y sin embargo afirman que es así y que debemos creer que dicen la verdad, aunque no lo demuestren. ¿A qué suena esto?
     En 2015, la Revista de la Sociedad Botánica de Gran Bretaña e Irlanda, publicó un artículo con una revisión crítica de los trabajos sobre “Old Tjikko”, en la que tira por tierra prácticamente todas las afirmaciones hechas al respecto. Antes de ser publicado se le ofreció a Kullman la posibilidad de que aportase sus propios comentarios al mismo, pero no quiso hacerlo. En la actualidad, numerosas publicaciones siguen defendiendo como cierta la afirmación de “el árbol más viejo del mundo”. Internet es especialmente rápido para propagar rumores, pero muy lento para desmentirlos y la misma Wikipedia, escrita por los internautas sigue sosteniendo esta afirmación como cierta.
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12 julio 2022

JACQUES PRÉVERT (Francia, 1900-1977)
Le micocoulier 


A Antibes rue de l’hôpital
Où l’herbe à chat
Surgit
Encore indemne entre les pavés
Il y a un grand micocoulier
Il est dans la cour de l’asile des vieillards
Eh oui c’est un micocoulier
Dit un vieillard de l’asile
Assis sur un banc de pierre
Et sa voix
Est doucement bercée par le soleil

Micocoulier
Et ce nom d’arbre
Roucoule
Dans la voix usée

Et il est millénaire
Ajoute le vieil homme
En toute simplicité
Beaucoup plus vieux que moi
Mais tellement plus jeune encore.

Millénaire et toujours vert
Et dans la voix
De l’apprenti centenaire
Il y a un peu d’envie
Beaucoup d’admiration
Une grande détresse
Et une immense fraicheur.

Arbres (1976)

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09 julio 2022

Faya de las vacas, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA (Ing. téc. forestal)
La Faya de las Vacas, “¡cristiano, fuerte árbol, qué hermosura!

Suele ocurrir con frecuencia que los nombres o topónimos que existen en los montes transcriben o encierran la propia historia de los mismos. Así, a mayor número de términos relacionados con la flora y fauna local –barranco del Cuervo, llano de los Poleos– mejor habrá sido el grado de conservación; mientras que si lo que predominan son los nombres propios o referencias directas a los aprovechamientos –El Cargadero, Pozo de la Brea, hoya de Félix, Los Timoneros– mayor habrá sido la intensidad de uso en el actual medio natural.


     Y pesar de ello existe hoy un abundante y cerrado bosque donde hace apenas un siglo la vista podía alcanzar desde el mar hasta la cumbre, allí no escapaba ningún animal del arma del cazador y “apañar unos palitos y unos puños” constituía la más cotidiana de las tareas. El hombre debe al bosque mucho más de lo que pudiéramos pensar, prácticamente en igual proporción con la que gran parte de la sociedad actual no valora su importancia.
     De entre los topónimos que proceden de aquella época de subsistencia y hambrunas, todavía persisten muchos en los montes de La Palma, los mismos que unen la costa con los bordes cumbreros de la Caldera de Taburiente por el este insular. A media altura de estas empinadas faldas del relieve palmero se nos repiten tres hitos con un mismo denominador: el lomo, el llano y la Faya de las Vacas. Aunque parezca difícil de imaginar, hubo un tiempo en el que estas laderas fueron pastadero de estos enormes rumiantes, cual estampa típica de muchos montes altos de la España peninsular. La raza vaca palmera se encuentra hoy reconocida como descendiente de las primeras rubias gallegas que llegaron tras la Conquista.
     Ya sin vacas, el nombre persiste. Todavía hay un lomo, un llano y también un gran ejemplar de Morella faya. La faya es uno de los árboles más abundantes de los montes canarios. En asociación con el brezo (Erica arborea) ocupa los lugares menos aptos para el desarrollo de la laurisilva, colándose también en las mezclas de los pinares húmedos. Normalmente, las fayas son árboles de escaso tamaño y altura, pero la protagonista de este artículo se sale de la norma.

Buena sombra y cualidad forrajera
      Se desconoce cuál sería la razón por la que la Faya de las Vacas evitó la roturación histórica. Debió ser una mezcla entre demasiado trabajo para la tala, la buena sombra, la estupenda cualidad forrajera, las condiciones de refugio para una chocita y un corral y, además, un “¡cristiano, fuerte árbol, qué hermosura!”
     En realidad, la Faya de las Vacas es un pedacito respetado del bosque primigenio que reinó en La Palma sobre la coordenada 28º 43´ 40″ N y 17º 47´ 40″ W. La faya en sí es un gran ejemplar constituido por cuatro potentes troncos principales, pero al este de la misma nacen otras dos, también multicaules (varios tallos). Todo el conjunto entrelaza una misma carpa verde de unos 20 metros de diámetro por 15 metros de altura.
     El bosquete se encuentra circundado por dos pistas forestales que se vuelven a interconectar, por pastizales en proceso colonizante por los helechos y el cortejo del pinar húmedo, así como con contadas parcelas de cultivo en las que algún resto de papas todavía se observa. Tal y como nos cuenta Fano Hernández, pariente cercano a la propiedad de los terrenos y ex trabajador de Medio Ambiente, es muy difícil sacar cosechas, porque a esta altitud (1.300 m) los arruís (Ammotragus lervia) suelen bajar de las cumbres y escarbarlo todo.
     También nos cuenta que cuando se aprovechaba todo el monte para pasto, madera y carbón, hubo un viejito que hizo un corral de cabras bajo la Faya de las Vacas, protegiendo la base de la misma con otro corral interior para que los animales no mordiesen la corteza. Fano nos dice que antiguamente la faya era hasta más esplendorosa y altiva, seguramente por el efecto de los estercolados gratuitos que recibía.
     Por otra parte, la falta de abrigo de la selva original que rodeó a este bosquecillo ha dejado notar su vulnerabilidad ante fenómenos adversos como fuertes vientos. Es por ello que aunque se trate de un árbol situado en propiedad privada, han sido varias las veces en las que la Administración ha realizado labores culturales de mantenimiento, recortando y retirando las ramas altas y desgajadas.

El más longevo
     Actualmente presenta un estado saludable, aunque resulta patente el paso de los años. Ya que esta frondosa se renueva por cepa, es difícil calcular su edad, pero no tememos equivocarnos al afirmar que se trata del ejemplar de Morella faya más longevo, desarrollado y grueso que exista en su especie.
     Con el tiempo, el trajín de los aprovechamientos forestales ha ido cesando, ya no existe carboneo y el pastoreo y la agricultura tienen un carácter testimonial. Poco a poco el espacio se va transformando hacia una naturaleza cercana al estado original. Un tipo de monte con mayor riesgo de incendio y a su vez hacia una preocupante naturaleza de carácter insostenible. La idea nostálgica de que el monte se recupere no debe confundirnos con la necesidad de la gestión forestal que requiere el territorio, incluyendo, cómo no, la preservación de nuestros árboles más admirables e insignes.

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